Joven de Cojedes en el archivo de Rachel Maquillaje
Poema de Miguel Pérez
Sé que los cuerpos rozan
Y buscan asiento
En el fondo de la ternura
Y ella
Aunque descalza
Está sentada
En la colina roja
Del alma embriagada.
TRIUNFO
(Olga Luzardo)
Yo
no creo en el triunfo
De
tu carne,
Cuando
me tomas
Pienso
en el triunfo mío
Que
he podido tenerte
Sin
recelo
Yo
no pienso en los besos
Que
otra mujer te diera
En
otras noches
Pienso
que son tus labios
Los
que me están besando con anhelo
Yo
no creo en el triunfo
De
las manos que aprietan
Mis
duros senos
Creo
en la esclavitud
Que
le ha creado mi cuerpo
A
tus deseos.
POEMA DE AMANDA
REVERÓN
Esta
vocación de pájaro
de
trino y ritmo infinito
(que
no se sacia)
aletear
de deseos
y
luciérnagas
que
se abren paso
bajo
tu cintura
llamaradas
que van
desde
la punta del pie
hasta
el rincón
más
oscuro y vertical
de
mi memoria
SOY UN HAZ DE HIERBA SECA (Genoveva de Castro)
En
el pan de tu cena
yo
te di mis espigas…
y
extendí mi frescura gramínea
sobre
tu lecho…
Toda
¡Toda!
Yo misma
me
corté íntegra…
Soy
un haz de hierba seca.
Imagen en el archivo de Luisa González
Versos de Elías David Curiel
Ven,
y bríndame en tu seno
una
copa de veneno,
olorosa
como el heno
acabado
de cortar.
Treparé
las breves lomas,
morderé
las ígneas pomas,
y
creeré que las palomas
se
comienzan a arrullar!
Versos de Atilio
Storey Richardson
Y el ángel más hermoso
se detiene y le dice:
“Mírame a los ojos, besa mi boca
y recógeme sobre los ríos
o sobre los largos caminos.
Llámame siempre junto al fuego
Porque yo soy la sombra de tu amada”.
se detiene y le dice:
“Mírame a los ojos, besa mi boca
y recógeme sobre los ríos
o sobre los largos caminos.
Llámame siempre junto al fuego
Porque yo soy la sombra de tu amada”.
Poema de Ulrike Sánchez
¿Dónde
estamos?,
que
al despertarnos nos hemos perdido.
¿Esto
es lo que fuimos?
Ha
comenzado a llover
sé que lo sabes, después de tu partida.
¿Cuánto
tiempo pasa a través de mis ojos mirando caminos?
Y
al llegar a la encrucijada
¿Dónde
quedó la desolación?
me escondo
Yaceré
allí
desgarrando dentro.
Llena
de deseo me pregunto
¿Cómo
pude perder tu aliento?
Imagen en el archivo de Marielin Pérez
AMOR
DE LO TRISTE (José Tadeo Arreaza Calatrava)
Amo lo que se apaga, lo que ha sido…
Las rosas vespertinas y otoñales,
las pálidas difuntas ideales
que me han querido amar y no han podido…
Canto del cisne, funeral tañido,
angustia de los ósculos glaciales,
dulce brisa en que tornan nuestros males,
aguas que van gimiendo hacia el Olvido…
¡Oh tú, fantasma trémulo y silente,
mujer que sangras, pálida y ardiente,
enfermo amor que de milagro existes!…
En tus pupilas que el misterio ensancha,
el instinto de amar es una mancha.
¡Siempre me amaron las mujeres tristes!…
Versos de Castor M. León
Cuando por
la calle pasas
Se me
fuga la atención,
por eso
voy sabaneando
los encantos del amor;
desde la
copla a tu pelo,
desde
tu pelo
a la flor,
desde la
flor a tu risa
desde tu
risa al candor,
desde el
candor a la gracia
desde
la gracia al
botón
desde botón
al suspiro
desde el
suspiro hasta el
pezón,
y por
ahí los encantos
Se te
fugan hacia el
son.
Poema de Maura Schwarzenberg
La
tarde cae,
tu
roce
me
hace rizar
cadenciosa
Trepo
tu esencia
y
me convierto
en
algodón.
Tu
manso beso
y
mi agitación
reman
juntos
hasta
el
cañaveral
Imagen en el archivo de Víctor Hernández
Versos de Néstor Rojas
amor de los amaneceres
tus dedos con presteza
sacarán de mi piel la dureza de los días malos
los nudos que hacen los tropiezos de la vida
se moverán de arriba hacia abajo
para que salga el dolor y se destiemple el alma
y con los ojos cerrados soñaré que estás conmigo
amor mío
dejaré que mi corazón se bambolee punto por pizca
que libere las secuelas de la pena
y se apoye en los tiernos cauces de tus besos
soñaré el verdor terrenal de tu ombligo
oloroso a frutas de las altas praderas del cielo
soñaré con el rocío de tus labios
con la luna en tu cuello cruzando la península de mi fantasía
y esa será la señal de mi credo inexorable
la huella de mi fe inquebrantable
el fruto que nació del rocío
y del esfuerzo por vivir sin la tristeza
y muda quedará tu boca
fecunda de lisonjas
mi sortisol
mi celestiala
PARAPOEMA (Julio E. Miranda)
ella
ríe desnuda
al
borde de la cama
cuando
me acerco le brotan en el cuerpo flores y hojas
enormes,
se pone toda verde, avanzo entre árboles gigantes
por
galerías que la lluvia sacude, me ensordecen pájaros invisibles,
fieras
rugen, monos me lanzan frutas, encuentro un enano que me hace señas con una
campana, indicándome un camino, lo sigo, salgo
a
un claro y allí ríe desnuda
al
borde de la cama
huele
a eucalipto
tiernos
alces roncos cantan.
II (Rosa Alchaer Alchaer)
Te
vi prendido en el silencio,
pestañando
junto al estribor de la parca
ruegos
tocaron los celajes del cielo.
Nuestras
lágrimas al unísono de la brisa
colmaron
tu ausencia entre gemidos
Junto
al dolor de nuestras entrañas.
Incesante
quejido minúsculo de cada acento.
Sin
poder descifrar la angustia perpleja
sofocante
y austera sombra
asomada
con relámpagos y truenos.
¡Despiadada
silueta!
Rompí
las saetas con mi pecho
inclinada
junto a la lumbre de una vela
imploré,
no se cerraron tus ojos.
A
Dios, gracias por la sonrisa devuelta
a
nuestros semblante.
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