jueves, 19 de julio de 2012

EL MITO CANTADO EN CORRÍOS Y LEYENDAS DEL LLANO (Isaías Medina López, Duglas Moreno y Carlos Muñoz)*

El mito llanero es la frescura eterna de la gente de la sabana 
(imagen en el archivo de Fernando Parra)

EL MITO CANTADO EN CORRÍOS Y LEYENDAS DE LA CULTURA LLANERA   (Isaías Medina López, Duglas Moreno y Carlos Muñoz)*

La literatura llanera manifestada en las leyendas y corríos obliga, por sus vínculos con la literatura universal, a una revisión de los conceptos del mito recreados por los cantautores de nuestros Llanos. Tal obligación, se convierte en imperiosa necesidad ante la carencia de estudios completos sobre ésta temática.
La Literatura Oral Llanera, fiel expresión de la identidad nacional, posee un amplio catálogo de figuras espectrales, tales como la aparición de diversos espantos y demonios, pactos con el Diablo, andanzas de la muerte, sucesos sangrientos y macabros, junto a diferentes creencias en hechos y poderes tanto naturales como sobrenaturales en lindero con lo religioso y lo espiritual-popular. Dichos temas, inspiran a que numerosos compositores e intérpretes recreen versiones “mitologizadas” en leyendas y corríos, cuya circulación se realiza a través de la industria discográfica y radiofónica, creando un subsistema literario sobre el que se intenta, un primer acercamiento en este trabajo.
El mito es todo lo que comparte un colectivo como herencia. El corrío es un cuento cantado por estrofas. La leyenda está integrada por varios corríos y cuadros escénicos, desarrollados por contrapunteadores y personajes de refuerzo dramático.
El mito y el canto llanero, se convierten en raíz medular de la identidad y signo de la poética llanera tradicional. La cosmogonía mítica (origen de las divinidades), es un eje transversal en la literatura llanera y herencia de la ancestral literatura oral de los indígenas llaneros y otras naciones aborígenes cercanas, cuyos aportes se asumen en los cantos fantasmales de la llanura, que fluye gracias a una fusión sincrética aborigen-criolla (permanente mestizaje endógeno), probado en los cantos de hazañas, fatalidades e invocaciones de los fallecidos de los pueblos indígenas llaneros.
La herencia mítica indígena llanera contempla diversos arquetipos tradicionales que pululan en la llanura; a) llaneros muertos que interactúan - desde la “Negra orilla del mundo”- con llaneros y visitantes vivos; b) Ánimas benditas como las de: Pancha Duarte (o de Taguapire), Santo Rostro, Rompellano y Picapica, opuestas a entes maléficos como el Espíritu Burlón, la Muerta de las Galeras del Pao, la Bola de Fuego y c) el infaltable Mandinga; “Indio de grave postura” según Arvelo Torrealba (2004, p.145), demonio invencible y multiforme:

“A mí no me asustan sombras
ni con luces me desvelo:
con el sol soy gavilán
y en la oscuridá mochuelo,
familia de alcaraván
canto mejor cuando vuelo;
también como la guabina
si me agarra me le pelo,
 también soy caimán cebao
que en boca ´e caño lo velo”.

Álvarez en Trato con duendes (1999, p. 18), da luces sobre el universo de especies de índole sagrada, de preservación ecológica aborigen, incorporados al imaginario popular como terribles espantos; “Habría que concebirlos como criaturas muy diestras, que superan las prácticas, los hábitos y los hombres”.
Díaz Seijas (1994, p. 67) lo deja perfectamente claro en esta apreciación: "En el llano hay muchos duendes. Una atmósfera fantasmal alimenta permanentemente las creencias del llanero. Cuando en la noche, a la luz de la luna se mueven las hojas de los árboles en los caminos, los ruidos son atribuidos a espectros. Los espantos de la sabana nos sitúan en un mundo alienado por la presencia de una realidad que se opone a la materialidad de las cosas y la de los objetos que nos rodean". Una noción lúcida del coplero que se asume como el travieso y aprovechador duende de la mitología universal, insomne y en permanente acecho, se le escucha a Ángel Custodio Loyola (1954) en su Pajarillo:

“Soy el que ando de noche
siempre por los vecindarios.
Yo sé dónde late el perro,
luego dónde canta el gallo
y sé cuándo están dormidas
las muchachas en mi barrio”.

