para
cuando salga, tocada,
ungida
en aceite, lentamente toda ella.
Estoy
yo contemplando la desnude(s)
de
su espíritu cubriendo la de su alma. César Seco
JUDITH
(José
Ramón López Gómez)
Comencé a deshojar hoy, tierna flor
recitando para ti un poema
con toda la intención y el calor
que mereces tú, cual bella gema.
Este mi canto sentido con amor
a tu gracia de mujer será el emblema
que ha fraguado en esta hora con fervor,
para ofrecerlo ante ti como diadema.
De una noche coronada con auroras
que envuelve todavía con su fragancia
el recuerdo de embrujadas horas.
Hoy te siento, Judith, más infinita
una tierna sombra en la distancia
una flor cada vez más exquisita.
AQUEL
JARDÍN DE ROSAS ENTREABIERTAS
(Camilo Balza Donatti)
Plácido y juguetón y serafino
lo vi nacer a orillas de la vida;
era como el regreso de una ida
sobre la misma breña del camino.
Tenía sabor de mariposa y vino
y sangre de clavel para su herida,
y una casa de humo amanecida
junto a una casa de sabor marino.
¡Ah jardín florido de mis amores!
Que yace hoy ausente de las flores:
sus niñas del ayer que viven muertas.
Cómo recuerdo a
solas con el llanto,
junto a su soledad de camposanto;
aquel jardín de rosas entreabiertas.
LA
ROSA
(Germán Pérez Chiriboga)
Voluta de color, carne de diosa,
remolino de nubes sonrojadas
en su mundo interior. Halito de hadas
corona el laberinto de la rosa.
Su cáliz esmeralda, que rebosa
en vivo bermellón, lleva talladas
gotas de rica sangre derramadas
por las heridas de la mariposa.
Ayer era un boceto, una promesa:
tersa y fragante piel de quinceañera,
capullo de ilusión belleza pura…
Hoy, su cruzada de color empieza,
y, al separar sus pétalos de cera,
brota el perfume de una mujer madura.
LA
ROSA BLANCA (Pedro Prado)
La flor secreta de un amor escondo
en el oscuro pozo e mi vida;
es una rosa blanca suspendida
en agua de tiniebla, en lo más hondo.
A su silencio con dolor respondo;
cae en ella mi lágrima perdida;
la rosa del amor queda encendida
refulgiendo purísima en el fondo.
Nadie la escucha pero canta suave;
nadie la observa, pero brilla pura.
Como el reflejo del volar de un ave
hasta la estrella de la noche oscura
baja a mi pozo, y por mi rosa sabe
beber belleza en aguas de amargura.
De
“TARDE DE CORONAS” (Camilo Balza
Donatti)
Apostando
flor a flor
-gozo
de fiesta temprana-
sobre
la calleja plana
los
caballos van trotando
mientras
te sigo mirando
asomada
en tu ventana.
Me
dices con tus pupilas,
con
tu risa retozona,
que
tu bonita corona,
la
fabricaste con lilas.
Los
caballos van en filas,
nerviosos
y corredores,
yo
que estoy con los mejores
quiero
decirle a tus ojos
que
siento grandes antojos
por
devolverte tus flores.
ALECIA
(José Ramón López Gómez)
Surgiste como un lirio en mi camino,
con la misma sorprendente donosura,
con que esta señala su destino
y otro donaire exhibe su tersura.
Una flor es algo siempre como un signo
de gracia, de perfume,
de ternura
y en la lírica fuente de este sino,
bella mensajera de gracia y de finura.
Hay en el hechizo de tu boca grana,
constante invitación para adorarte
y en efluvio que tu gracia emana
El perfume de la rosa es más perenne
en tu presencia, comienzo ya a soñarte,
porque eres alado y tierno duende.
LOURIE
(José Ramón López Gómez)
Dedicada figura cual hechizo
en el albo y tierno cáliz de una flor
Dedicada figura cual hechizo
en el albo y tierno cáliz de una flor
esta vez el destino de improviso
me llevó de frente a tu primor.
Por tu gracia judaica yo realizo
este verso con todo mi fervor
y en la urdimbre del tiempo va cual rizo
hilo trenzado en busca del amor.
En la dulzura de tus ojos hechiceros
toda la luz del cielo se retrata
y son estos mis versos lisonjeros
hoy quienes hacen pregón a tu belleza
y a ese el candor que ser impacta
mi bella dama con estirpe de princesa.
SENTIMIENTO APUREÑO
(Letra
de Pedro Emilio Sánchez y Valentín Carucci-
Música
de Manuel Luna. Intérprete: Francisco Montoya)
Aunque
me cueste la vida,
mujer
querida,
nunca
olvido tu cariño,
aunque
me cueste la vida,
mujer
querida,
nunca
olvido tu cariño,
cariño
que le robé
a
aquel jardín florecido
porque
tú sabes que fui
jardinero
de tu lirio
al
jardín de tus amores
me
conduce tu camino
Prendido
como dos broches,
como
dos broches prendido
me
encierro en estos palmares
si
sufrir es mi destino
pero
contento y feliz
porque
tengo tu cariño.
Si
me llegas a olvidar,
cielito
lindo
te
juro que por ti muero,
si
me llegas a olvidar,
cielito
lindo
te
juro que por ti muero
llorarán
los chaparrales
mi
canción, luna y lucero
y
quedará solitario
mi
sentimiento apureño
al
saber que se ha marchado
la
mujer que yo más quiero,
quedarán
desamparados
aquellos
broches prendidos
porque
se marchitará
nuestro
jardín florecido
al
marcharse el jardinero
que
cultivó tu cariño.
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