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jueves, 28 de febrero de 2019

Noventa y cuatro cuentos, mitos y leyendas indígenas

La divulgación de estas narraciones ancestrales 
es fundamental para la conservación de nuestras culturas indígenas


Divulgar las variadas tradiciones literarias de nuestras etnias indígenas es el objetivo principal de este enlace. Noventa y cuatro leyendas, cuentos y mitos se han recopilado para brindar a nuestros lectores una amplia posibilidad de conocer, más de cerca,  estas extraordinarias muestras del rico patrimonio cultural y ancestral de  caribes, wuayúes, guahibos, pemones, tareúpanes, yukpas, piapocos, piaroas, yanomamis, junto a otras naciones autóctonas hermanas,  así como el trabajo de importantes narradores, cronistas e investigadores. 

Isaías Medina López


SOBRE LOS MONOS (etnia piaroa); EL CANTO DEL DANTO (etnia piaroa). De pueblos hermanos: LOS DIOSES AZULES (etnia emberá); ORIGEN DE LA NOCHE (etnia ufania); EL NACIMIENTO DE LA GENTE (etnias yukuna y natapí); LA CAIPORA DE LAS SELVAS BRASILEÑA (Gilberto Antolinez).

EL RABIPELADO Y LA GARRAPATA (etnia pemón); EL SAPO (etnia yukpa); HISTORIA SOBRE LOS INSECTOS (etnia piaroa). De pueblos hermanos: LA MANCARITA DE COLOMBIA (Gilberto Antolinez); LAS SIGUAPAS DE CUBA Y DOMINICANA (Gilberto Antolinez)

EL COLIBRÍ (etnia yukpa);  EL CANTO DE LOS WAIKUNIS (etnia piaroa);  HISTORIA SOBRE EL PERRO (etnia piaroa);  EL FUEGO Vitamu (etnia yukpa);  ACERCA DEL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS (etnia Warao)

EL DILUVIO (etnia yukpa); EL DUEÑO DE LA LUZ (etnia Warao); LA CREACIÓN DEL PERRO Y DEL TIGRE (etnia piaroa);  EL DIOS DEL ORDEN (etnia barí)

SAPANAKA Y SAKAIKA (etnia pemón); EL BÚHO KOTRE (etnia yukpa); CANTO SOBRE LA HISTORIA DE LA BABILLA (etnia piaroa); MUKA KUYELI: “CANTO CONTRA TODAS LAS ENFERMEDADES ANIMALES” (etnia piaroa);  EL CANTO DEL ARMADILLO (etnia piaroa)

KANAIMA (Enrique Plata Ramírez); EL ORIGEN DEL GABÁN, DE LA GARZA BLANCA, DE LOS CARPINTEROS CABEZA AMARILLA Y CABEZA ROJA (etnia Piapoko); MITO SOBRE EL ORIGEN DEL FUEGO ENTRE LOS YARURO (Gilberto Antolínez)

EL KALIAWIRINAE (El Árbol  del Alimento) Mito de los guahibos y los piapoco; EERI – KEERI (SOL Y LUNA) Mito de los guahibos y  los piapoco; LA ASCENSIÓN AL CIELO (Mito de los guahibos y los piapoco)

CANTO DEL ARMADILLO Y DEL OSO HORMIGUERO (etnia Piaroa);  LA MUERTE (Mito Karibe-tamanak del Rio Orinoco. Filippo Salvatore Gilii, ortografía hispanizada por Gilberto Antolìnez); LA MUERTE (mito de los karibe-taurepán de La Gran Sabana)- (Theodor Koch-Grünberg y Fr. B. de Matallana, ortografía  hispanizada por Antolìnez)

LA CREACIÓN DE LAS FRUTAS CULTIVADAS (etnia piaroa); LA MUJER DEL KATEY EN EL ESTADO TRUJILLO (Gilberto Antolinez); ANA KARINA ROTE (Enrique Plata Ramírez); XIBALBA (Enrique Plata Ramírez);  CUANDO VI BLANCOS POR PRIMERA VEZ (etnia piaroa); JAGUAR EN CRUZ (Wilfredo Machado)

MARIWEKA  (Etnia Piaroa); EL SER SUPREMO (1) (Gilberto Antolinez)

LA CREACIÓN DE LOS PIAROA (etnia piaroa);  EL SER SUPREMO (2) Gilberto Antolinez

LA CREACIÓN DE LOS ANIMALES (etnia yukpa);  EL ORIGEN DEL DÍA Y LA NOCHE (etnia yukpa); LA PRIMERA FIESTA DE BUOKA Y WAJARI (etnia piaroa)

EL ORIGEN DEL FUEGO (etnia wuayúu); JULUNA (Enrique Plata Ramírez); LA MUJER SALVAJE DEL MONTE SOLITARIO (Gilberto Antolinez)

