jueves, 25 de abril de 2013

En las raíces del joropo (crónica de 1862, por Ramón Páez)


Cantante de joropos y pasajes Jeanette Osal 

Pasamos varios días en EL PORTUGUESA, dando tiempo a que nuestros caballos se repusieran de las fatigas de las rudas marchas precedentes, contando además con sumarnos otra manada que se había dejado todo el verano en las siempre verdes sabanas del río, y que se encontraba en perfectas condiciones. Entre tanto nos ocupábamos en cazar, pescar, y bailar, bastando las gentes de aquellas cercanías para nuestras diversiones. Todas las mañanas montábamos a caballo para ir a coger un novillo para las comida, y el resto del día era empleado en recorrer los bosques y las sabanas vecinas en nuestros caballos, que parecían adivinar la vida que les aguardaba más allá del PORTUGUESA, siendo necesaria toda la inteligencia y sagacidad de los llaneros para descubrir sus escondrijos y llevarlos de nuevo a los corrales. 

Baile del joropo. Archivo de la Fundación Amigos de Venezuela Arpa de Oro

Dedicábamos las noches al baile y al canto, a la luz de media docena de candiles o lámparas de tierra quemada, llenas con manteca de caimán. Como las casas quedaban muy diseminadas a lo largo de las orillas del río, enviábamos numerosos mensajeros con el propósito de invitar a los compañeros para el fandango, que es como se llaman estas fiestas nocturnas, los que venían en canoas o a través de los lodazales según la ocasión. 
Y ahora, refinado y cortés lector, figuráos vos mismo un bizarro conjunto sin distinción alguna de color, edad o posición, bajo un caney abierto o barracón escasamente alumbrado, y tendréis una idea de nuestras soirées dansantes,  cuya alegría y gentileza bien hubieran podido ser envidiadas por las más elegantes reuniones. La orquesta se componía de una guitarra casi tan grande como la mano que la rasgueaba; un arpa de enormes proporciones; y de un par de ruidosas maracas, formadas por la corteza del fruto de la calabaza, y llenas con las semillas de una Maranta o plomo indio. Ninguna música se considera completa sin su acompañamiento, que, por lo que pude juzgar, ocupa el lugar de las castañetas o de los menos románticos buesos de los negros trovadores. Se les adapta a un mango de madera para que el artista las pueda sacudir con facilidad, acompañándose con gestos y contorsiones expresadores de sus diversas emociones. Un correspondiente coro de cantadores, sacados de nuestra comitiva, se añadió a los músicos. 
Todos los llaneros aman apasionadamente la música, y despliegan en ella un gran talento, y componen muchas lindas canciones de carácter nacional, que llaman tonos o trovas llaneras. Son pocos los que no están dotados del poder de la versificación, y hay entre ellos muchos improvisadores famosos. Siempre que dos de estos se encuentran, se traban en competencia por la corona de laurel. Durante horas enteras se prolonga la amistosa lucha, y solamente se termina cuando uno de los bardos es gentilmente silenciado por el otro. El vencedor entonces es declarado león de la fiesta, y recibe por ello, no sólo las felicitaciones de sus admiradores, sino también las sonrisas y mirada de los ojos más centelleantes de la reunión. 
Causa asombro, verdaderamente, mirar cómo los hombres que no conocen ni una letra del alfabeto, componen e improvisan poesías, que aunque de rudo carácter, siempre están llenas de interés y de intención. Muchos de sus cantos y baladas narran las hazañas y actos de valor de sus propios héroes, mientras otras cuentan sus aventuras amorosas. 
La bandola no tiene ningún parecido con la que usan comúnmente los negros de los Estados Unidos. De hecho es una guitarra de grandes dimensiones en algo parecida al antiguo laúd. La guitarra de los Llanos, es la inversa de su parienta la bandola, por ser extremadamente pequeña, y con sólo cinco cuerdas, por lo que la llaman Cinco. A pesar de eso, es un instrumento muy ruidoso, y está dispuesto su cordaje para sonar simultáneamente al correr de los dedos de la mano derecha, movidos continuamente de arriba abajo, mientras los de la izquierda las comprimen en el momento requerido. Los bailadores no se enlazan, como es costumbre entre gente más culta, sino que bailan solos dándose ocasionalmente las manos durante breves momentos, para separarse y dar vueltas alrededor de sí mismos. Una mujer recorre primero la sala con doble y rápido paso en  busca de pareja, y al encontrar el que desea, agita sobre él su pañuelo con mucha gracia, invitándolo a aceptar, y da comienzo en el acto a sus evoluciones hasta que la mujer se retira. El hombre entonces, inclina el cuerpo cortésmente e invita a otra mujer, y así hasta el final de la próxima danza: es lo que se llama el galerón. En él sólo los más hábiles toman parte, porque  requiere una gran flexibilidad en las articulaciones de los miembros para ejecutar perfectamente todas las complicadas y graciosas actitudes de los cuerpos, que constituyen el encanto principal del baile. 
Tienen gran variedad de otras danzas, como La Maricela, El Raspón, La Zapa, etc., casi todas del mismo carácter, y diferenciándose principalmente en el contrapunteo de las estrofas cantadas con acompañamiento de música. La Maricela, es, entre todas, la danza más excitante, a causa de las palabras satíricas que el trovador de la velada dirige a cada pareja que pasa, La facilidad con que improvisa los versos es muy divertida,  y sería capaz de aturdir al mejor improvisatori napolitano. Algunos enderezan sus satíricos tiros contra la apariencia, etc., de los bailadores, y nadie deja de entender la parte crítica. 

