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miércoles, 2 de diciembre de 2020

Muestra Poética de Mujeres Cojedeñas: Treinta años de un reto (Maritza Torres Cedeño)


Composición fotográfica centrada en la carátula de la Muestra Poética de Mujeres Cojedeñas. Imagen en el archivo de Maritza Torres Cedeño




                                    Maritza Torres Cedeño maritza533@gamil.com

La historia de la literatura escrita por mujeres, en el estado Cojedes, aún está por develarse. Posiblemente, historias y versos, que trasnochan y alucinan a sus dueñas, permanecen ocultos de las voraces miradas de aquellos expertos, que con sabias palabras paralizan cualquier tentativa escritural. La “buena” crítica literaria, dirigida al estudio, reconocimiento y justa valoración de esas producciones textuales continúa esquiva; lamentablemente, perduran visiones reguladas por cánones e intereses que entorpecen la circulación igualitaria de dichas obras en las plataformas destinadas a difundir y promocionar literatura.

Sin embargo, en el contexto específico de la historiografía literaria cojedeña, se encuentra registrada una significativa experiencia editorial a cargo de la Asociación de Escritores de Venezuela, Seccional Cojedes y merecedora de ser rescatada del olvido; se trata del texto: Muestra Poética de Mujeres Cojedeñas (1999) y que en palabras de la poetisa Aída Sánchez de Mora: “ofrece un panorama de la producción literaria, con estilos y temáticas muy variado (…) y sus autoras dejan deslizar sus inquietudes, afanes y búsqueda del quehacer literario como impulso fundamental y creador de la naturaleza humana”.

Sin lugar a dudas, resulta evidente la trascendencia de esta iniciativa, en el campo de los estudios literarios, por ser la primera muestra antológica de escritoras nacidas o residenciadas en Cojedes. Por otro lado, posibilitó la divulgación de un conjunto de textos poéticos inéditos en distintos contextos geográficos; así mismo, estimuló el protagonismo femenino en la consolidación del patrimonio estético-ideológico-cultural de la región llanera.

Ahora bien, más allá de intentar hacer un estudio profundo o de fijar posición o no acerca del valor, contenido, forma y fondo de cada texto, que conforma la muestra antológica, es interesante propiciar el acercamiento a su lectura para conocer la voz de veinticinco escritoras quienes compartieron, en sus poemas, un cosmos polifónico rico de elementos alusivos a la vida cotidiana, a las tradiciones, la infancia, las contradicciones humanas, el culto al padre o la madre y  a su sexualidad.

Y para iniciar este recorrido, dejemos que el libro nos guíe por sus páginas para encontrarnos con las poetisas creadoras de este florilegio: Josefa de Barreto, Carmen Sánchez Mena, Ángela de Padilla, Aida Sánchez de Mora, Ana Infante de Blanco, Sergia Josefina Díaz Barreto, Ofelia Mireles Peña, Celina Campo de Matute, Leticia Teresa Vilera de Andery,  Aliria Escalona de Sanoja, Heissa Adela Vilanueva Benítez, Carmen Pérez Montero, La Nenys, Alicia Barreto, Adalgisa de Violante, Magdalena de la Corteza Gómez, Roselia Ojeda, Corina Noguera Arias, Aida de Ramones, Miriam Rodríguez, Yrian Herrera, Celina Estrada, Danira Pimentel, Sara Medina y Mileibi Hernández, poetisas quienes a través de sus versos nos proponen diversas rutas para re-interpretar la poética de la feminidad que las reúne.

Con la ambición de favorecer nuevas conversaciones y abrir senderos para dialogar en torno al sentido crítico-literario de esos poemas y por ende, la recuperación de la memoria poética regional, se presenta  una selección sinóptica de los poemas, que conforman toda  la obra, bajo los criterios cronológicos y las categorías temáticas establecidas por el compilador original de  dicha Muestra porqueel poema se define a sí mismo he impone su existencia más allá de las intenciones o necesidades de su autor” ( Cabesa, 2002 p.9).

