El habitante originario del “Nuevo Mundo” fue sometido a
crueles estados
de guerra y esclavitud por los conquistadores y colonos de la
culta Europa
El proceso de conquista y ocupación del
territorio cojedeño por parte de los conquistadores y encomenderos se remonta
al siglo XVII, siendo entonces cuando se inició el proceso de colonización
europeo en Cojedes. Ello se produjo con el establecimiento del primer centro
poblado, al cual se denominó “San Antonio de Berrío”, fundado por
Baltazar Matías de Almao el año 1616,
comunidad que se mantuvo hasta 1621 cuando debido a los maltratos hechos a los
indígenas estos se fugaron hacia Araure. Este conquistador logró reducir a los
indígenas “guamonteyes” que se encontraban en los montes de Acarigua, huyéndole
a los indígenas “caribes”; Almao los llevó al sitio de Tucuraguas y allí
estableció un poblado, como ya se dijo, en 1616, donde pagaba los costos de la
iglesia y un sacerdote (no misionero) pero varios años después ante la ausencia
de Almao el poblado quedó a cargo del Alférez José Suarez, quien condujo a
varios indígenas al valle de Acarigua, obligándolos a realizar trabajos
forzados, maltratándolos, lo cual provocó que muchos huyeran hacia los ríos
muriendo ahogados más de 300 entre mujeres y niños, provocando así el final del
poblado en 1621.
La
fundación de este pueblo aparece reflejada en los registros de encomiendas,
siendo publicado por Vicente Dávila en su libro “Encomiendas”, tomo V (pág. 180):
“Auto expedido por el gobernador don
Francisco Núñez Melean, con inclusión de una petición hecha por el cap. Bartolomé
Suarez Daboín a nombre del cap. Baltasar Matías de Almao, y la real cedula
despachada en su favor. el dho mi parte hizo asiento con el gobernador don
Francisco de la Hoz Berrío que lo fue de esta provincia de hacer los castigos
en los indios hirajares y ... poblar
un pueblo de cantidad de mil cien indios con iglesia y campana y cura a su
costa para que en nombre de su majestad se le hiciese merced de prorrogarle una
vida más la encomienda que posee en
segunda vida y en cumplimiento del asiento
el dho mi parte hizo los castigos... y asi mesmo pobló en el valle de Tucuragua
el pueblo nombrado San Antonio de Berrío
con más cantidad de mil y cien indios en forma de pueblo con iglesia y campana
y cura que lo fue el licenciado Cristóbal Gómez...
Se adjuntan aquí los testimonios ofrecidos
por el propio Baltazar a través de testigos que avalan su labor fundadora del
pueblo de San Antonio de Berrío en
Tucuragua:
“interrogatorio
presentado por el cap. Baltasar Matías de Almao, para que examinen los testigos..
: iten saben, vieron o han oído decir que el año pasado de seiscientos y
diecisiete el señor gobernador y capitán general que fue de esta provincia don
Francisco de la Hoz Berrío acatando la mucha lealtad mía, de mis padres y
abuelos que han servido a su majestad
hemos tenido en su conformidad me dirigió comisión y título en forma de Capitán
de Infantería para que como tal vasallo del rey ntro señor levantase e hiciese
jente militar y que entrase en los llanos a descubrir y castigar los indios de
nación noaras rebeldes a la corona
del rey...
...iten
si saben o han oído decir... teniendo noticia y certidumbre que algunas
parcialidades de indios de los llanos se habían retirado de temor de los
caribes cerca del valle de Acarigua y pueblo de San Miguel... pedí y suplique
al dicho Gobernador me diese comisión para poblarlos y reducirlos en buena paz,
el cual... me concedió la dicha comisión... y con bastante número de soldados
hice la dicha entrada y... sin ser necesario guerras ni contienda los reducí a
buena paz en servicio de dios ntro señor y del rey don Felipe, cuyas cabezas de
nación eran los capitanes Ariguiguare
y Aguriagure Auramaquire y el capitán Acarigua,
Yanahaure, el capitan Poporo Paparitano Araiguana con más de mil indios sus sujetos y
deseando el cristianismo los saqué y poblé en nombre del rey sin apremio alguno
en el sitio que llaman Tucuragua...”
