El mono
cogió un tronco de árbol, lo subió hasta el más alto pico de una sierra, lo
dejó allí, y, cuando bajó al llano, explicó a los demás animales:
-¿Ven
aquello que está allá? ¡Es una estatua, una obra maestra! La hice yo.
Y los
animales, mirando aquello que veían allá en lo alto, sin distinguir bien qué
fuere, comenzaron a repetir que aquello era una obra maestra. Y todos admiraron
al mono como a un gran artista. Todos menos el cóndor, porque él era el único
que podía volar hasta el pico de la sierra y ver que aquello sólo era un viejo
tronco de árbol. Dijo a muchos animales lo que había visto, pero ninguno creyó al
cóndor, porque es natural en el ser que camina no creer al que vuela.
Bolivia: LAS DOS
CIUDADES (Edmundo Paz Soldán)
Debido a la
negativa de los cochabambinos a usar su ciudad como set de filmación por
espacio de once meses, los productores de la miniserie "Pueblo chico,
caldera del diablo" decidieron no escatimar recursos en construir una
réplica de Cochabamba, del mismo tamaño que la original. Después de dos años de
trabajos ininterrumpidos, la réplica fue concluida con una exactitud que
desafiaba a cualquier observador imparcial a discernir cuál de las dos ciudades
era en realidad la original. En la nueva ciudad no faltaba nada de la esencia
de la ciudad fundada en 1574: caótico urbanismo, deprimente mal gusto, calles
de pavimento destrozado, suciedad, pobreza.
La
miniserie fue filmada en cuatro meses y el escenario fue abandonado: todo hacía
preverle un destino de pueblo fantasma. Sin embargo, su cercanía de Cochabamba
(veinte minutos) comenzó a proveerle de visitantes los fines de semana. No se
sabe cuando se instalaron en él los primeros habitantes, lo cierto es que
apenas iniciado, el flujo no se detuvo: a fines de 1988, Cochabamba se había
convertido en una ciudad fantasma. Todos sus habitantes vivían ahora en la
ciudad réplica.
¿Por
qué los cochabambinos han cambiado su ciudad por una copia exacta, no por algo
mejor o peor? Se han arriesgado un sinfín de explicaciones en busca de la
comprensión de dicho fenómeno; una de ellas, acaso la más lógica, conjetura que
es muy posible que ellos, con su traslado, hayan logrado la de otro modo
imposible reconciliación de dos deseos en perpetuo conflicto en cada ser
humano: el deseo de emigrar, de cambiar de rumbo, de buscar nuevos horizontes
para sus vidas, y el deseo de quedarse en el lugar donde sus sueños vieron la
vida por vez primera, de permanecer hasta el fin en el territorio del
principio.
Es muy
posible. Pero ésa es una explicación más, no la explicación. Nadie sabe la
explicación, nadie la sabrá.
Colombia: EL TAPIZ DEL VIRREY (Pedro Gómez Valderrama)
Cuando el
virrey subió a su coche con la virreina, para dirigirse al baile en casa del
marqués, el criado mulato se quedó escondido en un rincón del patio, hasta que
cesaron todos los ruidos del palacio. Sacó entonces una inmensa llave, y abrió
la puerta del salón central. Encendió una antorcha y se situó ante el gran
tapiz que adornaba el fondo del salón, y que representaba una hermosa escena de
bacantes y caballeros desnudos.
El mulato
extendió las manos y acarició el cuerpo de una Diana que se adelantaba sobre el
tapiz. Murmuraba en voz baja, hasta que de pronto gritó:
-¡Venid!
¡Danzad!
Los
personajes tomaron movimiento y fueron descendiendo al salón. Comenzó la música
del sabbat, y la danza de los cuerpos en medio de las antorchas. Ante el mulato,
los personajes del tapiz iban cumpliendo el rito de adoración al macho cabrío.
Diana
permanecía a su lado, besándole de vez en cuando con golosa codicia.
