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jueves, 28 de febrero de 2019

Noventa y cuatro cuentos, mitos y leyendas indígenas

La divulgación de estas narraciones ancestrales 
es fundamental para la conservación de nuestras culturas indígenas


Divulgar las variadas tradiciones literarias de nuestras etnias indígenas es el objetivo principal de este enlace. Noventa y cuatro leyendas, cuentos y mitos se han recopilado para brindar a nuestros lectores una amplia posibilidad de conocer, más de cerca,  estas extraordinarias muestras del rico patrimonio cultural y ancestral de  caribes, wuayúes, guahibos, pemones, tareúpanes, yukpas, piapocos, piaroas, yanomamis, junto a otras naciones autóctonas hermanas,  así como el trabajo de importantes narradores, cronistas e investigadores. 

Isaías Medina López


SOBRE LOS MONOS (etnia piaroa); EL CANTO DEL DANTO (etnia piaroa). De pueblos hermanos: LOS DIOSES AZULES (etnia emberá); ORIGEN DE LA NOCHE (etnia ufania); EL NACIMIENTO DE LA GENTE (etnias yukuna y natapí); LA CAIPORA DE LAS SELVAS BRASILEÑA (Gilberto Antolinez).

EL RABIPELADO Y LA GARRAPATA (etnia pemón); EL SAPO (etnia yukpa); HISTORIA SOBRE LOS INSECTOS (etnia piaroa). De pueblos hermanos: LA MANCARITA DE COLOMBIA (Gilberto Antolinez); LAS SIGUAPAS DE CUBA Y DOMINICANA (Gilberto Antolinez)

EL COLIBRÍ (etnia yukpa);  EL CANTO DE LOS WAIKUNIS (etnia piaroa);  HISTORIA SOBRE EL PERRO (etnia piaroa);  EL FUEGO Vitamu (etnia yukpa);  ACERCA DEL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS (etnia Warao)

EL DILUVIO (etnia yukpa); EL DUEÑO DE LA LUZ (etnia Warao); LA CREACIÓN DEL PERRO Y DEL TIGRE (etnia piaroa);  EL DIOS DEL ORDEN (etnia barí)

SAPANAKA Y SAKAIKA (etnia pemón); EL BÚHO KOTRE (etnia yukpa); CANTO SOBRE LA HISTORIA DE LA BABILLA (etnia piaroa); MUKA KUYELI: “CANTO CONTRA TODAS LAS ENFERMEDADES ANIMALES” (etnia piaroa);  EL CANTO DEL ARMADILLO (etnia piaroa)

KANAIMA (Enrique Plata Ramírez); EL ORIGEN DEL GABÁN, DE LA GARZA BLANCA, DE LOS CARPINTEROS CABEZA AMARILLA Y CABEZA ROJA (etnia Piapoko); MITO SOBRE EL ORIGEN DEL FUEGO ENTRE LOS YARURO (Gilberto Antolínez)

EL KALIAWIRINAE (El Árbol  del Alimento) Mito de los guahibos y los piapoco; EERI – KEERI (SOL Y LUNA) Mito de los guahibos y  los piapoco; LA ASCENSIÓN AL CIELO (Mito de los guahibos y los piapoco)

CANTO DEL ARMADILLO Y DEL OSO HORMIGUERO (etnia Piaroa);  LA MUERTE (Mito Karibe-tamanak del Rio Orinoco. Filippo Salvatore Gilii, ortografía hispanizada por Gilberto Antolìnez); LA MUERTE (mito de los karibe-taurepán de La Gran Sabana)- (Theodor Koch-Grünberg y Fr. B. de Matallana, ortografía  hispanizada por Antolìnez)

LA CREACIÓN DE LAS FRUTAS CULTIVADAS (etnia piaroa); LA MUJER DEL KATEY EN EL ESTADO TRUJILLO (Gilberto Antolinez); ANA KARINA ROTE (Enrique Plata Ramírez); XIBALBA (Enrique Plata Ramírez);  CUANDO VI BLANCOS POR PRIMERA VEZ (etnia piaroa); JAGUAR EN CRUZ (Wilfredo Machado)

MARIWEKA  (Etnia Piaroa); EL SER SUPREMO (1) (Gilberto Antolinez)

LA CREACIÓN DE LOS PIAROA (etnia piaroa);  EL SER SUPREMO (2) Gilberto Antolinez

LA CREACIÓN DE LOS ANIMALES (etnia yukpa);  EL ORIGEN DEL DÍA Y LA NOCHE (etnia yukpa); LA PRIMERA FIESTA DE BUOKA Y WAJARI (etnia piaroa)