EL PRIMER PEMÓN QUE EXISTIÓ (etnia pemón)

LEYENDA PEMÓN (etnia pemón); SOBRE LA VALENTÍA (Etnía Piaroa); LA FILA DE PIEDRAS (Etnía Piaroa)

LEYES SAGRADAS (etnia pemón); LA MUERTE DE KWOIMOI (etnia piaroa); LA MUERTE DE BUOKA (etnia piaroa); LA MUERTE DE WAJARI (etnia piaroa)

EL ORIGEN ANCESTRAL DEL PUEBLO PEMÓN (etnia pemón); EL MÁS ALLÁ DE LOS YUKPA (etnia yukpa); LA CREACIÓN DE LOS ESPAÑOLES (etnia piaroa)

LA NIÑA PERDIDA (etnia pemón); EL REY ZAMURO (etnia Yukpa)

Mitos de los guahibos y piapoco: KUEMAINU (Anaconda, Vía Láctea); TSIKIRIRI (Suegra de Purnaminali); KAJUYALI (Constelación de Orión); KEKERETO (Venus)

EREUKORIMO Y EL TIGRE DEL AGUA (etnia pemón); EL MONO CARA BLANCA (etnia yukpa); WAJARI CREA LAS FRUTAS (etnia piaroa)

MAYIKOK O PATAMONA (etnia pemón);  EL CACHICAMO (etnia yukpa); WAJARI, LOS WAIKUNIS Y LA GESTACIÓN (etnia piaroa)

EL ARCOIRIS (etnia yukpa); ¿CÓMO CREARON AL BÁQUIRO? (etnia piaroa); EL CANTO DEL BÁQUIRO (etnia piaroa)

LA TEMPESTAD (etnia piaroa); EL MITO DEL MAÍZ (etnia yanomami); TCHEJERU ENLOQUECE Y LOS PIAROA PIERDEN LAS COSAS DE LOS BLANCOS (etnia piaroa);  REDYO Y LA TORTUGA (etnia piaroa)

LOS ALIMENTOS (etnia yukpa); CONEJO COMIENDO LUNA (etnia pemón);  LA NACIÓN DE LOS ENANOS (crónica de Nicolás Federmann; 1501-1542)

LA LUNA Y EL SOL (etnia yukpa); EL CONEJO AMARRÓ AL TIGRE (etnia pemón); WAJARI CREANDO HOMBRES (etnia piaroa)

EL FIRMAMENTO (etnia yukpa); EL KEERRALY (etnia wuayúu)

LA CREACIÓN DE BUOKA (II) Etnia piaroa

EL HOMBRE, LA MUJER Y EL PÁJARO CARPINTERO (etnia yukpa); EL ÁRBOL MARAHUAKA (etnia yekuana); LA CREACIÓN DE BUOKA (I) (etnia piaroa)

miércoles, 28 de junio de 2017

Breves cuentos, mitos y leyendas indígenas (27)

Imagen en el archivo de Amalia Vargas



EL COLIBRÍ (etnia yukpa)
Ketra, una niña yukpa de doce años, se internó un día sola en la montaña. Iba a cumplir el ritual de la purificación que corresponde a cada mujer, cuando alcanza la  edad en que su cuerpo ya está acto para la maternidad.
Después de un tiempo en el monte Ketra comenzó a aburrirse. No estaban sus  hermanas ni sus amigas. No sabía cómo pasar el tiempo.
Una mañana apareció ante ella un jovencito de su misma edad, sin que advirtiera de dónde había salido. Ketra se asustó y quiso huir pero, por más que corriera y se escondiera en el monte siempre lo encontraba ante sí. Por fin se cansó de correr y le preguntó:   
-¿Quién eres tú, que estas por todas partes? ¿Qué quieres?
- Me llamo Kushna - dijo él - y vengo a proponerte que te cases conmigo.
- Apenas soy una niña - respondió Ketra - . Si mis padres se enteran me castigarán.
Kushna la tranquilizó.   
-No te preocupes. Ellos jamás sabrán que nos hemos casado.
Entonces la muchacha aceptó la proposición. Pensó que sería interesante conocer las responsabilidades de una mujer casada. Se casaron en secreto y Kushna le enseñó a Ketra a hilar y a tejer bellos tapices, telas, hamacas, cestas y esterillas. Eran de hermosos colores y muy bien terminados. Ketra estaba orgullosa de la habilidad del esposo cuando la joven regresó del retiro en la montaña, sus padres la notaron distinta.
Había crecido y se veía más mujer. Pronto se dieron cuenta de que esperaba a un niño. Se molestaron mucho y quisieron saber con quién había estado.
Entonces Ketra contó cómo había conocido a Kushna, les dijo que con él había aprendido muchas cosas, que ni siquiera ellos sabían y mostró los bellos tejidos de colores que el esposo le había enseñado a fabricar. Los yukpa se admiraron mucho y fueron con ella a buscarlo al monte.
Recorrieron toda la montaña pero no lo encontraron. Tan sólo vieron un pájaro  pequeño, de colores brillantes, que los seguía a todas partes.
Y así fue como Kushna, el colibrí, que teje su nido como una larga cesta colgada de las ramas altas, enseñó a la mujer Yukpa a tejer las telas para su propia ropa  y a hacer cestas, hamacas y esteras.