Dentro de la cultura llanera, Unda (2000, p. 15), precisa la existencia de “Espíritus guardianes susceptibles de intervenir contra los hombres que han cometido una trasgresión o imprudencia”. Un aventajado estudioso de la demonología mítica venezolana, Luis Arturo Domínguez en Duendes y Ceretones (1987), comenta que esos guardianes, son feroces ángeles guerreros, acompañantes forzados del Diablo en su alzamiento contra Dios. Luego que los derrotara San Miguel, Dios, los envía a la tierra en cuatro lotes distintos para enfrentarse con cazadores furtivos, pescadores ambiciosos, invasores del Llano y saqueadores (Domínguez, 1987, p. 12):

1-“El duende o espíritu de la tierra”, encarnado en el voraz tigre carnicero de las llanuras (“El tigre es un bicho feo/ con la cara encopetá / pecho ancho, muñeca gruesa y la cintura delgá”) al que le canta Jesús Moreno (1995), con letra de Dámaso Figueredo y que terminará matando de miedo a sus cazadores:

“Agarre la lanza duro
no se le vaya a soltá
cuatro deos tras el pulmón
en la pinta atravesá
por ahí el tigre más macho
se muere sin pataliá,
pero si le da la herida
no lo deje resuellá
porque al pelale el lanzazo
 el tigre nos va a matá”.

2-“Espíritus del fuego denominados salamandras”, como la terrible Bola ´e Fuego, una de las formas favoritas del Espanto del Troncón, desquiciante figura que realiza sus propios contratos como “buen demonio” que es, según letra y canto de Francisco Montoya (1980):

“De Coco ´e Mono a Las Piñas
se encumbra sobre el espacio
convertido en Bola ´e Fuego
se recorre ese pedazo
el Espanto del Troncón
también ha hecho desastres
porque un corral de caballos
barajustó en El Diamante
y Benito Fuenmayor
también tuvo su percance
porque le salió una noche
ofreciéndole un contrato”.

3-“Espíritus del aire, denominados silfos”, representados en el “Gavilán”, que ataca los hatos millonarios y que, puede matar a quien invada sus terrenos y que será retratado por el desaparecido coplero Nelson Morales, wl Ruiseñor de Atamaica (1986):

“Ayer venía don Cipriano
en su mulo zaino negro
traía su señora en la anca
y dos botellas de añejo,
pero cuando iba pasando
por debajo de un  uvero
venía el gavilán volando
de un salto le cayó en pelo
y le quitó a la señora
y se lo mandó a San Pedro”.

4-“Espíritus del agua denominados ninfas”, o los temidos caimanes, cazadores de orilla y profundidades de los caños; por igual destrozan embarcaciones o personas y que persisten en la canta de Francisco Montoya (1980):

“El Caimán de Boca Brava
ha hecho muchos desastres
se comió a un pescador
del Paso ´e Caramacate
en la playa de El Guamal
a un novillo y cuatro mautes
y le volteó una canoa
a una gente comerciante
los baberos del Rodeo
tuvieron  que vendé el rancho
por temor de que el caimán
les fuera a comé un muchacho”.

Otro aspecto mítico-religioso de la literatura llanera tradicional es la fijación del inframundo (los “portales negros” del imaginario popular), pero no se cita con nombres genéricos religiosos: purgatorio, limbo e infierno, pues en el Llano hasta las vacas tienen nombre propio. El llanero no separa a estos tres lugares y los mezcla en un “unicum” mítico, tan pavoroso como el Hades o Averno de la mitología grecolatina. Gallegos le llama “Tremedal”, también Yorman Tovar. Arvelo Torrealba “La negra orilla del mundo”, otros copleros son más puntuales: En Apure, las montañas de San Camilo son residencia del terrorífico Hachador Perdido (leyenda de Hipólito Arrieta y Jenny Tatiana Colmenares), e inspiración del corrío Travesías de San Camilo, de Jesús Pulido Lara, popularizado por Juan de Los Santos Conteras, el Carrao de Palmarito (1977), quien afirma:  “Me dijeron tus baquianos que eras el infierno vivo” y lo argumenta así:

 “Era muy poco el llanero
que llegaba a su destino
y el tigre vivía acechando
el cascabel amarrillo,
araña mona y pantano,
son millares de peligros
que de invierno y de verano
tú siempre fuiste lo mismo
tus ladrones de ganado,
salteadores de camino
donde la vida de un hombre
 valía menos de un cuartillo.”

