martes, 31 de julio de 2012

Del miedo a los duendes (Mervis Velásquez)

El poder de transformación del duende  es legendaria 
(Imagen en el archivo de Anita Mendoza)

Los duendes ya no asustan

Durante milenios, el cuento ha sido una actividad expresiva y común a las diversas culturas del mundo, en épocas primitivas, cuando todavía no se conocía la escritura, los hombres transmitían sus recuerdos, sus experiencias, e impresiones a través de la oralidad. Así de esta forma tan sencilla nace la narración. Asimismo, en la actualidad, el niño desde muy temprana edad se encuentra en contacto con experiencias de orden narrativo (cuentos, fábulas, anécdotas), que son propiciadas tanto por su entorno familiar como escolar.

Cuando una madre arrulla con una canción a su hijo lo prepara para su primer contacto con la poesía, y lo mismo sucede cuando un abuelo relata alguna historia de fantasmas o comenta un trabalenguas. Todo ello, forma parte de ese maravilloso mundo llamado literatura, en el cual todo niño, niña o joven se encuentra inmerso.

Si cerramos por un momento nuestros ojos y nos dejamos llevar por los recuerdos de la infancia, nos daremos cuenta que este adulto de hoy, en su niñez tuvo la experiencia de conocer a través del cuento un mundo donde el mal está omnipresente, al lado del bien; manifestándose en determinados personajes perfectamente definidos o se es bueno o se es malo.

Ahora me pregunto: ¿Con el pasar de los años hemos olvidado la encorvada figura de la madrastra de Blancanieves? ¿El sufrimiento de Cenicienta? ¿Cuántos temblamos al imaginar que la malvada bruja podía cortar el cabello de Raspuncel? ¿La voracidad del lobo frente a la impoluta Caperucita Roja?

Es posible que temiésemos enhebrar una aguja porque solíamos creer que podíamos pincharnos el dedo como la Bella Durmiente o que si colocábamos crucifijos en los dinteles de las puertas podríamos ahuyentar a los vampiros.

Estos cuentos de una u otra manera llenaron un espacio en nuestras vidas. Ya que, esa fue la literatura infantil que leímos, la que nuestros padres y maestros dieron a conocer. Los hermanos Grimm eran parte de nuestro mundo. Hans Chistian Andersen nos llenó el espíritu de plantas misteriosas, animales fantásticos, ambientes exóticos y mil fantasías más que aún persisten en nuestra memoria colectiva.

Hoy, para beneplácito de los lectores, la llamada Literatura Infantil, en las últimas décadas se ha enriquecido con nuevos e interesantes elementos mucho más cercanos a la realidad socio-cultural que rodea al lector (no importa su edad). En mi permanente búsqueda de textos para niños y con la sana intención de acercarlos al maravilloso mundo de la literatura, me tropecé con los "Duendes de allende y aquende" de Luiz Carlos Neves, poeta, teatrero, cuentista y crítico de la literatura infantil y juvenil.

Él, junto con Rosario Anzola, María Luisa Lázaro, Armando José Sequera y Mercedes Franco, entre otros, llenan el espacio literario infantil y juvenil de situaciones que se parecen al niño o joven de nuestro país. Muestra de ellos es la incorporación de la familia con todos los eventos que la hacen creíble; y de situaciones en la que cualquiera de nosotros se puede ver reflejado, aunque sean de ficción.

La obra cuentística de Neves se recrea en ambientes cotidianos, en donde el lenguaje humorístico y la poesía lo alejan del que emplean algunos escritores que usan la literatura para dar clases de moral.

Sus libros también sorprenden por sus ilustraciones; el que mencioné con anterioridad, Duendes de aquende y de allende, es el preferido de un grupo de jóvenes lectores quienes fascinado cada me piden que le cuente el cuento de esos duendes traviesos. Ellos son un grupo de seres encantados que habitan en los teatros, los cines, las aulas de manualidades, el salón de clase, las tierras de la llanura venezolana, las maracas, las bandolas; hasta son lo culpables de la picazón que se siente en un miembro fracturado (el duende rompe-huesos); e inclusive son los responsables de que a muchas personas les dé miedo hablar en público.

