
LETRAS DE COJEDES Espacio sin lucro para promover las Artes de la Oralidad, la religiosidad popular, experiencias comunitarias, publicaciones y textos inéditos: hacia un nuevo perfil de la literatura popular. San Carlos, Cojedes, corazón de la llaneridad venezolana. Ganador del VII Premio Nacional del Libro (Venezuela, 2010-2011)Coordinador Isaías Medina López.
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viernes, 9 de noviembre de 2018
DÉCIMAS A LAS MADRES Versos llaneros y audio musical para iniciar la navidad
DÉCIMAS A
LAS MADRES (Ostacio Ramón Ochoa)
I
Por mi madre debo ver
mientras Dios me de vida
la tendré bien asentida
obediente debo de
ser
si yo no pago este bien
seré castigado de Dios
nunca le pagué a mi madre
la crianza y el ser que me dio
que entre su vientre metido
nueve meses me cargó.
II
Tres años me estuvo criando
en sus brazos y en su pecho
pasando este tormento
desde que me concibió
cuando se sentó a morir
para que yo saliera a la luz
rogándole al buen Jesús
por su vida y por la mía
que ruego no haría
esto considero yo.
III
La obligación de mi padre
yo la considero igual
para un hijo razonar
que todas estas cuentas sabe
esto lo dice quién sabe
si es mentira o es verdad
y aunque le sirva de más
mucho le pago a mi madre
IV
Me conviene
desplicar
el
explotar de una mina
porque allí se determina
hacer primero un altar
hacerlo que quede igual
como me lo verán todos
para la Virgen María
voy a hacer un templo de oro
como el de Jerusalén
hacerlo y que quede igual.
En Dios y María Santísima
tengo yo mi santa fe
que Jesús, María y José
son padres poderosísimos
están en el cielo altísimo
por su santa providencia
y adoro en la excelencia
de tanta jerarquía
oigan que con alegría
saludo con reverencia.
II
Adoro las tres personas
la segunda que me eligió
María que prodigió
de las tres divinas coronas
al lado de las tres personas
me encomiendo a Jesús
que es una brillante luz
que en el cielo resplandece
creo en Dios y la grandeza
y la Santísima Cruz.
III
Tres personas en unidad
cargo en mi divina estampa
padre, hijo y Espíritu Santo
Santísima Trinidad
que un solo padre será
un solo Dios verdadero
que apareció en el madero
para podernos salvar
creo en la insigne señal
árbol mayor de los cielos.
IV
El albañil que los hizo
un hijo de nuestro señor
por dentro pintó la gloria
y por fuera el Paraíso
pintó todo cuanto quiso
con su infinito poder
flores ha de
recoger
de las que están más regadas
que queden pronosticadas
Santas de Jerusalén.
Saludo,
Reina del Altar
Virgen y
Madre de Dios,
Que me de
muy fina voz,
Garganta
para cantar;
Aquí debemos
esperar,
La fuerza
omnipotente,
Que se ve
tan claramente,
A los pies
del lindo Altar,
Lo vamos a
celebrar,
En este
Altar Reverente.
Yo saludo a
los señores,
Todos los
Santos Benditos;
En compañía
de Jesucristo,
Es María la
auxiliadora,
Con
ramilletes de flores,
Con que
adornan a un Altar,
Que yo
pudiera explicarme,
Con mi
lengua y corazón,
Con la fe y
la devoción,
Con que
entré a saludar.
Entre varias
luces bellas,
Como
relucientes aurora,
Creó Dios a
nuestra señora,
En un
paraíso de estrellas.
Se vio tanta
pureza en Ella,
Con tata
soberanía
Ángeles y
Jerarquía,
Luego con
razón refiero,
Y con La
Reina del Cielo,
Cuatro son
las tres Marías.
Hoy se celebra
en la iglesia,
Los
sacramentos divinos,
De aquél
Señor Peregrino,
Que vació de
María Bella,
Resplandecen
las estrellas,
La reina más
principal,
Como se pudo
mirar
Con anhelo
de eficiencia,
María llena
de gracia,
Sin pecado
original.
martes, 6 de noviembre de 2018
Cuentos Venezolanos de Navidad: LAS HOJAS SECAS DE AQUEL ÁRBOL (Juan Emilio Rodríguez)
La esposa del poeta poco comprendió de este curioso póema
Una mañana de sol picante, un hombre, luego de mucho
pensar, empezó a escribir en su hora de almuerzo un poema de navidad. Y aunque
él hubiera preferido que la inspiración
le llegara bajo el cielo estrellado, fue debajo de una mata de aguacate donde
consiguió desarrollar la mayor parte del poema.
