Imagen en el archivo de Juana Pedroza Hernández
LEYES SAGRADAS (Etnia Pemón)
Cuando me refiero a los árboles que nosotros
llamamos sagrados, es porque no los puede tocar uno cualquiera. Sino que son
utilizados para preparar buenos cazadores y buenos pescadores, de acuerdo a
donde esté ubicado ese árbol. Si por ejemplo el Ayuk o el Wilkawa está a
orillas del río o está inclinado hacia el río, quiere decir que ese árbol
sagrado sirve para prepararse para ser un buen pescador. Y si está a orilla de
la sabana, y está más o menos doblado
hacia la sabana, quiere decir que ese árbol es bueno para ser buen cazador de
venado sabanero. Y si está inclinado en la orilla de la montaña hacia adentro,
quiere decir que es bueno para cazar los animales que viven en las montañas, y
así todo lo demás.
También
decimos que el Tigre es sagrado, porque tiene su dueño que es el Mayikok. Los ancianos nos dicen que así como los Pemón
tenemos nuestros perros para que nos cuiden la casa, inclusive los enseñamos,
los entrenamos para ser buenos cazadores, en la misma forma los Mayikok o los
Patamona que viven en las montañas
tienen esos tigres.
Y si uno mata un tigre, ellos en cualquier
momento que lo encuentran a uno le hacen cualquier maldad, como en venganza
para que uno sea respetuoso y no vuelva hacer eso.
También hay culebras sagradas, que no se
pueden tocar así sin más ni más. Hay una culebra que tiene unas pintas bonitas
así medio rojas y, medio blancas en forma de rombos. Esas también son
sagradas porque pueden traer
consecuencias negativas si uno tiene un hijo recién nacido. Si por cualquier
motivo la tocó o se acercó, uno tiene que hacer el “contra” para que no le haga
daño a la criatura.
También hay cerros sagrados porque están ahí
los espíritus de los cerros.
Los piasan cuando van hacer sus ritos
nocturnos, empiezan con el canto de Marik. Hay dos clases de Marik. El que
utilizan los piasan tiene su introductorio, su desenvolvimiento, y su final.
Hay que cantarlo en ese orden para que no surta efectos negativos. La persona
que no conozca tal norma pierde su conocimiento, se hace anormal, y eso le ha
pasado a muchas personas.
Yo conocí a un familiar mío que le gustaban
esos cantos de Marik, le gustaba ser piasan.
Pero parece que psicológicamente no tenía
aptitud para desempeñar esa función. Y por eso cantaba en cualquier forma,
hasta que se enfermó, se alocó. Otro piasan que lo conocía dijo: Mira, eso pasa
porque sin tener cualidades para ser piasan, se ha puesto en eso y como no
entiende se ha vuelto loco. Nos dijo que hay muchas cosas que son sagradas y
merecen respeto. Eso es lo que nosotros llamamos sagrado.
También la mujer es sagrada, por ejemplo, en
su época de menstruación no la podemos tocar, no la podemos tener sexualmente
porque trae muchas consecuencias: dormidera, flojera. ¿Se nos muere un
familiar? Bueno, eso tiene sus consecuencias negativas también. Los niños de
otras familia que vengan a donde ha muerto una persona, les afecta. Entonces le
da fiebre, dejan de comer, se enflaquecen, pasan días sin comida y están
permanentemente llorando. Entonces hay que contrarrestar eso. Y todas esas
cosas nosotros las llamamos intocables o sagradas. Es ese orden de ideas es que en toda la Gran Sabana, algunos
lugares son sagrados.
Esa es la
advertencia que nos hacen. Ese es el motivo por el que decimos que en toda la
Gran Sabana hay árboles sagrados, hay pájaros sagrados que no pueden tocar, hay
quelonios sagrados… como el morrocoy. El morrocoy es sagrado porque, teniendo
un hijo recién nacido, si uno no hace una oración para contrarrestar para que
no le haga daño, la criatura dobla piernas y los brazos, y así se queda. Yo
tengo un ejemplo muy claro de un señor de Kamarata, que se llama Santiago
Rosen, quien no hacía estas cosas.