Los duendes de Neves llevan a esos sorprendidos lectores a disfrutar y sentir placer por lo que están leyendo, a relacionarse con su entorno. En cada encuentro no dejan de reír porque éstos ya forman parte de su vida cotidiana. De manera muy pícara dicen que el duende acusón es el que ocasiona que ellos le digan a su profesora que alguien los está molestando o de comentarle a su mamá que el duende grafito está haciendo que su prima le raye las paredes del cuarto.

Mariana, quien sólo tiene cuatro años, descubrió que esos personajes de ficción pueden ser sus amigos y que como ella realizan travesuras en la escuela, en el hogar, en el parque y disfruta de esos seres en miniatura, que juguetonamente, saltan de las páginas del libro para formar parte de su día a día.

En más de una ocasión me he sentido burlada cuando pregunto ¿quién se comió las galletas de chocolate? y con una sonrisa responde: yo no fui, recuerda que mis amigos los duendecitos están en todas partes ( a Elfina le encanta comer chocolate).

Con la lectura de esas historias el humor está presente en cada uno de sus juegos. Nuevos duendes como: el tocón (el que la incita a despertar a su papá); el desorganizado (culpable de que sus juguetes estén en todas partes) viven ahora en nuestra casa.

Gracias a la magia de esta nueva manera de concebir el hecho literario, desprovisto de estereotipos alienantes, los niños de hoy no se dormirán temblando de miedo ni en espera de alcanzar lo imposible; por el contrario, esos personajes de ficción pueden ser sus aliados porque se parecen a ellos. Ya los duendes no asustan.

Mervis Velásquez: Educadora nativa de El Tinaco, Cojedes. Licenciada en Educación con Maestría en Lectura y Escritura. Es coautora, junto a Maritza Torres Cedeño,  del texto "Estrategias para promover la lectura y la  escritura" (UNELLEZ-San Carlos, 2010)  

8 comentarios:

Unknown dijo...

Pues muy interesante historia no sabía que leyéndola me iba a enterar que era mi madrina Mervis Velázquez quien recita este cuento, que de cierta manera tiene razón esas historias forman parte de nuestras vidas de niños siempre hemos pensado que los cuanto empiezan mal pero terminan felices para siempre y esa ilusiones nos llenan de esperanza.

Nataly Aldana (San Carlos-Cojedes)

Unknown dijo...

Es cierto hoy día eso de que los duendes existen ya no es cierto. Ya los niños no se sienten atemorizados por esto. Las cosas cambian GABRIELA MORALES (TINAQUILLO)

Unknown dijo...

Bien interesante como van cambiando las cosas, antes los cuentos de duendes eren tenebrosos ahora los niños los consideran sus amigos.
Karelis Colmenarez.
Ospino-Portuguesa.

Unknown dijo...

Me gusto mucho la historia, ya los duendes no asustan los niños de hoy no se dormirán temblando de miedo ni en espera de alcanzar lo imposible gracias a la serie de historias mágicas como estas que les enseñan a no temer de estos personajes.
OLIVEROS MARÍA -TINAQUILLO .

Unknown dijo...

En realidad los duendes son seres malvados por experiencia muy cercana puedo corroborarlo, y aunque la hostoria los pinta muy amigables no lo son realmente, y para mi si aun me asustan los duendes. Yusleidy Guevara (Apartadero)

IRichard Polio dijo...

Poeta amigo me encantan los cuentos y leyendas, de sustos que nos daban de chicos y de duendes me encantan mas, gracias por permitirnos atisbar y conocer de personas que gustan de escribir este tipo de relatos..saludes!!

Julio César Arenas Bravo dijo...

un escrito bastante interesante, en verdad nos habre una oportunidad a la revision literaria infantil la cual se vincula a un proceso cambiante que debe ser considerado por todos los docentes que promueven la lectura y escritura.
Julio César Arenas Bravo
San Carlos, estado Cojedes,Venezuela

Sandra Bar dijo...

Me gusto mucho esta publicación. Pensé en muchos cuentos y personajes que me daban miedo de pequeña. Por ejemplo, mi calle es así como una aldea y arriba del todo hay una cabaña. Yo estaba muy asustada cuando la veía porque pensaba que era el "castillo" de la bruja mala del cuento EL MAGO DE OZ. En cuanto a los duendes, a mi siempre me gustaron esos seres, me los imaginaba traviesos y juguetones.
!Un cordial saludo!