martes, 28 de abril de 2020

Leyendas llaneras (Vivencias y testimonios) 10. El Salvaje (Carmen Pérez Montero)

De las llaneras raptadas por El Salvaje apenas quedan los recuerdos. 
Imagen en el archivo de Villavo al revés 



EL SALVAJE
Esta leyenda está muy generalizada en el estado Lara, hay quienes aseguran que de allí, por ser estado limítrofe de Portuguesa, ha penetrado sus llanuras. Otros ubican su origen en Ospino, durante el siglo XIX. Hay quienes sostienen que es originaria de la zona alta del estado Portuguesa, porque en sus montañas habita este legendario animal, aseveración que sustenta la muerte del Padre Chabas quien confundido con un salvaje por los indios Cambambas y por tal razón le dieron muerte. Sin embargo, lo importante es reseñar que en tiempos pasados era usual oír a los abuelos narrar estas historias que atemorizaban a la muchachada, quienes oían con mucha atención. Esta transmisión oral permitió su popularidad en todos los confines portugueseños. Raúl Humberto De Pascuali en su trabajo de investigación titulado (La leyenda del Salvaje) aporta lo siguiente:
“Son osos frontinos (única especie de osos que habitan en Venezuela), viven en los lugares de más difícil acceso, oscuros y arbolados de las montañas; son de gran talla; parados alcanzan hasta dos metros de altura y su cuerpo puede tener hasta un metro de ancho.
Su pelaje es largo y espeso, de color negro. La especie más común tiene alrededor de los ojos unas manchas blancas, razón por la cual se denominan osos de anteojos. Su nombre científico es Tremactos Ornatos”.
Acerca de estos animales se han tejido algunas historias inverosímiles. Se dice que los machos raptan a las mujeres y las hembras a los hombres y les hacen trojas en las copas de los árboles y allí los mantienen como frutos silvestres y le lamen todo el cuerpo, pero sobre todo la planta de los pies para ponerle la piel sensible y se les haga imposible caminar y así tenerlos cautivos por el resto de sus vidas. También se dice que estos animales tienen predilección por las parturientas o mujeres en periodo de lactancia.
En Portuguesa se ha generalizado la creencia de que la carne de Salvaje es muy nutritiva y fortalece mucho el organismo. Así  mismo,  que la sangre tiene propiedades afrodisíacas y aquellos hombres que la ingieren jamás pierden su apetito sexual ni su virilidad. Entre otros comentarios relacionados con este animal, se pueden mencionar: Que grita similar a los hombres y el tigre le teme, que se enamora y es sumamente persistente en el logro de su objetivo, que (sus partes) son (igualitas) a las de las personas (mujer y hombre) y que cuando se siente perseguido camina hacia atrás y de esta manera confunde al enemigo quien lo busca en sentido contrario de donde él se encuentra.
Alejandro de Humboldt decía que esta leyenda estaba muy generalizada en la orilla del Alto Orinoco, el Valle de Upata, cerca del Lago de Maracaibo, las montañas de Santa Marta y Mérida, las provincias de Quijos y las riberas del Amazonas cerca de Tomependa, pues en estas regiones tan apartadas una de otras se habían encontrado huellas de pies que tenían los dedos vueltos hacia atrás, que hacían pensar en la presencia de este animal en esas zonas.
En el año 1960, una señora llamada Belarmina Pérez, quien vivía en La Lucía, me afirmó que su abuelo Nicolás Pérez, natural de un caserío cercano a Sanare, estado Lara, llamado Yai, pero residenciado durante muchos años en La Lucía, le contó que en este pueblo hace mucho tiempo ocurrió un caso que conmovió a todo el poblado, pues una muchacha fue raptada la noche antes de su matrimonio. Todos, hasta los padres, creían que era el novio quien se la había llevado, porque en ese tiempo era muy común que los hombres pidieran a las muchachas y después se las robaran, pero resulta que no fue así. El novio fue interrogado y se comprobó que no tenía nada que ver con el rapto. La gente del caserío imaginó que se la había llevado El Salvaje. Cuentan que dedicaron a buscarla y unos cazadores, después de varios años de estar esta muchacha perdida, la encontraron en una troja hecha de caña brava, en la copa de un flor amarillo. Los cazadores la bajaron del árbol con unos mecates. Ella y que tenía un muchachito de El Salvaje y la pobre no podía ni hablar porque se había vuelto casi muda y se la llevaron para la casa de sus padres y el hijo, que era similar a un salvaje pequeño se le murió y la gente tuvo que matar a El Salvaje porque la proseguía a la muchacha por todas partes.
La señora Martina Moreno de Ramírez, narra que una noche como a las doce de un Miércoles Santo, para amanecer un Jueves Santo,  estando ella pasando la Semana Mayor en la Granja Villa Ilusión, ubicada en la vía de Los Tanques, Araure, su esposo Rafael Ramírez la invitó para ir hacia la montañita que está detrás de la granja, a menos de un kilómetro de la casa, con la intención de cazar algún animal silvestre. Cuando habían recorrido como cincuenta metros y estando frente al camino por donde debían entrar por la quebrada, oyeron un estruendoso ruido como si un animal muy grande y corpulento hubiera saltado de un árbol a otro, golpeando con su cuerpo las ramas de los árboles. Se oyó claramente el rasgar de las ramas al abrir para dar paso al cuerpo y el ruido al caer. Después el silencio reino en la oscuridad. Martina que ella le dijo a Rafael que fueran a ver qué había pasado y éste le argumentó: No ve que esa es cosa mala… usted no  ve  que se sintió caer, pero si fuera animal de verdad se la hubiese sentido la pisada… como cree usted que va a caer y no se va a mover. Ese o es un espanto o es El Salvaje.

Tomado de "Mitos y Leyendas predominantes en el Estado Portuguesa" de Carmen Pérez Montero. 

Carmen Pérez Montero. Nacida en Tinaquillo, Cojedes y residenciada en Araure, Portuguesa. Profesora Titular de I.U.T.E.P. Sus poemas, investigaciones didácticas y culturales se divulgan, de manera sólida y contundente,  en libros, diarios y blogs de nuestro país desde 1964.  

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