GOLPE DE ASAMBLEA En los bailes populares de los Llanos se denominan “Golpes de Asamblea” aquellas piezas bailables en las que pueden tomar las maracas y cantar cuantos lo tengan a bien. Generalmente alternan tres o cuatro cantadores, y la emulación que se establece entre ellos, degenera en desafíos y riña. Para evitar esto intervienen con algunas coplas los encargados de velar por el orden de la reunión. Si la querella no es grave sino puntillos de amor propio, la cosa no pasa a mayores y se humedece con algunas copas. Los temas son humorísticos, amorosos históricos, referencias de lances personales, piropos a las parejas, etc. Las tonadas más usuales: “golpes”, “jazmines”, guacharacas, “mariselas”.  


Golpe de Asamblea 

-Escuche,  vale Galindo,
escuche y le cantaré,
ya pinta canas el indio 
desde que la cosa fue. 
Escuche,  vale Galindo 
lo que le cuento lo sé 
no porque me lo  contaran 
que a conversa no doy fe. 
Lo cuento porque me vide 
en lo recio del plomero; 
fui lombriz en bachaquero; 
y cuando atención le pide 
quien lo quiere complacer 
estimo de su deber 
si a toda soga lo mide 
refrescarle la garganta 
porque el asunto que canta 
para referido entero, 
cada cosa en su lugar 
hace punto refrescar 
la cañada del guarguero. 

-Escuche,  vale,  la primera, 
escuche,  vale,  el bordón: 
mire que se pierde el son 
y su cuento no aparece; 
vamos a ver si merece 
que se le preste atención. 

-Ágora mesmo diré 
para que lo sepan todos 
lo que le pasó a los godos 
camino de Santa Inés. 

-Diga, pues, vale que fue. 
Yo estaba en ese lugar 
y también puedo contar 
ese susto que pasé. 
Yo la fui con los centrales 
más no la fui por mi gusto  
y yo vale pasé el susto 
junto con los federales. 

-En Valencia la recluta 
fue too bicho de uña, 
y topó este negro Acuña 
con la comisión mas bruta. 
Me metieron a la fila 
y entre empujones y plan 
camino del llano van 
los reclutas a la jilas. 

-No vengan a llorar sus cuitas 
en medio de esta reunión 
¡vivan la Federación 
y las animas benditas!. 

-Las ánimas me prestaron 
su bendito escapulario 
y la Virgen del Rosario 
que fue toda mi esperanza 
en aquel atolladero me libró 
de que una lanza 
de algún diablo federal 
me fuera hacer un ojal 
en este lustroso cuero.

-Farías más amarillo  
que un ojo con itericia 
no es un gueso la melicia  
que le gusta a mi colmillo. 


-Negro no se amarillea, 

negro se pone tierroso: 
negro ojo blanco es miedoso 
para eso de una pelea.

-Depende de cómo sea 
yo soy un negro faculto 
y al que me largue un insulto 
lo acuesto en una batea.