  

CRUZ DE MAYO (Ángela de Padilla)

 

De elegante figura, cual dama veinteañera

te levantas graciosa invitando a la fe.

con ese verde opaco y tus brazos suspensos

parece recordaras los dolores de Aquel.

 

En el patio casero un ladrillo te orna,

sirve de candelabro a un mes tu alumbrar,

cuando la tarde caiga, tu traje hojas de mangos

perfumará un rosario rezado en un hogar.

 

Muchas cruces se visten y con amor veneran

pero entre ellas hay una que nunca he de olvidar

la cruz que la amargura de Jesús sostuviera

que Mayo nos recuerda porque le amemos más.

  


EL MAR (Aliria Escalona de Sanoja)


Salpicado con perlas y diamantes

desde lejos el mar se nos presenta,

deslumbrante apasionada y bello

nos invita a mirarle con infinito anhelo.

 

Es el mar un suelo iluminado

que nos dejó el Creador en esta vida,

como símbolo de su eterno poder

o como alfombra de su lindo cielo.

 

Él nos acoge con lindo sol

impregnado de radiantes fulgores,

es aliciente para nuestras vidas

y bálsamos de nuestros dolores.

 

Con sólo su presencia nos recreamos

al compás de su mágico vaivén,

son sus aguas de múltiples colores

que emanan olas para nuestro bien.

 


POR TU PIEL DE AGUA CLARA (Carmen Pérez  Montero)

 

Echó amarras la nave

por tu piel de agua clara

Por tu piel de agua clara

echó amarras la nave

 

En la playa del río

se recostó la noche

y recostó la noche

mis remos en la arena

 

Se recostó la noche

en la playa del río

 y echó amarras la nave

 por tu piel de agua clara

y fue espigando el alba

sobre el oscuro cielo

que brillaba y brillaba

 

Y mi muda presencia

por tu piel de agua clara

echó amarras la nave

de mi espera callada.

 


EL LÁPIZ (Alicia Barreto)


Mi dueño, mi dueño,

¿dónde, dónde estás?

Pronto, me he perdido

encuéntrame ya.

Quiero juguetear

hacer garabatos

patinar ligero

aunque sea a ratos.

Ven pronto, amigo,

y no esperes más.

Pronto, pronto, pronto,

¡encuéntrame ya!

 

 

CORAZA (Adalgisa de Violante)


Tentación, efervescencia

Compra, venta de conciencia

A la ingenua transparencia

Sutiles dardos traspasa

Por cómoda conveniencia.

                II

Huestes maquinan

guerra, liderazgo, cúspide

revestido de coraza espiritual

dudamos, somos debilidad

blanco en  mira

crístico roto cristal.

 


COPULACIÓN (Magda de la Corteza Gómez)


Húmedo calor

que aturde los sentidos

Hambre de hambres

Sed de embriaguez

 

Tormenta tropical

De follaje estremecido

en la ondulante selva

Del placer

           


MUNDO HOY TE INFORMO (Roselia Ojeda)


Cuando amaneces haces el día

te oigo

y me llevas a otros lugares

entonces

tanto después

me devuelvo

a la rutina de sentir

que mi espacio es otro

Amor imposible te bendigo.

 


MIS JUGUETES (Aída de Ramones)

Mis juguetes preferidos

mis juguetes de ayer

los recuerdo con cariño

los recuerdo con placer.

Mi muñeca pelirroja,

mi cunita del bebé

y ese tambor que sonaba

cual si fuera un cascabel.

Aún recuerdo mis juguetes

aún recuerdo aquel pastel

que le hice a mi madre

con un trozo de papel.

 


BROTES DE ROSA (Miriam Rodríguez)


Eres el hombre

pisas tierra

sobre cristales de agua

izas banderas de conquistas

Ideas extrañas

conmocionan el orbe

del pequeño baúl

(cofre abierto a tu paso)

Pedazos inmensos de nostalgia

se rompen

En el lánguido follaje

un brote nuevo de rosas

se parece a ti.