Este poema hablaba- a pesar de haber surgido en una
zona donde abundaban las fábricas y talleres- de madrugadas friolentas, de
pastores y de todas esas particularidades que abundan en los poemas de navidad.
Pero aquel poema de navidad, no obstante las
numerosas correcciones practicadas por el autor, sólo gustó, tras ser publicado
por el periódico de la parroquia, a contados lectores. Lectores que, después de
unas semanas, nunca más se volvieron acordar de un poema, como lo constataba al
saludarlos después de la misa de los domingos.
Esto causó tristeza en el hombre pues había
imaginado para su obra no la imprecisa cita de algún lector ebrio, sino una
difusión semejante a la del villancico Noche de Paz.
A manera de consuelo, y pensando también que de esta
forma le rendía tributo a quien le había prestado sombra y discreción para que
él escribiera aquel poema, el hombre trepó un día al árbol, e hizo una ranura
en una rama gruesa. Luego, cuando hubo suficiente espacio, metió dentro de ella
una copia del poema de navidad.
Desde esa ocasión el follaje del árbol le pareció
más verde. Igualmente, por esos días sin saber motivo, pero presintiendo que el
acto tenía cierta magia, el hombre empezó con el ritual de recoger una hoja de
aguacate cada vez que pasaba cerca del árbol acogedor.
Hojas de Trina Josefa, la mujer del autor del poema
fue echando- después de saber su marido que eran parte de una promesa- en una
bolsa de cuero. Bolsa donde guardaba los guantes de goma que usaba para lavar.
Pasaron dos navidades, y se acercó la tercera hasta
el día veinticuatro del mes doce. Todo eso, sin que su poema de navidad saliera
a relucir ni siquiera en los largos sermones del cura de la parroquia. Se
podría decir que también el religioso lo había borrado de su mente.
Ese comportamiento le parecía inconcebible al
hombre, ya que él nomás al estar delante de cualquier Pesebre, recordaba de
inmediato su poema de navidad.
Qué iluso he sido- pensó decepcionado justo cuando
marcaba la salida en el reloj de la empresa donde trabajaba-, creí que había
escrito una obra imperecedera y ni Trina Josefa lo menciona.
Con ese desencanto, le nació el deseo de acercarse
al lugar donde se alzaba la mata de aguacate.
Caminó por las calles que ya empezaban a quedar
desiertas rumbo al arbusto, reconfortado por la certeza de que su poema se estaría
volviendo savia de un árbol que daba frutos.
Si la Noche Buena hubiera estado más distante del
hombre habría soltado una blasfemia. Del árbol, de su reverdecido árbol,
únicamente quedaba un corto tronco aserrado.
Una nube negra se desató a llover tristeza dentro de
su mente, salpicando las numerosas ramas, astillas y hojas esparcidas en
rededor. El hombre se alejó, con el corazón tan maltratado como el árbol, entre
sus dedos llevaba dos trocitos de madera.
Aún no desaparecía de sus manos el olor a resina,
cuando decidió no irse con su familia, como en años anteriores, a festejar la
navidad en la casa de su suegra. Quizás vaya más tarde, dijo por salir del
paso.
Aunque interiormente lo que pensó fue: Subiré a la
terraza y le preguntaré a las estrellas dónde está la falla de mi poema.
Y así lo hizo. Apenas se marchó su familia, el
hombre tomó una garrafa de vino y se instaló en la terraza. Cuatro tragos le
dejaron en disposición de quedar absorto ante la noche estrellada. ¿Es posible
que el mundo ignores un trabajo, en el que puse todo mi interés? ¿Qué le falta
para ser una obra inmortal? ¿Tendrá éxito si prosigo escribiendo?
Estas y otras preguntas similares, se hacía el
hombre guardando un breve espacio de tiempo entre una y otra, mientras miraba
con atención el cielo.
Por alguna causa, él esperaba que una estrella o luz
le diera una señal aclaratoria. Pero como arriba no se veía ningún indicador
celeste, el hombre durante esas pausas llevaba la garrafa de vino a su boca y bebía un gran trago. ¿Qué se me quiso
decir con la tala del aguacate? ¿Qué debo hacer para saber si tengo talento
como escritor?
Hasta que llegó el momento en que se terminó el
vino... Y las preguntas fueron encaramándose en sus párpados, los cuales
adquirieron de repente el peso de dos encerados de camión. Entonces decidió
irse a dormir.
¡Malhaya! El viento como siguiendo una orden secreta
cerró la puerta de la terraza con el estruendo de una granada. La puerta, que
únicamente tenía picaporte del lado interior de la casa.
El hombre olvidó el poema, navidad y ahora sí; soltó
una maldición. Debido al asunto del poema, había omitido aquella elemental
medida de precaución, impuesta dentro de la casa por él mismo: trabar la puerta
de la terraza, cuando se dejaba la llave de la cerradura, con el ladrillo que
estaba ahí para ese fin.