EL ORIGEN DEL FUEGO (etnia wuayúu); JULUNA (Enrique Plata Ramírez); LA MUJER SALVAJE DEL MONTE SOLITARIO (Gilberto Antolinez)

EL PRIMER PEMÓN QUE EXISTIÓ (etnia pemón)

LEYENDA PEMÓN (etnia pemón); SOBRE LA VALENTÍA (Etnía Piaroa); LA FILA DE PIEDRAS (Etnía Piaroa)

LEYES SAGRADAS (etnia pemón); LA MUERTE DE KWOIMOI (etnia piaroa); LA MUERTE DE BUOKA (etnia piaroa); LA MUERTE DE WAJARI (etnia piaroa)

EL ORIGEN ANCESTRAL DEL PUEBLO PEMÓN (etnia pemón); EL MÁS ALLÁ DE LOS YUKPA (etnia yukpa); LA CREACIÓN DE LOS ESPAÑOLES (etnia piaroa)

LA NIÑA PERDIDA (etnia pemón); EL REY ZAMURO (etnia Yukpa)

Mitos de los guahibos y piapoco: KUEMAINU (Anaconda, Vía Láctea); TSIKIRIRI (Suegra de Purnaminali); KAJUYALI (Constelación de Orión); KEKERETO (Venus)

EREUKORIMO Y EL TIGRE DEL AGUA (etnia pemón); EL MONO CARA BLANCA (etnia yukpa); WAJARI CREA LAS FRUTAS (etnia piaroa)

MAYIKOK O PATAMONA (etnia pemón);  EL CACHICAMO (etnia yukpa); WAJARI, LOS WAIKUNIS Y LA GESTACIÓN (etnia piaroa)

EL ARCOIRIS (etnia yukpa); ¿CÓMO CREARON AL BÁQUIRO? (etnia piaroa); EL CANTO DEL BÁQUIRO (etnia piaroa)

LA TEMPESTAD (etnia piaroa); EL MITO DEL MAÍZ (etnia yanomami); TCHEJERU ENLOQUECE Y LOS PIAROA PIERDEN LAS COSAS DE LOS BLANCOS (etnia piaroa);  REDYO Y LA TORTUGA (etnia piaroa)

LOS ALIMENTOS (etnia yukpa); CONEJO COMIENDO LUNA (etnia pemón);  LA NACIÓN DE LOS ENANOS (crónica de Nicolás Federmann; 1501-1542)

LA LUNA Y EL SOL (etnia yukpa); EL CONEJO AMARRÓ AL TIGRE (etnia pemón); WAJARI CREANDO HOMBRES (etnia piaroa)

EL FIRMAMENTO (etnia yukpa); EL KEERRALY (etnia wuayúu)

LA CREACIÓN DE BUOKA (II) Etnia piaroa

EL HOMBRE, LA MUJER Y EL PÁJARO CARPINTERO (etnia yukpa); EL ÁRBOL MARAHUAKA (etnia yekuana); LA CREACIÓN DE BUOKA (I) (etnia piaroa)

viernes, 23 de junio de 2017

Breves cuentos, mitos y leyendas indígenas (24)


