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jueves, 28 de febrero de 2019

Noventa y cuatro cuentos, mitos y leyendas indígenas

La divulgación de estas narraciones ancestrales 
es fundamental para la conservación de nuestras culturas indígenas


Divulgar las variadas tradiciones literarias de nuestras etnias indígenas es el objetivo principal de este enlace. Noventa y cuatro leyendas, cuentos y mitos se han recopilado para brindar a nuestros lectores una amplia posibilidad de conocer, más de cerca,  estas extraordinarias muestras del rico patrimonio cultural y ancestral de  caribes, wuayúes, guahibos, pemones, tareúpanes, yukpas, piapocos, piaroas, yanomamis, junto a otras naciones autóctonas hermanas,  así como el trabajo de importantes narradores, cronistas e investigadores. 

Isaías Medina López


SOBRE LOS MONOS (etnia piaroa); EL CANTO DEL DANTO (etnia piaroa). De pueblos hermanos: LOS DIOSES AZULES (etnia emberá); ORIGEN DE LA NOCHE (etnia ufania); EL NACIMIENTO DE LA GENTE (etnias yukuna y natapí); LA CAIPORA DE LAS SELVAS BRASILEÑA (Gilberto Antolinez).

EL RABIPELADO Y LA GARRAPATA (etnia pemón); EL SAPO (etnia yukpa); HISTORIA SOBRE LOS INSECTOS (etnia piaroa). De pueblos hermanos: LA MANCARITA DE COLOMBIA (Gilberto Antolinez); LAS SIGUAPAS DE CUBA Y DOMINICANA (Gilberto Antolinez)

EL COLIBRÍ (etnia yukpa);  EL CANTO DE LOS WAIKUNIS (etnia piaroa);  HISTORIA SOBRE EL PERRO (etnia piaroa);  EL FUEGO Vitamu (etnia yukpa);  ACERCA DEL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS (etnia Warao)

EL DILUVIO (etnia yukpa); EL DUEÑO DE LA LUZ (etnia Warao); LA CREACIÓN DEL PERRO Y DEL TIGRE (etnia piaroa);  EL DIOS DEL ORDEN (etnia barí)

SAPANAKA Y SAKAIKA (etnia pemón); EL BÚHO KOTRE (etnia yukpa); CANTO SOBRE LA HISTORIA DE LA BABILLA (etnia piaroa); MUKA KUYELI: “CANTO CONTRA TODAS LAS ENFERMEDADES ANIMALES” (etnia piaroa);  EL CANTO DEL ARMADILLO (etnia piaroa)

KANAIMA (Enrique Plata Ramírez); EL ORIGEN DEL GABÁN, DE LA GARZA BLANCA, DE LOS CARPINTEROS CABEZA AMARILLA Y CABEZA ROJA (etnia Piapoko); MITO SOBRE EL ORIGEN DEL FUEGO ENTRE LOS YARURO (Gilberto Antolínez)

EL KALIAWIRINAE (El Árbol  del Alimento) Mito de los guahibos y los piapoco; EERI – KEERI (SOL Y LUNA) Mito de los guahibos y  los piapoco; LA ASCENSIÓN AL CIELO (Mito de los guahibos y los piapoco)

CANTO DEL ARMADILLO Y DEL OSO HORMIGUERO (etnia Piaroa);  LA MUERTE (Mito Karibe-tamanak del Rio Orinoco. Filippo Salvatore Gilii, ortografía hispanizada por Gilberto Antolìnez); LA MUERTE (mito de los karibe-taurepán de La Gran Sabana)- (Theodor Koch-Grünberg y Fr. B. de Matallana, ortografía  hispanizada por Antolìnez)

LA CREACIÓN DE LAS FRUTAS CULTIVADAS (etnia piaroa); LA MUJER DEL KATEY EN EL ESTADO TRUJILLO (Gilberto Antolinez); ANA KARINA ROTE (Enrique Plata Ramírez); XIBALBA (Enrique Plata Ramírez);  CUANDO VI BLANCOS POR PRIMERA VEZ (etnia piaroa); JAGUAR EN CRUZ (Wilfredo Machado)

MARIWEKA  (Etnia Piaroa); EL SER SUPREMO (1) (Gilberto Antolinez)

LA CREACIÓN DE LOS PIAROA (etnia piaroa);  EL SER SUPREMO (2) Gilberto Antolinez

LA CREACIÓN DE LOS ANIMALES (etnia yukpa);  EL ORIGEN DEL DÍA Y LA NOCHE (etnia yukpa); LA PRIMERA FIESTA DE BUOKA Y WAJARI (etnia piaroa)

