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domingo, 24 de febrero de 2019

Tres historias de "El Comegente". Letras y audio musical

Sus víctimas eran hombres. Ninguna flor de nuestros campos llamaba su atención.
Imagen en el archivo de Barbuquejo 



El “Comegente de Venezuela”, José Dorángel Vargas Gómez, nacido en 1957, no es un personaje ficticio, pero sus acciones como asesino serial y caníbal (varios informes indican que son cuarenta sus víctimas), le hizo merecedor de un triste espacio en el imaginario venezolano. Los primeros reportes de sus fechorías datan desde 1995. Las siguientes versiones propias de la poesía musical llanera, asoman su impacto en la mitología popular.  


EL COMEGENTE  (Alfonso “El Negro” Palacios)
Fuente: Cheo Hernández Prisco (cantante)

Voy a pegar este grito
en tiples y tenoretes,
en tiples y tenoretes
para que el público vea
que este negro tiene suerte,
que este negro tiene suerte
al Táchira yo no vuelvo
ni que me ofrezcan billetes,
ni que me ofrezcan billetes.
Muchos me criticarán
diciendo que soy zoquete,
diciendo que soy zoquete
en la feria parrandeando
casi consigo la muerte,
casi consigo la muerte
si el tipo me hubiese visto
se da tremendo banquete,
se da tremendo banquete
ya me fuera escuartizao
convirtiéndome en filete,
convirtiéndome en filete
cuando supe la noticia
se me aflojaron los dientes
el cuerpo se me erizó
como picao de serpiente,
como picao de serpiente
se los voy a describir
en mi canto brevemente,
en mi canto brevemente
lo llaman Dorángel Vargas
tiene un aspecto demente,
tiene un aspecto demente
una barba larga y sucia
parecido a un indigente,
parecido a un indigente
su casa, un  lugar sombrío
la cabecera de un puente
entre sancocho y fritura
se ha comido veintisiete
carga una lanza tigrera
un puñal y dos machetes
sólo les bota las patas
el mondongo y los jarretes
la prensa lo reseñó
“El Andino Comegente”.

Cuando estaba declarando
lo dijo cínicamente,
lo dijo cínicamente
“Me gusta la carne humana
desde que era adolescente,
desde que era adolescente
los muchachos y mujeres
tienen sabor diferente,
tienen sabor diferente
me gusta la carne de hombre
porque sabe es aguardiente,
porque sabe es aguardiente. 
Escuchen amigo mío,
mis hermanos y parientes,
mis hermanos y parientes
el loco carga una lista
más larga que un expediente,
más larga que un expediente
en Acarigua tenía
casi listo al gordo Pepe
un tal Jesús Jotahola
gran caballista de Oriente,
gran caballista de Oriente 
al presidente ´e Feveco
que es diputado suplente
en Las Mercedes del Llano
daría su golpe de suerte,
daría su golpe de suerte
porque supo que Gaspar
estaba de rechupete
a Nicolás Espinoza
el que narra alegremente
como es flaco y canillón
le zamparía un sólo lepe,
le zamparía un sólo lepe
también Miguel y Miguel
el del sonido excelente
allá en la Hacienda Boraure
iba a montar un templete
pa´ atrapar el loco César
parrandero consecuente
pero le dieron noticia
que este es un loco valiente
comenta Armando Marcano
de una manera ocurrente
“Ese loco, mi compae,
es una constituyente”.      

EL COMEGENTE  (Winston Leal)
Señores, qué les parece
el fulano Comegente,
es un nuevo personaje
que salió en el siglo veinte
unos dicen que está loco
y yo pienso diferente
yo pienso que ese es un vivo
astuto e inteligente
él dice que ha matao quince
yo creo que son más de veinte
y le gusta son los hombres
que sean grandotes y fuertes
para comerles la lengua
con yuca frita en aceite
eso es un tronco de mentira
yo no agarro ese paquete
para mí es un traficante
que vende órganos de gente
porque los que él ha matao
los ojos no le aparecen
y ahora como lo agarraron
él vive tranquilamente
a contar la historia falsa
haciéndose el inocente
él lo dice tranquilito
pa´ que crean que está demente
y el fulano condenao
dice que no se arrepiente
lo dijo en televisión
para  que el público piense
que está loco de remate
a ver quién se compadece
hay que andar ojo pelao
como dijo el Presidente
a todos los borrachitos
que les gusta el aguardiente
no vaya ser que lo suelten
y aparezca de repente
y los encuentre dormidos
y los ajunte con dientes
el que no mata lanciao
lo mata con un machete
y ni siquiera espabila
ni se le arruga la frente.
          
