Joven de Cojedes en el archivo de Carlos González
DESNUDE(S)
César Seco
No
hay mayor Sol ante la puerta
que
Argelia eligiendo vestido.
Cada
color, cada textura que la diga
como
la dice la claridad
que
la ha despertado.
El
día sonríe con sus labios
en
el acuoso azogue del espejo;
el
inclinado hace nadar su perfil
deletreando
su nombre y apellido,
su
torso girando sobre el día;
el
grande suspendido en la toilette
con
los cajones que guardan
recuerdos
y sueños como guardan
bufandas,
turbantes y pañuelos.
Está
la pared con los sombreros
bajando
a sus manos para la prueba.
Tendido
estoy cual una L en la cama
después
de leer palabra para ella.
Va
de una prenda a otra, gajos de Sol
escurriéndose
en la ventana.
Ha
prendido de su voz la oración
que
la asistirá hoy en cada diligencia.
Más
que mayor o inclinado
es
la transparencia de su ser
lo
que estoy mirando: mis pupilas
apartan
el reflejo para dar espacio
a
ella entrando en si misma
y no
en una tela. Está Argelia
en
su único tiempo de demora.
La
rosa entreabierta, guardada en si
para
cuando salga, tocada,
ungida
en aceite, lentamente toda ella.
Estoy
yo contemplando la desnude(s)
de su espíritu cubriendo la de su alma.
de su espíritu cubriendo la de su alma.
PÚA
(Santos López)
La emoción
Mas no la memoria
En este límite
Alambre triste en mi garganta
El amor está como lavar un hielo
Y puedo oír
Y calco
Somos de tanto espacio
Delirantes en el estío
Con un fulgor adentro
Casi ajeno
Como una enorme púa
Que me despecha
De
“RESPUESTA” (Enriqueta Arvelo Larriva)
“Quiero saber, hombre lejano que me
llevaste
por una ribera muy tuya para mí
desconocida,
si en un paso de insomnio
tus pájaros briosos y relucientes
picaron en las moras zumosas de mi
soledad.
Si me sentiste allí,
en la espesura de tu bosque sumido,
como hoja soterrada,
como liana sin anillo,
como brisa curiosa
castigada en cárcel pavorosa y oscura.
Si me aspiraste en el último humo de la
tarde
o si pasé despertándote por tu más raro
amanecer.
VESTIDOS DE AGUA (Orlando
Flores Menessini)
Vestidos
de agua
atravesamos el puente
de las imágenes
que
tú no conocías
Cerraban
las oficinas de la tarde
se
aproximaba el tren de las sombras
Me
miras entonces con mirada de abismo derrumbado
con mirada de
alacrán subiendo por las paredes
con mirada de
corazón ardiendo
Como
si fuera deber tuyo entregarme la vida
sobre
una bandeja de ternura implacable
hasta
me regalaste un pájaro doble que tenías en el pecho
y
lo apreté con audacia de nube
Arena
revolcándose en arena
Sometí
momentos ambiciosos a tu cariño de gavilán preciso
Ave
enamorada del silencio
Yo
te amo fuertemente entera
Ciega
amabilidad
vengo cortado
te
traigo un perro y una calle sola
Un
montón de noches
te retuve
sobre esa rara luz
que moja lo
incomprensible
Bien
lo sabes
supimos recoger en la pulpa
de la lucha
carne
de miel
cenizas
de nuestra aventura.
LIV
(Magaly Salazar)
Juntémonos, amor,
y hagamos gentío.
Me reclama tu herida
y la plegaria por todas las heridas.
Somos la espiga que nace entre las rocas,
cuerpos de resistencia
y la esperanza como subversión.
Somos la fe de los abrazos,
presencia de vela en la sombra,
el espacio para la libertad.
POEMA CORTO (Fidel Flores)
si cierro un libro
o fumo a mitad de la noche
una mujer canta y baila en algún puerto
a veces me mira
y sus ojos son pájaros
lanzados con delicada furia sobre el mar
La espero con cada tempestad
Cuando junio derrama fuegos
Y fugitiva de todos
DESCIENDO (Siddharta Mejías)
Desciendo
a
tus notas más agudas,
en
el instante de la persistencia.
Te
nombro
frente
a destellos que enmudecen,
en
el instante del canto infinito,
donde
el agua
toca
la
semilla.
EL CABELLO DE MI MUJER
(Gabriel Jiménez Emán)
El
cabello de mi mujer tiembla en las noches
áridas
como un
susurro.
Después
va a la almohada
y duerme
el sueño del desierto.
Cuando
cierra los ojos, mi mujer y su pelo
se combinan con sus
párpados
y yo me quedo solo en medio del cuarto
viendo cómo se
alimentan sus fantasmas
Los
fantasmas de los cabellos de mi mujer
quieren subir las
colinas azules.
yo les proveo de
algunos víveres
y una hija mía
les da un beso en la frente
el cabello
rizado, pintado,
aterciopelado de mi mujer
aterciopelado de mi mujer
sube por las colinas de la noche
y hace temblar
mi pecho.
Versos
de Leonardo Gustavo Ruiz
Veo en ti, hacia adentro,
la ausencia de los límites.
La ausencia ve por ti, absoluta,
una presencia.
De ti me voy
a lo que ya no busco
afuera, cuando dices
«-No huyas de la sombra que te habita».
Tu oquedad me colma
de esa amarga esperanza:
la certeza es tu honda travesía
errando en ti vacío, pleno.
errando en ti vacío, pleno.
MAGDALENA (María Eugenia Bravo)
Un cuerpo no conduce la llave
que abre un corazón.
La piedad es un ejército de verdades,
en medio de fiebres eróticas.
Piedras detenidas
en muros de absolución.
Curandera que limpias,
heridas en vírgenes de la calle.
Este no es el pozo de Jacob.
Buscas en palacios de rojizos telares,
aroma de pubis y equilibristas del Kamasutra,
el perdido centro de tu alma.
Un perfume de nardos abre la ventana
hacia tus sueños de niña y el éxodo acaba,
si derramas ánfora de besos
a los pies de Jesús.
¿En qué sótano de tu casa
de Magdala escondes el llanto;
mientras cada puerta, cada hojarasca de piel,
cada orgiástica parada, te alejaba
de los paraísos del amor?
Imagen el archivo de Hméndez Artellier
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