EL ORIGEN DEL FUEGO (etnia wuayúu); JULUNA (Enrique Plata Ramírez); LA MUJER SALVAJE DEL MONTE SOLITARIO (Gilberto Antolinez)

EL PRIMER PEMÓN QUE EXISTIÓ (etnia pemón)

LEYENDA PEMÓN (etnia pemón); SOBRE LA VALENTÍA (Etnía Piaroa); LA FILA DE PIEDRAS (Etnía Piaroa)

LEYES SAGRADAS (etnia pemón); LA MUERTE DE KWOIMOI (etnia piaroa); LA MUERTE DE BUOKA (etnia piaroa); LA MUERTE DE WAJARI (etnia piaroa)

EL ORIGEN ANCESTRAL DEL PUEBLO PEMÓN (etnia pemón); EL MÁS ALLÁ DE LOS YUKPA (etnia yukpa); LA CREACIÓN DE LOS ESPAÑOLES (etnia piaroa)

LA NIÑA PERDIDA (etnia pemón); EL REY ZAMURO (etnia Yukpa)

Mitos de los guahibos y piapoco: KUEMAINU (Anaconda, Vía Láctea); TSIKIRIRI (Suegra de Purnaminali); KAJUYALI (Constelación de Orión); KEKERETO (Venus)

EREUKORIMO Y EL TIGRE DEL AGUA (etnia pemón); EL MONO CARA BLANCA (etnia yukpa); WAJARI CREA LAS FRUTAS (etnia piaroa)

MAYIKOK O PATAMONA (etnia pemón);  EL CACHICAMO (etnia yukpa); WAJARI, LOS WAIKUNIS Y LA GESTACIÓN (etnia piaroa)

EL ARCOIRIS (etnia yukpa); ¿CÓMO CREARON AL BÁQUIRO? (etnia piaroa); EL CANTO DEL BÁQUIRO (etnia piaroa)

LA TEMPESTAD (etnia piaroa); EL MITO DEL MAÍZ (etnia yanomami); TCHEJERU ENLOQUECE Y LOS PIAROA PIERDEN LAS COSAS DE LOS BLANCOS (etnia piaroa);  REDYO Y LA TORTUGA (etnia piaroa)

LOS ALIMENTOS (etnia yukpa); CONEJO COMIENDO LUNA (etnia pemón);  LA NACIÓN DE LOS ENANOS (crónica de Nicolás Federmann; 1501-1542)

LA LUNA Y EL SOL (etnia yukpa); EL CONEJO AMARRÓ AL TIGRE (etnia pemón); WAJARI CREANDO HOMBRES (etnia piaroa)

EL FIRMAMENTO (etnia yukpa); EL KEERRALY (etnia wuayúu)

LA CREACIÓN DE BUOKA (II) Etnia piaroa

EL HOMBRE, LA MUJER Y EL PÁJARO CARPINTERO (etnia yukpa); EL ÁRBOL MARAHUAKA (etnia yekuana); LA CREACIÓN DE BUOKA (I) (etnia piaroa)

domingo, 18 de junio de 2017

Breves cuentos, mitos y leyendas indígenas (18)

Imagen en el archivo de "Indio César"