-No se lo dije por mal 
pero si por mal lo toma, 
que este indio cobija coma 
no parece natural.

-Yo soy viejo federal, 
algo en el pecho me queda 
y no hay en esta vereda 
quien se me venga al bozal.

-Y no digo que soy guapo 
mas si este negro se enoja
yo no veo quien lo recoja 
si le hace espuma el guarapo.

-Dejen el pleito señores, 
déjenlo para después; 
no sigan entre estas flores 
el pleito de Santa Inés.

-Contaré en otra ocasión
lo que les diba contar.

-Bueno, dejemos pasar  
la cualesquiera impresión. 
Tal vez una ofuscación 
un charrabasquirrón 
de esos propios de las mocedades, 
palabras no quiebran guesos 
pero quiebran voluntades.

-Vamos a parar el golpe 
y cambiar el argumento, 
señores, los baildores 
a descansar un momento.

-Vamos a parar el golpe, 
busquen, señores, asiento, 
obsequien a su pareja 
para que tomen aliento, 
que las ganas de beber 
es la cosquilla que siento.

Nota: Esta transcripción fue efectuada por Isaías Medina López y Nancy Mujica, fue tomada del libro: Escenas rústicas en Sur América o la vida en los Llanos de Venezuela (publicado en 1862) de Ramón Páez y corresponde a la edición de la Academia Nacional de la Historia (Caracas, 1973) 



martes, 23 de abril de 2013

Este señor no tiene corazón y otros cuentos de Lagunitas (Duglas Moreno)

Los cuenteros del Llano sacan provecho de los relatos testimoniales 
(archivo de Maritza Torres)


BIGOTES DE TIGRE. AGUAS SERENITAS
Reescribiendo a Sinforoso Rivero

Una vez Genaro Pumás, me dijo, sin que en su cara se apareciera la decencia, el bigote de tigre es más fuerte que el acero. Un cajón de jierro es una mota de algodón pa lo pesao de los pelos vergatarios de esas fieras. Me acuerdo de un  día que estaba yo cazando, por los laos de Dos Cerritos, y precisamente en uno de los cerritos estaba una maraca e tigre. Era un animal tan bonito que me dio lástima tirarlo. Bicho  como ese,  gordo y pintao hasta no más, creo que por las montañas de El Barbasco no se ha visto más nunca. Yo digo que hay tigres que se parecen a esos hombres que son  pretenciosos y faramalleros. Lo digo porque  ese tigre se acariciaba el bigote con las patas, como si fueran las  manos de una persona. Se los templaba, Dios me salve, como dicen que se los jalaba el difunto General Gómez. Yo escuché decir que los bigotes de Gómez están en el  Panteón Nacional, no me crea;  pero debe ser verdad porque en ese lugar y que guardan hasta los uniformes de mi General. Sigo con la historia. Mirá Almario, esos pelos parecían dos lingotes de oro. La gente cree que el tigre tiene el bigote separao, no señor, el bigote e tigre es como una mata e cambur. Es una sola hebra, yo no sé cómo se teje esa bicha, se da un parecío a un embudo,  la punta es delgaitica y cerca del jocico es gruesota. Lo cierto es que a mí se me cruzó una idea loca por la cabeza. Quitarle los bigotes al tigre de un solo plomazo. Dicho y hecho. Me acomodé la escopeta en el hombro y me le dormí. Le disparé a no pegarle al tigre, solo arrancarle los bigotes. Yo esa tarde chico, tenía el pulso serenito.  Y sonó ese matracazo. Cuando la jumará se fue, vino lo bueno del cuento.  Mirá, la bala le dejó la trompa rojita y el bigote cayó lejos. El tigre pegó un berrío que estremeció la montaña y se perdió de vista. Me acerqué hasta el cerro y me llevé una mandilata e sorpresa. El bigote estaba completico, pero como a unos 30 metros debajo de la tierra. Sí chico, la punta se fue metiendo en el terronal, como que si la empujaran.  Y yo dije, no crea que la voy a dejar aquí.  La amarré con un piazo e soga  y me la traje parriba. Y en el güeco que dejó, yo creo que cabía una casa. Bueno, me llevé esos mostachos de tigre pal rancho y sin decirte una pizca   e mentira, por donde yo pasaba, la gente lo que se le veía era la carrera. Salían barajustaos. Y te digo que varios pusieran la tierra amarillita.  Yo creo que el bigote e tigre jiede  al mismísimo tigre.  Y otra cosa, Almario, el olor a tigre cuesta pa quitase. Yo duré más de un mes con esa jediondera. Mire, lo último que le cuento, es que esos bigotes se fueron secando y secando y entonces los agarré y me jice una canoa. Chico  y esa embarcación mía  no me la atajan ni bejucos. Esa se va serenita por las aguas. Y no se junde ni que el río tenga crecientes. Por eso yo siempre digo, a mí sí que me han pasao lavativas asombrosas,   que ya la gente ni me las cree.