 


NUEVAMENTE ESA IMAGEN (Danira Pimentel)


Fuente de agua cristalina

Veo en lo más hondo

una imagen reflejada

Mi corazón late

se expande

mojo mis manos

y mi alma siente la tibieza

del agua cristalina

Nuevamente esa imagen

se queda grabada

no la puedo borrar

los dos vamos por el mundo

Tengo que ir a la fuente

y persiste el agua cristalina.

 


                  Sara Medina

Yo vi a Cristo

peinarse sus cabellos

en un banco de la plaza

más cercana a mi casa.

Luego vi,

como acariciaba el rostro de Magdalena.

Su túnica dorada

cantaba rítmicamente con el viento.

el reloj de la catedral,

anunció una hora que no recuerdo

él levantó la vista y miró hacia allá,

la abrazó

y se fueron caminando

por la salida de San Carlos

 


 DECIDO HOY (Milebi Hernández)

De seguro a esta hora hay un incendio en el cielo.

Yo me quedo jugando

con los espectros del alba

en este amanecer

mientras me vence tu mirada

las calles

un tango.

Ahora

un respiro de amor

estamos dentro

en todos los lugares posibles del alma.

  

 

                                         Referencias

 Asociación de Escritores del Estado Cojedes. (Ed.). (1990). Muestra  Poética de Mujeres   Cojedeñas. Cojedes: Valencia: Fondo Editorial de las Letras Cojedeñas.

 

Cabesa, M. (2002). El acto y el lugar de la poesía. Una Antología de Arte Poética Venezolana. Maracay: Fondo Editorial de la Secretaría Sectorial de Cultura del Estado Aragua.

 

Sánchez de Mora, A. (1999). Muestra  Poética de Mujeres   Cojedeñas. Cojedes: Valencia: Fondo Editorial de las Letras Cojedeñas.

 

martes, 14 de enero de 2014

LA CASILDA DE PASO LARGO (Cuento de Daciel Pérez)

Imagen en el archivo de "Bajo un mismo sol"