En Cojedes, Las Galeras del Pao, albergan a seres de la espectralidad mítica llanera, como:  el Salvaje de la Sierra, la Muerta de Las Galeras, y otros espantos que comprometen la pluma de creadores como Dionisio Garrido, Humberto Salas, Ricardo Cuba y el consagrado poeta Dámaso Figueredo (1986), quien nos asevera que en ese lugar:

“Sale un gallo canagüey
copetón como chenchena
 y cuando mira a la gente
le choca zumbando espuela.
Sale un perrote pintao gargantillo centinela
que a todo el que le ha salío
difícil que no lo muerda.
Por La Bajá de Tinaco
sale una danta jobera
y esa se le vuelve
a uno una josita palmera”.


REFLEXIONES FINALES. Pudiésemos resumir al mito en la literatura llanera como el encuentro del hombre común con circunstancias extraordinarias por mandato de la tradición de donde él proviene y que debe obedecer, bien como ser viviente o espíritu. Es indiscutible que no hay una sola manera de afrontar al mito. Pero, consideramos que debe entenderse como una multiplicidad de significados, cuya decodificación no depende de las opiniones de los expertos, sino del consumidor literario quien asumirá, en la parcialidad de sus intereses, sus creencias “míticas” sobre el mito.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Almoina de Carrera, P. (2005, enero-diciembre). Literatura Oral venezolana. La oralidad como recurso literario, Fundamentación conceptual. Investigaciones Literarias, 13, 149-180.
Álvarez Muro. A. (2007). Las ideologías de la vida cotidiana: rituales religiosos en el habla de una región. En Bolívar, A. (comp.) Análisis del Discurso (pp. 279-302). Caracas: Los Libros de El Nacional.
Arvelo Torrealba, A. (2004) Antología Poética. Caracas. Monte Ávila.
Díaz Seijas, P. (1989). Crónicas del Guárico. San Juan de los Morros: Fundación Guariqueña para la Cultura.
Estébanez Calderón (2004). Breve diccionario de términos literarios. Barcelona, Esp.: Alianza.
Jiménez Turco, M. (2003). Aportes iniciales para una poética de la poesía oral en Venezuela.
Memoralia. 1(1). 183-195.
Martínez Migueles, M. (2007). Ciencia y Arte en la Metodología Cualitativa. México: Trillas.
Medina López, I., y Moreno, D. (2007). El Llano en voces: Antología de la narrativa fantasmal cojedeña y de otras latitudes. San Carlos: UNELLEZ.
Platas Tascende, A. M. (2002). Diccionario de términos literarios. Madrid: Espasa.
Unda, Y. (2000). Lo llanero en tres aproximaciones. Barinas: Asociación de Escritores del Estado Barinas.

*Nota: Texto tomado de Memorias de las XVIII Jornadas Técnicas de Investigación y II de Postgrado de la UNELLEZ-San Carlos (2009). Editado en San Carlos, Cojedes, Venezuela, por la Coordinación de Investigación y la Coordinación de Postgrado de la UNELLEZ-VIPI. Editores: Isaías Medina López, Franklin Paredes Trejo, Glenys Pérez y Duglas Moreno.




14 comentarios:

Unknown dijo...

me gusto mucho los poemas, y me parecio interesante el tema de los cuentos, poemas mitos,leyendas. en realidad hoy en dia se sigue contando historia o leyenda tales como la bola e fuego entre otros. Alumna Elba Escalona. Lugar. El Baúl

Unknown dijo...

Este articulo de verdad está muy interesante ya que nos muestra y nos habla un poco de los diferentes mitos, leyendas y corrios en nuestro país…… ya que hoy día poco se habla de esto… GABRIELA MORALES (TINAQUILLO)

Unknown dijo...

Tine mucha importancia y originalidad este articulo ya que habla de de leyendas que muchos de nosotros no conocíamos.
Karelis Colmenrez.
Opino-Portuguesa.

Unknown dijo...

