Joven de Cojedes en el archivo de Carlos González
PARA DESNUDAR A UNA MUJER (Gustavo
Pereria)
Para
desnudar a una mujer no hace falta penumbra
ni
pericia ni astucia
De
nada valen erudición destreza brusquedad
Ni
siquiera sabiduría
Para
amanecer a su lado
poco
importa el arrojo el valor
la treta o la artimaña
De
nada sirven apostura o tenacidad
No
hay método ni sapiencia ni sistema que puedan vencer su resolución
o su mesura
Para
desnudar a una mujer toda presunción es inútil
toda voracidad resulta amarga
todo discernimiento se vuelve
melancólica penuria
Para
desnudar a una mujer basta el instante
en que el ciego misterio la
envuelva y la estremezca
y
restaure en su pecho la incordura
y sepulte su cuerpo en
nuestros brazos.
SIMIL (Juan F. Lima B.)
Tal vez te he visto o te he soñado
por algún camino, por algún lugar;
en medio a un paisaje —como una postal—
dorando
al ambiente, tus bucles rizados...
Y el
bello estuche, fresco y sonrosado
de tus
dulces labios... el fino cristal
de tu voz
sonora... Tu presencia igual
a esa que
en mi mente se ha reflejado.
Tal vez
te haya visto o te haya nombrado
en la
áurea estampa que este verso dora,
en medio
a un paisaje como una postal.
Y en tus
pupilas tal vez me he mirado
ante tu
presencia tan arrobadora
cuando
con tu imagen me pongo a soñar...!
Imagen en el archivo de Cristian Johnny Quintuña Tigre
PREGUNTAS (Yurimia Boscán)
¿Recuerdas el día exacto
cuando
nuestro
diccionario amoroso
se redujo
a una lista de mercado?
¿Quién de los dos
se fue primero
de esta casa
vacía
que somos?
que somos?
PRETENDO ESCRIBIR UN VERSO
(Héctor Méndez
Zamudia)
Pretendo ahora, escribir un verso,
un poema, un soneto, o qué sé yo…
Intentando atrapar la musa en su revuelo
metáfora sutil de flor en flor.
Ave exótica, milenaria y sublime
mujer sensual, divina y seductora
diosa evasiva, amante e invisible
Poesía que vienes y vas… Ensoñadora!
Tu mano me acaricia los cabellos
tu voz me susurra algún deseo
tu fragancia se esparce en aleteos…
Al fin, caigo seducido en tu artificio
y el verso que soñé escribir… Confieso
quedó revuelto entre sábanas y besos…
ERES (Yrian Herrera)
Eres
un libro difícil de leer.
Las
metáforas se disuelven
cuando
las dibujo en mi mente.
Sul
mil colores se conjugan,
degradan
y
ya no sé de qué color eres.
Los
sonidos son murmullos, música de violines.
Cantar
de pájaros;
No
dejan oír tu voz.
POEMA (Adriano González
León)
Al
principio, el gesto fue nuestra presencia.
Hicimos
así, en el aire... y surgió la pasión.
Queríamos
que alguien entendiera:
no
podemos estar solos.
Después
vino la palabra:
óyeme, espérame...
Esta
música es de los dos.
Pero
el viento cortaba el ademán
y los sonidos.
El
viento era enemigo.
Y
decidimos, al lado de los ríos,
marcar
nuestro existir en los ladrillos.
Imagen en el archivo de Emy Salas
DECIDO HOY (Mileiby
Hernández)
De
seguro a esta hora hay un incendio en el cielo.
Yo
me quedo jugando
con
los espectros del alba
en
este amanecer
mientras
me vence tu mirada
las
calles un tango.
Ahora
un
respiro de amor
estamos
dentro
en
todos los lugares posibles del alma
PORFÍA (Margarita Belandria
Rodríguez)
Dijo
un día que no invitara a nadie a nuestra casa.
Alguien
terminaría escribiéndonos un cuento en el corazón,
poniendo
en él una canción,
susurrando
en él,
porfiando
en él.
No
escuché nada.
Ahora
un piélago separa nuestras casas.
En
los potreros solos crecen los abrojos cada vez más altos
y
plantas que despiden al sol de las ventanas.
Las
soleras del techo son pasto de termitas;
un
polvillo de madera
hace
un montón sobre la cama
donde
sólo duerme bajo las cobijas
el
recuerdo de una canción
que
alguien musitó en el corazón,
cuchicheando
en él,
porfiando
en él.
Imagen en el archivo de Emy Salas
SILENCIO XXIV (Manuel Da
Silva)
Solo
algunas veces
en
la punta de mis dedos arde una palabra
como
un cántico
que
intento tallar en el cuerpo
de
las mujeres que me olvidaron
Poema de Néstor Rojas
Yo
escribo.
De
alguna manera, ella lee mi corazón.
Hay
palabras que caen sobre la imagen de una mujer
que
ofrece dones como tributos al mar.
Hay
un afilado borde de piedra,
un
puente colgante tan plácido, inútil,
casi
innombrable.
Hay
cosas mezcladas con otras, desconocidas.
Cada
objeto, libre de su simbolismo,
tiene
la forma de su ser pretendido.
Una
lluvia cae dentro de mí silencio
y
gotea desde mi mano
Es
el recuerdo, pienso.
Ella
también se ha despedido de mí.
Todo
eso algún día lo recordará.
MUNDO HOY TE INFORMO
(Roselia Ojeda)
Cuando
amanece
haces
el día
y
me llevas a otros lugares
entonces
tanto
después me devuelvo
a
la rutina de sentir
que
mi espacio es otro
Amor
imposible te bendigo.
Poema de María
Antonieta Flores
Yo
vengo de una estirpe de mujeres solas
eficaces
inembargables
derrotadas
antes de nacer
por
la muerte
siempre
guardadas
como
semillas que arrastra el viento
entregadas
al sacrificio de la vida
sin
un futuro ni un presente
sin
vástagos que las resguarden
aprendidas
en soledad
ellas
mismas amamantándose
haciendo
de cada día una victoria estéril
mujeres
que hablan desde muy lejos
ahogadas
en su torpeza y en la bruma del deseo
mujeres
solas que arruinaron sus manos
en
el oficio duro que le entregaron las prendas blancas
y
perdieron sus días entre toses y dolores de pecho
conociendo
todo de la pobreza
administrando
los silencios y el alimento diario
entrando
en las jornadas
con
un dolor irremediable
estirpe
sin grandes ambiciones
dulces
mujeres que amaron sin respuesta
y
fueron una tras otra
mano
con mano
fundando
la cadena del desamparo
OFERTA (Arnulfo Quintero López)
Me
dijo ámame con un dejo de voz
que
apenas rozaba la canción.
Pasajera
de una despedida
traía
en sus pertenencias pequeñas sombras
no
aptas para guiar un naufragio.
Ejercitaba
su voz en la mañana
mientras
el amante en turno
poblaba
la rockola
con
canciones de Isaías y el negro Hermoso
nostálgicas
y
tristes.
Lo
demás eran ofertas de mercado:
labios
a tres centavos y noches de amor
refrigeradas.
Ella
sin entender
sólo
pedía un poco de amor,
y
yo desprendido de los prejuicios viejos
le
ofertaba mi noche
sin
develarle el misterio
del
abismo.
Imagen en el archivo de La Estrella de París
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