Talla de Demetrio Silva

ESTE SEÑOR NO TIENE CORAZÓN.
MEDICATURA DE LAGUNITAS
Reescribiendo a Sinforoso Rivero


Yo estaba seguro  de que en la medicatura de Lagunitas no me iban a curar la enfermedad que tenía. No es que estos doctores no sepan, sino que hasta yo mismo cargaba un miedo con lo que me pasaba. Bueno, sin embrago, llegué un día hasta la medicatura y me metieron en un  cuarto y las enfermeras corrían pa todos laos. El doctor  me tocaba con un aparato. De repente agarró una carpeta, la metió en un maletín y llamó al chofer. Traiga la ambulancia a este paciente hay que llevarlo para San Carlos, pero es ya. No tuve ni tiempo de avisarle a mi familia. Con la buena de Dios  y todos los santos llegamos a San Carlos. Me volvieron a meter en otro cuarto. Ahí no se veía nada de nada. Me quitaron la ropita. Primera vez que yo siento un viento tan frío. Era como si estuviera en las barrancas del Cojedes y en la madrugaíta. Hacía frío de verdad. Al ratico llegaron un puño e doctores. Uno dijo: Éste es el señor que no tiene corazón. Los médicos se asombraron.  Pasaba uno tras otro y decían: es verdad, no tiene corazón. Y  yo callaíto. Me vapuleaban parriba y pabajo, y yo callaíto.  Hasta que llegó una doctora bien bonita y me dijo: ¡hola viejito! ¿Cómo estás?  ¿Y dónde estará ese corazoncito?  Me preguntó que cuál había sido mi trabajo desde niño. Le dije que muchos, pero que era zambullidor, trabajaba siempre haciendo tapas en los ríos. Que yo sabía cómo eran todas  las corrientes de las aguas de El Barbasco. Que me aplastaba, como un tongo, en las barrancas amarillas de Caño de Agua y era como si nada. Que me conocía a Camoruco como la palma de mi mano. Que en Lagunitas nadie duraba más tiempo zambullío que mi persona. Yo le hablaba y ella me pasaba un aparatico por el pecho, las costillas, la cirunta, la boca el estómago, el  cuadril y cuando llegó a la vejiga comenzó ese bicho a latir. Les digo que el corazón parecía un caballo en medio de una sabana. Quería correr pa todas partes.   La doctora comenzó a reírse. Le dije: ¿verdad que mi corazón es como una pepa e merey? Vi cuando meneó la cara, diciendo que sí. Después me  indicó: se va para la casa y me abandona eso de las tapas.  Yo no le hice ni caso.  Yo seguí con mis tapas y mis ríos. No sé si el corazón ha seguío bajando y bajando. Tal vez esté porai metío en el talón o en   una batata. Total, yo ya ni voy pa las medicaturas. No me crean, pero desde ese día, cuando mi corazón salta como caballo enjaranao, me acuerdo mucho de lo bonita que era esa doctora. 