Imagen en el archivo de Juan Bautista Castro

EL KALIAWIRINAE (El Árbol  del Alimento) Mito de los Guahibos y Piapoco
Al comienzo la tierra era una extensa sabana poblada por escasos árboles. Ésta era gobernada por Purnaminali y sus hermanos: Iwinai, Kapuyali y Tzamani, quienes gozaban de grandes poderes utilizados en el bienestar de la comunidad conformada por animales que se alimentaban de palos podridos. Uno de ellos llamado Kutsikutsi (mono nocturno), acostumbraba a salir discretamente para dirigirse hacia el gran río Orinoco en busca de alimento.
Una noche, cuando se desplazaba hacia el gran río, un bejuco barbasco llamó su atención por su prolongado tallo que alcanzaba a atravesar el Orinoco. Kutsikutsi curioso y decidido se trepó a éste impulsándose hasta llegar a la copa de un frondoso árbol, “El Kaliawirinae”, cuyo ramaje sostenía diversas frutas y raíces como: tabena, papaya, batata, yuca, piña, ají, banano, ñame…,etc. Kutsikutsi, extasiado y sorprendido por un olor dulce a piña, comió hasta empalagarse y pensó no revelar su hallazgo a los otros.
A la madrugada regresó muy satisfecho a la maloca, se acostó junto a Lapa y quedó profundamente dormido. A salida del sol y con la suave brisa que corría, Lapa despertó al sentir un olor embriagador y un susurro que provenía de la boca de Kutsikutsi:
-“Aii taxa kuibo màwiru” (tengo sabor a piña la boca).
 Ella corrió Tzamani y le preguntó:
-¿Qué significa lo que dice Kutsikutsi?
-¡Creo que, él ha comido un fruto dulce; debes seguirlo a donde vaya sin que él se dé cuenta!; así nos informaremos del lugar donde obtuvo el alimento.
Al anochecer, bajo los rayos destellantes de la luna, la comida descansaba sumida en un profundo sueño, a excepción de Lapa quien seguía silenciosamente los pasos de Kutsikutsi.
Transcurrido un largo tiempo, el mono se detuvo frente al gran río, ató su cuerpo al bejuco y se impulsó para llegar al otro lado del Orinoco. Lapa se sumergió sigilosamente en las turbulentas aguas para llegar al mismo tiempo al Kaliawirinae.  Kutsikutsi se sentó en la copa del árbol, agarró una piña y empezó a saborearla arrojando las cascaras a la tierra. Lapa las atrapó pensando en degustar el propio fruto, y pensó:
-“¡Zúa!, cáigase una fruta…”.
 Al instante un jugoso fruto se escapó de las callosas manos del mono. Lapa agarró la piña y corrió a esconderse en un agujero. El mono al percatarse de la presencia de la abuela se enfureció y se lanzó a recuperar el fruto, pero solamente logró atrapar la cola de Lapa, arrancándosela completamente (por eso la lapa no tiene cola).
Cuando Kutsikutsi se marchó, Lapa fabricó un Kote y lo llenó de toda clase de frutas que le brindaba el Kaliawirinae. Contenta regresó a la maloca y despertó a la gente para mostrarles su hallazgo.
-¡Vean lo que el viejo come por allá!, les dijo.
 Todos muy sorprendidos se lanzaron sobre el kote para saborear los frutos. Al momento, llegó el mono furioso con un tizón en la mano, se dirigió a la Lapa diciéndole:
-Abuela, ¿por qué ha estado espiando?
 Lapa, temerosa, acercándose al fogón, se armó con un tizón y le dijo:
-“¡Esta tierra es nuestra madre y ha producido el Kaliawirinae y como madre, desea que todos sus hijos sean alimentados justamente; no comprendo cómo su codicia desmesurada nos priva a lo que tenemos derecho. Mis nietos y yo hemos sentido hambre alimentándonos de palos podridos desconociendo la existencia del Kaliawirinae, en tanto usted disfrutaba en silencio la variedad de fruto.
 Kutsikutsi, furioso, hundió el tizón en el hocico de Lapa causándole quemaduras parecidas a las pecas. Al sentirse dolorida, lanzó el tizón con furia a la cola del mono dejándosela totalmente pelada; éste daba saltos estremeciéndose del dolor.
 Al día siguiente, Pumaminali organizó a la comunidad para emprender la búsqueda del Kaliawirinae. Algunos recogieron quijadas de pescado, otros labraron canoas para cruzar las turbulentas aguas…
Cuando llegaron junto al árbol, se sintieron fascinados al observa la prodigiosa planta.
Loro, paujil. piapoco, garza, carpintero, empezaron a picotear el tallo. Danta, lapa, ardilla, aserraban con los huesos de pescado, pero tanta faena era insuficiente. Tzamani, a causa del arduo trabajo convidó a un grupo de la comida para ir a la maloca del abuelo Palemeku, padre de las herramientas. Al llegar allí Tzamani se dirigió a él diciéndole:
-Necesitamos herramientas poderosas  para derribar el árbol del alimento. Solo usted podrá brindárnoslas.
-“¡m – m – m –, yo no tengo herramientas de trabajo, por lo tanto no puedo ayudarlos!”, - les dijo.
Ante la negativa, la gente le ofreció yopo, pero a pesar de esto él no accedió. El afán de continuar con el trabajo, hizo que Tzamani se transformara en mosca bobo y se introdujera por la nariz del abuelo quien al instante arrojó toda clase de herramientas.
 La mujer de Palemeku, furiosa por lo sucedido preparó envueltos de hojas que originaron la lluvia, los zancudos, la pereza… provocando la huída de la comunidad quien se apoderó de los instrumentos para talar el misterioso árbol.
 Al anochecer, cansados por la ardua tarea, se retiraron a descansar arrullados por la melodía suave producida por las corrientes del río y vigilados por la majestuosa luz de la luna.
 Al amanecer despertaron y corrieron hacia el árbol, sus rostros quedaron perplejos al ver que el Kaliawirinae permanecía intacto, sin rastro alguno de haber sido tocado.  Tzamani, sorprendido exclamó:
-“¡Este árbol es mágico, sus heridas son curadas por él mismo… debemos llamar a los abuelos Púbu (hormigas) para que alejen las astillas y así evitaremos de nuevo su formación!”.
 Con ayuda de los abuelos emprendieron la fragosa tarea. El árbol se mecía pero no caía porque estaba sostenido por el bejuco de barbasco que lo ataba al cielo.  Tzamani subió en forma de ave para trozar el bejuco, pero al picotearlo, la savia espesa le cayó en los ojos; sus alas se sacudían intentando protegerse, pero el dolor que sintió hizo que se lanzara al suelo emitiendo gritos.
-¡Ay, ay, ay… No puedo, es un bejuco muy grueso!
 Pumaminali se acercó al pájaro para ayudarlo y envió a los abuelos Materi (ardillas) quienes enseguida empezaron a roer: -rac, rac, rac…
Al cortarse la liana, el Kaliawirinae cayó al oriente, esparciendo toda clase de frutos originando así la comida.