Destaca como información singular en el
párrafo anterior la identificación por su nombre autóctono de varios caciques
indígenas reducidos por el Capitán Baltazar Matías de Almao, pudiendo ser esta
la primera referencia de este tipo que se tiene para la región de Cojedes.
También publica Vicente Dávila los
testimonios presentados años después por el Capitán Juan de Salas para
demostrar su vínculo parental con Baltazar Matías de Almao y la responsabilidad
de este en la fundación de dicho poblado:
“información
de testigos que ofrece dar el cap. Juan de Salas , por el tenor siguiente: digo
que el cap. Baltazar Matías de Almao, mi padre, hizo asiento y capitulación con
don Francisco de la Hoz Berrío, Gobernador y Capitán General de esta provincia,
el cual le dio título de Capitán de Infantería, para que pudiese hacer gente y
con ella entrar a su costa a los llanos a conquistar y reducir mucha cantidad de
indios de las naciones que en dichos llanos hay, y de tenerlos juntos agregados
hiciese un pueblo en nombre de su majestad, como lo hizo, y habiendo reducido y
sacado de los dichos llanos más de mil y trescientos indios, con sus mujeres e
hijos, los pobló en nombre de su majestad en un pueblo llamado San Antonio
de Berrío o Tucuragua... ...y les hizo iglesia y puso en él al licenciado
Cristóbal Gómez para que les fuese enseñando lo que de su obligación era, y
bautizándolos como cura doctrinero que era del dicho pueblo, y estuvo en el mas
de tres o cuatro años de asistencia dándoles doctrina a los dichos indios, y el
dicho mi padre le pagaba su estipendio todos los años, y así mismo tuvo en su
resguardo ocho hombres con sus armas y demás pertrechos todo el tiempo...”
Aunque solo tuvo una duración de apenas cinco
años, San Antonio de Berrio, en Tucuragua, constituye el primer poblado
establecido por los españoles en territorio cojedeño, con la particularidad de
que el mismo tuvo carácter laico, a diferencia de los siguientes, que fueron
pueblos misionales fundados por religiosos capuchinos.
Después de transcurridos 40 años de la
desaparición de San Antonio de Berrio,
se produjo la fundación de otro centro poblado en la zona de Tucuragua
(probablemente en el mismo lugar), el cual se produjo como consecuencia de que
en abril de 1661 se fugaron los indígenas guamonteyes
asentados en el pueblo de Auro y los cherrechenes del pueblo de Araure (actual estado Portuguesa), estos últimos huyeron hacia el rio Pao y los
primeros hacia la zona de Tucuragua. Los misioneros siguieron tras ellos,
fundando entonces los pueblos San
Francisco del Pao y San Antonio de
Tucuragua, ambos a mediados de 1661, convirtiéndose así, estos dos poblados
en los primeros pueblos misionales establecidos en el actual territorio
cojedeño.
Al relatar los pormenores del desplazamiento
indígena en la zona, por el abandono del pueblo San Antonio de Auro, en tierras del actual estado Portuguesa, el
hermano Nectario María dice:
“Fray
Eusebio de Sevilla siguió a los fugitivos manteniéndose en la expectativa hasta
ver donde se detenían los indios, los cuales acamparon en Tucuragua por fines
de junio de 1660. Allí se quedó con ellos el misionero, logrando afianzarlos en
este asiento al cual conservó el título de San Antonio agregando el de
Tucuragua: San Antonio de Tucuragua”. Y refiriéndose a dicho pueblo
Nectario María señala: “en cuyo
desarrollo reconcentraron sus esfuerzos los misioneros, en especial Fray
Rodrigo de Granada, pues allí construyó chozas para los misioneros e indios y
una amplia y rústica iglesia de palmas”.
El Padre Buenaventura de Carrocera en su
libro “La Misión de los capuchinos en los
llanos de Caracas” (Tomo I), señala al respecto:
“no
tenemos noticias tan explicitas sobre la fundación de San Antonio de
Tucuragua... consta ciertamente de su existencia a mediados de 1664 y que para
esa fecha tenía una regular población de habitantes, puesto que en noviembre
del citado año, entre los del Pao y Tucuragua daban una cifra total de 1.200
almas... esos pueblos, únicos que seguían teniendo aun en 1669, El Pao y
Tucuragua, reunían en total 1.500 habitantes... en 1673 los misioneros
decidieron retirarse a Tucuragua y continuar la catequización de los aquí
poblados...”
