Un nuevo saludo llanero al maestro César Seco. Imagen en el archivo de Barbuquejo
De La
playa de los ciegos (Ediciones Imaginaria. 2014)
PLAYA
El
único paisaje es aquí la respiración entrecortada de cuatro casas
que
se alinean frente al mar.
Las
sombras insisten con nudillos
de
aire sobre los pomos.
En
alguna parte hablan y nadie escucha
lo
que las olas traen.
Alguien
estuvo limpiando y dejó aciago
sudor
en el piso.
Ese
alguien ya no está.
El
mar comenzó a hablar
de
lo que el presentimiento trajo.
Comencé
a leer lo que decía la lluvia.
Apilé
los libros a la ventana.
La
lluvia duró cuanto la noche duró.
La
única costumbre que tuve fue conocerme.
Me
quedé a vivir en los escombros.
BORRADOR
Este
lugar ya no es
ni
volverá a ser lo que era.
Entre
esta gente, su grave honra
y
sus alegres vicios, labré mi palabra
y
penetró hasta donde le hubo sido dado.
Aquí
por esta calle caminando llegó
mi
primer verso desprovisto de ruido.
Una
súbita luz lo acercó a mis ojos
sin
significado alguno.
Locura
pasaba a recoger a su pasajero.
Mi
maleta de adjetivos y símiles
fue
insuficiente al relámpago
que
nubló mis pupilas.
Supe
que aquello no era más
que
el dolor fronterizo de mi nada.
Allá
en aquella otra calle que borró el alud,
bajo
la ruma asfixiante de las piedras,
la
noche me sirvió su plato de estrellas
que
supuse último antes de esto y no lo fue.
La
poesía es vagabunda.
Encuentra
siempre lugar en la voz de otro,
en
su silencio.
·
BECKETT
ENTRE ESCOMBROS
Ahora
que el payaso se borra la risa
con
su mano.
Ahora
que el actor principal dice:
-Mi
papel es la esencia de mi vida y,
ésta,
quien soy una vez despojado
de
la máscara.
El
payaso ríe de la muerte y,
fría
y brutal la carcajada que obtiene
por
respuesta.
El
actor prefiere no hacer su personaje
y lo
que deja en escena es un grito mudo.
El
payaso consuela al actor:
-Culpamos
al diablo y él nos mira:
niño
regañado por no aprender la lección-.
El
actor ríe y se va poniendo serio
hasta
sus facciones igualar
las
del payaso que le espeta:
-Todo
lo que ahora hiede es nuestro
vestuario
enterrado bajo el lodo.
CASTILLETE
Armando dispuso todo a manera
de bóveda astral.
Un bejuco fajado a su cintura
separaba cielo y tierra.
Tres niveles, un sótano, un solo acceso.
Su abuela lo construyo pensando
en un piano para sus manos,
y trinitarias sembradas alrededor.
Cada noche acudía desnudo
al farallón que ya no está.
Descendía como quien viene o va
a donde no se vuelve.
Su sangre de vino vertía en azogue.
Se miro atravesar la pared, salto,
abrazo a su mono y volvió a ser.
El casco de un toro escarbaba su cabeza.
La felpa de las muñecas,
la esperma vertida, el loro disecado,
la botella.
Lo que vino a dar aquí volvió por donde vino.
Tras la montaña el mar aguardo.
Su sombra la decapito la luz.
Nada dice que algo estuvo aquí.
Del poemario NADIE y NINGUNO
NADIE
Volveré por esa calle donde nadie
me recuerda y todos me conocen.
Caminaré por esta otra donde me
ignoran y ninguno sabe nada de mí.
Atravesaré aquel callejón oscuro y
tal vez el ojo que me sigue sólo vea
la sombra que la escasa luz de ese
poste fija en la esquina pensando
a dónde ir. Estaré allí esperando
nada o esperando todo. Acaso sea
la calle contigua la que me lleve a
ese otro lugar distinto a donde iba
y no llegué. La vida no se detiene
a esperar a nadie. Sólo puede mirarme
de reojo mientras paso, pero no es
su ojo lo que anhelo, lo que persigo
es el olvido que no aparece mientras
sigo, aunque lo presienta caminando
adelante distraído o sospeche ya que
no existe porque no me ha visto.
PECADO
"Hijitos míos estas cosas os escribo
para que no pequéis..."
1 JUAN. 2.1
No es lo que nombra sino lo que hace.
Con el caminas de espalda y la flácida
campana colgante de tu garganta baila.
Paso candado y se encerró contigo y el
para hacer triza la ventana y lo que se
imputa a su inclinada aguja de reloj. Lo
que toca desangra en el limpio mantel
que te precias ahora esconder debajo.