Tomado de “El mundo mágico de los yukpa”, Marisa Vanini y Javier Armato, Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana  (2005)


EL CANTO DE LOS WAIKUNIS (etnia piaroa)
Los waikunis eran hijos de la buena Tchejeru. Los waikunis eran de Mariweka y su poblado se llamaba Ruweydu. Un día la buena Tchejeru bebió dada, pero no la coló como era debido. Y lo espeso se le trabó en el estómago. De ahí nacieron los waikunis.
Los waikunis tienen un canto contra las enfermedades de los animales, que hacen a la gente cada vez más flaca y esquelética. Es el canto de los waikunis. El huérfano Rediñú manda esta enfermedad y contra ella es que los piaroa emplean este canto. El canto de los waikunis expulsa la fiebre de los waikunis.

Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).


HISTORIA SOBRE EL PERRO (etnia piaroa)
Wajari dijo que se iba donde los blancos a conseguir una perra, porque nunca había tenido perros. Wajari regresó a su churuata, donde su esposa estaba trabajando con su hermana Tchejeru. Wajari no trajo nada y su esposa le preguntó: — ¿Dónde está el perro?
Wajari respondió: —Tu padre pide demasiado por el perro, que para colmo no caza bien. Kwawañamu se enojó con su marido Wajari. Wajari dijo así:
—No tengo la culpa. Mis amigos me prometieron darme un perro mejor. Voy a verlos y conseguiré uno –así dijo, pues todavía no había podido conseguir un perro.
Wajari se puso a crear un perro con sus propias manos. En primer lugar un perro grande para los blancos y luego uno más pequeño para los pueblos del Alto Orinoco. Creó una perra y un perro. Le dio a su esposa el perro más pequeño.
Kwoimoi oyó que Wajari creaba perros mejor que él: —Déjame ir a pedirle un perro a Wajari. Mi perro no es buen cazador. Kwoimoi llegó a la churuata de Wajari en Pureydo. El señor de la casa le preguntó a Kwoimoi:
—¿Por qué viniste? Si el capitán del grupo viene de visita, siempre quiere algo. ¿Viniste a ver a tu hija?
Kwoimoi respondió: —Oí hablar de tus perros, que son buenos cazadores. Atrapan todo tipo de animales. Yo también quiero comer de la cacería.  Wajari continuó así:
—Tú no me diste a mí perro; yo tampoco te daré. Me dijiste que tu perro no es buen cazador y por eso discutimos. Es parecido lo que ocurre con estos perros. Por ello es que yo tampoco puedo darte a ti un perro.  Kwoimoi respondió así:
—Está bien –luego maldijo al perro–. Tu perro también morirá, igual que el mío. El tigre lo matará en la cacería y se lo llevarán los primitivos.Wajari le dijo: —Escúchame, Kwoimoi, lo que acabas de decir de mi perro crees que es mentira, mas esa es la realidad. Mi perro morirá como has dicho.

Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).


EL FUEGO Vitamu (etnia yukpa)
Dicen los ancianos que en días lejanos  los yukpa no tenían el fuego. No sabían cómo hacerlo. Sólo Kopitcho, el sapo, lo conocía y era el único que sabía encenderlo. Era un secreto que tenía escondido en la boca. Pero Kopitcho era un ser avaro y egoísta.
Al amanecer, prendía el fuego soplando con su aliento cálido, y soplando, soplando, cocinaba sus alimentos. Los yukpa aprovechaban estos breves instantes y se apresuraban a cocer ellos también su comida. Mas una vez listo sus diarios manjares, Kopitcho, apagaba el fuego y no le importaba como quedasen los demás. De nada valían ruegos y súplicas, el sapo se reía y volvía a guardar el fuego en la boca, tan sólo para él.
Así lo hizo por mucho, muchísimo tiempo, hasta que un día los yukpa se cansaron de su maldad. Decidieron idear un modo de dominar a Kopitcho para arrebatarle aquella chispa secreta que guardaba en las fauces y que originaba el fuego.
Una mañana lo esperaron junto a su casa y, cuando el sapo iba hacer el fuego, le cayeron todos encima. Lo amarraron a un árbol y estaban a punto de matarlo, cuando él les dijo:
¡Esperen! Si me matan, jamás conocerán el secreto del fuego.
 Efectivamente, estaba decidido  a tragarse la piedrecita que guardaba en la boca, con la cual se provoca la chispa que enciende el fuego.
-Si me liberan – continuó Kopitcho – les revelaré el secreto.  Pero si se niegan, nunca sabrán cómo hacer fuego.
Los yukpa reflexionaron y lo dejaron libre. Aún a regañadientes y muy disgustado, porque no quería que nadie compartiese tan importante conocimiento, Kopitcho se vio obligado a mostrarles cómo se prende el fuego.
 Así el hombre conoció por primera vez a Vitamu, la piedra con la cual, frotándola, se logra encender el fuego.