No creía en estas cosas. Y un día le dijeron:
Mira, usted tienes un hijo recién nacido.
Cuidado. - ¡Ah, yo no creo en esas cosas! –
Comió y un hijo de él quedó con los brazos y las piernas torcidos, así como el
morrocoy. Y así han pasado muchas cosas.
Ese es el motivo por el que nosotros decimos
que esos son sagrados, por no decir peligrosos. Porque si uno sigue las normas
que le dan los viejos, dejan de ser peligrosas pero al mismo tiempo son
intocables. Por lo mismo que son
intocables es que nosotros decimos que son sagrados algunos árboles, algunos
animales, algunas aves, algunos quelonios, e inclusive peces.
Hay también unas matas que muchos criollos
utilizan, como por ejemplo esas maticas que tienen las hijitas como la hoja de
ocumo, con sus pintaditas así rojas o blanquitas, una son buenas como para
remedios – para ser buenos cazadores, para ser buenos pescadores. Pero también hay otras que si uno no sigue las normas le dan a uno, se
convierte en cosas peligrosas.
Uno como consecuencia de eso puede sufrir de
dermatitis, sufrir de parálisis. Ese es el motivo por lo que quiero dar esas
pequeñas explicaciones. Quizás los que me lean dirán: Eso es puro cuento.
Eso no es puro cuento. En un evento que se
realizó en Caracas, el entonces Director de Asuntos Indígenas, Omar González
Ñáñes nos contó lo siguiente: Nos dijo que había estado como 12 años entre los
indígenas Warekena del Amazonas, que le cogieron aprecio. Él tiene un libro que
escribió sobre su experiencia y el nos contó que en una noche, cerca de la
comunidad en que estaba, oyó roznando un tigre, cerquita. Hacía ¡Jau, jau, jau!
Como le habían dicho que los tigres roznan en esa forma, el preguntó: ¿Bueno,
hay tigres por esa parte aquí mismo? Y los indígenas se rieron.
Una vez que se iba a regresar a Caracas, le
dijeron: Mira, Omar, te vamos a dar un obsequio. Y le dieron una mata que era
el guardián que ellos tenían en los conucos.
Ellos ponían eso, como para que cuando se
acercaran extraños roznaran como los tigres y los asustara.
El siguió contando lo siguiente. Le regalaron
una mata como guardián, y le dijeron: Mira, Omar, usted tiene que alimentarla
de vez en cuando. Para eso usted compra huesos de res, o de otro animal. Los
hierves y entonces con eso es que la vas a regar, y le vas hablar, como a un
amigo, como hablar con una persona: Protégeme la casa, o avísame cualquier cosa
que me pueda suceder.
Tomado de
Pataamunaanü´nin: Nuestras Tierras son de nosotros (Etnia Pemón). Carlos
Figueroa. Ediciones El Pueblo. Ciudad Bolívar. (2005)
LA MUERTE DE KWOIMOI (etnia Piaroa)
Ya desde hacía tiempo Kwoimoi venía
rompiéndose la cabeza para ver cómo podía matar a su yerno Wajari, porque se lo
quería comer. Su hija, Kwawañamu no era una esposa muy buena que digamos para
Wajari. Estaba un poquito loca y se pasaba la vida quejándose de Wajari. Un
buen día fue donde su padre y le dijo: —Me gustaría que te comieras a mi
marido.
Y Kwoimoi se echó a reír lleno de maldad,
pues eso era lo que quería desde hacía tiempo. Precisamente andaba Kwoimoi por
la churuata de Wajari, mas ya Wajari sabía que su suegro estaba preparándose
para matarlo. Se puso a pensar: —¿Por qué querrá mi suegro matarme?
