Imagen en el archivo de Walyely Pignataro, La Vegas, Cojedes.
Sucedió para tiempos de navidad en Bejuma, sitio de
un clima fresco y su
gente muy servicial.
En casa de César Arteaga, sin razón conocida empezaron
a suceder cosas extrañas. De la noche a
la mañana en su cuarto se escuchaban ruidos. Siempre al caer la noche, no lo
dejaban dormir, le movían la cama, le jalaban de los pies, le prendían y apagaban la luz, se caen los objetos. César
es un hombre creyente en Dios, pero estas cosas no la s entendía y le estaba
preocupando, ya no duerme, un día llega un amigo a su casa y le comenta lo que
le está sucediendo. Le dice: “Conozco
al señor Juan del Campo, que es un médico chamarrero como se dice conocedor de
las yerbas y cosas esotéricas”.
César, lo ubica en las afueras del pueblo y le
comenta lo que está pasándole y le dice no se preocupe que al día siguiente iré
a su casa.
Así pasó y por cierto es un día 24 de diciembre,
llegó y conversa con César,
que es antesala del nacimiento de Niño Jesús, con el regalo para la familia, y
muchas bendiciones de salud y amor para
todos. Con una sonrisa de alegría comenta César: “El mejor regalo que don Juan
me dará, es que saque esa mala visión de mi hogar y el Niño Dios, nos traiga mucha paz”.
Le responde:
“Así será mi amigo y pondré todo lo que sé, para que tenga unas navidades
alegres”. Toma su bolso, extrae unas ramas y ensalma todo el
cuarto y roció con mucha agua bendita la casa y reza unas oraciones solo conocidas por él, en ese momento caen cosas al suelo, se oyen unos gruñidos de
bravura, ven la sombra de una persona pequeña, la cual está parada en una esquina del
cuarto y desaparece ahí Don Juan, dice: “Salgamos de aquí”.
Estando afuera dice: “Es un duende y no se va a mover de aquí,
él quiere este cuarto para el”. Dice
Cesar:
“No me iré esta es mi
casa”.
Don Juan le recomienda que se mude unos días
a casa de su hermano Rivaldo, pero antes has como si vas a tumbarla, empieza
quitando la puerta y ventana del cuarto y das unas mandarrias a la pared, eso
disgustará al duende, cuando el vea que no hay cama, que está vacío y está cubierto de sucio y todo desordenado se
irá porque no le gusta la suciedad.
Tal como
dijeron se aseguró de hacerlo, se fue para casa de su hermano Rivaldo, con él pasó las
navidades, a los tres días regresó a su casa y se encontró allí a
Don Juan, el cual estaba ensalmando y tratando de conversar con el duende para
que abandonara esa actitud y Cesar de una manera jocosa le dice: “Me vengo de nuevo prefiero estar
acompañado con el duende que mi hermano, este llega todas las noches más
prendido que fogón ardiendo y de ñapa no deja dormir a nadie porque pasa toda
la noche hablando más que un radio loco y es desordenado por eso, Don Juan, me regreso”, así se supo del duende del cuarto
que molestó a César en tiempos de
Navidad.
Informante: El Cultor José Baute. Compilador.
Samuel Omar Sánchez Terán
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