 EERI – KEERI (SOL Y LUNA) Mito de los Guahibos y Piapoco
Bien dentro de la selva vivía una pareja caníbal que permanecía con sus sobrinos cuando los padres estaban de cacería. Todos los días la mujer simulaba espulgar a los niños mientras le succionaba la sangre hasta causarles la muerte.
Cuando regresaban los padres, les informaban que algunos de sus hijos habían muerto por causas extrañas; ellos, acongojados, daban sepultura a sus hijos, quienes más tarde eran desenterrados por la pareja caníbal, despojándolos de uñas y dientes con los cuales elaboraban collares. Luego arreglaban los cuerpos para asarlos y consumirlos.
La gente preocupada por las continuas muertes decidió investigar la causa de éstas, y fue así como un miembro de la maloca encontró los collares hechos de uñas y dientes dentro de las pertenencias dela pareja caníbal.
La comunidad acordó castigarlos enérgicamente ofreciéndole chicha con veneno y arrojándoles agua caliente.
La mujer corrió hacia el río para disipar su dolor, mientras que el hombre soportaba las intensas quemaduras.
Al ser desterrada la pareja del caserío, ascendieron al cielo transformados en Eeri, que a causa de sus intensas quemaduras fue obligado a brindar calor a la tierra y Keeri, que al sumergirse en el agua al ser castigada se le asignó la tarea de refrescar la noche.