Tallas de Juan Olivo (Archivo del ICEC)



EL TIGRE PALOMETERO DE CAMORUCO.
CARIBE LOMO NEGREAO
Reescribiendo a Sinforoso Rivero

Ese día el río estaba con el marrón clarito de septiembre. Una sombra extraña andaba sobre las aguas. Yo conozco ese río y cuando Camoruco está así, es mejor que busque un saco porque habrá cosecha; hay que aprovecharlo, pues los pescaos quieren como salirse  solitos pafuera. Me fui pa mi  pesquero de  palometas. Les digo que así  es como siempre me ha gustao Comoruco. Hay días en que no se consigue ni una pecha, es cierto; pero  es el  río más bueno de Lagunitas. Les digo que ese color marrón es como si viniera un tropel de pescaos. Miren, al tirar el anzuelo, agárrese duro, porque el templón es bueno. Lo cierto es que ese día llegué al pesquero, me acomodé y  lancé unos manotazos de maíz. Al ratico traía la primera palometa, lanzo de nuevo y otra más. Yo sacabas las bichas y las tiraba pa la barranca. Cuando calculé que tenía unas 10 más o menos,  recojo todo y dije me voy. Subo la barranca   y no podía creer lo que vi. No había una sola palometa. Apenas, entre las hojas secas y los bejucos, estaban 15 cabezas  esguanñangaítas. No había terminao de pasar el susto, cuando miro, como a unos 20 metros, en la costilla de un taparón, a un mamotreto e tigre comiéndose la última palometica. Se la pasaba lentamente entre la boca. Era como cuando uno pasa   un piazo  e caña por un trapiche. Parecía un mismo perro devorándose una lapa. Así como lo oyen, todas las bichitas que saqué, el tigre se las había comío. El animal me miraba como dándome las gracias por la jartá que le estaba dando. Yo creo que me decía: lánceme la otra. Y yo pensé. Ajá, vamos a ver,  tigre jambroso, si te va a gustá la próxima. Agarré una  de las 20 cabezas ensangrentadas y me busqué en la marusa un anzuelo caribero, de esos que jago yo, con un jeme de alambre liso en la punta. Me voy agachíto y lo tiro a la corriente. ¡Caramba!  Y no me fallo Dios. Me ajiló un tremendo caribe pecho rojo y lomo negreao. Lo agarré por la cola y se lo tiré pallá. Miren, yo no había escuchao un berrío tan feo. El tigre pasó volando por encima del pesquero y calló lejos, en las ramas de un samán. Como me pasó por  encima de la cabeza, pude verle al caribe pegao en la trompa. Seguramente cuando el tigre se lo fue a comer, el caribe fue más vivo y se le pegó del jocico. Lo cierto es que ese animalón  se fue rejendiendo  monte con esa grizapa. Yo creo que ese tigre se murió,  pues dicen que cuando el caribe aprieta, no afloja más nunca.   


LOS PAPERUDOS. GALERAS DEL PAO
Yo siempre  le decía a Genaro Pumás que un día cualquiera iba agarrá un caballo y me iba a perder de El Barbasco hasta meterme en las oscuridades de las Galeras del Pao. En el pueblo se contaba que en esos arrabales pagüeños la oscurana era tan fea que a los hombres más vergatarios se les enfriaba el guarapo.  No me están preguntando, pero en Lagunitas no le tenemos miedo a ningún camino y mucho menos a las tinieblas, a la oscuridad, pues. Bueno, un día llegó ese día. Ensillé la bestia y me fui. Quería llegar a la cima y ver todo desde allá arriba. Duré tres días rejendiendo monte; pero cuando menos lo imaginaba estaba en los copitos de la montaña. Iba de lo más feliz cuando de repente el caballo se paró en seco. Era como si el animal hubiera  visto al maligno o una figura del más allá. Le aprieto los talones y nada. Me bajé, caminé unos pasos y cuando volteo patrás no había caballo ni nada. Menos mal que me había quedao con la marusa y la peinilla. Digo a caminar y a caminar. No les había dicho, pero iba notando que los árboles se estaban volviendo la noche misma. Cuando voy de lo más tranquilo, caigo como en una cueva gigantesca. Comencé a rodar pabajo y pabajo. Miren cuando tenía como una semana bajando por esos bejucales, vi que se venía apareciendo el sol. Si amigos, llegué a una claridad. Era un pueblo que yo nunca había mirao. Eran unas personas extrañas. No tenían garganta sino unas mamburrias de paperas. Les digo que pasó una muchacha como pa un matrimonio, pero las paperas le llegaban a la cintura. Cabello y paperas eran una sola cosa. Los viejitos tenían las paperas arrugaítas. Bueno, como tenía sed, me acerqué a un rancho y cuando una mujer me vio, casi sale corriendo. Le dijo a los niñitos: Miren ese ejemplo, a este hombre lo castigó Dios, por no hacer caso, lo dejó sin paperas. Los muchachitos lloraban y le decían a la mamá: ahora sí que te vamos hacer caso mamaíta. No queremos que Dios nos quite nuestras paperitas. Yo sabía que no estaba en un lugar bueno, como quien dicen,  de este mundo. Salí corriendo y me lancé en la corriente de una madrevieja y me fui. Las aguas se fueron haciendo más profundas y más profundas que me hundí y cuando saqué la cabeza estaba en medio de la Represa del Pao. Agarré la orilla y saben quién me estaba esperando en la barranca, el pobre caballo mío. Me monté y me vine derechito pa El Barbasco. Yo que iba llegando al pueblo y me consigo a Genaro Pumás y ya le iba a contar lo que habían vistos mis ojos, cuando me dice: épale Almario y qué te pasó en la garganta que te vienen naciendo como unas paperas.      