Nunca imaginé que una acción sencilla, un pequeño esfuerzo por satisfacer mi curiosidad, sería el causante de sonrisas, alabanzas y hasta desprecio de algunos catedráticos, en especial de aquellos que tenían una fe ciega en su labor archireconocida. Lo que me pasó no es más que una cuestión de casualidad, una evidencia de la influencia de los astros a la hora del nacimiento.
Recuerdo la tarde cuando le comuniqué al jefe de reporteros que anhelaba desentrañar las historias de esos rincones, que a veces por pereza se convierten en invisibles, también porque la ciudad podía ser muy grande pero pasaba siempre lo mismo y allí en los extramuros están los orígenes de esta desconstrucción que vivimos. Su respuesta fue un rizo de ironía colándose entre sus dientes, me habló de gasto de recursos y eficiencia, pero que si la quijotada era tan grande en mí, que procediera, total pensaba en darle un vuelco a la línea editorial.
Mis aspiraciones me condujeron a las afueras de la ciudad, un arrabal olvidado por la gracia de Dios llamado “Paso Largo”. A medida que me acercaba iban desapareciendo las espaciosas casas, iniciándose una etapa poco conocida de la multifacética ciudad. Al llegar a la comunidad, sólo se distinguían unos cuantos camiones que iban y venían de las fincas cercanas, dejando a su paso estelas de polvo. Un calor del demonio se apoderaba de las calles, me imaginé que la gente estaba en su casa refrescándose sentados frente al televisor con una cerveza acogida en las manos y el ventilador a máxima potencia, ya que no llegué a ver algún acondicionador de aire en mi travesía. Al fin observe a una mujer mayor de mal aspecto, enjuta ya, de cabellos blancos, le calculé unos setenta años.
Logré abordar a la señora, entrando inmediatamente en conversación con ella. Se llamaba Eva María, la madre de la familia, quedó viuda a la edad de veinte años. Siempre protegida por su madre cuando niña y por su esposo Juan Gregorio durante seis años antes de que la vida lo separara de su lado, según ella todo el mundo que conocía era a través de éste; luego de eso se casó por segunda vez con José Abraham. No era setenta su edad sino alrededor de cuarenta años, eso me dejó anonadado, ¿Cómo podría haber envejecido tan prematuramente?
Me comentó que tenían dos hijos Gregorio y Juana, ambos del primer matrimonio, convivía sólo con la última a razón de un altercado entre su hijo mayor y su actual esposo, según ella me comentó. Su casa era una suerte de cuchitril de cuatro láminas de zinc, un techo apenas visible, una puerta destartalada, no llegué a ver el interior de la casa, pues me dejó bien claro desde el principio que la entrevista sería allí en el frente mientras le daba de comer a las gallinas, “las cuales nunca aparecieron”. 
Eva María contempló mi cámara por unos segundos, advirtiéndome que si le tomaba una foto me arrancaba la cabeza de un machetazo.
_ ¿Es que ud. no sabe que eso roba el espíritu? ¡Ese es un artefacto del demonio!
Tales afirmaciones eran previsibles en un lugar como ese, en donde para poder encender la nevera de seguro que se debía apagar el bombillo. Hasta entonces nada de eso me había inmutado, ni siquiera que la señora cambiará de actitud inesperadamente, llegando en uno de esos cambios emotivos a advertirme que debía irme antes de que se ocultará el sol, pues su esposo podría comportarse de manera agresiva con ella si llegaba a ver otro hombre en su casa, a lo que le dije:
_ Por favor señora, si él llega antes de que yo me vaya, me encargaré de contentarlo. Además, él puede ayudarme a terminar el reportaje. Pero lo más probable, es que no sólo me tendría que colocar los guantes con el furioso hombre sino también con media comunidad, seguro serían buenos tiradores de piedras.
Ya me disponía a partir pero de pronto escuche ciertos quejidos, algo así como una mujer en pleno orgasmo. Ante mi inquietud, Eva me dijo que solo era su hija Juana, que estaba loca, que no le prestará atención pues los gritos era por un problema de sordomudez que tenía desde niña. Decidí que lo mejor era investigar la situación, no obstante, se llegaba la hora de alzar el vuelo, tomé mis cosas y me despedí de la señora, al preguntarle cuando podría venir de nuevo me dijo aquellas palabras casi mudas, como entre dientes:
_ “En el próximo paso de luna”
Luego de pasadas tres horas volví al humilde ranchito. La noche y el frío se apoderaron del cielo en un pueblo absorto en el silencio. Rodeé sigilosamente la casa, unos gritos empezaron a emerger inesperadamente de la misma, ya no eran los gemidos semieróticos que había escuchado por la tarde; golpes de una correa resonaban sobre un cuerpo, pensé inmediatamente en el marido de la mujer, seguro se enteró de mi presencia en horas de la tarde, ¡El energúmeno en acción!, lo que me elevó la sangre, tenía ganas de derribar la puerta y detener la barbarie de aquel hombre. Los gritos iban creciendo en intensidad; me sorprendí de que nadie – ni siquiera el vecino – pareciera alarmarse por aquella brutalidad, la mayoría de las luces de la comunidad estaban apagadas lo que le daba un cierto aire de barrio fantasma al lugar, sólo las pocas luces de la calle y la de la luna llena. Los gritos continuaban, me acerqué más y más lentamente, al llegar detrás de la casa me asomé por una pequeña abertura entre las láminas, la victima no resultó ser Eva, para mi sorpresa era la victimaria que descargaba con todas sus fuerzas la ira sobre su hija, estando ésta atada a la cama. No vi señas del esposo por ningún lado de la deplorable vivienda. Apunté la cámara y tomé unas cuantas fotos. Debía partir pronto o seguro los policías me detendrían, el barrio no era zona segura y yo pasaría fácilmente por un sospechoso.
Agotada de asestar varios latigazos sobre su hija la mujer se retiró hacia el fondo y abrió la nevera. Mientras escuchaba los llantos y rezos de Eva implorándole al Señor que la perdonará, pues ella era simplemente victima de sus designios, adentré mi vista aún más por la abertura; hasta entonces no había conocido la severidad del miedo y un corazón con tal ritmo, con los ojos fijos en la escena casi sin respirar mi humanidad cayó inmolada, una fría sensación recorrió mi espalda despuntando mi cabello y provocándome una insoportable sensación de angustia que se apoderaba con gran intensidad de mis órganos. Eva, la frágil y tímida señora de aspecto loable, sostenía entre sus pequeñas manos un frasco lleno de algún líquido transparente y dentro del mismo una cabeza.
Ya ha pasado cierto tiempo de aquella dantesca situación, recuerdo con memoria fotográfica los hechos del siguiente día, la exclusiva que me valió mi jactancioso premio. Los efectivos policiales iban enfilando más de una cuadra de cuerpos sacados de las casas de ese barrio fantasma, cada uno al parecer víctima de la locura de Eva María “La Casilda de Paso Largo”, así la apodé en analogía a la iracunda esposa que luego de la maldición pre mortem de su madre se convertiría en el espectro más aterrador de la llanura venezolana. Aún hoy recuerdo las palabras que le profirió a la cabeza en el frasco:
_ “José Abraham, malditos tú y toda tu generación de hombres”