Este poblado misional duró unos veinte años
ya que luego los indígenas fueron mudados nuevamente a su lugar de origen
(Araure) por el capuchino Fray José de Nájera, tal como lo testimonia el mismo
Padre Carrocera:
“otra
novedad en esos años fue el traslado del pueblo de San Antonio de Tucuragua a
Araure, sitio más saludable y de mejores tierras. Querremos advertir que no se
trata de una nueva fundación, sino de mero cambio a otro sitio mejor. Esta
mudanza fue efectuada por el padre José de Nájera.. no puede tampoco fijarse cuando haya tenido
lugar, pero es seguro que fue por los años 1681 o 1682”.
Vale aclarar que el actual caserío de Tucuraguas, a pocos kilómetros al
occidente del pueblo La Sierra, no
tiene ningún nexo con estos dos poblados fundados en el siglo XVII (1616 y
1661), ya que ambos estuvieron ubicados a orillas del río Tucuraguas, en un lugar relativamente amplio, y como mencionan los
documentos, San Antonio de Berrio tenía
una matrícula de 1.100 indios, población que ameritaba unas 200 o más viviendas
para albergarlos, mientras que San
Antonio de Tucuraguas (que se supone usó el mismo espacio donde estuvo su
antecedente) tuvo una población menor pero también requirió gran número de
viviendas para su alojamiento. Un reto de investigación (que no he podido
cumplir hasta ahora) es precisar la ubicación física del espacio donde estos
dos pueblos primogénitos estuvieron asentados.
Otro reto lo constituye dilucidar lo concerniente
a la existencia y ubicación de un pueblo denominado “Tucuragua” (sin el santo), entre 1802 y 1816, cuyas matriculas son citadas
por el investigador John Lombardi, y allí se puede observar la ausencia
indígenas y blancos (en el último año), sin embargo la predominante población
esclava se mantuvo presente, así como una significativa densidad en los pardos.
Año
|
Blancos
|
Indios
|
Pardos
|
Negros
|
Esclavos
|
Total
|
1802
|
15
|
07
|
366
|
05
|
72
|
445
|
1803
|
27
|
00
|
325
|
05
|
65
|
422
|
1804
|
19
|
00
|
191
|
07
|
46
|
263
|
1805
|
15
|
00
|
326
|
06
|
62
|
409
|
1807
|
13
|
00
|
284
|
04
|
50
|
351
|
1808
|
16
|
00
|
328
|
12
|
50
|
406
|
1809
|
15
|
00
|
328
|
11
|
50
|
405
|
1812
|
05
|
00
|
236
|
00
|
49
|
280
|
1816
|
00
|
00
|
126
|
02
|
25
|
153
|
Este pueblo
desapareció en 1621; probablemente en ese mismo espacio fue que Fray Eusebio de
Sevilla fundó en 1661 el pueblo de misión "San Antonio de Tucuraguas",
el cual también desapareció años después. Se desconoce el lugar exacto donde
estuvo ubicado, solo que estaba a orillas del río Tucuraguas, una zona de
relieve irregular (montañoso) con pocas áreas planas, la localización se cree
estuvo al noroeste del actual poblado de La Sierra, a varios kilómetros del
caserío o comunidad actual de Tucuraguas.
A finales del siglo XIX se conformó y consolidó el pueblo de La Sierra en esos mismos predios. Este pequeño poblado, de una sola calle que discurre a lo largo de una fila montañosa, surgió como centro sub-urbano en las últimas décadas del siglo XIX, formando parte de una amplia jurisdicción territorial denominada “Aldea Tucuragua”, integrada por numerosos caseríos o vecindarios satelizados al de mayor densidad poblacional, al cual se le identificaba como “La Sierra de la Aldea Tucuragua”, en razón a la ya mencionada condición de ubicarse en la fila o sierra de la montaña. Con el tiempo el nombre se redujo tan solo a “La Sierra”, tal como le conocemos en la actualidad.
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