LA CREACIÓN DE LOS ANIMALES (etnia Yukpa)
Maipore Nere Pisha
Lo que hoy se conoce con el nombre de reino animal, formó parte una vez del reino de los humanos, los primeros habitantes de la tierra.
Cuando Tamurenchu los creó, los hombres le eran fieles. Pero al correr del tiempo comenzaron a alejarse de él y a cometes acciones indignas como mentir, traicionar, robar y matar. Se volvieron perezosos y dejaron de trabajar. Abusaban de la chicha, que sólo era para los días de fiesta, y la ingerían con frecuencia en gran cantidad, así que se emborrachaban, y borrachos ofendían a sus madres y a sus esposas. Finalmente se olvidaron de su Dios creador.
Desde las alturas Tamurenchu miraba con tristeza los campos sin cultivar, las casas sucias, abandonadas, los hombres tendidos junto a los ríos, envilecidos. Cansado de tanto abuso e infamia decidió bajar a la tierra para sorprenderlos y castigarlos. Una sola familia humana le había permanecido fiel, la de Atancha, el primer hombre, y con ellos se hospedó. Confiándoles sus terribles propósitos e instándoles a colaborar con él,  para dar una lección a los humanos.
Atancha, el jefe de aquella familia, el hombre leal, comenzó el preparativo para la gran fiesta que los yukpa llaman chicheo, porque durante ella toman la chicha, que días antes preparan con el plátano fermentado.
Todas las gentes yukpa fueron invitadas. La reunión comenzó con gran entusiasmo. Hombres, mujeres y niños comían y bebían alegremente. Tamurenchu fue el gran protagonista: fingía beber y emborracharse, y pronto los demás se animaron a embriagarse ellos también.
Pero cuando todos estuvieron ebrios, Tamurenchu, su Creador, cansado de tantas estupideces y maldades, dijo: 
-He venido a darles el castigo que merecen. Cómo no son dignos de ser seres humanos, desde ahora ¡serán animales!
De inmediato comenzó a transformarlos con su gran poder y, lo hizo según las características de su conducta anterior. Los más crueles y sanguinarios fueron convertidos en serpientes y caimanes. Quienes habían sido traidores se volvieron ratas y sapos. Los más flojos que habían descuidado sus tierras se tornaron en perezas, los mentirosos en camaleones, los charlatanes en monos.
Sin embargo, Tarumenchu, recordó también a las personas alegres y colaboradoras. Les dio un colorido plumaje y les dijo:   
 _ ¡Embellezcan el mundo con su canto!.    Y los convirtió en pájaros.
 A los guerreros de carácter violento los convirtió en orgullosos tigres y feroces pumas. Quienes eran gente limpia y gustaban de lavarse en ríos y arroyos se volvieron peces. Los que no se aseaban su persona ni sus casas fueron convertidos en cochinos de monte y gallinas. Los tímidos y retraídos, en venados. Terminado el castigo y la transformación, Tamurenchu oscureció el mundo con un eclipse de luna, durante el cual volvió al cielo. Desde entonces, cada vez que ocurre un eclipse de luna los yukpa se aterran, no duermen. Velan imsones en el interior de sus chozas, temblorosos en sus hamacas, y no duermen hasta que termina el eclipse, porque hay un presagio indígena que dice:
El yukpa que se deja sorprender dormido por un eclipse de luna, se transforma  para siempre en pereza.

Tomado de “El mundo mágico de los yukpa”, Marisa Vanini y Javier Armato, Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana  (2005)


EL ORIGEN DEL DÍA Y LA NOCHE (etnia Yukpa)
En el comienzo del tiempo, había dos soles, uno de los cuales salía cuando el otro se ocultaba.
Un día Kopecho invitó a uno de los soles a una fiesta. El sol asistió, sin embargo, no intentaba bailar.
Kopecho había preparado una gran fogata y se puso a bailar ante el sol en una forma tentadora. Él se sintió hechizado por la danzarina. Se levantó  y se fue hacia ella.
Pero, él no había visto que detrás de la fogata había un abismo en forma de pozo profundo, lleno de carbones ardientes. Allí cayó el sol antes de alcanzar a Kopecho.
Estando el sol muy acostumbrado al calor, no se quemó, trepó y salió fuera del abismo. Sujetó a Kopecho por las caderas y la arrojó al agua. Kopecho se transformó en un sapo y desde aquel día ha vivido dentro del agua. El cuerpo del sol, no obstante, se tornó blanco y sus ojos se convirtieron en carbones ardientes. Este sol regresó al firmamento y allí se convirtió en luna. Así fue como comenzó la noche y el día.     

Tomado de Cuentos Indígenas Venezolanos de Antonio Pérez-Esclarin y Alexander Hernández. Distribuidora Estudios. Caracas (1996)


