Imagen en el archivo de Juan Bautista Castro
EL
KALIAWIRINAE (El Árbol del Alimento)
Mito de los Guahibos y Piapoco
Al
comienzo la tierra era una extensa sabana poblada por escasos árboles. Ésta era
gobernada por Purnaminali y sus hermanos: Iwinai, Kapuyali y Tzamani, quienes
gozaban de grandes poderes utilizados en el bienestar de la comunidad
conformada por animales que se alimentaban de palos podridos. Uno de ellos
llamado Kutsikutsi (mono nocturno), acostumbraba a salir discretamente para
dirigirse hacia el gran río Orinoco en busca de alimento.
Una
noche, cuando se desplazaba hacia el gran río, un bejuco barbasco llamó su
atención por su prolongado tallo que alcanzaba a atravesar el Orinoco.
Kutsikutsi curioso y decidido se trepó a éste impulsándose hasta llegar a la
copa de un frondoso árbol, “El Kaliawirinae”, cuyo ramaje sostenía diversas
frutas y raíces como: tabena, papaya, batata, yuca, piña, ají, banano,
ñame…,etc. Kutsikutsi, extasiado y sorprendido por un olor dulce a piña, comió
hasta empalagarse y pensó no revelar su hallazgo a los otros.
A la
madrugada regresó muy satisfecho a la maloca, se acostó junto a Lapa y quedó
profundamente dormido. A salida del sol y con la suave brisa que corría, Lapa
despertó al sentir un olor embriagador y un susurro que provenía de la boca de
Kutsikutsi:
-“Aii taxa kuibo màwiru” (tengo sabor a piña
la boca).
Ella
corrió Tzamani y le preguntó:
-¿Qué significa lo que dice Kutsikutsi?
-¡Creo que, él ha comido un fruto dulce; debes seguirlo a donde vaya sin que él se dé cuenta!; así nos informaremos del lugar
donde obtuvo el alimento.
Al
anochecer, bajo los rayos destellantes de la luna, la comida descansaba sumida
en un profundo sueño, a excepción de Lapa quien seguía silenciosamente los
pasos de Kutsikutsi.
Transcurrido un largo tiempo, el mono se
detuvo frente al gran río, ató su cuerpo al bejuco y se impulsó para llegar al
otro lado del Orinoco. Lapa se sumergió sigilosamente en las turbulentas aguas
para llegar al mismo tiempo al Kaliawirinae. Kutsikutsi se sentó en la copa del árbol,
agarró una piña y empezó a saborearla arrojando las cascaras a la tierra. Lapa
las atrapó pensando en degustar el propio fruto, y pensó:
-“¡Zúa!, cáigase una fruta…”.
Al
instante un jugoso fruto se escapó de las callosas manos del mono. Lapa agarró
la piña y corrió a esconderse en un agujero. El mono al percatarse de la
presencia de la abuela se enfureció y se lanzó a recuperar el fruto, pero
solamente logró atrapar la cola de Lapa, arrancándosela completamente (por eso
la lapa no tiene cola).
Cuando
Kutsikutsi se marchó, Lapa fabricó un Kote y lo llenó de toda clase de frutas
que le brindaba el Kaliawirinae. Contenta regresó a la maloca y despertó a la
gente para mostrarles su hallazgo.
-¡Vean lo que el viejo come por allá!, les
dijo.
Todos muy
sorprendidos se lanzaron sobre el kote para saborear los frutos. Al momento,
llegó el mono furioso con un tizón en la mano, se dirigió a la Lapa diciéndole:
-Abuela, ¿por qué ha estado espiando?
Lapa,
temerosa, acercándose al fogón, se armó con un tizón y le dijo:
-“¡Esta tierra es nuestra madre y ha
producido el Kaliawirinae y como madre, desea que todos sus hijos sean
alimentados justamente; no comprendo cómo su codicia desmesurada nos priva a lo
que tenemos derecho. Mis nietos y yo hemos sentido hambre alimentándonos de
palos podridos desconociendo la existencia del Kaliawirinae, en tanto usted
disfrutaba en silencio la variedad de fruto.
Kutsikutsi, furioso, hundió el tizón en el
hocico de Lapa causándole quemaduras parecidas a las pecas. Al sentirse
dolorida, lanzó el tizón con furia a la cola del mono dejándosela totalmente
pelada; éste daba saltos estremeciéndose del dolor.
Al día
siguiente, Pumaminali organizó a la comunidad para emprender la búsqueda del
Kaliawirinae. Algunos recogieron quijadas de pescado, otros labraron canoas
para cruzar las turbulentas aguas…
Cuando
llegaron junto al árbol, se sintieron fascinados al observa la prodigiosa
planta.
