Infantes pemones en el archivo de la ETAI Pemón Samarayi
LA CREACIÓN DE LOS PIAROA
Buoka quería ver cómo era que Wajari creaba a
los hombres y también hubiera querido que le creara hombres blancos para él. —Le
encargo a mi hermano, el gran capitán, que me prepare hombres. Él es el capitán
del mundo. Quisiera que me preparara hombres como estos de aquí. Sé que mi
hermanito crea hombres muy buenos, como los piaroa.
En ese preciso momento Wajari había terminado
la primera pareja. Buoka pasó por dentro de un tronco y al salir por el otro
lado volvió a tener apariencia de hombre y se encaminó de vuelta a su casa. Wajari
preparó carne para la segunda pareja. Wajari se echó a descansar,mientras tanto
vinieron cangrejos muy grandes que se comieron la carne preparada. Por eso fue
que Wajari tuvo que tomar otro pescado para hacer la carne humana. Formó el
cuerpo, la garganta y por último el corazón del segundo hombre. Y así quedó lista
la segunda pareja.
Para la tercera pareja se fue a pescar a la
otra orilla del río. Allá, en aquella orilla, creó los pueblos del Sipapo,
Guayapo y Autana. Wajari habló sobre los peligros que amenazaban a los pueblos
de los ríos:—Y aquí, en este lugar ¿qué fruta ha de ser carnada para los peces con
los que he creado los pueblos del Sipapo, del Guayapo y del Autana?
Wajari decidió utilizar un anzuelo para tomar
al pescado. Esperó y mordieron los peces, pero el anzuelo les desgarró la
garganta. Y entonces dijo: —¿Cómo capturar los peces para crear los pueblos del
Sipapo, del Guayapo y del Autana? Probaré con el anzuelo de los blancos.
Pero le pasó lo mismo. El anzuelo les
desgarró la garganta a los peces. —¿Qué haré? No sirven los anzuelos –dijo
Wajari. Él amasó yuca, plátano, piña y batata. Con esa masa moldeó un anzuelo y
un hilo de pescar y lo echó todo en el agua. Y esto sí que sirvió.
Los peces mordieron mejor que antes. —Pues
bien –dijo Wajari–, que todo esto sea el alimento de este pueblo, los piaroa. Los
peces mordieron muy bien las frutas. Wajari le dio nombre al aire y a la brisa.
Él creó ambas cosas para los hombres, para que el sol no los quemara tanto.
El edificio hecho de aire es atravesado por
la brisa y refresca a los piaroa, protege del sol a los piaroa. Y ese aire es
la brisa del salto de agua. Si no hay brisa, el sol calienta muy fuerte y la
piel se seca y se endurece. El sol puede matarlo a uno.
Wajari se dispuso a preparar la cuarta pareja
con la misma carne. Formó los ojos, el pelo, las orejas, la boca, la nariz.
Luego habló de los peligros que acechan a este pueblo. El olor de los hombres
puede ser peligroso para ellos. Y puede ser peligroso si le gritan al capitán.
Wajari le preparó esta pareja al Guayapo y al Autana. También les hizo huesos y
uñas.
La pareja tuvo hijos. Wajari creó el alimento
para la familia y para todas las familias. Preparó un poquito de cada fruto:
yuca, piña, etc., y los hombres sembraron mucho de cada uno de ellos y sus
alimentos se multiplicaron al igual que los niños. Wajari creó todas las
plantas para los piaroa. Siempre tuvieron que comer. Crecieron distintos
troncos de árboles y las tribus también crecieron como sus alimentos. —Los
piaroa se han de multiplicar, al igual que sus alimentos –dijo
Wajari.
El capitán Wajari vivía en su hogar, en
Umonloja Ojuna, la casa del cielo. Los hombres no sabían que a él le debían su
creación. Había oído en el aire que su pueblo era muy bueno: se multiplicaban
los hombres y se multiplicaban sus alimentos. Por ello Wajari decidió ir a ver
cómo era el pueblo que había creado.
Se acercó a sus churuatas y ya de lejos iba
escuchando las conversaciones y las exclamaciones llenas de alegría. Estaban de
fiesta, bailaban dos Warimes. Wajari escuchó lo que le decían los hombres a su
capitán:—¡A fiestear, tenemos mucho alimento!
Cuando Wajari decidió ir donde su pueblo,
visitó uno a uno, con el pensamiento, todos los lugares sagrados del Mariweka. Atravesó
por esos lugares en forma de mosquito rojo y de otro bichito. Wajari llegó a la churuata y
se escondió en el techo de guano para atisbar lo que pasaba. Sus pensamientos
bajaron a la tierra en forma de otro bichito para poder observar desde más
cerca.
Luego Wajari se disfrazó de español, con el
pelo negro, vestido de rojo, con un cuchillo al cinto y zapatos puestos. Era
alto, delgado y de piel clara. Pero los piaroa se asustaron al ver este
disfraz. Por eso Wajari se transformó en piaroa, adornándose con muchas joyas.
Luego se dio cuenta de que podía asustar a los piaroa con tantos abalorios. Por
eso se los quitó y así entró en la churuata.
—¿Y tú quién eres? –le preguntaron los
hombres. —No se preocupen, no tengan miedo. Yo soy uno de los creadores de
ustedes, el capitán Wajari.
Y los hombres dijeron: —No somos como tú,
somos gente de otra clase. El capitán Wajari pensó en comer del alimento de
ellos para probarles que él era amigo de los piaroa. Aunque no le gustó la
comida, decidió comérsela. Luego dijo así:
—He comido del alimento de ustedes, por lo
tanto soy un amigo. Solamente he venido para saludarlos a todos.