LA PRIMERA FIESTA DE BUOKA Y WAJARI (etnia Piaroa)
 Estaban sentados juntos Wajari, Buoka, Imiña Enemey (el protector de los piaroa, al que Wajari llamó Chujorimu) y Ujori Ruadyei (al que Wajari llamó Chujori) soplando yopo mientras que hacían los preparativos de su fiesta. Trabajaban juntos y ayudaron a Wajari en la celebración de la fiesta.
Sembraron mucha yuca para la ceremonia. Por el efecto del yopo se les presentaron las imágenes de lo que iba a pasar en la fiesta. Wajari y Buoka cantaban juntos sus pensamientos. Imiña Enemey y Ujori Ruadyei se reían juntos del canto de Wajari y Buoka que, así y todo, les gustaba mucho.
También Tchejeru oyó el canto y quiso que su hermano le preparara la fiesta para ella. Hoy en día, si no ves con anticipación las imágenes de la fiesta con una churuata, no puedes dar la fiesta.
Al otro día todo se repitió. Wajari y Buoka cantaron juntos y vieron las imágenes de su fiesta. Buoka le dijo a Wajari que sus imágenes no eran buenas. En cambio, Wajari le explicó que las suyas eran muy hermosas. Por eso Buoka le dijo a Wajari que se sentía capaz de preparar la fiesta.
Así Wajari comenzó la fiesta. Le dijo a Tchejeru que si ella quería una fiesta para ella, tendría que sembrar mucha yuca y de la cosecha hacer mucha yucuta. Wajari se dispuso a construir el ruwode, en donde, con Buoka, se darían a la tarea de preparar las máscaras para la fiesta. A las mujeres gustaba oír la música del Warime. Así trabajaban en los conucos y luego venían a escuchar.
Ya casi todo está preparado. Tchejeru estaba orgullosa de su hermano. Y dijo: “Pues sí, en realidad mi hermano es un gran pensador”.
¿Por qué lo enterraron, por qué lo escondieron? El chuwo es tan peligroso como el worrah o el da-a, el dyajo o la muotsa. . Esos son peligrosos porque al tocarlos no están cubiertos, como los bailarines bajo los Warimes.
Tchejeru pensó que algún hombre estaba tocando el instrumento. Aquella vez Tchejeru se escabulló tres veces para saber de dónde venía el sonido.
La flauta nasal trae muchos peligros. Se llama chuwo, Wajari le puso el nombre. No todo el mundo sabe tocarla. Mi padre la sabe tocar, mi hermanito está aprendiendo. Cuando suena, dicen las mujeres chuwo ujkwoku, “está hablando el chuwo”. Al igual que el dyajo y la muotsa.
Wajari tomó el instrumento y lo escondió porque ese era su instrumento. Lo tocó, lo fue probando en secreto. Tchejeru quería no solamente oírlo sino verlo también; es más, hasta quería ver los Warimes, quería saber cómo eran. Wajari le dijo: “Ni los instrumentos musicales ni los Warimes son propios para las miradas de las mujeres”.
Wajari fue el que los hizo. Luego él también se puso los warimes y entró en la churuata, como nosotros mismos hacemos. Wajari cantó, tocó su maraquita. Tchejeru le respondió, cantó y se dio cuenta que era la voz de su hermano la que venía de adentro del Warime. Salió corriendo hacia el bailador y corrió la cortina de hojas de palmera que le cubría la cara.
Wajari salió corriendo, dejó a su hermana y escondió el Warime en su churuata. Dijo que no era de aquí, que no la había traído de la casa de su madre.
Tchejeru quería saber por qué solamente Wajari podía conocer el secreto. Ya una vez había corrido la cortina y había visto quién se escondía bajo la máscara. Tchejeru era muy curiosa, hubiera querido ver las cosas prohibidas. Pero no la llevaron allá, donde suenan los instrumentos musicales.
Pudo ver la danza del Warime, eso sí, pero esta no era tan secreta. Porque cuando bailan, las hojas de palmera cubren los rostros. Si te pones una máscara en la cabeza, nadie sabrá quién está bajo el Warime.  Porque hasta tu voz cambia. Cuando yo bailé esa danza, también canté con otra voz.
Mi padre, el difunto Ñemeh, si que tenía buena voz. Sabía tocar el chuwo, el worrah y hasta la muotsa. También tocaba el dyajo; conocía todos los instrumentos. Él me enseñó a mí también cómo tocar el chuwo, la voz de Wajari.


Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015). 

jueves, 8 de junio de 2017

Breves cuentos, mitos y leyendas indígenas (7)