LA ASCENSIÓN AL CIELO (Mito de los Guahibos y Piapoco)
Una mañana, cuando los Tsamani se encontraban en el conuco, los niños en el caserío jugaban imitando el baile de los mayores. De pronto, escucharon un trueno y una luz resplandeciente los envolvió; era Yamaxu – el Rayo – quien los llevó a su territorio celestial.
Cuando los Tsamani regresaron a la maloca se sorprendieron al no escuchar las risas de los niños; confundidos, afanosamente los buscaron en el río y la selva sin hallar rastro de ellos. Cansados y angustiados los Tsamani se acurrucaron en silencio formando un círculo  para ejecutar un rezo, pero el sonido de una melodía lejana los interrumpió; tornando sus cabezas hacia la fuente del sonido no les quedó duda alguna de que eran sus hijos. A partir de ese momento, comenzaron a bailar, sorber yopo y consumir mucho yaraque con el fin de tornar sus cuerpos livianos y así poder ascender.
Después de muchos días de ayuno y danza, los Tsamani no pudieron ascender porque sus cuerpos aún estaban pesados debido a la abuela Ibarouwa quien no quiso bailar, y siempre estuvo alejada del grupo por permanecer con su amante Maxuneje- el Caimán – en la orilla del río.
Purnaminali le prohibió a abuela Ibarouwa esos encuentros clandestinos con Maxuneje, pero ella continuó desobedeciendo a los Tsamani.
Purnaminali ideó un plan para acabar con Caimán. Así un día que Ibarouwa estaba lejos de la aldea, Kawainalu – hermana menor de los Tsamani – se vistió con el camisón de Ibarouwa y corrió hacia el río en compañía de sus hermanos; allí, ella golpeó el agua con una totuma llamando a Caimán, quien salió presuroso creyendo que era su amante. En ese momento Purnaminali destrozó la cabeza del animal arrancándole la quijada.
Al día siguiente, Ibarouwa se dirigió al río llamando a Maxuneje sin encontrar respuesta alguna; entonces, se sumergió en las aguas encontrándolo muerto en el fondo.
Agarrando el cuerpo inerte del animal lo sacó del río y al tenderlo sobre la playa se dio cuenta que Maxuneje había sido despojado de su quijada. Completamente encolerizada, Ibarouwa creó una payara para que devoraran a Purnaminali cuando se bañara; y así fue. 
Los hermanos, al notar la ausencia de Purnaminali, recriminaron a la abuela por su acción.
Los Tsamani crearon raudales para impedir que el pez avanzara, pero éste continuaba su recorrido en forma acelerada; por lo tanto, acudieron a Gavilán Pescador quien capturó a Payara y liberó a Purnaminali.
Los hombres, de regreso a la maloca, pensaron apresurar el ascenso, lanzando sus flechas una a una, pero ninguna lograba adherirse al cielo. Kawainalu se acostó agarrando el arco entre sus piernas y tiró de éste fuertemente, logrando ubicar la flecha en el cielo. A causa de la fuerza producida por su cuerpo, comenzó a sangrar por la vagina, originando la menstruación en todas las mujeres.
Los Tsamani continuaron lanzando flechas formando una escalera; cuando la terminaron, Tsamani, con la quijada del Caimán, emprendieron la subida junto con Purnaminali, Iwinai y Kawainalu. Otros quisieron ascender pero el peso de sus cuerpos reventó la escalera, arrojándolos a la tierra convertidos en animales que formaron diferentes clases como: Tigre, Loros, Venados, Tortugas,… etc.
Hallándose los Tsamani en el cielo se separaron para enfrentar el poder de Yamaxu.
Tsamani, transformado en lagartija, se dirigió a casa de Yamaxu para copiar los grabados del bastón que él utilizaba como arma.
Al día siguiente los Tsamani con un bastón  similar al de Yamaxu lo visitaron, pero sólo se encontraba su compañera a quien distrajeron para cambiar el arma. Al llegar Yamaxu y ver extraños en su casa se sorprendió: agarró el bastón y preguntó:
-¿Quiénes son ustedes?... ¿Qué desean?...
 Purnaminali respondió:
-Somos los hermanos Tsamani y estamos buscando a nuestros hijos!... Además, deseamos permanecer en el cielo!...
Al escuchar esto, Yamaxu pensó exterminarlos con su poderoso bastón y se dirigió a ellos dándoles bastonazos, pero a los Tsamani nada les pasó. Purnaminali, con el bastón que habían cambiado, saludó a Yamaxu con un garrotazo. El cuerpo de Yamaxu se desintegró y su compañera horrorizada culpó a los hermanos quienes la tranquilizaron reuniendo las partes de Rayo; soplándolo con tabaco, al instante revivió.
Rayo al sentir el poder de los Tsamani devolvió a los niños, y a la vez le asignó espacio para que permanecieran por siempre en el cielo.
En la tierra, mientras tanto, Ibarouwa desesperada por la ausencia de los Tsamani, construyó un bongo y navegó por el río hasta encontrar el punto donde se unía el cielo con la tierra; así pudo ascender y ubicarse en el otro extremo de los Tsamani convertida en Estrella Polar.
Desde entonces, se observa en el firmamento las constelaciones de: Kajuyali – Orión -, Kawainalu – Beta  Tauro -, Tsamani – Délphinus -:  Al otros lado se encuentra Ibarouwa – Estrella Polar -, bordeadas todas ellas por Kwemainu – Camino de Santiago-.

Todos los textos fueron tomados de: : Raíces, Mitos, Relatos y Leyendas, compilación de Bety Triana y Néstor Mendoza de la Editorial Montaña Mágica, Santa Fe de Bogotá, 1997. 

domingo, 11 de junio de 2017

Breves cuentos, mitos y leyendas indígenas (10)

