martes, 2 de febrero de 2010

El Abuelo y el Gallo Canaguey (cuento llanero de fantasmas)

Juan Tenorio soñaba, erróneamente, que todas las bellezas del Llano se rendirían a sus pies.
Imagen en el archivo de Fernando Parra. 

Su rostro ya era una historia (archivo de Argenis Agüero)









En esta narración se marcan tres viajes simbólicos: el de Marta hacia sus raíces ancestrales, encarnadas en la figura del viejo contador de historias. El viaje evocativo de ese anciano hasta la Costa venezolana desde las llanuras de Tinaco y, quizá el más trascendente: el viaje desde este cuento hacia otro cuento, en un proceso de metaficción que le da un doble espacio a la fabulación tradicional.

LOS MISTERIOS DE LA COSTA
Marta, decidió ir a visitar a su abuelo Manuel, a quien tanto extrañaba: El señor Manuel vivía en Tinaco, en una zona llamada "Mis Marías”. A Marta siempre le gustaba visitar a su abuelo, por que este siempre le contaba historias y algunos relatos que había conocido cuando estaba joven. Esa tarde Marta le pidió a su abuelo que le contara la mejor historia que conociera, y el señor Manuel le dijo: Hija, de tantas cosas que yo he sabido, una de ellas es la que más me ha sorprendido, hace mucho tiempo cuando andaba por las tierras de Barlovento, sucedió una cosa que muchos esperaban pero pocos no creían.
Marta ya emocionada le dice a su abuelo, cuénteme que fue lo que paso abuelito, pero cuéntemelo todito que no se le olvide ni un pedacito.
El señor Manuel comenzó a relatar: hace mucho tiempo en Barlovento escuché que le pasa a todos los hombres malos con la familia y apostadores a las peleas de gallo.
– ¿Qué es lo que pasa abuelo?, dígame.
–Bueno, mija, le aparece el demonio del “Gallo Canaguey”. Preste atención a lo que le voy a contar, esto se trata de ese demonio que dicen y hasta yo mismo escuché lo feo que es el “Gallo Canaguey”:
–Se escuchaba el ensayo de los muchachos con los tambores, ya sólo faltaba una semana para la gran celebración de San Juan Bautista; Isabel una mujer muy bella afinaba su voz para cantar en el acto que se celebraría en honor a dicho santo:

San Juan se va a bañar
en las playas de Ocumare,
San Juan se va a bañar
con traje de baño ajeno
San Juan se va a bañar
- En las playas de Choroni, señor.
San Juan se va a bañar
En las playas de Barlovento.