lunes, 13 de enero de 2014

ALIENTO Y OSADÍA DE TOCARNOS (poemas de Deibi Díaz)

Imagen en el archivo de Carlos González



Deibi Díaz (San Carlos, 1978) es una las pocas mujeres poetas que se dedica a la impresión y edición de textos desde algunos años. De su poemario: Antología de mi Palabra Ausente, hemos seleccionado varios textos poéticos que tuvimos la oportunidad de difundir en nuestra sección Los Poemas de la Semana.  


ORACIÓN
De rodillas en el altar de los sueños
contemplando desnuda
el laberinto de tus besos.


MÁGICAMENTE, A LA MANERA ANTIGUA
Imagino
a la hora más leve
el poema menos esperado
un río que canta
que cuida el agua sin contenerla
ni empujarla
una tenue llovizna que parece flotar
entre tu rostro y el mío.


ALIENTO Y OSADÍA DE TOCARNOS
I-Pues todo lo que fuiste
ha estado a la intemperie, desnudo y aterido
cuanto has vivido es historia antigua y olvidada
sólo en mis manos hubo un bautismo
la ventana al mundo que no conoces
más que en el breve respiro que el sueño
le arrebata a la nostalgia.

II- Algo de misterioso y profundo hay en todo esto
la singularidad de ser nosotros
aliento y osadía de tocarnos
algo que el tiempo
ha puesto en palabras
que no puedes dejar de darme.


DE MIS LABIOS
Son el límite que conduce
a la ternura insospechada
del deseo más sereno
Aquí aprendiste el paraíso
la vida
el riesgo. 


ME NIEGO A MEDITAR TUS SUEÑOS
Me niego a meditar tus sueños
a observar detenidamente
el adocenado fragor
en que se imbrican nuestros pasos
Ausente de todo
ignoro ese fuego y aludo a luminosos océanos
distancias desde las cuales
todo sueño parece posible.


OFICIO DE LA MEMORIA
Sola
descalza bajo la lluvia
escribo
tu nombre sobre mis dedos


ARRULLO
Respiro y tus ojos se pierden
en la esquina silenciosa
de mi pecho


TU PALABRA NO CONOCE ESTOS MISTERIOS
Tu palabra me intenta
y asume el silencioso aprendizaje
se queda
en la sed del día
en los silenciosos amargos

Intenta el atardecer
de las maneras más bellas y precisas
pero calla

Es palabra de lejanías y ausencias
Enséñale otras costumbres
entonces me hablará de valles sin lloviznas
jugará a la caricia oportuna
y será entonces
mi presencia  


INTUYES QUE EN ESTAS CALLES
ME ENCONTRARÁN TUS PASOS
Vas destilando un dolor leve como la vida
Alguna hay que lleva mi olor
mi marca de dulce suplicio
pero en nadie adivinas
mi aliento
que deseas


11:59 AM
Llueve media taza de té
y la brisa toca ansiosa la puerta

Hoy he decidido
no estar ni para el viento


INOCENCIA DEL AMOR
¿Quién sufrirá la siguiente herida;
qué corazón conocerá
esta espina
este muérdago?