Tomado de “El mundo mágico de los yukpa”, Marisa Vanini y Javier Armato, Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana  (2005)


ACERCA DEL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS (etnia Warao)
Hace mucho tiempo los waraos vivían  sobre las nubes. Cerca de su casa había una palmera con hojas altísimas donde por la tarde se paraban muchas pavas, esos pájaros apetitosos que su sabor les agradaba tanto a los waraos.
Un día, un joven le pidió a su compañero que cazara una de estas aves para él. Este de inmediato se preparó para la caza, tomó su arpón y su lanza, disparando fuertemente contra las pavas que estaban en lo más alto de las palmeras. La punta de la lanza fue a caer muy lejos quedando clavada en la arena. El joven la anduvo buscando por todas partes y no la encontraba, hasta que una señora muy anciana llamándolo le dijo:
  _Hijo mío, aquí tienes tu lanza clavada en la tierra.
El joven corrió rápidamente hacia donde estaba la lanza y al intentar sacarla, no pudo.
_Ay, ay, ay,  hijo mío, es mejor que hagas un hueco alrededor, para que la puedas sacar.
El muchacho comenzó a hacer el hueco y al tiempo que lo hacía más profundo, la arena se le escurría chorreándose, quedando un boqueta más grande. Era extraño porque la arena se escurría hacia adentro. Los waraos se asomaron por ese boquete y así contemplaron con asombro por primera vez, la tierra. Vieron comida en abundancia y toda variedad de animales.
Decidieron los waraos vivir en ese nuevo mundo, pero se preguntaban cómo iban a bajar, y como nunca faltaba alguien quien aporte las ideas, alguien dijo:
-Podemos bajar fácilmente. Miren, sigan mis consejos. Echemos desde aquí una soga grande y fuerte, la haremos de fibra de moriche. Cuando llegue la soga hasta la tierra, bajamos todos, pero de uno en uno. Entonces arrojaron la soga; y al tocar la otra  punta de la tierra  fueron descendiendo poco a poco. Descendieron todos.
Únicamente quedó arriba, sin bajar, una mujer que estaba embarazada y el marido de la misma. Ella quería bajar también pero al intentar meterse por el boquete, no cabía.
Su marido comenzó a forcejear y empujarla hacia abajo, hasta salto encima de ella pero a pesar de todos los esfuerzos, la mujer embarazada no pudo pasar por el boquete que estaba en el cielo. No pudo bajar.  De esa manera se quedó para siempre arriba convertida en estrella.


Tomado de Cuentos Indígenas Venezolanos de Antonio Pérez-Esclarin y Alexander Hernández. Distribuidora Estudios. Caracas (1996)

martes, 27 de junio de 2017

Breves cuentos, mitos y leyendas indígenas (26)


Imagen en el archivo de  Diversidad Cultural Indígena Latinoamericana



EL DILUVIO (etnia yukpa)
Kun Apanane
 Antiguamente, al inicio de los tiempos, ocurrió una vez que las aguas de todos los mares, de todos los ríos, de todas las quebradas y todos los arroyos, salieron embravecidas de sus cauces al mismo tiempo y se unieron en una gran inundación que se llamó Kun Apanane.
Las aguas comenzaron a crecer, lo cubrieron todo, luego se desbordaron y llenaron el valle. Entonces, las personas y los animales lo abandonaron y subieron a la cima del alto monte Tetare.
Comenzó a escasear el alimento y Atancha, el primer hombre, buscó voluntarios para cavar un gran hueco hasta el centro de la tierra, con el fin de hacer bajar las aguas.
El primero que se ofreció fue Kava, el cangrejo, que se sumergió en las profundidades y comenzó a trabajar. Cavó y cavó por varios días, pero en lugar de hacerlo hacia el centro de la tierra, cavaba bajo el monte Tetare. Lo llamaron para alentarlo, pero cuando vino dijo que no podía seguir, estaba demasiado cansado.
Se presentó entonces Kamashru, el cachicamo. Escarbó con gran ahínco por siete días luego subió al monte y les hizo saber a todos que le faltaba poco para llegar.
Volvió a bajar, y continúo su tarea hasta que llegó al centro de la tierra. Subió rápidamente y, en aquel momento, la tierra se abrió y el agua que se había reunido fluyo toda hacia el centro de ella. Por eso aún hoy en día hay ríos y corrientes subterráneas.
Sin embargo, los hombres todavía no podían descender de la montaña porque la tierra estaba llena de lodo. Temían hundirse en aquel inmenso pantano y decidieron esperar a que se secara.
Pasaron muchos soles y lunas, y un día enviaron a Kurumachu, el zamuro para  que viera si los campos se habían endurecido.
Pero Kurumachu, al darse cuenta que habían muchos animales ahogados por la  inundación, se quedó buscándolos y no volvió.
Al ver que no regresaba, enviaron a Kopto, la paloma. Kopto abrió sus alas y  voló por aquí... Por allá...
Pero no encontraba nada seco. Regresó al monte Tetare y dijo que era preciso aguardar al menos otros cuatro días para que todo terminara de secarse bien. Pasaron esos cuatro días y Kopto fue enviado nuevamente al valle. Dio un vuelo rasante y miró... Árboles, flores, frutos y, más allá , una gran hilera de montañas... Todo estaba seco.
Esta vez les anunció que ya podían bajar.
Así los hombres y sus animales bajaron con gran alegría del monte Tetare y  volvieron todos a poblar la tierra.