Imagen en el archivo de Martín Garza

EL ARCOIRIS (etnia yukpa)
Tubira
 Kuschumchi, el rojo: Schikaka, el azul; Araura, el amarillo; Kussre, el morado; Shipi, el verde, éstos eran los miembros de la familia Tubira, que acostumbraba a vivir en las cabeceras de los grandes ríos. Todos tenían cuerpos suaves, ágiles y relucientes, de distintos colores, que ardían como las llamaradas de una hoguera.
 Los yukpa veían a los Tubira juntos al agua, en la espuma o tras la gota de la lluvia.
Una noche el yukpa Potaiké, mientras dormía en su chinchorro de corteza de árbol, soñó con un bellísimo Tubira, o arcoiris, que se extendía del este al oeste. Distinguió bien los cinco colores, que ardían como el fuego.
 Al amanecer del día siguiente, cuando apresurado se dirigía al río para tomar agua y lavarse antes de empezar su jornada de trabajo, una visión extraordinaria lo deslumbró: la familia Tubira, reunida, brillando exactamente sobre el curso de agua.  Potaiké, asombrado trató de retroceder y esconderse, pero una voz imperiosa lo detuvo:
-¡No retrocedas ni un paso! Te estamos esperando desde anoche.
 De inmediato Potaiké se sintió trasportado, llevado por los aires, y se encontró en medio de aquella reunión familiar.
 Oyó entonces otras voces:
-No tengas miedo, somos tus amigos, y mientras tú también lo seas para nosotros no te haremos daño. Ven, siéntate, comeremos juntos.
 Potaiké obedeció y aquella comida le pareció exquisita. Era un banquete de carne de venado, que los Tubira habían asado con sólo tocarlo. Los contempló detenidamente. Sus rostros resplandecían como el fuego, cada uno de un color distinto.
 Terminado el festín, el jefe de los Tubira habló:
-Potaiké, de hoy en adelante no comerás nada caliente. Si no obedeces te quemaras por dentro. Te prohibimos terminantemente hablar a nadie de nosotros, ni siquiera a tu mujer. Nuestro encuentro será secreto. Si lo comentas, tu boca se torcerá, y se torcerán también tus brazos y piernas.
Durante algún tiempo el yukpa cumplió la promesa pero, al pasar los días, se cansó de comer todo frío.
Deseaba, además, contar lo ocurrido.
Resolvió hablar y le refirió a la esposa su amistad con los Tubira. En ese momento, su boca se deformó y sus dedos se torcieron para siempre.
Así el jefe de los Tubira castigó a Potaiké por romper el pacto.
Es por eso que los yukpa admiran a Tubira, el arco iris, cuando brilla en el cielo, pero jamás lo señalan con el dedo, porque creen que en momento de hacerlo sus manos podrían torcerse, como las de Potaiké. Ellos respetan a Tubira.
Y cada vez que Tubira cuelga sus luces en el firmamento, los yukpa saben que ese es el momento en el cual todos los miembros de esa familia se reúnen para comer: No deben navegar, ni remontar sus canoas los cursos de agua. Es peligroso acercarse a las cabeceras de los ríos cuando Tubira resplandece en el cielo.

Tomado de “El mundo mágico de los yukpa”, Marisa Vanini y Javier Armato, Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana  (2005)



¿CÓMO CREARON AL BÁQUIRO? (etnia piaroa)
Muchas veces cantamos sobre el báquiro, el ime, antes de comernos  su carne y mientras bailamos con su máscara. Hay varios cantos sobre los ime, y también hay una historia sobre su creación.
El canto de la danza de máscaras sigue derecho, mientras que el canto sobre las enfermedades del báquiro serpentea como el caño. Me gusta el canto del Warime y también el del báquiro porque son interesantes. En la zona de los manantiales, el Sipari-aje, allá donde en época de la seca se alza la churuata de Marepa hay una montaña, la Ime-tajtawinawa. Allá crearon al báquiro. Yo sé dónde está la gran montaña de piedra, la Ime-tajtawinawa. Frente al caño Sipari, en la selva.
Allá cantaban también el Warime, el canto de la fiesta del báquiro. Son innumerables las palabras del canto: ujku-vasruve, luego ujku-yuwe-yuwe, luego arikoto. Son muchas las palabras como esas. Cuando suenan los instrumentos y bailan las máscaras, se puede escuchar el canto del Warime.
Los bailadores se van deteniendo, van diciendo las palabras del canto y las mujeres responden. Solamente las mujeres que dan las respuestas conocen el canto. Las otras, no. Y los que responden van vertiendo de su garganta las palabras.
Los bailadores y cantantes se quedan un rato en el monte, como una hora, luego siguen subiendo. Arikoto, dicen abajo. Nea-a parewa, se encaminan hacia abajo. Luego vuelven a subir y a bajar como el báquiro. Allá fue donde crearon al báquiro. Esa es también obra de Wajari. Pureydo es el lugar donde las sierras se suceden entre sí. Los hombres andan enmascarados. Luego entran en una churuata, en otra, en otra tercera.
Antes de haber creado a los piaroa solamente existían muchas montañas de piedra y la selva. La montaña de piedra era una churuata abandonada, pues la churuata de los piaroa es como la cima de la montaña. Y Wajari reconoció las churuatas abandonadas cuando se escapó de sus enemigos. Porque Kwoimoi, la culebra venenosa, deseaba su muerte.
Pero Wajari, para que no lo reconocieran, se puso una máscara. Cambiaba constantemente de aspecto e iba de una churuata a otra disfrazado con las máscaras, y le dio muchas cosas a los hombres hasta que llegó a la churuata abandonada. Por eso es que cantamos sobre ese lugar. Pureydo no está cerca, Pureydo está lejos.

Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).



EL CANTO DEL BÁQUIRO (etnia piaroa)
Buoka llegó primero, lo siguió Kwoimoi, la culebra venenosa. Buoka nunca fue a visitar a Kwoimoi porque tenía miedo que lo atacara y se lo comiera. Wajari después de haber sido creado por Buoka, quiso ir a visitar a Kwoimoi, porque no lo conocía y no sabía que Kwoimoi había probado varias veces matar a Wajari y a Buoka porque le envidiaba las ceremonias enmascaradas, quería robárselas para poderse comer a los bailadores enmascarados. La culebra venenosa se escondía tras todo tipo de máscaras y no hacía más que pensar cómo podría matar a los dos hermanos.
Sin embargo, en cuanto a sabiduría, Kwoimoi quedaba mucho más atrás que Wajari, sus pensamientos eran más pequeños. Wajari le dijo a Kwoimoi: —¡Primero te mataré antes que tú me mates!
Los dos hermanos decidieron celebrar una gran fiesta y enseguida comenzaron a prepararla. Mientras tanto, Kwoimoi, bajo la forma de todo tipo de animales los iba espiando. Sin embargo los dos hermanos estaban alerta, advirtieron al enemigo y salieron corriendo. El único deseo de Buoka era el de dirigir la primera fiesta. Pero Wajarile dijo:
—No lo hagas. Nosotros tenemos que organizar juntos la fiesta, pues tú no sabes lo suficiente y va a terminar mal la cosa si celebras solo la ceremonia. Sin embargo, Buoka no le hizo caso a su hermano y salió para preparar él solo la ceremonia de los enmascarados. Pero vino Kwoimoi y se comió todos los objetos sagrados que Buoka había preparado para la fiesta.
Hoy en día el mékira, el chácharo, es el espíritu de los bailadores que Kwoimoi se comió. Esos chácharos hubieran podido ser aún mayores que el báquiro de hoy si Kwoimoi no los hubiera devorado. Luego Wajari preparó los instrumentos de la fiesta, pero los mantuvo bajo su más estricta vigilancia. Buoka, llorando, contemplaba los trabajos de Wajari. Wajari le preguntó a su hermano:
—¿Cómo van los preparativos de tu ceremonia? ¿Todo bien?
—Kwoimoi devoró todos mis bailadores a excepción de uno. –respondió Buoka–. Como ves, las cosas van muy mal.  —¿No ves? Te lo dije, preparémoslo todo juntos. Yo sé más que tú –dijo Wajari.
Pero Kwoimoi solamente esperaba el inicio de la fiesta, también aspiraba a los bailadores de Wajari. Poniéndose una máscara se acercó a espiar. Pero en vano se escondió, Wajari reconoció al enemigo y le dijo:—No te acerques. Los instrumentos de la fiesta son sagrados, y no es necesario que otros los guarden; es suficiente si yo, Wajari, cuido los instrumentos.
Kwoimoi fue para su casa y se buscó otra máscara. Pero Wajari sospechaba lo que se traía entre manos (al final Wajari mató a Kwoimoi para vengarse de que le había devorado los bailadores a Buoka).
Tenemos que saber que la esposa de Wajari, Kwawañamu, era hija de Kwoimoi. Pero hasta los hermanos de su esposa, ayudaron a Wajari contra su padre. Querían ayudar a su cuñado Wajari, querían salvarlo y lo consiguieron con el yawa-keba (amuleto hecho de una fruta negra, que por eso los piaroa no la comen hoy en día). Ellos le dieron a Wajari el amuleto de fruta para que lo protegiera contra Kwoimoi. Wajari lo aprovechó y se defendió contra Kwoimoi.
Luego de la fiesta de los enmascarados, le devolvió a sus cuñados el amuleto y les dio las gracias. Los cuñados de Wajari, hermanos de Kwawañamu se llamaban: Kewiyepu, Irekuwa y Kumatari.


Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos Boglár  Fundación Editorial El perro y la rana (Caracas, 2015).