Escolares de la etnia Pemón en el archivo de Alejandra Sánchez





MITOS DE LOS GUAHIBOS Y PIAPOCO

KUEMAINU (Anaconda, Vía Láctea)
Tsawaliwali era una serpiente muy fuerte, le gustaba ingerir comida en gran proporción: tenía una hermosa hija  llamada Majunajunali a quien cuidaba evitando que se le acercaran pretendiente alguno.
Purnaminali, uno de los Tzamani más poderosos, estaba enamorado de ella, pero, le era imposible acercarse a la muchacha; por ello decidió transformarse en Ikuli (morrocoy) para ser tentación de la serpiente.  Ikuli se ubicó cerca de la maloca esperando que Tsawaliwali saliera en busca de comida.
Pasado un corto tiempo, la serpiente observó a lo largo del camino un Ikuli muy provocativo, se arrastró hacia éste para atraparlo con su grueso y largo cuerpo, pero el morrocoy pesaba demasiado. Tsawaliwali cansado, desistió y fue en busca de su hija quien estaba limpiando la maloca; ella al ver el agotamiento de su padre le brindó una taza de yucuta. Él, sorbiendo la bebida, le dijo:
-¡En el camino hay bastante comida… debe traerla lo más pronto posible!
Majunajunali marchó a prisa por el camino buscando la comida sin hallarla. De pronto escuchó pasos entre los frondosos árboles, tornó su mirada y observó a un joven  atractivo que le ofrecía la más hermosa flor y le causaba un profundo sentimiento.
-¡Oh!, ¿Quién es usted? – le preguntó ella.
-Soy Purnaminali y vengo en busca de la más hermosa mujer… ahora dígame si es el perfume de las flores la causa de su presencia aquí.
-No, mi padre me envió en busca de Ikuli, pero no le he encontrado, quizás se escondió entre el ramaje.
-¡El Ikuli que observó su padre soy yo!.
Me transformé en animal, buscando la manera de encontrarme con usted, ahora le pido que me acepte como su mejor amigo para protegerla todo el tiempo.
-Me agradaría mucho pero… ¡Imposible, mi padre jamás aceptaría su presencia en la maloca!.
-¡Yo tengo el poder para ser admitido por su familia, me transformaré en garrapata y él no notará me presencia! – exclamó Purnaminali.
Al atardecer, Majunajunali y Purnaminali (transformado en garrapata), emprendieron el camino de regreso a la maloca. Allí entre brazos y risas conversaban los amantes. De repente, Tsawaliwali, extrañado de los ruidos que escuchó, se levantó y miró a través del tordillo que protegía la hamaca de su hija; enfurecido al ver a Purnaminali intentó golpearlo pero Majunajunali muy temerosa se dirigió a su padre implorándole castigo.
-¡No tengo miedo! Por el poder que me acompaña, él debe aceptarme como su yerno.
 Al instante Tsawaliwali se retiró y desde entonces Purnaminali vivió con su esposa y sus suegros.  Un día, cuando Purnaminali se encontraba bastante lejos de la maloca buscando alimento en compañía de su hermano menor, cayó un fuerte aguacero que apagó las brasas utilizadas para secar y asar la carne.
Hermano, debes ir hasta la maloca a traer unos tizones pero no vaya a entrar convertido en animal, debe de entrar en figura humana, de lo contrario sería comida para Tsawaliwali - recomendó Purnaminali.
 A través del camino, el muchacho corría bañado en sudor; el afán de llegar pronto a la maloca lo indujo a transformarse en Lapa.  Cuando llegó a la maloca no tuvo oportunidad de adquirir su forma natural; Tsawaliwali, al verlo, se contrajo abalanzándose sobre el indefenso cuerpo del animal, dándole muerte.
Majunajunali arregló la carne  de la víctima y la asó en pedazos. A la luz de la luna consumieron en silencio la suculenta comida en espera de Purnaminali. Cuando él regresó, su esposa le ofreció carne asada, pero él la apartó con suavidad permaneciendo inmóvil frente a la leña que ardía en el fogón. No pudo dejar de pensar que esa carne era de su hermano.
Pasada la media noche cayó un fuerte aguacero acompañado de un viento recio.
Purnaminali se dirigió a su esposa diciéndole:
-¡Por favor…!. déme un pedazo de carne cruda y otro asado: empáquelos en medio de una torta de yuca.
 La mujer, extrañada, le entregó lo solicitado. Purnaminali se dirigió bien adentro de la selva y buscó la palma real más elevada. Cuando la encontró, formó un nido con la torta de yuca y acomodó los pedazos de carne dentro de éste. Luego los ubicó en la rama más alta de la palma. En medio de la tormenta regresó a la maloca, guindó la hamaca y se acostó para descansar.
Pasados varios días, nacieron dos polluelos de Kotsala (águila), los cuales se desarrollaron rápidamente. Purnaminali los alimentó y los entrenó colocándoles palmas y palos en las garras para que adquieran fuerza y altura en el vuelo. Cuando las águilas  lograron subir una palma al cielo, Purnaminali supo que había llegado el momento de acabar con Tsawaliwali; entonces ideó la forma de sacar a la serpiente  de la maloca utilizando un nido de bachacos que lo ubicó frente a la entrada.
Tsawaliwali, al verlo, se arrastró hacia éste tratando de alcanzarlo, pero era imposible ya que el nido se alejaba cada vez más de su morada. Cuando la serpiente estuvo completamente retirada de la vivienda, dos gigantescas águilas descendieron y atraparon  a Tsawaliwali por la cabeza y la cola, llevándola hasta el cielo, y la dejaron allí. Ésta, con el poder de Purnaminali, se convirtió en Kwemainu: franja de estrellas conocidas como el camino de Santiago o Vía Láctea.