Después de
consumidas las viandas del banquete, vino el momento de la fornicación, hasta
que sonó el canto del gallo y los personajes se fueron metiendo uno tras otro
en el tejido. Sólo quedaron, trenzados en el suelo, Diana y el mulato, al cual
encontraron a la mañana siguiente desnudo y muerto en el suelo con unos
desconocidos pámpanos manchados de sangre en la mano. Diana no estaba en el
tapiz.
Chile: LA HIJA DEL GUARDAGUJAS (Vicente Huidobro)
La casita del guardagujas está junto a la
línea férrea, al pie de una montaña tan empinada que sólo algunos árboles
especiales pueden escalonar a gatas, aferrándose con sus raíces afiladas,
agarrándose a los terrones hasta llegar a la cumbre.
La casita de madera desvencijada a causa del
estremecimiento constante y los fragores. La casita pequeña en un terraplén de
veinte metros junto a tres líneas.
Allí vive el guardagujas con su mujer,
contemplando pasar los trenes cargados de fantasmas que van de ciudad en
ciudad. Cientos de trenes, trenes del norte al sur y trenes del sur al norte.
Todos los días, todos los meses, todo el año. Miles de trenes con millones de
fantasmas, haciendo crujir los huecos de la montaña.
La mujer, como buena mujer, le ayuda a
enhebrar los trenes por el justo camino
La responsabilidad de tantas vidas satisfechas
les ha puesto un gesto trágico en el rostro.
Apenas si pueden sonreír cuando se quedan como
suspendidos mirando a su pequeña, una criatura de tres años, graciosa,
delicada, con gestos de flor y de paloma.
Pasan los trenes con el fragor de hierros y
largos metales arrastrados de toda una ciudad que soltara sus amarras, de tantos
fantasmas desencadenados y ebrios de libertad.
La hija del guardagujas juega entre los trenes
de su montaña con una confianza aterradora. Ignora que los niños ricos de la
ciudad se entretienen con unos trenes pequeñitos como ratones sobre rieles de lata.
Ella posee los trenes más grandes del mundo… y ya empieza a mirarlos con
desprecio.
Es un encanto de niñita. Vive despreocupada,
suelta como si no quisiera apegarse a nadie. Se diría que un tren la arrojó
allí al pasar como por casualidad.
En cambio sus padres viven pendientes de ella,
la contemplan, mientras todavía es tiempo, la miman, la adoran.
Ellos saben que un día la va a matar un
tren.
Ecuador: LA CREACIÓN DE LA TIERRA Y EL CIELO (Relato mítico
jíbaro)
Dice el
pueblo de los jíbaros que fue el bondadoso Yus quien creó la tierra. Pero ésta,
al principio, estaba completamente desnuda. Era necesario vestirla y la vistió
con selva de árboles gigantes y plantas menores que iban a dar los más variados
frutos.
Entre las ramas altas silbaba el
viento solitario, unas veces como bestia salvaje, otras como pájaro llorón, y
otras al modo del zumbido de las moscas. Entonces Yus dijo:
-¡Mi creación está todavía incompleta!... ¡Ahora corran cuadrúpedos y
serpientes por el suelo! ¡Puéblense los árboles de pájaros cantores! ¡Vuelen y
anden los insectos por donde quieran o puedan!...Y eso fue.
La tierra no estaba completa todavía. Algo más faltaba. Entonces Yus subió
a la copa del árbol más alto llevando en su diestra una hermosa jarra de oro.
Con sus ojos divinos contempló su obra y notó que la flora inmensa se moría de
sed.
-¡Sean los ríos y los lagos! –dijo. Y volcó su jarra llena de agua
milagrosa sobre el suelo; y los ríos y los lagos fueron.
Faltaba algo más. De algún rincón secreto sacó una tela finísima de color
azul, la echó hacia la altura y, sopla que sopla, la extendió en una comba
infinita cubriendo la tierra con el cielo. -¡Sobre este firmamento brillarán el
Sol, la Luna y las estrellas, y cruzará el río Nayanza -agregó-, para que,
cuando desborde, llueva en la tierra!...Y eso fue.