Ya no había nadie del otro lado de la puerta que
acudiera abrirla o que al menos le encendiera la luz. No obstante, lo que
realmente le hacía desearse la muerte, era no haberle instalado en tanto
tiempo, a la condenada puerta que se cerraba incluso con un estornudo, un
picaporte para ambos lados.
El hombre no quiso reprimir una mirada venenosa
hacia el cielo estrellado. Por andar creyendo en respuestas celestes tendría
que chuparse una noche a la intemperie... a escasos metros de su cama.
Resopló sobre la oleada de furor que le calentaba
las orejas, y empezó a rastrear la terraza en busca de un lugar para dormir.
En la oscuridad se detuvo y escrutó la esfera de su
reloj. Le pareció que las agujas marcaban la 1:45. Al menos es más de
medianoche, pensó ligeramente animado. Dio algunos pasos y se enredó con un
objeto que le golpeó un tobillo.
En medio de la mentaba de madre, recordó que arriba
sólo había cachivaches, entre ellos un cuadro oxidado de bicicleta. El hombre soltó
su décima maldición de la noche, dirigida esta vez contra las bicicletas viejas
que son arrumadas en los lavanderos.
¡Lavandero! En la mente del hombre alumbró una
esperanza. Improvisar una cama con alguna sábana, que no muy sucia, estuviera
aguardando compás de la lavadora.
Lamentablemente, la esperanza pronto se le derrumbó.
Trina Josefa había impuesto en la casa, tan tradicional como las hallacas y el
pesebre, la costumbre de lavar toda la ropa sucia antes de la navidad.
Aunque interiormente maltrecho, el hombre siguió
caminando a tientas hasta donde estaba la batea. Para su sorpresa el hombre
consiguió una bolsa casi llena de algo, pero no se atrevió en la oscuridad a
averiguar qué era, pero que bien podría servirle de almohada.
Donde creyó que el frío era menor se acostó, y
reclinó la cabeza sobre la bolsa. Esta crujió igual que si tuviera hojuelas de
maíz. Dobló el brazo derecho y metió la mano por detrás del cuello.
Sus dedos tropezaron con la frialdad de los guantes
de goma. Rápidamente retiró la mano, ante el recuerdo del golpe en el
tobillo. Pasaron pocos segundos y se
aventuró de nuevo, con el cuidado del que trasiega polvo de oro cerca de un
ventilador. Sacó un guante y varias de las hojas salieron también. Levantó
sobre él, teniendo el cielo como fondo. ¡Carajo! ¿No era aquello un milagro?
Observó atento las estrellas, con la certeza de que
alguna soltaría un guiño revelador. Aparentemente no se trataba de ningún
portento porque el cielo permaneció inalterable, ajeno al papel de oráculo.
Es curioso- reflexionó el escritor dejando caer la
mano, y ya con los ojos cerrados- el cielo asoma sus estrellas y nada le
importa lo que piense o diga el que las ve... Trina Josefa lava su ropa, y
nadie le pregunta si quedó limpia o no... Igual que el gallo...
A lo lejos... o cerca, oyó el canto de un gallo con
cabeza de estrella.
viernes, 2 de noviembre de 2018
Poemas de Navidad de Nieves Clemente (versos y audio musical)
El radiante colorido de la inocencia en esta infante de Cojedes (archivo de Samuel Omar Sánchez)
PALOMITA
MENSAJERA
Palomita
mensajera
con tu
pico anuncias paz
en sus
alas lleva haz
de
simiente en su montera.*
Campesina
mañanera
llegando
la Navidad.
Milagro
es Natividad
del hijo
de un carpintero
se
crucifica en el madero
por amor
a humanidad
FELIZ
NAVIDAD, VENEZUELA
Gritar
quiero a Venezuela
desde mi
alma profunda
en la
riqueza que abunda
de los
cuentos de la abuela.
De San
Borondón estela
la
octava de las Canarias,
Navidades
solidarias,
canto un
joropo florido
en
décima colorido
por islas igualitarias.
A Venezuela quisiera
llevar mi tambor de lata
soy tu hijo de alpargata
que naufrago en tu rivera.
Es mi patria tu bandera
siendo la mía opresora.
Tu grandeza te decora
y yo pondré en mi belén
unas maracas que estén
en brazos de la señora.
En noche de Navidad
los canarios recordamos
que en Venezuela estamos
buscando la libertad.
¡¡¡Canarias en prosperidad
a tu fraternal abrazo.
Puntas son del mismo lazo
recuerda el Belén presente
un brindis por el ausente
cubre María el regazo.
Canta, Venezuela canta
llega el niño prometido
ya se escucha su latido
y el poder de su garganta.