Tomado de “El mundo mágico de los yukpa”, Marisa Vanini y Javier Armato, Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana  (2005)


EL DUEÑO DE LA LUZ (etnia Warao)
Cuando los Warao bajaron de las nubes, vivía en la obscuridad y buscaban su comida en las tinieblas; sólo se alumbraba con la candela que sacaban de madera. En ese entonces no existía el día ni la noche.
Un hombre tenía dos hijas y se enteró que había de un joven dueño de la luz. Llamó a su hija mayor y le dijo:
- Anda donde está el dueño de la luz y me la traes. Ella tomó su mapire, su bolsa y se fue. Encontró muchos los caminos por donde iba tomando fácilmente  el que la llevó a la casa del venado. Allí se quedó un buen rato jugando con él. Después regresó con su padre, no llevaba la luz.
El padre de las muchachas resolvió enviar a la otra, a la menor: Ve donde está el muchacho dueño de la luz y me la traes.
La muchacha tomó el buen camino y rápidamente llegó a la casa del dueño de la luz. Vengo a conocerte, a ser tu amiga y a ver si me puedes dar la luz para llevársela a mi padre. No te esperaba pero ya que llegaste te quedaras a vivir conmigo. El joven tomó una caja tejida, el torotoro que tenía a su lado, y con mucho cuidado la abrió. La luz iluminó sus brazos, su pecho y sus dientes blancos, también iluminó el pelo y los ojos negros de la muchacha. Allí vio ella por primera vez la luz. El joven después de mostrársela, la guardó.
Cuentan que todos los días el muchacho sacaba la luz para jugar con la muchacha, y así pasó el tiempo, jugaban con la luz y se divertían, hasta que la muchacha recordó el recado de su padre: tenía que llevarle la luz,eso fue lo que vino a buscar.
El dueño de la luz, que era su amigo se la regaló: 
-Toma la luz, así podrás verlo todo.  La muchacha regresó con su  padre,  y le entregó la luz que estaba encerrada en un torotoro, en una cesta tejida. El padre tomó la caja y la guindó en uno de los troncos del palafito. De inmediato los rayos iluminaron las aguas del río y las ramas del mangle.
Todos los pueblos del Delta del Orinoco al enterarse de esa noticia, se apresuraron para ver este fenómeno. Llegaron curiaras repletas de gente. Llegó un momento en que el palafito ya no podía soportar el peso de tanta gente curiosa y maravillada con la luz.
Tanta gente llegó a esa casa  que el padre de las muchachas no soportó más, y de un manotazo lanzó la cesta hacia al cielo. Cuentan que la masa de luz voló hacia el Este y se convirtió en Sol, pero en cambio la cesta tejida voló hacia el Oeste y surgió la Luna.

Tomado de Cuentos Indígenas Venezolanos de Antonio Pérez-Esclarin y Alexander Hernández. Distribuidora Estudios. Caracas (1996)