Textos tomados del libro: 100 CACHOS: ANTOLOGÍA DE LA NARRATIVA  FANTÁSTICA ORAL DE COJEDES (Compilación, Prólogo-Estudio, selección  y notas de Isaías Medina López; 2013) Publicado por la  UNELLEZ-VIPI, en San Carlos, Cojedes, Venezuela. 


Estos cuentos están disponibles en la versión electrónica del libro: Escenas Narratoriales de Lagunitas. Ahora te llamarás septiembre. Obra de Duglas Moreno. Edición del autor en San Carlos, Cojedes,  2017- 

jueves, 18 de abril de 2013

POEMAS A SAN RAFAEL: PATRONO DE LOS PESCADORES Y LAS PARTURIENTAS. Fotografías, poemas y audio musical

Las parturientas primerizas ofrendan a San Rafael con cuatro rosas.
Archivo de Fotollano



Al lado del pescador siempre está San Rafael 
(archivo de Mamirauá)

A la iglesia me han llevado,
donde me acerqué a la vez,
de San Rafael que es,
del navegante abogado

(Julián Guevara)


En el Llano la pesca es una labor colectiva y compleja que requiere 
la protección de este divino ser (archivo de Junior Palacios Teatro).  


San Rafael es uno de los arcángeles venerado por las grandes religiones del mundo. Para los judíos su nombre traduce: “Dios te sana”. Entre los católicos asume la protección de pescadores y parturientas; de noviazgos y andanzas por tierra y mar. Según el Islam, se llama “Israfel” y está encargado de señalar el  inicio del Día del Juicio Final, además de ser “un artista celestial que canta y alaba a Dios en mil idiomas diferentes”. Para los mormones es el “Restaurador de los Santos Evangelios”.


Imagen en el archivo de Hábleme de Puro Llano, Compa

Los llaneros le tienen como un “ángel custodio hermano”: pescador, parrandero andariego, bailador de joropos y hasta campeón coleador. Las llaneras, al igual que muchas de sus imágenes,  llevan un camisón “floreado”  en las grandes ocasiones “fiesteras”, como recordatorio de la curación hecha a una joven ciega quien bordara agradecida con las mejores rosas de su huerto el traje del arcángel. Esta doble consideración que refleja lo divino y lo profano de San Rafael en la cultura de la llaneridad es el tema del presente enlace.

Apuntamos que el “San Rafael”, es uno de los ritmos más apreciados y antiguos del joropo. A tal efecto presentamos algunas muestras poéticas y fotografías significativas, así como el audio de un "San Rafael", que dedicamos a los devotos de esta deidad e, igualmente, a los estudiosos de la religiosidad popular y la literatura oral.  
  
La interpretación del joropo "San Rafael" es compleja y demanda talento y esmero



A SAN RAFAEL (de Félix Monsalve)

San Rafael, siempre alerta
patrón de los pescadores
auxilia las parturientas
y haces menos sus dolores.

I
Ante tu altar, Rafael,
ofrezco flores del campo,
la esperanza de mi canto
y el gran amor de mi ser.
Te pido me dejes ver
del paraíso la puerta
que Dios ha dejado abierta
para las almas en paz
porque para mí estarás
San Rafael, siempre alerta.

II
Sobre las aguas inquietas
del mundo en que vivimos
San Rafael, por divino
tus manos siempre abiertas
son redes para la pesca.
Tus ojos que son dos soles
alejan sombras y temores
y eres el amanecer
porque Dios te dio el poder
Patrón de los Pescadores.