Pues la agonía la espanta
cuando suena la maraca.
Dormido está en la barca
el concebido en frontera
que con Dios y sin partera
lo está meciendo una hamaca.
Hogares venezolanos
con su burro sabanero
pon la hallaca en el caldero
pa´los canarios paisanos.
Los emigrantes hermanos
que reparten bendiciones.
Gracias te dan las naciones
a los que brindasteis mesa
en la noche en que se expresa
agradecer ilusiones.
Ya
llevan nubes los cielos
y
glosando los pastores
cantan a
un niño sus loores
por las
veredas con hielos.
La paz
alzando los vuelos
al mundo
le trae la nueva,
Naciendo
el hijo de Eva.
de mujer
siendo nacido
al
respeto más querido
al
mecías de la Cueva.
Llegando
la Navidad
en los
hogares de pobres
las
moneditas de cobres
piden
por la caridad.
No habrá
paz sin la igualdad
entre
las patrias del mundo.
Se muere
un niño al segundo
porque
reinando la luna
la parca
lleva sin cuna
un
pensamiento profundo.
Mirando
estaban tres sabios
sorprendidos
de un cometa
se
preguntan, ¿si es cuartera ?,
¡oh, son
las musas, sus labios !!
Siguiendo
los astrolabios
espejuelos
de la luna,
le
ofrecen una fortuna
a la
cuna de un pesebre
donde yo
mi verso enhebre
de un
villancico en la cuna.
Voy
colocando en adornos
el sueño
de Navidad
deseo
prosperidad
y pan en
todos los hornos.
¡¡Pastores
de los entornos
canta el
Tamborilero !!!
La
estrella será primero
anunciando
su llegada
El Ángel
hace de hada
al que
da luz al madero.
FELIZ
NATIVIDAD
Ha
nacido El Nazareno
en el
portal de Belén
donde
los niños estén
en un
pesebre con heno.
Con
maíz, trigo, centeno
brilla
la luz como el pan.
Entre
ángeles están
los querubines
del hambre
para
salvar al enjambre
cantándole
al niño van.
Yo por
ser madre y abuela
ruego la
paz a este mundo
con
sentimiento profundo
mientras
enciendo una vela.
Vamos
siguiendo una estela
con la
Madre del Madero.
El hijo
del carpintero
para
redimirnos vino
con su
Madre hago el camino
del
umbilical Cordero.
Van las
campanas sonando
anuncian
la navidad
la mano
por caridad
va el
pobre molestando.
Los
pastores van cantando
a la
estrella de Belén.
Allí se
encuentran también
Baltazar,
Melchor y Gaspar
arrodillado
ante el altar
a los
mismos reyes se ven.
Ya llega
la Navidad
del que
muere en el madero
con el
amor más sincero
pá toda
la humanidad.
Pidiendo
por la unidad
con la
paz y la cultura.
Un belén
de floritura
a mis
lectores les deseo
por el
Nazareno en que creo
al nacer
de la criatura
A Belén
van los pastores
guiados
por una estrella
era la
estrella más bella
cantaban
los oradores.
Eran sus
versos mejores
al calor
de la fogata.
Haciendo
sonar la lata
tocaban
la Buena Nueva.
nace un
ángel en la cueva
el hijo
de la alpargata.
Recogido
en basurero
sin
amparo de las leyes
de cuna
baja, sin reyes
a su
servicio el tintero.
El hijo
de un carpintero
es
llamado el redentor.
Se le
arrodillaba un cantor
reconociendo
en Jesús
al
redentor que de sus
maderas
es el Gran Pastor.
De paz
inundan las calles
los
trovadores glosando
al
redentor van cantando
¡ay
!,rumbas y pasacalles.
Van
componiendo en los valles
un
anunciado suceso.
una
doncella da un beso
al
querubín de los cielos
de un
ángel que entre sus vuelos
toda mi
fe le profeso.
Nota de la autora: Yo soy Nieves Clemente,
procedo de una familia de decimistas, que siempre se preocupó de que aprendiera
a componerlas, recitarlas y cantarlas, Me enseñaron que eran parte de nuestro
patrimonio y que debía procurar que esta cultura no se perdiera, al menos en la
isla de La Palma ( Canarias), donde vivo y existe una gran tradición, que en su
momento fue de tornaviaje a América. Así y en contacto con muchos decimistas de
un lado y otro del Atlántico , poco a poco me hice poeta de la espinela.
Disfrute del audio musical "Feliz Navidad" a cargo del grupo de parrandas La impresionante de Cojedes en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=wfYnQJFdayM
Disfrute del audio musical "Feliz Navidad" a cargo del grupo de parrandas La impresionante de Cojedes en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=wfYnQJFdayM
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