Esta muy Chevere el enlace, por supuesto alguna de las canciones las he oido completas y son muy gustosas para el publico venezolano, dejan reflejado la cultura historica de nuestras tierras llaneras y su sin fin de leyendas de fantasmas y apariciones. Yusleidy Guevara (Apartadero Cojedes)

Julio César Arenas Bravo dijo...

un articulo que destaca la importancia investigativa que debe asumirse desde los espacios academicos en aras de darle importancia a nuestra cultura venezolana.

julio César Arenas Bravo

San Carlos, estado Cojedes, Venezuela.

Dayannita dijo...

Se destaca la importancia que poseen los mitos, leyendas y corridos, sumergidos en la literatura llanera y tienen un sin fin de expectativas sobre las figuras espectrales, donde su contenido realza a sus compositores y la fidelidad a su nacionalidad,donde ademas se realzan en los diversos medios audiovisuales, logrando con ello, se mantengan en el tiempo.

Unknown dijo...

Esta muy chévere el articulo interesante, ya que los poemas mitos, leyenda nos muestra y no habla de las diferentes tipos de leyendas, ya que hoy en día muy poco se comenta en la sociedad, y deja reflejado lo bonito de nuestra cultura llanera también, se manifiesta mucho en los corrió o contrapunteo llanero de nuestro folklor y literatura llanera.

Unknown dijo...

El mito es parte inherente de nuestra existencia. El mito nunca nos ha sido ajeno, desde EL DORADO hasta nuestros días, hemos vivido el hibridaje de ficción y realidad de tal forma que el uno no puede vivir sin el otro. Nuestros cantores lo saben y este hibridaje lo convierten en leyendas, en coplas, en canciones, en ese mensaje que corre de boca a oído sin reposo.

Unknown dijo...

Nuestro llano está plagado de mitos y leyendas, tanto es así que el llano no se puede concibir sin las mismas, por ende los corríos de nuestros cantores lo reflejan. Los mitos y las leyendas se convierten en esa voz que nos hace participes en esta magia de la oralidad.

Unknown dijo...

Este artículo me parece interesante, ya que nos habla de mito, corridos y leyendas, su contenido realza lo bonito de nuestra cultura llanera,nuestro folklor venezolano,
hoy en día se sigue hablando de leyendas, entre ellos la llorona, el silbón y Juan del morro.estos es una magia de la literatura y la oralidad

Unknown dijo...

Una de las formas más comunes y fáciles a través de la historia de nuestra cultura para elevar nuestros mitos y leyendas ha sido el canto, los populares corríos llaneros que se han convertido en un medio de expresión muy popular en nuestra cultura y resulta de mayor atracción en algunos casos quizás para aquellas personas que no acostumbren a leer o no lo tomen como hábito en conclusión sea cual sea la forma en que conozcamos nuestros mitos y leyendas, ésta debe inculcarnos el amor por nuestra historia y defenderla hasta el final para que no se pierda en el camino

Unknown dijo...

Existe un sentido común que establece cuando una persona escucha un corrío, hay una familirización entre un verso con otro, o cuando se escuha un contrapunteo, éstos son entre dos personas que hacen contactos con un tema y realizan cantos que son con música rápida con los instrumentos cuatro, arpa, maracas. Todo esto explica como la cultura llanera cobra vida con los diversos copleros. Los mitos son narrados por cantautores también rápidos y simbólicos de nuestro llano. Estos autores presentan una demostración de la esencia que en las tierras llaneras nace y se transmite a través de mitos cantados.

Unknown dijo...

Son muy importante las tradiciones, esto explica como la cultura llanera cobra vida con diversos copleros a través de la musica, y resulta de mayor atracción en algunos casos quizás para aquellas personas que no acostumbren a leer nuestros mitos y leyendas, su contenido realza lo bonito de nuestra cultura

Danilo Riobueno dijo...

Interesante. La superstición ha estado unida al llanero desde tiempos muy ancestrales. El vivir en regiones de contacto pleno con la naturaleza como lo son el llano y la sabana, considero particularmente que produce un sentido inspirador para la creación de cantos y corríos que describen los mitos y leyendas del llano y, que además, a través de la narrativa oral tradicional, han hecho del conocimiento público de generación en generación de esta singular característica en cuanto a lo fantasmal y lo desconocido. Idiosincracia llanera pura. Muy bueno.