TSIKIRIRI (Suegra de Purnaminali)
Después que Purnaminali vengó la muerte de su hermano continuó viviendo en compañía  de su esposa Majunajunali y Tsikiriri quien era una mujer muy hambrienta.
 Cuando terminaba la dura jornada, Purnaminali regresaba a la casa extenuado. Su esposa lo esperaba con la comida servida y una taza de yucuta. Tsikiriri acercaba un banco a la mesa y observaba la suculenta comida.
Al ver que Purnaminali empezaba a comer, Tsikiriri le lanzaba excrementos de cucaracha y de grillo sobre el alimento; Purnaminali con repugnancia se levantaba del banco y corría a botar la comida. Tsikiriri con la sagacidad de un felino y una sonrisa malévola en sus labios se abalanzaba sobre el plato para ingerirlo.  Purnaminali, cansado de esta situación, siempre pensaba en la forma de vengarse de ella.
Un día, al regresar temprano a casa, Purnaminali creó una laguna cuya agua diáfana refractaba los luminosos rayos solares  que encandecían los ojos  de los animales que se acercaban y deshojó plantas de merey que bordeaban la laguna, arrojando las hojas al agua.  Al instante, éstas se formaron en grandes pirañas.
 Cuando llegó a la maloca, su esposa extrañada de verlo tan temprano, le preguntó:
-¿Hubo algún problema en el trabajo?  ¿Por qué has regresado a plena luz del día?
-Mientras caminaba un poco distraído, descubrí una laguna rica en peces, y decidí venir  a comunicarle para aprovechar ese alimento – respondió Purnaminali.
 Tsikiriri al escuchar a su yerno empezó a quejarse:
-¡Ay, ay, ay… me voy a morir de hambre! Purnaminali con cortesía se dirigió a ella diciendo:
-Tranquila, la laguna tiene bastante comida, venga conmigo, le indicaré el sitio, y además le presto el mejor arpón; pero eso sí, no vaya a capturar los peces grandes.
 Tsikiriri apresurada alistó un pedazo de torta de yuca y salió en compañía de su yerno quien le dejó cerca de la laguna y él se alejó para continuar su trabajo.  La mujer muy contenta recolectó muchos peces, los cuales iban directo al fogón que había armado cerca de la laguna.
Mientras Purnaminali trabajaba, imaginaba a su suegra capturando a un pez enorme que le arrastraría al fondo para que la devoraran las pirañas. De hecho, en ese momento, su suegra era engullida por los monstruosos animales.
 Al atardecer, Majunajunali muy preocupada por la tardanza de su madre, emprendió la búsqueda. Al llegar al frente de la laguna observo una camareta y varios pescados carbonizados sobre las cenizas del fogón. Su cuerpo se estremeció de miedo y con voz temblosa llamó a Tsikiriri varias veces sin obtener respuesta. Vadeó varias veces la laguna y de repente su rostro palideció al divisar a través de las cristalinas aguas el esqueleto de su madre.
Un fuerte grito de dolor conmovió a las aves canoras que reposaban en sus nidos, y en bandada empezaron a sobrevolar la laguna emitiendo un canto lúgubre. Majunajunali llena de dolor y desesperación comprendió la intención de su esposo y se lanzó al fondo del agua para rescatar los huesos de Tsikiriri.