LA CREACIÓN DEL PERRO Y DEL TIGRE (etnia piaroa)
Kwoimoi creó al tigre a puño limpio. Lo creó para que se comiera los desperdicios.
—El tigre es mi perro –dijo–, y luego se llevó al animal a Jerenyefi, donde vivía su familia. Wajari se enteró que Kwoimoi había creado un perro muy singular y con fama de ser excelente cazador. Kwawañamu le dijo: —Está bien, esposo. Vete a la churuata de mi padre y trae un cachorro, si es posible que sea hembra. Pero no importa tampoco que sea macho.
Wajari sopló su tabaco y su yopo. Así se protegió contra el tigre y luego se despidió de su esposa: —¡Si no regreso en cinco días, da por seguro que fui asesinado!
Wajari entró en la churuata de Kwoimoi, los hijos del dueño de la casa estaban jugando. Wajari les preguntó que dónde estaba su padre. —Está durmiendo –respondieron los niños (ya que el cauteloso Wajari había hecho dormir a Kwoimoi).
Los niños se pusieron a mover el chinchorro para despertar a Kwoimoi, que se despertó con un gemido y frotándose los ojos soñolientos, preguntó: —Sobrino, ¿Por qué has venido? Acércate más, ¡déjame verte! Pero en realidad le mandaba que se acercara para matarlo.
Los tres niños sabían que Kwoimoi era malo y comenzaron a regañarlo: —¿No sabes que hay que brindarle tabacos al capitán que viene de visita? Recibe a Wajari de acuerdo con su fama. ¡No puedes portarte así con el capitán que viene a visitarte!
Kwoimoi tenía aún mucho sueño, pero le brindó un tabaco a Wajari que no se lo fumó, sino que lo dejó consumirse. En cambio, Kwoimoi quiso del tabaco de Wajari. Wajari con anterioridad había soplado un cigarro, y fue esto lo que dio a Kwoimoi. El humo del cigarro soplado le quitó a Kwoimoi sus instintos criminales y sonriendo le dio un abrazo a Wajari. Kwoimoi preguntó:
— ¿Por dónde anda mi hija, tu esposa? Quisiera verla. Tráela, vengan a visitarme. No soy malo. No digo nada malo de ti.
Wajari respondió: —Tu hija me mandó a verte, por eso vine. Hace tiempo nos dijiste que si no teníamos hijos, tuviéramos un animal y lo tratáramos como si fuera un niño. Por eso vine a verte. Kwoimoi preguntó:
— ¿Qué me pagas por eso? Este perro es muy caro. No habla y no trabaja como el hombre, pero vale mucho. Por el perro tienes que darme una cerbatana, un rallo y cuentas.
Wajari le preguntó: —¿Tu perro es buen cazador? ¿Atrapa toda clase de animales? Kwoimoi respondió: —Este perro no es cazador.
Y dijo esto porque no quería que más tarde Wajari le hiciera reproches si el perro no era tan buen cazador como pensaba. —No quiero discutir contigo por culpa del perro. Por eso no permito que te lo lleves.
Así Kwoimoi no quiso cambiar el perro. Wajari le dijo: —¡Sí! ¡Quédate con el perro! Wajari se enojó e hizo al perro peligroso para todo el mundo y lo transformó en caníbal. Además trae peligros tan grandes, que el mismo perro se muere.
Los tres hijos de Kwoimoi propusieron: —Padre, si alguien viene a vernos, regálale el jaguar. Porque también se enojarán y le soplarán magia al animal, como hizo tu sobrino.
Wajari le dijo a Kwoimoi: —¿Tú crees que es un perro de verdad? No es buen cazador, no es buen perro. Tengo una gran familia y muchos amigos, blancos, guajibos  y otros. Y ellos me darán un verdadero perro. ¡El tuyo no es perro, sino
Tigre! ¡Me voy a buscar al verdadero perro! Y se fue.

Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).


EL DIOS DEL ORDEN (Etnia Barí)
Cuentan que antes la tierra era oscura, sin orden Todo era un caos y nada tenía una forma precisa. Entonces, y de la región  por donde ahora se oculta el Sol, llegó Sabaseba con su familia. Allá vivían.
Sabaseba con mucha curia y paciencia, trabajó modelando la tierra hasta darle orden.
 Así la tierra obtuvo su forma actual: llana y  con un sentido para que corran las aguas y la puedan habitar y disfrutar los animales, la gente, los bosques.
 Cuando Sabaseba ordenó la tierra, comenzó la vida: caía la lluvia y las nubes viajaban por los cielos, y el trueno retumbaba, ya que se vea el arcoiris  llenar el aire de color. Y se hizo un día con el Sol, y con la noche vino la Luna.
 Este dios Sabaseba trabajó mucho, como lo haría un Barí y cuando tuvo hambre cortó piñas. De la primera piña que partió salió un Barí hombre, de la segunda una mujer: Barira y de la tercera un niño: Bakurita. Todos ellos alegres. Esta primera gente ayudó a Sabaseba en su trabajo de arreglar y ordenar el mundo.
 Ellos, además, enseñaron a los Barí las artes y los oficios: pescar, cazar, construir un bohío, tejer las cestas, hacer los chinchorros y los vestidos.
 Los animales, la otra gente que no es Barí y muchos otros seres que no son gente ni animal, son dioses y espíritus buenos y malos, salieron todos de las cenizas de una vieja que mató a su nieto, lo asó y se lo comió. Entonces los padres del niño la mataron y la quemaron, y luego esparcieron esas cenizas. De ella nacieron los blancos, los negros, los Yuko–Yukpa, los guajiros  y muchos espíritus.
 Por último, Sabaseba les dio a los Barí, reglas de respeto entre ellos y normas de comportamiento.