III
Todas las madres del mundo
te piden en oración
que le des tu protección
y hagas su vientre fecundo.
Así, con amor profundo
eres un ángel alerta
y con tus alas abiertas
protección para los niños
porque Tú, santo divino,
auxilias las parturientas.

IV
Dame luz y entendimiento
Espíritu, dame unción
para hacer una oración
con todo mi sentimiento
y verás mis pensamientos
llegar a los corazones.
Ya saben los pescadores
si te buscan, allí estás,
al mundo le das la paz
y haces menos sus dolores.


Al igual que en el baile a San Pascual Bailón el San Rafael tiene rituales 
significativos en el Llano de Cojedes,  tal como se aprecia en estos devotos y "parturientas" con floreados atuendos como el que se atribuye a San Rafael, también: "Patrono de los Jardineros" (Archivo de Rafael Oswaldo Peroza)

EL HIJO DE SAN RAFAEL
(Fragmento. Letra de Juanito Navarro)
Fuente: Juanito Navarro

Y dicen que es pescador
-lo sabes trigueña linda
es hijo é San Rafael
quiero encontrarme con él,
-oye mi bien, 
para ver si es cantador
luego darle a conocer
lo que del padre heredó.


Llano adentro el Patrono de San Rafael de Atamaica


LA HISTORIA DE SAN RAFAEL
(Letra de Eligio Alvarado, “el Diablo de Cojedes”)
Fuente: Eligio Alvarado (cantante)

Salí por la orilla del río,
la orilla del río,
estando la noche clara
y caminé río arriba,
verdad, lo bien,
entre barrancos y playas
y  me encontré a San Rafael,
a San Rafael
acostado en la atarraya
esperando que amaneciera
para tirársela  al agua.
San Rafael cuando pequeño,
verdad, lo bien,
cuentan los que lo miraron
que era bonito y gracioso,
que era bonito y gracioso
pero era un diablo engomado
en medio del río Arauca,
del río Arauca
se le volteó la curiara
pero fue él que se salvó
y los otros se le ahogaron.
           
Me lo encontré un día domingo,
un día domingo
en una sala de baile,
con una botella ´e caña
verdad, lo bien,
y una cuerda de gallos                                                           sentado en la talanquera,
la talanquera,
Tomás, Saulo y San Paulo.
Con corazón encantado,
diciéndole a San Benito
que tomara y que jugara.
“¿Cómo puede ser posible?”
verdad, lo bien,
San Benito, él  exclamaba;
“Yo soy un santo del cielo,
yo soy un santo del cielo
y no cometeré esta falla”
pero seguían insistiendo
verdad, óyelo bien,
para que se emborrachara
y bailara con Santa Rita
la kirpa, un nuevo callado.


Las parturientas piden a San Rafael por ellas y por sus hijos nacidos y por nacer. 


SAN RAFAEL Y SAN BENITO
(Letra de Joel Hernández)
Fuente: Sexagésimo Barco (cantante)

San Rafael y San Benito,
San Rafael y San Benito
son dos santos   parranderos
San Rafael y San Benito,
y San Benito
son dos santos parranderos,
beben caña a pico ´e litro,
a pico ´e  litro
y montan caballo en pelo
bailan y cantan bonito
en las fiestas de mi pueblo.

San Rafael monta un caballo,
San Rafael monta un caballo
cerca del  pueblo de Achaguas
San Rafael monta un caballo,
monta un caballo,
cerca del pueblo de Achaguas.
El potro lo tiró a un charco,
lo tiró a un charco
y lo bañó todo de agua;
¿qué iba a sabé el pobre santo
que el caballo tenía mañas?

San Rafael y San Benito,
San Rafael y San Benito
jugaron un par de gallos
San Rafael y San benito,
y San Benito
jugaron un par de gallos
San Rafael un gallo pinto,
un gallo pinto
San Benito un gallo zambo      
y el pinto le tumbó el pico
al zambo y siguió ganando.

San Rafael y San Benito,
San Rafael y San Benito
cantaron un zumbador
San Rafael y San Benito,
y San Benito
cantaron un zumbador
cantaron la noche entera
la noche entera
hasta que le amaneció
parte del abecedario
desde la A   hasta la O.