Voy hacer un comunicado
y lo voy a mandar urgente
que se le averigüe bien
la vida del Comegente
si tiene apellido y nombre
debe de tener parientes
entonces dónde se encuentran
que ahora ninguno aparece
otra cosa que le pido
al Gobierno competente
que agarren a ese chivú
y que por favor lo afeiten
y lo lleven a la morgue
para ver si le apetece
un muerto descuartizao
y se lo ponen al frente
yo apuesto fuertes a lochas
y qué a que no se le mete,
pero cuando lo rechace
amárrenlo fuertemente
y le meten en la boca
un clavo que esté caliente
o le den una paliza
hasta que quede inconciente
después que se recupere
si esto no es suficiente
siéntenlo sobre una silla
pero que tenga corriente
y no lo bajen de allí
hasta que no se reviente
también le pido al Gobierno
en nombre de los dolientes
que a las personas así
aplíquenles pena de muerte,
ojalá la decretaran
junto a la constituyente
y así toditas las cosas
marcharán correctamente.

EL COMEGENTE Y EL SALVAJE  (Sergio Cuba)
Una vez en el Tinaco,
pasó algo muy sorprendente
en la panificadora
se apareció el Comegente
pidió que le despacharan
medio litro de aguardiente
se lo echó de  un solo trago
igualito a un indulgente,
igualito a un indulgente
y se echó una carcajá
salió soplao de repente
se detuvo en Las Galeras
viendo a quién podía comerse
venía pasando el Salvaje
y nos vimos frente a frente
me dijo: “ Vine a comerte
los muslos y los cachetes ”
como cargaba una lanza
me aguanté pa´ sorprenderle
en un descuido que tuvo
le di una patá en la frente
cuando cayó al pavimento
se le partieron los dientes
llegué  y me  le  monté arriba
casi no podía moverse
pero tenía mucha fuerza
ese tragón comegente
rodamos como cien metros
esperen que se los cuente
y se apartaban los tigres
ciempiés  vienen, y serpientes
se alborotaron los pájaros
pensaban que era un torrente
y le di con mi garrocha
pa´ que le diera corrente
y se quedó muy tranquilo
de un modo muy complaciente
ya no come carne humana
pues le gusta el majarete.

Voy a seguirles contando
que pasó con el demente
lo amarré con una soga
y se lo llevé al Presidente
enseguida dio una orden
a todos sus concurrentes
que vengan los generales,
coroneles y tenientes,
coroneles y tenientes
condecoren a este hombre
que ha atrapado al Comegente,
con una estrella dorada
revienten muchos cohetes
y que su fama se riegue
por todito el continente
el Salvaje ´e  Las Galeras
ha atrapado al Comegente
yo voy a recomendarle
oiga, señor Presidente,
no torturen a este hombre
que siga comiendo gente
que se coma a Montesino
viejo malvado y zoquete
por llevarse del Perú
casi todos los billetes
que le coma la barriga,
las manos y los cachetes
pa´ cuando vaya pal baño
casi no pueda moverse
y se parezca una rana
montado en un taburete
así quiero que le pase
a los otros presidentes
que dejaron al país
viviendo su propia suerte
yo si quiero a mi país
oiga, señor Presidente,
si no cumple a Venezuela
lo agarrará el Comegente.

Disfrute de un audio musical de estos poemas musicales en:
https://www.youtube.com/watch?v=Zpd_mB0SGhk

Estas versiones se toman de: “Análisis de Figuras espectrales en el Corrío y Leyendas del Canto  Llanero Tradicional”, de Isaías Medina López. Duglas Moreno y Carlos Muñoz Lamas, publicado en Caracas (2018),  por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), del Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior, Ciencia y Tecnología –Consejo Nacional de Universidades.

jueves, 22 de septiembre de 2011

La llaneridad (2): Notas y poemas del antiguo Llano (José María Vergara y Vergara)

Niño llanero en faena típica de ordeño  (archivo de HmendezArtellier)

Continuando con la difusión de textos sobre la llaneridad, ofrecemos las notas y compilación pionera de versos del viejo Llano de José María Vergara y Vergara, nacido en Bogotá el 19  de marzo de 1831 y fallecido el 9 de marzo de 1872 y, quien dejara importantes obras, entre ellas varias de las primeras antologías de la América Libre, como son: Parnaso Colombiano y la Lira Neogranadina. Diplomático, novelista, crítico literario, articulista de costumbres, biógrafo, periodista y maestro de varias generaciones. Sus reflexiones sobre la poesía popular llanera datan de 1867, incluidos en su obra: Historia de la Literatura de la Nueva Granada.
Isaías Medina López