Texto tomado de: Raíces, Mitos, Relatos y Leyendas, compilación de Bety Triana y Néstor Mendoza de la Editorial Montaña Mágica, Santa Fe de Bogotá, 1997. 

miércoles, 26 de febrero de 2014

Cuarta muestra de poesía indígena en Venezuela (Pemón, Wayúu, Warao, Piaroa, Kariña, Yaruro y Yekuana)

Imagen en el archivo de Andrés Manaure



Saludamos con alegría su recorrido por la cuarta Muestra de Poesía Indígena en Venezuela, en la que participan distintos autores-compiladores, cuyas identidades y datos editoriales se acotan al final de este enlace. 
Gracias. 
Isaías Medina López




                                      

                                      Poesía Pemón (1)

YURÖ  AD-AVACHIRÜ
Por todas las estrellas fugaces y su chisporrotear
Por todos los árboles que tienen su jugo blanco
Sobre las nubes  Bajo las nubes
Sobre la calina  Bajo el retumbar del trueno
Agua arriba Agua abajo
Caminando hacia la salida del sol
Hacia la medianoche o más allá
Yo te amo

KONOK DAÍ
En invierno
viene el padre de la cólera
Al despertar no se oye su palabra
Por más que lo busco no aparece

¿A qué has venido?
Nada tengo
                soy pobre
La casa se va a caer
Todos podemos morir
por eso te envío mi palabra
                          cautelosamente


                                             Poesía Wayúu (2)

SEMILLAS
Las semillas salen desde
el corazón de la tierra
desde allí parte la metáfora sobre Dios.
No sé si imito a la cabra
muchas ternuras me han coloreado el alma. 

CANTO DE A´YAJUUI
Allí cerca de la casimba A´Yajuui
se ven las manchas de sangre
de las dos señoritas hijas de Juya. 
Es la serpiente Wo´ulijalano´u
la que devboró a las hijas de Juya.
Cuando truena Juya, rojo intenso
se pone el agua de la casimba
y no hay verano que la seque.
¿Qué agua permanente tendrá
la comarca de los wayuu?
Juya portentoso y rebelde
fragmentó el médano A´Yajuui
al recibir la noticia de sus hijas
de boca del escarabajo.
La serpiente se fue mar adentro
fue enlazada y traída por el pelicano
al mismo lugar donde había
devorado las señoritas.
Juya vengó a sus hijas
derramó muchas lágrimas
inundando las sabanas y jagüeyes.
Aquel suceso le dolió mucho a Juya
allí está todavía el médano A´Yajuui
soportando los latigazos del viento.
¡ A´Yajuui es un lugar encantado
donde no se conoce la sed!

                                                        Poesía Warao (3)

MI PÁJARO, EL  LORITO, SE ME MARCHÓ
Mi pájaro, el  lorito, se me marchó,
se me marchó,
se me fue.
Por él, por él,
cuando se iba, cuando se iba,
me daban ganas de llorar,
me daban ganas de llorar.

El lorito que yo cuidaba
se me fue, se me marchó,
se me fue.
Por encima de las copas de los árboles
desapareció:
por él yo lloro.

De la verada grande
sobre la punta
posado,
llorando está…
El lorito por mí criado
se marchó.
Marchó en la madrugada,
al anochecer regresará.

YA VIENE EL TIGRE
Ya viene el tigre
Duérmete, no llores.
De donde el moriche sobre las hojas
cortadas viene a comerte.
Duérmete, que viene el tigre.
No llores, duérmete,
te a va a comer.

Viene un mono.  

                                                        Poesía Piaroa (4)

EL AGUA DEL RÍO ESTÁ ENFERMA
Los peces se refugian
y amontonan
en los caños
rojos de barro.

Pasa el hombre con barba
sobre la gran canoa.
Y las serpientes muerden
los ramos sonantes.

Las débiles canoas
tiemblan  sobre el río.
Y los pájaros vuelan
sobre las nubes negras.

En la sombra de la choza
duerme el niño.
La madre cuece el casabe.
El viejo Oropo
mastica la palma verde, y
ve a todos los enemigos
de los hombres de la selva.

QUÉ BELLA ES LA DANZA DE LOS MUCHACHOS
Yo, ahora estoy viejo,
y apenas danzo en la hamaca.
Mis pies están fríos.  
Adentro lejos en el  monte,
junto a la Gran Piedra Negra,
únicamente el tigre podrá calentarlos.
Cuando me muera
quiero bailar con los pies de niño,
de cara a la luna
cuando la lluvia
haga brillar todas las piedras.


                                                    Poema Wayúu (5)
EL ARCOIRIS Y EL CAIMÁN
Una violenta tempestad se había desatado.
Un cazador se había puesto al abrigo de la lluvia,
detrás de un peñasco.
Muy cerca de sí, vio salir el arco iris.
Desde que salió la lluvia cesó.
El cazador no osaba acercarse más,
porque nunca lo había visto.
Partió corriendo.