Loro,
paujil. piapoco, garza, carpintero, empezaron a picotear el tallo. Danta, lapa,
ardilla, aserraban con los huesos de pescado, pero tanta faena era
insuficiente. Tzamani, a causa del arduo trabajo convidó a un grupo de la
comida para ir a la maloca del abuelo Palemeku, padre de las herramientas. Al
llegar allí Tzamani se dirigió a él diciéndole:
-Necesitamos herramientas poderosas para derribar el árbol del alimento. Solo
usted podrá brindárnoslas.
-“¡m – m – m –, yo no tengo herramientas de
trabajo, por lo tanto no puedo ayudarlos!”, - les dijo.
Ante la negativa, la gente le ofreció yopo,
pero a pesar de esto él no accedió. El afán de continuar con el trabajo, hizo
que Tzamani se transformara en mosca bobo y se introdujera por la nariz del
abuelo quien al instante arrojó toda clase de herramientas.
La
mujer de Palemeku, furiosa por lo sucedido preparó envueltos de hojas que
originaron la lluvia, los zancudos, la pereza… provocando la huída de la
comunidad quien se apoderó de los instrumentos para talar el misterioso árbol.
Al
anochecer, cansados por la ardua tarea, se retiraron a descansar arrullados por
la melodía suave producida por las corrientes del río y vigilados por la
majestuosa luz de la luna.
Al
amanecer despertaron y corrieron hacia el árbol, sus rostros quedaron perplejos
al ver que el Kaliawirinae permanecía intacto, sin rastro alguno de haber sido
tocado. Tzamani, sorprendido exclamó:
-“¡Este árbol es mágico, sus heridas son
curadas por él mismo… debemos llamar a los abuelos Púbu (hormigas) para que
alejen las astillas y así evitaremos de nuevo su formación!”.
Con
ayuda de los abuelos emprendieron la fragosa tarea. El árbol se mecía pero no
caía porque estaba sostenido por el bejuco de barbasco que lo ataba al cielo. Tzamani subió en forma de ave para trozar el
bejuco, pero al picotearlo, la savia espesa le cayó en los ojos; sus alas se
sacudían intentando protegerse, pero el dolor que sintió hizo que se lanzara al
suelo emitiendo gritos.
-¡Ay, ay, ay… No puedo, es un bejuco muy grueso!
Pumaminali se acercó al pájaro para ayudarlo y
envió a los abuelos Materi (ardillas) quienes enseguida empezaron a roer: -rac, rac, rac…
Al
cortarse la liana, el Kaliawirinae cayó al oriente, esparciendo toda clase de
frutos originando así la comida.
EERI – KEERI (SOL Y LUNA) Mito de los Guahibos y Piapoco
Bien dentro de la selva vivía una pareja
caníbal que permanecía con sus sobrinos cuando los padres estaban de cacería.
Todos los días la mujer simulaba espulgar a los niños mientras le succionaba la
sangre hasta causarles la muerte.
Cuando regresaban los padres, les informaban
que algunos de sus hijos habían muerto por causas extrañas; ellos, acongojados,
daban sepultura a sus hijos, quienes más tarde eran desenterrados por la pareja
caníbal, despojándolos de uñas y dientes con los cuales elaboraban collares.
Luego arreglaban los cuerpos para asarlos y consumirlos.
La gente preocupada por las continuas muertes
decidió investigar la causa de éstas, y fue así como un miembro de la maloca
encontró los collares hechos de uñas y dientes dentro de las pertenencias dela
pareja caníbal.
La comunidad acordó castigarlos enérgicamente
ofreciéndole chicha con veneno y arrojándoles agua caliente.
La mujer corrió hacia el río para disipar su
dolor, mientras que el hombre soportaba las intensas quemaduras.
Al ser
desterrada la pareja del caserío, ascendieron al cielo transformados en Eeri,
que a causa de sus intensas quemaduras fue obligado a brindar calor a la tierra
y Keeri, que al sumergirse en el agua al ser castigada se le asignó la tarea de
refrescar la noche.
LA ASCENSIÓN AL CIELO (Mito de los Guahibos y Piapoco)
Una mañana, cuando los Tsamani se encontraban
en el conuco, los niños en el caserío jugaban imitando el baile de los mayores.
De pronto, escucharon un trueno y una luz resplandeciente los envolvió; era
Yamaxu – el Rayo – quien los llevó a su territorio celestial.
Cuando los Tsamani regresaron a la maloca se
sorprendieron al no escuchar las risas de los niños; confundidos, afanosamente
los buscaron en el río y la selva sin hallar rastro de ellos. Cansados y
angustiados los Tsamani se acurrucaron en silencio formando un círculo para ejecutar un rezo, pero el sonido de una
melodía lejana los interrumpió; tornando sus cabezas hacia la fuente del sonido
no les quedó duda alguna de que eran sus hijos. A partir de ese momento,
comenzaron a bailar, sorber yopo y consumir mucho yaraque con el fin de tornar
sus cuerpos livianos y así poder ascender.