Pero faltaba algo más. Faltaba el hombre, pues Yus no estaba satisfecho con
las criaturas animales que creara. Eran incapaces de comprender las maravillas
de su obra. Y así subió un día al cráter del volcán Sangay, llevándose una
porción de barro del valle Upano. Al borde de esa descomunal boca de la
montaña, modeló un muñeco que parecía un hombre. Luego, en la gran hornilla del
coloso prendió fuego y puso a cocer la figura antropomorfa, obteniendo lo que
quería. Le bastó solamente el soplo de su alegría para que el muñeco sea el
mismísimo hombre pleno de vida e inteligencia, a quien Yus le regaló cuanto
había creado antes, y además una compañera para que la raza jíbara se
multiplique y pueble sus inmensos dominios.
España: LA
MANO (Ramón Gómez de la Serna)
El doctor
Alejo murió asesinado. Indudablemente murió estrangulado.
Nadie había
entrado en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor dormía, por
higiene, con el balcón abierto, era tan alto su piso que no era de suponer que
por allí hubiese entrado el asesino.
La policía
no encontraba la pista de aquel crimen, y ya iba a abandonar el asunto, cuando
la esposa y la criada del muerto acudieron despavoridas a la Jefatura. Saltando
de lo alto de un armario había caído sobre la mesa, las había mirado, las había
visto, y después había huido por la habitación, una mano solitaria y viva como
una araña. Allí la habían dejado encerrada con llave en el cuarto.
Llena de
terror, acudió la policía y el juez. Era su deber. Trabajo les costó cazar la
mano, pero la cazaron y todos le agarraron un dedo, porque era vigorosa corno
si en ella radicase junta toda la fuerza de un hombre fuerte.
¿Qué hacer
con ella? ¿Qué luz iba a arrojar sobre el suceso? ¿Cómo sentenciarla? ¿De quién
era aquella mano?
Después de
una larga pausa, al juez se le ocurrió darle la pluma para que declarase por
escrito. La mano entonces escribió: «Soy la mano de Ramiro Ruiz, asesinado
vilmente por el doctor en el hospital y destrozado con ensañamiento en la sala
de disección. He hecho justicia».
México:
LITERATURA (Julio Torri (México)
El
novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de
papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el
mar y sin embargo iba a pintar los mares del sur, turbulentos y misteriosos; no
había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a
vecinos pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas;
oía gorjear a los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de
albatros y grandes aves marinas los cielos sombríos y empavorecedores.
La lucha que
sostenía con editores rapaces y con un público indiferente se le antojó el
abordaje; la miseria que amenazaba su hogar, el mar bravío. Y al describir las
olas en que se mecían cadáveres y mástiles rotos, el mísero escritor pensó en
su vida sin triunfo, gobernada por fuerzas sordas y fatales, y a pesar de todo
fascinante, mágica, sobrenatural.
República Dominicana: LA SEÑAL LEJANA DEL SIETE (Pedro Antonio
Valdez)
El ángel se le apareció en el sueño y le entregó un libro cuya única señal
era un siete. En el desayuno miró servidas siete tazas de café. Haciendo un
leve ejercicio de memoria reparó en que había nacido día siete, mes siete, hora
siete. Abrió el periódico casualmente en la página siete y encontró la foto de
un caballo con el número siete que competiría en la carrera siete. Era hoy su
cumpleaños y todo daba siete. Entonces recordó la señal del ángel y se persignó
con gratitud. Entró al banco a retirar todos sus ahorros. Empeñó sus
pertenencias, hipotecó la casa y consiguió préstamo. Luego llegó al hipódromo y
apostó todo el dinero al caballo del periódico en la ventanilla siete. Sentóse
—sin darse cuenta— en la butaca siete de la fila siete. Esperó. Cuando arrancó
la carrera, la grada se puso de pie uniformemente y estalló en un desorden
desproporcionado; pero él se mantuvo con serenidad. El caballo siete cogió la
delantera entre el tamborileo de los cascos y la vorágine de polvo. La carrera
finalizó precisamente a las siete y el caballo siete, de la carrera siete,
llegó en el lugar número siete.