Inocente certeza del amor:
ser la caricia que precede
al trabajoso y mal logrado olvido.


***Poemas transcritos de: Antología de mi Palabra Ausente (2009) de Deibi Díaz. Publicado en San Carlos por El perro y la rana (Sistema Nacional de Imprentas Regionales-Cojedes)

sábado, 23 de noviembre de 2013

Cantos de Parranda (5) Mujer de Parranda (letra, audio musical y fotografías)

Los versos dicen: "Como un jardín lleno de violetas /así es la mujer cuando está coqueta"
Mujeres cojedeñas en el archivo de Carlos González


 La mujer venezolana ademas de inspirar el canto del parrandero;
lo protagonizan, como esta integrante  de "Las  Mensajeras de Cojedes"

Los poemas de esta entrega reflejan, como pocos, dos importantes perfiles de nuestra esencia como pueblo. El primero es de José  Hurtado, quien en sus versos  refiere la fresca  belleza de la mujer venezolana: cual flor, cual jardín, cual manantial y fuente de vida. El segundo, del maestro poeta Francisco Palma, toca el cariñoso sentir del parrandero por el instrumento que ejecuta y por su oficio lleno de gracia, vigor  y poesía. 


Niñas y adolescentes  del grupo de parrandas "Renacer La Herrereña", San Carlos, Cojedes. 


MUJER DE PUEBLO (José Hurtado)
La mujer del pueblo, tierna y muy hermosa
es como el capullo de una linda rosa,
es como el capullo de una linda rosa,
la mujer del pueblo, tierna y muy hermosa.




Cantantes del Grupo de Parrandas de la UNELLEZ-San Carlos. 

Como un jardín lleno de violetas
así es la mujer cuando está coqueta,
así es la mujer cuando está coqueta
como un gran jardín lleno de violetas.

La mujer del pueblo de mi Venezuela
es como agua franca, fresca y muy sincera,
es como agua franca, fresca y muy sincera
la mujer del pueblo de mi Venezuela.

Integrantes del grupo de parrandas  "Renovación Mensajeras de Cojedes"

Hermosa y fragante como la amapola,

cuando quiere y ama su corazón llora,
cuando quiere y ama su corazón llora
hermosa y fragante como la amapola.

Concierto femenino de parranda cojedeña 


Magia es la mujer en el universo
veneramos todos con mucho respeto,
veneramos todos con mucho respeto
magia es la mujer en el universo.

Niñas  ejecutando sus instrumentos de la parranda cojedeña
(archivo de Samuel Omar Sánchez)

La mujer del pueblo estudia y trabaja
comparte su tiempo con el ser que ama,
comparte su tiempo con el ser que ama
la mujer del pueblo estudia y trabaja.

Joven a la par con la charrasca  y el canto parrandero 


Son como las flores, frescas y lozanas
pero muy valientes las venezolanas,
pero muy valientes las venezolanas
son como las flores, frescas y lozanas.

Llaneritas de Cojedes  vocalizando su tonada de parranda (archivo de Samuel Omar Sánchez)

La mujer del pueblo trata con dulzura
es como un remanso lleno de ternura,
es como un remanso lleno de ternura
la mujer del pueblo, trata con dulzura.

Debut  de niña parrandera cojedeña 


La fuente de vida como lo es el sol
así es la mujer, obra del Creador,
así es la mujer, obra del Creador
la fuente de vida como lo es el sol.

Jóvenes parranderas  de Cojedes.


Adiós yo les digo mujer de mi pueblo
dentro de mi alma su sonrisa llevo,
dentro de mi alma su sonrisa llevo
adiós yo les digo mujer de mi pueblo.


Escuche al grupo de parranda Los Vencedores de Las Vegas en "Las Nenas" en:

Estos versos se tomaron de: Estudio poético del cancionero de La Flor de Cojedes”(Caracas, 2007) transcripción de Carlos Muñoz y compilación de Isaías Medina López, publicado por la editorial El perro y la rana.