Todos estaban emocionados por estas fiestas, pero cada uno de los pobladores de Barlovento en el fondo del corazón sentía miedo, ya que cada año para estos tiempos aparecía ese demonio, muchos no creían en el “Gallo Canaguey”, como era el caso del muy conocido Juan Tenorio, un hombre alcohólico, con una aptitud despreciable; Juan maltrataba mucho a Cándida su mujer, y a sus hijos los tenía descuidados. Días antes del veinticuatro de junio Isabel fue a visitar a Cándida ya que eran comadres.
– ¿Cómo me le va comadre Cándida? ¿Cuándo es que usted va a dejar a mi compadre Juan? Ese hombre la trata mal y mire como tiene a sus muchachos de descuidados. Cándida le contestaba:
–¡ Ay comadre!, yo ya estoy cansada de decirle a Juan Tenorio que cambie, pero él no me escucha y cada día que pasa sigue peor, yo estoy muy asustada comadre con eso del demonio que asecha este pueblo, el gallo ese que hecha fuego por las patas y mata a los hombre como Juan.
– ¡Ay sí comadre!, usted tiene razón, muchas personas están hablando de eso, y no es por desearle mal a mi compadre, pero ojalá y le salga ese gallo y de una vez se acomode.
En este momento entra Juan Tenorio todo borracho, y gritando: Cándida, dame todo el dinero que tienes guardado, dámelo, yo los voy a apostar en las peleas de gallos, el día de San Juan.
–No Juan por favor, ya no tomes más y no te vayas para esa fiesta a apostar el dinero, que yo lo reuní para comprarle comida a nuestros hijos, míralos Juan tus hijos están muy flacos. Además Juan no busques que te aparezca el “Gallo Canaguey”, ese demonio se atraviesa en la carretera...
–Ya cállate, le gritó el siempre despiadado Juan Tenorio, si ese gallo se cruza en mi camino, yo lo agarro y me lo como en un buen sancocho.
Isabel que no podía dejar de escuchar esta fuerte riña y ver la cara de sus ahijados tan asustados, le dijo a Juan: compadre no hable así, mire que ese es el mismo Diablo.
– ¡Qué Diablo ni que nada! Usted, ¿también se va a meter en esto, no sea chismosa? Esto fue lo que Juan le respondió a su comadre Isabel.
Pasaron los días y se llegó la tan esperada celebración de San Juan Bautista, y Juan Tenorio desde muy temprano se estaba preparando para las apuestas de peleas de gallo; ese día Cándida tenía un palpito extraño en su corazón y pasaban las horas y ella le pedía a su marido que por favor no fuera para ninguna parte, y que tampoco gastara el dinero que con tanto esfuerzo ella sola había reunido, también le decía con lágrimas en los ojos que la gente comentaba por todas partes que las olas del mar estaban como enfurecidas, y que los ancianos de Barlovento decían que era un aviso de que el demonio se aparecería esta vez y que mataría a uno del pueblo. Juan lo que hacia era reírse con crueldad, diciendo que sólo eran ridiculeces y gritando a los cuatro vientos que el “Caguey” ni mil demonios más podrían con él y que contra viento y marea él iría; ya estaba cayendo la noche eran como las 7:00 PM, y Juan Tenorio salió de su casa camino a la celebración y en especial a apostar y gastar todo el dinero de su mujer.
Cuando iba por el camino decidió comprarse una botella de anís para ir tomando e ir subiendo los ánimos; a mitad de camino cuando pasaba por el frente del mar escucho unos tambores muy lejos, y mirando hacia todos lados sintió un escalofrío en todo su cuerpo, al mismo tiempo sintió la presencia de alguien más cerca de él, escuchaba pasos que lo seguían, dio vueltas a todos lados y decía:
– ¿Cándida eres tú?
De repente, sintió el canto de un gallo, pero era un canto aterrador, estruendoso, temblando de pánico cayó arrodillado y gritando:
– ¿Quién anda allí?, ¿por qué me persiguen?
Cuando miró hacia el frente vio la cosa más fea que en su vida había visto, era un gallo negro que mientras más se acercaba a Juan, más grande se ponía, y lanzaba fuego por el pico, su cresta era roja como la sangre, los ojos de este demonio acercaban a Juan al mismo infierno, este se encimó contra Juan Tenorio, causándole quemadas en todo el cuerpo, y en especial en la cara, era tan grande el dolor que Juan sentía que sus lamentos podían llegar al cielo, el se acordaba de todo el daño que le había causado a su familia, en ese momento como pudo, logro ponerse de pie y salir corriendo, hacia su casa, pero sentía que las llamas del infierno asechaban a su espalda.
Cuando Juan llega a su casa, Cándida se atemorizó al ver a un hombre que con tantas quemadas parecía un monstruo, la ropa que Juan traía en el cuerpo ya se había convertido en harapos todos quemados, en su cuerpo traía un olor impregnado a azufre y con voz de dolor intenso Juan le pedía ayuda a su mujer, que no lo dejara morir, así ella se pudo dar cuenta que era su marido.
Juan Tenorio quedó con muchas marcas incurables en todo el cuerpo, todos los días se acuerda de aquel demonio tan espantoso que le cambió la vida y por no escuchar consejos, no quiso cambiar a tiempo. Muchos en el pueblo dicen que Juan Tenorio no se murió esa noche porque eran tantas las suplicas de Cándida, de que a su marido no le pasara nada, que San Juan Bautista fue quien lo salvo. Contra tal demonio no se puede hacer nada, el “Gallo Canaguey” seguirá asechando e incluso podría hasta matar a todos aquellos hombres malos con su familia y apostadores a las peleas de gallo.
–Bueno y esto fue lo que pasó cuando yo andaba por esa costa, yo decidí no ir más nunca por allá, no vaya a ser que ese bicho malo me apareciera a mí.
–Abuelo, pero usted, me está diciendo es que ese demonio no respeta ni siquiera a los hombres malos con la familia y....
–Sí mija, tiene razón, uno nunca sabe a quién le toca, y por eso, más nunca volvía a ese lugar.