Perú: MAÑANA DIFUNTA (Ciro Alegría)
Tal vez llegarían mejores tiempos.
Porque todo tiene su hora justa y nadie debe quedarse sin su ración de
bienandanza. Los momentos buenos llegan de pronto, llegan algún día. Nítido
cielo azul arriba. Esplendían los techos rojos y pardos de las casas. Un pájaro
cruzó raudamente, con su antigua sabiduría de avión edénico, volando hacia las
zonas de la dicha. Por la ventana entraba un aire diáfano. De la de una vecina,
colgaban ropas de niño puestas a secar. Amarillas, verdes, violetas, blancas.
Un niño se llamaba Charlito. Había llorado la noche pasada pero ahora todo estaba
en silencio. Y la paz tenía esa tranquilidad germinal de las mujeres grávidas.
Algo anunciaba la propicia donación que, en un lugar impreciso, preparaba la
vida. Esa antena de radio, fina y gallarda, debía saber. Tenían un gesto atento
sus oídos metálicos. Lo callado se hacía en ellos voz. Porque el hombre conoce
únicamente cierta parte de la vida de la materia. Debe estar llena de energías
y voces ocultas, latentes, que no se esquivan y sólo esperan que el índice
presione el botón exacto, que la mano acierte con el nítido pulso de sus venas
y el oído descubra el ritmo de su maravilloso corazón. Mientras tanto, ella
sabe y da. Conjugando todas sus fuerzas, las aprehensibles e inaprehensibles,
en alguna latitud, quizá a la vuelta de la esquina, estaría gestando su bello
presente. Para el cuerpo y para el alma. Para el cuerpo y el alma de Nicolás
Rivera. Para él. Sin duda para él mismo, como para tantos. En verdad, siempre
había esperado vagamente eso y sin duda ahora iba al legar. Lo sentía en el
ambiente, en el hálito luminoso y potente de los anchos espacios y en el fácil
ritmo de su sangre. También en la hebilla del cinturón y en los botones del
chaleco y en el nudo de la corbata. (Se encontraba vistiéndose.) Su buen humor
obedecía seguramente a una razón. El corazón tiene, a veces, adivinaciones inexplicables.
Y además estuvo silbando alegremente. Silbando alegremente un aire viejo y
nuevo siempre y siempre renovado como el oxígeno del aire. No podía recordar si
fue acaso el Preludio VIII de Bach. La brisa llevaba un grato olor a jabón.
Toda la vida se había levantado y estaba limpia y apta. Iniciábase un magnífico
día. Adelante, Nicolás Rivera. Salió. En la esquina, el mismo diario le dijo
que el mundo continuaba siendo el mismo. Por las calles trotaban los mismos
tranvías ahítos y desvencijados. En la oficina, el mismo libro de cuentas le
mostró los mismos números insospechablemente rígidos. ¿Qué fue de lo sorprendente,
lo bueno y lo hermoso? Nicolás Rivera vaciló. Sus ojos aún buscaron sobre la
mesa. Después, con el gesto de quien se rinde, cogió la pluma y se puso a
alinear cifras mudas. Así murió una promisora mañana.
Uruguay: EL NIÑO CINCO MIL MILLONES (Mario Benedetti)
En un día
del año 1987 nació el niño Cinco Mil Millones. Vino sin etiqueta, así que podía
ser negro, blanco, amarillo, etc. Muchos países, en ese día eligieron al azar
un niño Cinco Mil Millones para homenajearlo y hasta para filmarlo y grabar su
primer llanto.