Así Wajari dejó a los piaroa.
El capitán Wajari creó a los piaroa para que
formaran una familia única. Les otorgó el derecho de habitar en los lugares
sagrados de la tierra. Y enumeró los nombres. Además les otorgó a los piaroa el
derecho de darles nombre a sus parientes para que tuvieran familia. Y
recibieron el derecho a la vida.
Luego llegó Buoka y se puso a insultar a
Wajari. Se apropió de las plantas de los piaroa, las arrancó y se puso a
soplarles magia a los piaroa. Buoka dijo:
—¡Esa gente no puede vivir! Los primitivos,
los tigres y los espíritus de los muertos los asesinarán. El piaroa no puede ir
solo a cazar, pues lo acecha el peligro. Todas estas cosas asesinarán a los
piaroa. Si los piaroa maldicen, morirán. Si así hacen, se arrancan el espíritu.
Se caerán de los árboles y esto ocasionará su muerte.
Todo esto lo planeó Buoka contra la familia
de su hermano. Si Buoka no hubiera hecho así, los piaroa vivirían en una
abundancia tal como los españoles. Si Buoka no hubiera dicho todo esto,
solamente morirían los ancianos, pero no los niños ni los jóvenes. Buoka creó
los peligros que amenazan a los piaroa.
Peligros similares creó Wajari contra las
familias de los blancos, de Puruna y de Buoka. Wajari dijo entonces:
—Ahora tu familia es como la mía. La espada y
el cuchillo traerán peligros a los blancos. Con esos matarán a sus amigos.
Encerrarán en la cárcel a sus amigos, a sus familiares.
Buoka respondió: —Morirá mucha gente, mas los
españoles se multiplicarán más que los
indígenas. Así dijo Buoka.
Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos
Boglár Fundación Editorial El perro y la
rana (Caracas, 2015).
EL SER SUPREMO (2) Gilberto Antolinez
Entre
los araucanos, Dios es llamado “, Maestro de los hombres”, “Maestro de la
Tierra”, “Padre”, “Padre-rey” y “Padre del Firmamento”. Es el creador y quien
da vida, fecundidad, y decide el destino de los hombres.
Los
Kàggaba, quienes viven cerca de nuestros Guajiros del Zulia, creen que el ser
supremo es mujer, y le dicen Sibalaneum: “La Madre de las Canciones” es muy
tierna la concepción de una divinidad que arrulla al mundo niño con las
canciones que salen de su boca.” La
Madre de nuestra raza, nos dio vida en un principio. Es la madre de toda clase
de gentes y tribus. Es la madre del trueno, dé los ríos, de los árboles y de todas las demás
cosas. Es la madre de los cantos y de las danzas. Es la madre del mundo y de
nuestros hermanos mayores: las piedras. Es la madre de los frutos de los campos,
y de todas las cosas. Es la madre de todos los hermanos jóvenes, dé los
franceses, y de los extranjeros. Es la madre de los accesorios de las danzas y
de todos los templos y es la única Madre que tenemos”. En fin: es la madre del
fuego, del sol y de la vía Láctea, de los animales, de la lluvia. Fue quien
empezó a bautizar, y quien dio la coca para masticar cuando se está sin fuerza
y la cal con que se mezcla la coca. “Solo la Madre Sibalaneuman es la madre de
las cosas. Con sus hijos Sintana, Seizankua, Aluanuiko y Kultsavitabauya nos
dejó cantos y bailes como recuerdos. Esto es lo que nos enseñan los Sacerdotes,
los Padres, y los Hermanos Mayores”.
Nuestros
indios Yaruro, a quienes conocí personalmente, llevan una vida miserable,
errando siempre a lo largo de los
llamados bosques de galería, esto es la faja silvestre que corre a lo
largo de las riberas de nuestros ríos del llano, en pos de la caza o de la
pesca que les sirve que les sirve, junto con los frutos naturales, de único
alimento. No tienen habitaciones, salvo en la isla Linda Baro, y se cobijan a
la sombra de una rama de palma clavada en tierra; de noche se entierran en
la arena para dormir cada quien, cuando
emigra, puede llevar todos sus bienes que son muy pocos sobre la espalda.
No obstante, a pesar de esta cultura
verdaderamente exigua, la más primitiva de América después de la Ona, Yamana y
Alakaluf, poseen una vida espiritual muy adelantada, como lo apunta el profesor
Petrullo. Su Ser Supremo es la madre Kuma, que lo es de los hombres, de los
dioses, de las cosas y de los animales.” Todas las cosas vienen de kuma y todo
lo que los Yaruro hacen ha sido
establecido por Ella. Los dioses, y los héroes que nos dieron la cultura
se someten a Ella.”
Tiene
su cielo especial, en donde todas las cosas de la tierra existen, pero de mayor
tamaño, a ese cielo van los Yaruro después de la muerte; pero los blancos y los
demás indios no, sino a la tierra de Kiberob, la mujer-Demonio que está al
Oriente. Kuma no ha creado nada pero todo ha sido hecho por sus hermanos: el
jaguar Ichiai y la culebra de agua Puanà. El legislador y maestro de los primeros Yaruro, Hatchawa, fue hijo de
kuma, quien lo dio a luz para tal obra.
Como se
ve, pues, los pueblos primitivos no carecen de elevadas ideas morales, como
algunos se lo imaginan, sino que refieren a la divinidad suprema cuánto hay de
bueno en la conducta humana. Si el Dios es bueno y moral, también el hombre ha
de serlo, si es que quiere parecerse a Él y serle grato.
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