Nota: Cuatro de las co-autoras de este cuento, residen en Tinaquillo, Cojedes: Teresa Arias, nacida en Valencia, Carabobo, el 10 de enero de 1985. Yasmilda López, nacida en San Carlos, el 8 de marzo de 1986. Yenny Figueroa, nacida en Caracas, el 20 de junio de 1986. Lenina Narváez, nacida en Valencia, Carabobo, el 10 de julio de 1987. Dexire Rodríguez, nació en La Sierra, Cojedes, el 30 de octubre de 1986, reside en San Carlos. Informante literaria oral: Liria Reyes, nacida en Valencia, Carabobo el 24 de noviembre de 1963, también reside en Tinaquillo.

10 comentarios:

Unknown dijo...

Este cuanto me gusto mucho por que es reflexivo y que si una persona es mala con su familia o alcoholica le aparecera el gallo canaguey la que haci lo va hacer cambiar. ¿si usted es malo con su familia o alcoholica tenga con seguridad que le aparecera el gallo canaguey?
CARLOS QUINTERO MAPUEY

Unknown dijo...

Muy interesante esta lectura por que con ella me doy cuenta que hay personas que se dejan llevar por el vicio y la avaricia, por encima de todo, hasta haciéndole daño hasta su propia familia.
yarlin correa macapo

Unknown dijo...

Esta historia es muy ocurrente y tiene un valor de enseñanza. Dreo que se le debiera más promoción a las cosas del Llano

Unknown dijo...

De una curiosidad plena como refleja el relato a la vida natural de nosotros no hay mucho el paso que hay que dar para establecer el contacto con la realidad plena y exacta de la vida en la oralidad en la literatura.

Dayannita dijo...

Mientras leía esta leyenda,a pesar que son dos historias distintas, me recuerda mucho la historia del silvon, narra el como se les aparece a los hombres parranderos y en este caso a los hombres malos con la familia, de verdad que no todos tienen esa majestuosa forma de narrar historias. Felicidades!

Clarisa T. dijo...

Realmente me gustó mucho este relato, que además de la riqueza del lenguaje y por su contenido, nos deja ese buen sabor de la enseñanza: donde cuando se elige un mal camino, se acaba pagando las consecuencias. Me gustó ese costumbrismo de la historia. Un ejemplo muy digno que nos trasmiten estas letras, con las que aprendemos y nos enriquecemos en cultura de culturas. Tengan bondades. Saludos.

Fe r dijo...

"Los Misterios de la costa" me lo guardo en mi propio cuenco para llevárselo a los abuelos internados en un hospital cercano donde voy a poner la oreja y a hacerles un poco de compañía de vez en cuando con la gente de mi parroquia.

Muchas gracias, Isaías!

Un saludo cordial!

Unknown dijo...

saludos.Este cuento es muestra del trabajo dedicado y del esfuerzo que hacen los estudiantes universitarios de la UNELLEZ y los profesores de literatura.

Unknown dijo...

Es muy interesante leer esta historia "LOS MISTERIOS DE LA COSTA" por lo que le a podido pasar a juan por ser un mal padre y un mal esposo tratando feo a su propia familia y por eso tuvo su castigo por eso le digo aquellos hombres que llevan una vida tan desordenada y dentro de su hogar tratando muy mal a su familia yo le digo que reflexionen para que realmente y lleven su vida de bien en PAZ, EN AMOR,EN RESPETO Y EN FELICIDAD. Que el estar parrandiando, jugando y gastando el dinero de su familia es la destrucción de todo.

Es muy interesante leer esta historia de lo que le paso a juan y para que todos los hombres reflexionen y entiendan que lo primero es la familia sobre todas las cosas.

Jimena Arbulú dijo...

Este es un relato que además de ser muy entretenido, es muy enriquecedor. Nos deja una gran enseñanza y nos habla de las creencias y la fé de los lugareños de Barlovento. Muchas gracias por compartirlo.