                                                    Poesía Kariña (6)

RITO DE LLORA
Cuando mataron a Eusebio
su sombra caminó realenga por la Mesa
entraba en las casas 
para asustar a los niños
y las madres debían cantar aremi

Venía vestido de remolino
levantando polvaredas   hojas secas
briznas de paja
y aullaba metiendo miedo

En los tokay
espiaba a las mujeres desnudas
se acostaba en las telarañas
como si fueran chinchorro
hablaba y sus palabras eran un hilito de voz
tenue   ronco

Hubo que romper un espejo en su cara
clavar una estaca en la espalda de su cuerpo muerto

Las abuelas agitaron cascabeles
pintaron sus rostros de colores
bailaron 
echaron cantos
y sólo así Eusebio pudo irse
cubierto de plumas
graznando
hasta la casa de la noche
el pueblo de las sombras
los dominios de Ioroska


HA MUERTO MI HIJA
Canto aremi
para que mi voz guíe su sombra por los farallones

Cubro con tela los espejos
para que no vea su rostro
y suba a la tierra del cielo
la casa de las nubes
y no equivoque su camino

Canto aremi
para que crezca   se haga fuerte   feliz
en la casa de las estrellas
y tenga hijos   esposo bueno  tenga
canto aremi   canto aremi


 Dónde encontrarme
si ando como volador
girando en mi centro
dando bandazos
ignorándome


                                        Poesía Yaruro (7)

¿Cuándo volverá nuestro hermano yaruro,
el gran Chamán de los cunaguaros?
¿De dónde llegó con sus tigres, rodeado de luciérnagas?
¡Vino de la fresca brisa, de la llanura,
del río brotaron sus pasos!
Él camina en la espuma, sobre las piedras,
en el silencio de la noche.
De los bosques del cielo fue enviado
este sabio hermano yaruro
a confortarnos, a unirnos.
Nos dice que somos grandes.
Que somos los dueños del venado
y de la noche,
de la montaña y de la flor salvaje
del zorro sabanero
del puma que ronda
del caimán que acecha.
Somos los señores de la sabana, los amos de la tierra.
¡Vivan –dijo- ¡Vivan bien en esta tierra!
Esta tierra es de ustedes.
Kuma los ama a ustedes.
Vivan, vivan bien en esta tierra.
Esta es la tierra de ustedes.
Eso dijo el Chamán de los cunaguaros.
Nuestro hermano yaruro.


                                            Poesía Yekuana (8)

PALABREO DEL CHAMÁN PARA MAIGUALIDA     
Nombre del cerro el tuyo,
donde amaneces siempre, con tus laderas verdes,
abriéndote a la vida como la flor del yagrumo.
Cabecita del claro esplendor, coronada de brillos solares,
signo de luz el tuyo, 
signo de amplia claridad el de tu nombre.
Hermanita dorada y pequeña
como un lirio que estrena sus colores,
he ideado canciones para arrullar tu sueño.
Mi hermana es pequeña y clara como la mañana,
mi hermana es espuma de río,
mi hermana es un conejito blanco.
Duerme hermanita hermosa, duerme y sueña,
yo velaré por ti siempre,
cruzaré los ríos crecidos por ti,
y subiré al árbol del pijiguao para ofrecerte dulces frutos.
No temerás al danto ni a la tormenta,
ni a la cascabel traicionera,
porque yo estaré contigo,
clara hermanita luminosa,
nombre de cerro el tuyo,
signo de luz el tuyo.


        
Notas de la edición:
(1) La Poesía Pemón fue transcrita de Costado Indio de Gustavo Pereira, publicado en Caracas (2001) por la Biblioteca Ayacucho. 
(2) La Poesía Wayúu fue transcrita de Lenguaje del Sol de José Ángel Fernández Silva Wuliana publicado en Caracas (2006) por Monte Ávila Editores Latinoamericana. 
(3), (4) y (5) La Poesía Piaroa, la Poesía Warao y el Poema Wayúu se transcribieron de Muestra Poética, cuya selección y algunas versiones fueron realizadas por los poetas Carlos Osorio, Reynaldo Pérez-So y Adhely Rivero, publicado en Valencia (1999) por la Universidad de Carabobo. 
(6) La Poesía Kariña fue transcrita de Piel de Maraka de José Canache de La Rosa, publicado  en El Tigre (1993) por el Centro de Actividades Literarias de El Tigre. 
(7) y (8) La Poesía Yayuro y la Poesía Yekuana fueron transcritas de El Chamán de los Cunaguaros. Viaje por el mundo indígena venezolano de Marisa Vanini de Gerulewicz, publicado en Caracas por El perro y la rana.