Después de muchos días de ayuno y danza, los Tsamani no pudieron ascender porque sus cuerpos aún estaban pesados debido a la
abuela Ibarouwa quien no quiso bailar, y siempre estuvo alejada del grupo por
permanecer con su amante Maxuneje- el Caimán – en la orilla del río.
Purnaminali le prohibió a abuela Ibarouwa
esos encuentros clandestinos con Maxuneje, pero ella continuó desobedeciendo a
los Tsamani.
Purnaminali ideó un plan para acabar con
Caimán. Así un día que Ibarouwa estaba lejos de la aldea, Kawainalu – hermana
menor de los Tsamani – se vistió con el camisón de Ibarouwa y corrió hacia el
río en compañía de sus hermanos; allí, ella golpeó el agua con una totuma
llamando a Caimán, quien salió presuroso creyendo que era su amante. En ese
momento Purnaminali destrozó la cabeza del animal arrancándole la quijada.
Al día siguiente, Ibarouwa se dirigió al río
llamando a Maxuneje sin encontrar respuesta alguna; entonces, se sumergió en
las aguas encontrándolo muerto en el fondo.
Agarrando el cuerpo inerte del animal lo sacó
del río y al tenderlo sobre la playa se dio cuenta que Maxuneje había sido
despojado de su quijada. Completamente encolerizada, Ibarouwa creó una payara
para que devoraran a Purnaminali cuando se bañara; y así fue.
Los hermanos, al notar la ausencia de
Purnaminali, recriminaron a la abuela por su acción.
Los
Tsamani crearon raudales para impedir que el pez avanzara, pero éste continuaba
su recorrido en forma acelerada; por lo tanto, acudieron a Gavilán Pescador
quien capturó a Payara y liberó a Purnaminali.
Los
hombres, de regreso a la maloca, pensaron apresurar el ascenso, lanzando sus
flechas una a una, pero ninguna lograba adherirse al cielo. Kawainalu se acostó
agarrando el arco entre sus piernas y tiró de éste fuertemente, logrando ubicar
la flecha en el cielo. A causa de la fuerza producida por su cuerpo, comenzó a
sangrar por la vagina, originando la menstruación en todas las mujeres.
Los
Tsamani continuaron lanzando flechas formando una escalera; cuando la
terminaron, Tsamani, con la quijada del Caimán, emprendieron la subida junto
con Purnaminali, Iwinai y Kawainalu. Otros quisieron ascender pero el peso de
sus cuerpos reventó la escalera, arrojándolos a la tierra convertidos en
animales que formaron diferentes clases como: Tigre, Loros, Venados, Tortugas,…
etc.
Hallándose los Tsamani en el cielo se
separaron para enfrentar el poder de Yamaxu.
Tsamani, transformado en lagartija, se dirigió
a casa de Yamaxu para copiar los grabados del bastón que él utilizaba como
arma.
Al día
siguiente los Tsamani con un bastón
similar al de Yamaxu lo visitaron, pero sólo se encontraba su compañera
a quien distrajeron para cambiar el arma. Al llegar Yamaxu y ver extraños en su
casa se sorprendió: agarró el bastón y preguntó:
-¿Quiénes son ustedes?... ¿Qué desean?...
Purnaminali respondió:
-Somos los hermanos Tsamani y estamos
buscando a nuestros hijos!... Además, deseamos permanecer en el cielo!...
Al
escuchar esto, Yamaxu pensó exterminarlos con su poderoso bastón y se dirigió a
ellos dándoles bastonazos, pero a los Tsamani nada les pasó. Purnaminali, con el
bastón que habían cambiado, saludó a Yamaxu con un garrotazo. El cuerpo de
Yamaxu se desintegró y su compañera horrorizada culpó a los hermanos quienes la
tranquilizaron reuniendo las partes de Rayo; soplándolo con tabaco, al instante
revivió.
Rayo
al sentir el poder de los Tsamani devolvió a los niños, y a la vez le asignó
espacio para que permanecieran por siempre en el cielo.
En la
tierra, mientras tanto, Ibarouwa desesperada por la ausencia de los Tsamani,
construyó un bongo y navegó por el río hasta encontrar el punto donde se unía
el cielo con la tierra; así pudo ascender y ubicarse en el otro extremo de los
Tsamani convertida en Estrella Polar.
Desde
entonces, se observa en el firmamento las constelaciones de: Kajuyali – Orión
-, Kawainalu – Beta Tauro -, Tsamani –
Délphinus -: Al otros lado se encuentra
Ibarouwa – Estrella Polar -, bordeadas todas ellas por Kwemainu – Camino de
Santiago-.
Todos los textos fueron tomados de: : Raíces, Mitos, Relatos y
Leyendas, compilación de Bety Triana y Néstor Mendoza de la Editorial Montaña
Mágica, Santa Fe de Bogotá, 1997.
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