KAJUYALI (Constelación de Orión)
La hija de Tsikiriri y Tsawaliwali estaba muy furiosa por lo sucedido con sus padres y un fuerte deseo de venganza hacia Purnaminali le invadió todo su ser. Cegada por el dolor se armó con el hueso de la pelvis de su madre y se encaminó hacia el lugar donde posiblemente conseguiría a su esposo.
Después de varias horas entre la espesura de la selva, escuchó unos golpes sobre madera y corrió hacia allá. Poco a poco vislumbró la figura de un hombre que labraba una canoa y cuya apariencia era similar a la de Purnaminali.
 Majunajunali empezó a gritarle:
-¡Usted ha causado la muerte de mis padres, ahora seré yo quien acabe con su vida para siempre!
 El hombre confundido y sorprendido exclamó:
-¡No soy el hombre que está buscando!... ¡Usted me está confundiendo!...
 Majunajunali no le creyó. Se instaló frente a la canoa y le arrojó el hueso sobre una pierna cortándosela completamente. Kajuyali, emitiendo gritos de dolor contempló por un instante a la mujer y la convirtió en pato carretero.  Kajuyali cogió su pierna ensangrentada y la lanzó sobre las aguas de un riachuelo; al momento la pierna se convirtió en bagre rayado.
 Atormentado por el dolor de su cuerpo, Kajuyali sintió la necesidad de comunicar a sus hermanos el estado en que se encontraba.  Para ello cogió el mariapi (inhalador para sorber yopo) y con éste creó el picua (ave mensajera) y mirándola fijamente le dijo:
-Vuela muy alto en dirección al sitio de mi gente y trae ayuda.
 Cuando el pájaro llegó a la maloca, se tiró al piso gritando: -¡Tzikue – tsikue- tzikue…!
 Sus alas se movían aceleradamente intentando dar el mensaje. Las personas al verlos se interrogaron frente a lo que sucedía, pero continuaron inmóviles sin entenderlo. Picua al darse cuenta que su canto no era comprendido emprendió vuelo.
 Kajuyali haciendo rezos para calmar el dolor acudió a la patena (mortero para yopo) y creó el zamuro para que cumpliese la misma misión de picua; sin embargo, cuando llegó al sitio indicado se limitó a revoletear en círculos sobre la maloca, pero la gente aún no comprendía. Kajuyali desilusionado agarró la mochila y la transformó en sikoro (ave de gran tamaño), la lanzó con fuerza y ésta comenzó a volar sobre la copa de los árboles emitiendo una melodía triste que decía:
“¡jiji Kajuyali ikutsu uku!” (a Kajuyali le cortaron una pierna).
 Los hermanos de Kajuyali, al escuchar el mensaje, se apresuraron a buscarlo. Cuando llegaron al sitio, Kajuyali agonizaba en medio de la hierba húmeda. Purnaminali, Iwinai y Tzamani consternados de dolor emitieron una plegaria, y el cuerpo ascendió al cielo.
 Allí Kajuyali, mutilado de su pierna, quedó para siempre representando la constelación de Orión.

KEKERETO (Venus)
Era una mañana diáfana cuando Pumeniruwa, segunda esposa de Purnaminali, llamada la mujer olorosa se dirigió hacia el río en busca de agua para preparar alimentos. Allí se encontró con Yakukuli, un viejo pescador quien venía de regreso después de una noche ardua de pesca.
-¡Yakukuli, qué cantidad de pescado atrapaste… regálame uno – dijo Pumeniruwa.
El hombre, al escuchar a la mujer, remó lentamente hacia la orilla.
-¡Claro, suba y escoja el que más le guste!.
La mujer, muy contenta, se embarcó para seleccionar el pescado, pero cuál no fue su sorpresa al ver que el pescador empezó a remar rápidamente  con intención de raptarla.
Ella, muy angustiada, miró hacia todas partes implorando ayuda. De repente, advirtió una canoa que se aproximaba hacia ellos, era el rey Zamuro (gallinazo) quien dio un fuerte golpe a Yakukuli y agarró a la mujer embarcándola en su canoa.
Purnaminali, pensativo e inquieto, esperaba el regreso de su mujer.
Transcurrieron varios días y aún Pumeniruwa no aparecía. Una noche, cuando  Purnaminali se encontraba pescando, escuchó la algarabía de los monos titíes, los maiceros y los micos, quienes se encaminaban hacia la celebración de la famosa fiesta de chicha de fruta que ofrecía el rey Zamuro.
Kekereto, el gran lucero se mostraba en todo su esplendor motivando a Purnaminali a continuar la búsqueda de su mujer. De pronto, él se transformó en un anciano que se unió al grupo de invitados y continuaron la larga jornada hacia el occidente, acompañados siempre por el planeta Venus.
 Cruzaron los grandes y caudalosos ríos hasta llegar a la isla del rey Zamuro. Allí todos bailaban y bebían hasta agotar la deliciosa bebida. Purnaminali buscaba cautelosamente a Pumenirouwa y a la media noche se percató de la presencia de su mujer; entonces corrió a la laguna a bañarse y adquirir su propia apariencia. Cuando Pumeniruowa vió a su esposo, corrió hacia sus brazos llena de alegría y emprendieron el camino de regreso a la maloca.
Purnaminali, resentido por el dolor causado por el rey Zamuro, decidió vengarse de éste. Preparó la comida apetecida por el rey y lo invitó a su maloca. Cuando el Zamuro disfrutó del alimento, Pumenirouwa y Purnaminali lo lanzaron a una caneca llena de zumo caliente de yuca brava y ají. El zamuro emitió gritos de dolor pronosticándole maldiciones y la muerte prematura para la nueva generación. El cuerpo del rey se cubrió de un plumaje negro y emprendió vuelo reafirmando sus maldiciones.


Todos los textos se tomaron de: Raíces, Mitos, Relatos y Leyendas, compilación de Bety Triana y Néstor Mendoza de la Editorial Montaña Mágica, Santa Fe de Bogotá, 1997.