Ricardo Jesús Mejías: bienvenido a Letras de Cojedes. Imagen archivo de Anita Mendoza
ARS POÉTICA
Cada noche
en ese momento más profundo
abro mi puerta a las palabras.
Ellas vienen desnudas
en una comparsa ciega
como una mano en busca
de otra mano.
Dan un paso
cuelgan el frío en el perchero
bailan hacia el fondo
en busca de la luz
encuentran el aire y el humo de una vela
un hilo de ausencias
que anudan mis abrazos.
No duran mucho tiempo
en mi morada
ellas son libres como el rumbo
de los astros
como el final de cada poema.
SI LLEGO A SER DIOS
por un día,
crean en mí con la fe
de una página en blanco;
haré de todas las nubes
países inocentes
llenos de pájaros.
La única verdad estará
en los poemas
o en la confesión de un árbol.
Y, siempre, vayan todos,
de brazos abiertos,
con la sequía en los labios,
con la sombra que les falta,
en mi espera.
ORACIÓN Ricardo Jesús Mejías.
Hazme pequeño
en tu abundancia de mar
y trigo
un humilde fiel
ante tu templo
un viajero
de las ondas y los rayos
sin importar los limites
del tiempo
dame pan azul y ríos dorados
cuando sienta el hambre
de tus pasos
hazme abundante
en mi pequeñez humana.
AZULES
Soñamos despiertos
nos desvestimos en el aire
somos azules en este viaje
en esta estación donde salen
trenes de mentira.
Pensamos en el camino
en los cuerpos
en las piedras
en palabras.
Y qué importa lo que hay
al final de los mapas
si siempre hemos vivido
en el borde
con la sed de bebernos
y encontrarnos.
CUESTIÓN DE FE
Todos
como puntos de luz venimos
a un largo túnel de promesas
algunos afirman estar de vuelta
y nos alegran sus buenas nuevas
otros dicen: “es cuestión de fe”
¿Y acaso alguien advirtió de su distancia?
¿de los pasos requeridos?
¿de cuánto aire y llama para arribar hasta el
final?
¿por qué tantas estaciones y mendrugos entre
ellas?
¿por qué tantas promesas como pan?
¿por qué no cabe agua en la mano que nos
trajo?
¿por qué tarda tanto la mano que nos lleva?
¿por qué tantos puntos apagados?
Probablemente
como otros dicen: “es cuestión de fe”
--
*No quiero ser el mismo
crucifijo
ni uno mas
bajo el tendido.
Deseo los cambiantes días
de las nubes
su inconformidad
etérea
su destino de ser
mucho y nada.
Necesito ser voz
de hálito lluvioso
para cubrir los campos
infecundos.
Ser el Dios
de alguna tribu
y llover milagros
como frutos.
*Escribo lluvia
poco a poco
con gotas como pasos
al vacío
con palabras como saltos
a las nubes
y la dejo caer
así como es ella
sin nombre
imprevista
sobre todas las cosas
sobre todos los seres
sobre las raíces del mundo.
POEMA MI SUEÑO VENEZUELA
“Busco un país inocente”.
(Giuseppe Ungaretti)
Sucede que te sueño Venezuela. No, no eres un país.
Eres una mujer que dice: “ven, ven a mi suelo, ven, enciende mis velas y
quédate”. Luego nazco, me ves crecer jugando en tu patio, a las metras, a la
perinola, al gurrufío. Llega el momento de salir de tu patio, de ir por ahí en
mi bicicleta, siempre como flecha de dos
puntas, no como una sin retorno porque a ti vuelvo. Cuando parto o regreso te
digo: “bendición”, como tú me enseñaste Venezuela. ¿Recuerdas? Y tu cielo, tu
cielo bajo el cual cabemos todos, lo conozco con un buen papagayo. En el sueño,
a tu alrededor veo muchos hombres armados con arpas, cuatros y maracas y
siempre te dan serenatas hasta las madrugadas. Esa sí que es una buena guerra.
Sucede que hay ruidos que acaban con el sueño. Y
despierto. Y eres real. Eres mi país. Y te veo sola como un ángel que se abraza
con sus propias alas. Luego te levanto y lavo tu rostro, veo de nuevo tu faz
limpia como el corazón de un niño. Te armo como un rompecabezas. Ahora eres una
casa, abro tus ventanas para que despiertes a los girasoles y escuches las
buenas noticias y veas los puentes, más anchos, como antes ¿Recuerdas?
Pasa que confundo el sueño con lo real, y cuando
esto acontece, nos sentamos juntos a la mesa mi querida Venezuela, con un
mantel limpio como nuestra mirada, y mil veces tocan tus hijos a la puerta y
comemos abrazados un plato inocente.
¡Ah, se me olvidaba!, en el sueño la noche era un
plato de caraotas y la luna una arepa.
*En las noches sin nombre
te busco como un sol en los bolsillos
hago que habites cada rincón
de este rezo o escritura.
Me pienso como un Dios
con sus propias islas
mientras muerdo la canción de cuna
de tus senos.
En la llama de una vela
viajo
te doy todo mi temblor
y mi única certeza
es la duda que existas.
Leyendas y cuentos cortos venezolanos (31)
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Gracias por su visita.
Isaías Medina López (Coordinador).
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