Sin embargo,
el verdadero niño Cinco Mil Millones no fue homenajeado ni filmado ni acaso
tuvo energías para su primer llanto. Mucho antes de nacer ya tenía hambre. Un
hambre atroz. Un hambre vieja. Cuando por fin movió sus dedos, éstos tocaron
tierra seca. Cuarteada y seca. Tierra con grietas y esqueletos de perros o de
camellos o de vacas. También con el esqueleto del niño 4.999.999.999.
El verdadero
niño Cinco Mil Millones tenía hambre y sed, pero su madre tenía más hambre y
más sed y sus pechos oscuros eran como tierra exhausta. Junto a ella, el abuelo
del niño tenía hambre y sed más antiguas aún y ya no encontraba en si mismo
ganas de pensar o creer.
Una semana
después el niño Cinco Mil Millones era un minúsculo esqueleto y en consecuencia
disminuyó en algo el horrible riesgo de que el planeta llegara a estar
superpoblado.
Venezuela: TATUAJE
(Ednodio Quintero)
Cuando su
prometido regresó del mar, se casaron. En su viaje a las islas orientales, el
marido había aprendido con esmero el arte del tatuaje. La noche misma de la
boda, y ante el asombro de su amada, puso en práctica sus habilidades: armado
de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer
un hermoso, enigmático y afilado puñal.
La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos: breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del este. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marino emprendió el ansiado viaje a la eternidad.
La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos: breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del este. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marino emprendió el ansiado viaje a la eternidad.
En la
soledad de su aposento, la mujer daba rienda suelta a su llanto, y a ratos,
como si en ello encontrase algún consuelo, se acariciaba el vientre adornado
por el precioso puñal.
El dolor fue intenso, y también breve. El otro, hombre de tierra firme, comenzó a rondarla. Ella, al principio esquiva y recatada, fue cediendo terreno. Concertaron una cita. La noche convenida ella lo aguardó desnuda en la penumbra del cuarto. Y en el fragor del combate, el amante, recio e impetuoso, se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal.
El dolor fue intenso, y también breve. El otro, hombre de tierra firme, comenzó a rondarla. Ella, al principio esquiva y recatada, fue cediendo terreno. Concertaron una cita. La noche convenida ella lo aguardó desnuda en la penumbra del cuarto. Y en el fragor del combate, el amante, recio e impetuoso, se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal.
Selección realizada en labores de investigación, mediante encuestas aplicadas a cien lectores (52 mujeres y 48 hombres) por estudiantes de la UNELLEZ. Tomada de: NARRATIVA EXPRÉS editada por Francisco
Rodríguez Criado
7 comentarios:
Interesante la participación, ojala que todos participen, para fomentar el desarrollo del interés por la investigación y la literatura.
Interesante ojala que todos participen, para así fomentar el interés por la investigación y la literatura. Saludos.
Felicito al honorable poeta, coplero y cantor Prof.Isaias Medina López, por este espacio para la otredad y los corrientes. AT
Extraordinaria forma de organizar y estructurar las técnicas de investigación aquí expuestas. Felicitaciones al prestigioso profesor Isaias Medina López por estar siempre a la vanguardia y dar honor a su respetable carrera de cultor popular, que mas que carrera es vocación, y a demás por contagiar a sus estudiantes a seguir su digno ejemplo.
Al honorable poeta,coplero y cantor Prof. Isaias Medina López. por todas las técnicas de investigación mencionadas, las cuales son importantes espero que todos participen para sembrar el interés por la investigación y la literatura y dar honor a su respetable carrera de cultor popular que mas que carrera es vocación
Excelente la información aquí publicada por el profesor Isaías Medina López por lo explícito y claramente detallado de los pasos a seguir para el envío y la presentación de las ponencias en estas jornadas de investigación y postgrado. Mención especial merece la UNELLEZ por incentivar a la investigación en sus diferentes programas. Con estos pasos queda más facilitado el proceso para los investigadores.
Muy buena recopilación de cuentos, mu gustan.
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