martes, 2 de febrero de 2010

LA MUERTE ERA UNA ROSA (cuento llanero de fantasmas)

En un florido jardín llanero su figura destacaba.
Imagen en el archivo de Fernando Parra




Por sus destrezas en el baile los dos hermanos alcanzaron 
la fama que terminó en su perdición.
(archivo del Consejo Estadal de la Cultura)

Los relatos sobre las mujeres que, una vez muertas, se convierten en espantos vengadores inflexibles, mantiene una gran atracción en cualquier ámbito cultural. En la narrativa tradicional del Llano, ese prototipo de personajes, desencadena una tragedia directa a otros involucrados, generalmente, por causa del orgullo y la lujuria. Su perfil se adscribe al extenso conjunto de leyendas venezolanas centradas en la temible Sayona.



LA MUERTE ERA UNA ROSA

Una noche en que se celebraban las fiestas de San Pedro, Patrón de La Sierra, Máximo Palencia, respetado en la comunidad por ser el mayor hacendado, político, y entre otras cosas, mujeriego, luego de venir del torneo de bolas criollas, camino a su casa, se encuentra con una mujer excesivamente bella, elegante y con el tono de voz más excitante que pudo haber escuchado.
¬– ¿Puedo saber qué hace un señor, como usted, tan sólo y por estos lados?
¬–Iba rumbo a mi casa, pero ahora creo que iré hasta donde usted me diga ¿Usted a dónde va?
¬–Voy para las fiestas del pueblo. Quiero bailar hasta las 4:00 de la mañana, pero me da miedo pasar por el Salto del Diablo, por lo que dicen de allí.
¬– Tranquila, que si usted me lo permite yo la llevo. Vengo de allá, las fiestas prometían estar muy buenas, pero yo estaba solo. Ah y con lo que dicen de allí: ¡No hay espanto que pueda con Máximo Palencia! Y la muerta que sale ahí, esa lo que quiere es un hombre como yo, ojalá me salga pa´ que vea lo que es bueno.
Luego de esta conversación decidieron ir a la fiesta. Al llegar al pueblo, todos veían a don Máximo acompañado de tan bella mujer, enseguida comenzaron a murmurar.
-¡Caramba! ¿Ya vieron a don Máximo?
Mira chica ¡zorro viejo no pierde sus mañas!
Entre risas y comentarios, don Pedro Linares, escucha la conversación y dice:
¬– Mi compadre no sabe con quién se está metiendo… ¡Pobre hombre! Por mujeriego se llevará su chasco. Yo que él, estaría con María que es su mujer…
Ya pasada la madrugada de aquel viernes, después de muchos tragos de licor y baile, don Máximo le pregunta a su acompañante:
¬– ¿Cómo te llamas mi bella? Que, entre tantas cosas, no te lo había preguntado.
¬–Mi nombre no importa ahorita, sólo ten esta rosa, que luego sabrás de mí.
En ese momento don Máximo va a pedir un trago y cuando regresa ya no estaba, desapareció. En su estado de ebriedad no le dio importancia. Se fue hasta su casa en Peña, así se llamaba el lugar donde quedaba su hacienda y al llegar se encuentra con su hermano Alejandro, quien le dice:
¬– ¡Hermano, de esta no te salvas! María te va a correr.
¬–Tranquilo, quién dijo que María puede vivir sin mí… ¬¬
– ¿Hermano y esa rosa, quién te la dio?
–Una mujer que conocí hoy camino al pueblo, ¡bella y elegante! Y que es mi novia.
–Estas mujeres están ahora románticas, porque a mí también me dieron una idéntica a la tuya.
–La mía la traigo escondida en la camisa. Mejor dame esa, para dársela a María.
Entre risas Alejandro le da la rosa y le dice:
–Usted no cambiará hermano.
–¡Jamás! No ha nacido la abuela de la mujer que me cambie, de ser así no sería yo…
Al día siguiente los hermanos siguen conversando sobre las recientes novias de cada quien. Al caer la tarde, ambos decidieron ir juntos al pueblo a las peleas de gallos y, para conocer, la “novia” de la que cada uno tanto hablaba. Al llegar a la gallera, Alejandro se retira a buscar unos tragos, en ese momento llega la mujer de la otra noche.
– ¿Cómo estás, mi Máximo Palencia?
–Ahora que te veo; muy bien, y anoche ¿Qué te hiciste, mujer?
–Solo me fui, ya era muy tarde.
–Debiste esperar que yo te llevara. Hoy no te vas sin mí. Venga pa´ darle un beso.
En ese momento llega Alejandro al establo y ve a su hermano besando aquella mujer que ayer había sido su novia, lleno de rabia y deseos porque esa mujer fuera solo suya… Saca su arma, se acerca y apuntando por detrás a su hermano le dice:
– ¿Qué es lo que pasa aquí? Hoy sí te fijaste mal, ella es mía.
– ¿Qué pasa hermano? Ella es la mujer de quien te hable anoche y ¡es mía!
Ella al ver que había provocado un enfrentamiento entre hermanos, les dice:
–Tranquilo, Alejandro, yo soy la acompañante de tu hermano Máximo.
Alejandro al escuchar esto, baja el arma y se va. Don Máximo, le dice a ella:
–Disculpe la actitud de mi hermano, solo es un joven comenzando a vivir y seguro que al verla tan bella le gustó… aunque me extraña su comportamiento.
– ¡Vivir, hay personas que ni lo merecen! No te preocupes, yo entiendo.
Mientras ellos se encariñaban, Alejandro estaba en el club del pueblo tomando y lleno de odio, porque, para él, su hermano le había robado su novia. En ese momento decidió ir a contarle a su cuñada María en las cosas que andaba su hermano. Pedro Linares, que estaba tomando con él, le dice:
–Amigo, no vaya. Mire que ya es de noche. Además usted sabe cómo es su hermano. Si se entera, no quiero imaginarme de lo qué es capaz.
–Yo a él no le tengo miedo, más bien que se atenga.
–Hablando de eso, allá viene con esa mujer, amigo no se vaya, venga vamos a bailar con Rosa y Petra, mire que Rosa tiene rato echándole el ojo.
Alejandro ignora todo lo que le dice Linares y se va. La extraña mujer que ha causado este problema, ve que Alejandro se aleja. Se despide de Máximo y sale al encuentro de Alejandro. Lo toma de la mano y le dice:
–Disculpa por lo que dije. Es que no quería que cometieras una locura.
– ¿Locura yo? ¡Anda con mi hermano, ese no es tu acompañante de esta noche!
–Si estoy aquí es porque quiero irme contigo. Le replica la extraña mujer.
Alejandro pensando en la venganza en contra de su hermano, se la lleva con él. Invitándola a su hacienda, pero ella le dice:
–Bueno, yo voy contigo, pero vamos por los caminos de Berrenblén, salimos a la Bajada de La Loca y así llegamos detrás de tu hacienda.
Alejandro acepta y se van… Don Máximo intrigado al ver que su amada acompañante no está y tampoco Alejandro decide irse, ya camino a su casa se encuentra a don Pedro Linares, quien, después de saludarlo, le dice:
–Compadre, si esta noche Alejandro no llega, mañana temprano búsqueme, porque para la noche puede ser tarde.
– ¿Por qué dice eso, compadre? Pregunta Máximo.
–Yo sólo soy un hombre de saberes, me busca y que tenga una feliz noche.
–Bueno, compadre, nos vemos. Saludos a mi comadre Julia y la bendición al ahijado. Le dice Máximo, sigue camino a su casa y se va pensando en lo que su compadre le había dicho. Al llegar despierta a María y le dice:
–Mujer, ¿Alejandro no ha llegado?
–No, yo no lo he sentido llegar y déjame dormir.
–Es que me tiene preocupado.
–De cuando acá, Máximo, a usted le preocupa a la hora que llegue su hermano.
Máximo se acuesta preocupado pensando en su hermano; al amanecer lo busca por toda la hacienda y no está. Decide ir hasta donde su compadre Pedro Linares. Al llegar a la casa de Pedro, lo encuentra sentado en una perezosa y le dice:
–Lo estaba esperando compadre y disculpe que no le de los buenos días, porque sé que no lo son para usted. Al oír esas palabras, Máximo le dice a Linares:
– Cónchale compadre no me asuste más y dígame qué está pasando.
–Compadre lo que está pasando es que Alejandro y usted se metieron con la mujer incorrecta. Máximo insiste en preguntarle:
– ¿Cómo es eso?
–Usted no ha escuchado hablar que hace más de ochenta años había una mujer llamada Aleja Flor que el día de su boda, el hombre que iba a ser su esposo se mató, cayó al rió de Los Chupones y ella al enterarse salió corriendo del pueblo con una rosa roja en la mano y más nunca se supo de ella y que el último lugar donde la vieron fue en la subida del Salto del Diablo y solo fue un semblante de ella.
–Compadre, no me diga que esa es la mujer que sale ahí.
– Sí, compadre. Ella, cada cierta cantidad de años, para las fiestas de San Pedro, se lleva un cristiano en los cachos.
Don Máximo preocupado y sin saber nada de Alejandro decide ir a buscarlo.
Don Pedro le advierte:
–Compadre vaya por los atajos a la hacienda, que los espantos siempre salen ahí.
Al rato, Máximo encuentra a su hermano, por donde Linares le indicó. Desmayado, pálido y sin fuerzas. Máximo, le pregunta al despertarle:
– ¿Qué te pasa hermano? Alejandro, apenas abre los ojos le dice:
–Hermano busca una rosa.
– ¿Qué es eso? Déjate de cosas y mira cómo estás, ya te llevo a la casa, esa mujer es un espanto, vámonos antes que llegue.
Súbitamente, la extraña mujer aparece y les advierte a los dos hermanos:
–Pues, ya es demasiado tarde, ya estoy aquí. Uno de ustedes me dará su vida.
Máximo, la amonesta:
–Tú estás loca, que Dios te reprenda y te de el descanso eterno.
Entre risas le dice:
–Yo cada año busco un hombre que me ame y me dé muchas rosas, pero nunca lo hacen así que siempre tienen que morir.
–Además, ya van a ser las 4:00 de la mañana y a esa hora murió mi Rodrigo, así que a tu hermano me lo llevo.
–Si alguien debe morir, a esa hora, seré yo. De inmediato la mujer espanto le pregunta: – ¿Es tan grande tu amor de hermano? Máximo, le responde:
–Sólo llévame y haz lo que tengas que hacer.
El lunes en la mañana, María le comentaba a Julia, la esposa de Pedro Linares: –A Máximo lo encontraron muerto, con el rostro desfigurado. Alejandro fue el que dijo que ese era su hermano porque tenía una rosa roja y que murió por no saber amar a una sola mujer; Aunque no entiendo mucho.
El viejo Pedro Linares, el día que contó esa historia, la terminó así: –Mi compadre Máximo Palencia murió por querer jugar con las mujeres y fue encontrado justamente en la subida del Salto del Diablo. La muerta que sale allí, llamada Aleja Flor le complació el último de sus deseos: salvar a su hermano menor. Alejandro, todas las madrugadas del Día de San Pedro, a eso de las cuatro en punto, deja una rosa roja en el lugar donde fue encontrado su hermano muerto. Y eso que Alejandro, hace años que también murió.