Si yo fuera San Rafael,
San Rafael
patrono de los llaneros,
si yo fuera San Rafael,
San Rafael
patrono de los llaneros,
todos los santos del cielo
anda, del cielo
los llevaría a recorrer
la sabana y los esteros
cuando empieza a amanecer.

Porque nada es más hermoso
porque nada es más bonito
que el Llano que tanto amo
porque nada es más bonito
es más hermoso
que el Llano que tanto amo
donde al son de la alegre arpa,
de la alegre arpa
y del criollo cuatro en mano
canta el llanero sus coplas
como buen venezolano,
donde al son de la alegre arpa,
de la alegre arpa
y del criollo cuatro en mano
canta el llanero sus coplas
como buen venezolano.


A San Rafael no solo se pide por la abundancia de los peces, también, para evitar los numerosos peligros de los ríos, tales como el temblador o "Anguilla de río"   



El llamado a las fiestas  de San Rafael y otros patronos 
es un asunto muy "serio"  en el Llano 




HAZAÑAS DE SAN RAFAEL
(Letra de Cruz Tenepe)
Fuente: Cruz Tenepe (Cantante)

Yo miré a San Rafael,
yo miré a San Rafael
bajo la luna apureña
justo a la mitad del río
justo a la mitad del río
pescando con gran destreza
y le ajiló un valentón,
un valentón
que por poco le revienta
el guaral con que pescaba
y aseguraba la presa
pero afortunadamente
muy fuertemente
el santo tiene experiencia
y de un solo macetazo
lo metió por la cubierta.
Mirando a San Rafael,
mirando a San Rafael
eso me causó sorpresa
un santo tan popular,
un santo tan popular
y en hazañas como ésta
la canoa era pequeña,
era pequeña
la palanca estaba vieja,
pero es tan buen navegante
que el peligro le contenta
cuando el viento lo soplaba
ay, lo soplaba
en sacudidas violentas
tiró un pequeño espiñel
y sacó diez palometas.

Yo tenía la referencia,
yo tenía la referencia
que el santo tiene su fama
y lo viene a comprobar,
y lo vine a comprobar
allá en el pueblo de Achaguas
me lo encontré en un parrando,
en un parrando
un día de Semana Santa
con el Pollo de Orichuna
cantando una guacharaca
con Montoya, José Alí,
Cristóbal Jiménez,
Guerrero y Reynaldo Armas
contrapunteó con toditos
sin dolerle la garganta.
También lo miré colear,
también lo miré colear
en las ferias de La Pascua
junto a Jesús Aguilera
y don Víctor Felizola
dos titanes de la manga
les sacó un toro de puerta,
toro de puerta
fue efectiva la coleada
y el toro quedó quebrado
porque no se levantaba
lo titularon campeón
anda, campeón
y el trofeo se lo entregaban
y hasta se llevó la Reina
del carnaval en Zaraza.

Se fue pa´ Puerto Carreño,
se fue pa´ Puerto Carreño
en la tierra colombiana
el Festival del Corrío,
el Festival del Corrío
San Rafael disputaba
cantó un joropo violento
con sentimiento
dibujando la sabana
del Meta, del Casanare
el Arauca y el Vichada
participó en los renglones
contrapunteo, canto, pasaje y bailaba
se ganó todos los premios
los cobró en la madrugada.
Siguió pa´ Villavicencio
y en el Mundial del Coleo
volvió a repetir la hazaña
salió Ramiro Rodríguez
y don Rogelio Aguilar
coleadores de gran talla
agarró cola primero
y a media manga
los puntos les fabricaba
sobre de un  caballo moro
jalaba y era campana
dicen que San Rafael
vivió también
en la ciudad bogotana
casado  con una viuda
rica, bonita y lozana.
donde el silencio fue roto
por un canto celestial.


*Disfrute de un joropo clásico en el ritmo "San Rafael" aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=SLr7Y-JpjFQ






Textos tomados de: ANÁLISIS DE FIGURAS ESPECTRALES EN EL CORRÍO Y LEYENDAS DEL   CANTO LLANERO TRADICIONAL de Isaías Medina López, Duglas Moreno y Carlos Muñoz (Trabajo de Investigación aprobado en la UNELLEZ-VIPI)


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