<No es lo que comete sino lo que él no
evito> Rótulo que no es nube alrededor
del cuello sino el lazo y su cordón. Lo
que concediste a lo oscuro en el cuarto
que a tientas te llamo. La cortina que no
quisiste levantar para ver bien. El doble
cartón que puso para que no pasara por
una hendija el aire fresco que tuvo en el
venir advertirlo en su trama. Teniendo
la lucia bandeja del poder en las manos
las dio al lodo de ese incurso brillar, el
suyo, sin que dijese 'esto no es mío' por
que lo voy a tomar con todo del plato,
asir pocillo o copa, que se inviertan, tal
se dan vueltas cosas sin saber a quien
van arrastrar. No es su nombre sino su
rostro lo que lo hace reconocible, porte o
no mascarilla antiviral. La riqueza del que
peca es la huida del Rey, la espada: ser el
mismo su primer juez. El Enemigo es un
sobrado pecador desde el principio. No
es el hecho que le nombra sino el acto
de contristar el Corazón Mayor de quien
le mira esperando no venga con cuento.
Él te condona si te arrepientes de veras,
sin amago de religión, en la sola paz de
su intimidad. Dios sabe por qué esto va
y envuelve al que incurre y al que le niega
perdón. Solo que sabe es gema cuando
a un lado y otro de la mano está.
CALLES
"Un poema es un espejo que camina
por una calle desconocida".
Lawrence
FERLINGHETTI
Esta viene por donde termina aquella.
La siguiente estuvo al inicio de otra y
la contigua es una prolongación de la
avenida cuando esto era el centro. Me
doy a internarme en sus vericuetos y
dar con sus escondrijos viejos. Soy
uno más, no el que ven entrar en aquel
edificio que se está borrando, lento.
Hablo en la caries del asfalto y en la
cicatriz de las aceras van resonando
mis huellas o, de súbito, las creo ver
aparecer en el polvillo que paciente
el hombrillo aloja riendo. Dibujo el
recorrido que pueda alcanzar lo que no
recuerdo. No hay lugar que no aviste y
guarde el día en que estemos solos, sin
mas Nadie en la cabeza que Ella inclinada
buscando monedas. Las calles, ovillo
que mis ojos desenhebran. Unas salen
por donde otras entran, trozos de papel
tras ese alguien que la brisa paso a paso
lleva. Algunas vienen solas. En la bruma
insospechada del sueño te encuentran.
Abriendo ventanas y cerrando puertas.
Las calles se devoran unas a otras.
Transeúntes de sí mismas se abrazan en
las esquinas. De callejones sin salida
vuelven al lugar a donde siempre llego.
Donde cada una desaparece delante de
mi vista.
SUEÑO
"El sueño es el momento en el que
el sabio y el loco que están dentro
de nosotros se cuentan sus secretos".
Marie-Paule BELLE
Nunca se escribe el sueño tal como se tuvo.
Lo que se cree fue sueño es lo que se escribe.
No hay sueño escrito en la medida del sueño.
Al despertar, el sueño es un resto de sombra.
De súbito se alumbra una esquina del sueño.
No es la calle esta la que borraba a oscuras.
Su penumbra viene a despertarnos untada
en paredes y alcanzada es por la claridad en
la página del día en que estamos. En vuelo
nos perdemos desnudos o una suave música
nos regresa a donde no sabemos. Era otra, o
está cerrada la habitación a donde íbamos
se ha ido o hay en demasía luz para distinguir
rostros y cuerpos familiares que se alejan y,
sus pasos, no dejan huellas. Lugar sin techo,
cueva sin piso debajo. Saltamos ese muro y
caemos en nada. O bien, la sombra de Uno
nos siguió o la de Otro nos estuvo esperando,
ahí donde no lo vemos y somos El, callado.
Un trozo olvidamos del inicio, y de lo que
pudo ser el final nada queda. Nunca estuvo.
¿Lo hubo para que digamos esto? El sueño
nos vuelve al lugar donde una vez fuimos
polvo rociado en la mesa extensa del cielo.
Nos apaga una vela al fondo nuestro.
ACTOR
"El teatro es una ilusión y tratar de
definirlo con palabras, es un fraude".
Nacha Guevara
Ando sobre la piel del día en que
me espero sentado en la puerta
de la casa con el cuaderno abierto
en la página donde nada escribo.
Lo que ha de ocurrir sucederá en
un instante. Alguien que no soy
me ocupa y dice lo que no diría yo.
Llega y no puedo apartarme. Solo
escucha si hablo de él, si no lo
hago entiende que debe hacerlo
sin aguardar. Ya. Sabe que estuvo
ocurriendo. La escena ha de quedar
bien ante el ojo luminoso que nos
proyecta en la pared de un sueño.
Ahora. Una bala viniendo directa y
se aloja en mi antes de verme caer.
La puerta se va cerrando al mismo
tiempo que las nubes desaparecen.
Enseguida, en la ventana, recobra
su silueta. Estoy hablando de nada
a Nadie en ninguna parte.
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