Nota: Las co-autoras son egresadas de la UNELLEZ-San Carlos: Mariflor León Guillen: reside en San Carlos, Cojedes, donde nace, el 26 de enero de 1985. Maolys Carolina Pérez Padilla:. reside en Tinaquillo, Cojedes, donde nace, el 6 de abril de 1989. María José Zapata Farfán: reside en Tinaco, Cojedes, donde nace, el 4 de noviembre de 1988. Anyi Nerilú Flores Torrealba: nació en Caracas, el 7 de marzo de 1988. Reside en Apartadero, Cojedes. Fuente: narraciones orales dejadas por don Pedro Linares, conocido cuentista popular de La Sierra de Cojedes, nacido el 25 de enero de 1923 y fallecido el 10 de febrero del año 2006.



9 comentarios:

Unknown dijo...

La historia resulta muy interesante y muy triste para estos hermanos que se metieron con esta mujer en pena. y jugar con las mujeres salieron perdiendo
Yusleidy Guevara Apartadero Cojedes

Unknown dijo...

Me parece una historia muy muy buena e interesante, y una buena leccion para los hormbres mujeriegos que por no ser fiel y respetar a su esposa le suceden cosas como estas.
Karelis Colmenarez
Ospino-Portuguesa.

Unknown dijo...

En esta lectura vemos que no hay que llevarse por lo muy bonita que es una mujer si no en la intencion que esa mujer tenga, por eso hay que tomar consciencia con las personas que andamos o que conseguimos en la calle.
yarlin correa macapo

Morá dijo...

Me encantó este relato,esas leyendas que a uno le cuentan de niña, pero me gusto esta historia por la moraleja que no deja.

Unknown dijo...

Mariflor León, Maolys Pérez, María Zapata y Anyi Flores, con esta historia se hacen dueña de todas las historias de los espantos vengadores que polulan por nuestros llanos. Con este texto recordamos a la SAYONA que sale para escarmentar a los hombres mujeriegos. . . al SILBÓN que le da escarmientos a los hombres parranderos. Sin lugar a dudas es un texto pedagógico pues intenta inculcarnos buenos principios y eso que la sociedad llama: moral

alfmega Marín dijo...

Como siempre valiosa lectura, entretenida, didáctica y muestra de la herencia de un pueblo que claramente plasmó en ellas todo su sentir. Estupenda, saludos.

Anónimo dijo...

Muy interesante, no me esperaba el final.Una lección muy grande y muchas enseñananzas.
Me ha gustado mucho el relato y cómo está escrito.
Siento que tengo mucho atraso con sus lecturas. Un saludo!

Unknown dijo...

Esta historia me parece super interesante para mi no tiene fin porque es de mucha reflexión para todos los hombres. De que no se vallan a las primeras con cualquier mujer que se presente Porque puede ser la destrucción y el final de su vida.Como le paso a estos dos hermanos triste por ellos.

Anita dijo...

Hola Isaias, la idea me hace recordar historias parecidas que tienen que ver con creencias populares, tradiciones y costumbres.....Todo eso de por sí es un fabuloso condimento para un cuento. Muy buena idea. Cariños y mis saludos para tus estudiantes