Kwoimoi tomó la figura de diferentes animales
para poder observar a Wajari pasando inadvertido. Wajari siguió su ejemplo
transformándose primero en tigre, luego en serpiente y por último en águila.
Una noche Kwoimoi también se transformó en
tigre y se escabulló en la churuata de Wajari para devorarlo. Pero Wajari se
escondió bien en el techo, tomando la forma de águila, luego descendió sobre
Kwoimoi le dio un picotazo en el hocico a su enemigo y, bien sujeto, salió
volando con él hacia lo alto. Y tanto voló y voló alrededor de la tierra que
Kwoimoi se murió.
Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos
Boglár Fundación Editorial El perro y la
rana (Caracas, 2015).
LA MUERTE DE BUOKA (etnia Piaroa)
Un veneno mató a Buoka: el ñiyaekwa. Ruwa’yai
le dio el veneno porque Buoka puso en ridículo a un niño y los padres se
ofendieron. Ellos fueron los que le pidieron a Ruwa’yai que matara a Buoka. Wajari
no sabía nada de lo ocurrido. Un buen día salió a visitar a Buoka. Entró en la
churuata y preguntó por Buoka. —Se fue a
visitar a los blancos y a los indígenas waika.
Wajari buscó a su hermano por todas partes,
pero nadie supo darle noticias de él. Solamente sabían que Wajari tenía un
hermano que se llamaba Buoka. Wajari regresó a la churuata de Buoka y acusó a
los que allí vivían: —¡Ustedes mataron a Buoka y no se atrevieron a decírmelo!
Más tarde Buoka renació y se convirtió en lo
mismo que era antes. Recibió de Enemey Ofo’daa su figura y todas las partes de
su cuerpo. Renació en la figura de Tuwa Ñemeli, el ciervo rojo. Buoka recibió
los ojos de Enemey Ojo’daa y eran exactos a los suyos.
Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos
Boglár Fundación Editorial El perro y la
rana (Caracas, 2015).
LA MUERTE DE WAJARI (etnia Piaroa)
Wajari entre sus viajes fue a parar entre los
hombres blancos, donde lo atacaron perros rabiosos y lo botaron de allí. Y por
dondequiera que viajó fue perseguido por los perros. Por los perros de los
makiritare, de los yabarana o de los waika. Wajari corrió hasta Colombia, y
luego todavía más al sur. Bajo los raudales de Ayacucho cambió de figura y se
sumergió bajo el agua, llegando a la orilla después de Mariweka. Pero allá lo
persiguieron los virus de los perros. Se escapó corriendo.
Wajari saltó al agua y los perros detrás de
él. Se zambulló bajo el agua y saltó de una tierra a la otra, saliendo por aquí
y por allá. Pero siempre los perros le seguían el rastro. Wajari llegó a Dimoro
y lo atacaron los perros de los indígenas mabu y
wohitemu. Se escondió en los montes que se
encontraban entre el Sipapo y el Cuao. Allá escaló la montaña y se sentó a
pensar:
—¿Por qué esos perros me persiguen? ¿Tal vez
por el olor de mi cuerpo? Después de decirlo, se lavó minuciosamente y se
cepilló el cuerpo. Pero la limpieza no le sirvió de nada.Apenas se puso en
camino, los perros se le tiraron. Por fin Wajari cayó desmadejado de tanto
correr y lo mataron las lanzas de los mabu y los wohitemu cumplieron las
órdenes de los kikaipuro.
La muerte de Wajari apareció en una de las
visiones de Yubeku, uno de los grandes sopladores. Yubeku transformó la carne
de Wajari en una planta comestible y se la comió.
Tomado de: Cuentos y mitos de los piaroa. Lajos
Boglár Fundación Editorial El perro y la
rana (Caracas, 2015).
1 comentario:
Muy curioso. Menos televisión y más leer y seríamos más sabios. Gracias Isaías por compartir
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