El llanero convierte su entorno en energía poética que le da su perfil propio en  América
(fotografía de Manuel Abrizo, archivo de Argenis Agüero)


"Nuestra poesía popular es sumamente diversa de la española en la multiplicidad de sus orígenes, aunque parecida en su manifestación y en su forma. Los esfuerzos de los reyes españoles y particularmente de Felipe II, para unificar el lenguaje en las colonias, prohibiendo el uso de los idiomas indígenas, lograron al fin fijar como lengua oficial y única el idioma castellano, con entera exclusión de los otros dialectos españoles. Tardó algún tiempo en convertirse en lengua general; pero al fin y al cabo obtuvo la victoria, y se hizo el único, soberano y dominador lenguaje. Las lenguas derrotadas no fueron bastante poderosas para dejarle sus despojos; apenas quedó el uso de las palabras provinciales da algunos objetos indígenas, y por lo demás, no sufrió en nada la construcción de la frase española, ni el uso de sus vocablos. A principios del siglo XVIII todo nuestro pueblo hablaba un castellano tan puro como el del pueblo de Castilla, y la perversión que ha habido posteriormente se debe á la vulgarización de las lenguas europeas que nos ha traído neologismos y extranjerismos.


Hablaba ya todo el pueblo el lenguaje conquistado; pero ese pueblo estaba compuesto de grupos heterogéneos amoldados en uno por la fuerza y no por la similitud de orígenes y tradiciones. El pueblo español aclimatado en la colonia se unió poco á poco por enlaces ilegítimos con la raza negra, traída de África, y con la indígena que ocupaba estas regiones. Estas mezclas se fueron uniendo á su vez en unas partes, y rechazándose en otras; pero ya se veían las facciones de la nueva raza que tenia tres orígenes, y que formaba un tipo especial. No teniendo tradiciones comunes, la poesía no podía hacerse popular: ni la raza indígena ni la blanca podían tener simpatías por los cantos de los negros; ni estos por las tradiciones españolas de sus amos ó por los vagos recuerdos de los indios. 
Estas tres razas confundidas en un mismo territorio no podían mirar á este como su patria, porque pensaban en las suyas los negros y los blancos; y la patria moral de los indios había desaparecido entre montones de cadáveres; la patria física, el suelo que pisaban les era tan extranjero como lo era para los negros, sus compañeros de esclavitud y miseria. Por otra parte, y á pesar de la desgracia que lee era común, los ¡odios y los negros se rechazan en sus caracteres é inclinaciones. El negro entonaba por lo bajo cantares que no repetía el indio, y viceversa; el blanco cantaba sus romances y sus coplas que repetían á medias el indio y el negro, apenas en aquello en que encontraban situaciones análogas á la de sus ánimos ó expresión inteligible de los sentimientos y pasiones que son comunes á todos los hombres. No teniendo ese pueblo heterogéneo una historia anterior propia del país donde se reunió, no podía hacerse popular la poesía. Se necesitaba que pasaran muchas generaciones para que el negro olvidara su patria, y amará esta; el indio se acostumbrara á mirarse como paisano del blanco y del negro; y el blanco olvidara totalmente su patria española y tuviera recuerdos de antepasados americanos. Cuando ya, por ministerio del tiempo, se unificaron los recuerdos, y hubo patria historia común, quedó en pié otro inconveniente, el de la antipatía do Las razas; para que acabe de desaparecer este obstáculo y las tres razas, absorbiéndose mutuamente, dándose y tomándose cualidades, formen una sola y reunan por fin en un solo pasado sus recuerdos, es menester que pase otro gran período de tiempo. Algo de esto se consiguió con la guerra de la independencia, que dio recuerdos de desgracias comunes y de glorias hermanas; pero ese algo no es gran cosa todavía. Sin embargo, las razas dominadas han celebrado una transacción tácita con la dominadora; le han tomado todos los cantares sencillos y verdaderamente populares, es decir, espontáneos, que describen las agitaciones del ánimo, la tristeza, los celos, el amor dichoso.
Dichos cantares se han combinado con algunos cantos africanos que conserva la raza negra, y con unos pocos cantares que son ya hijos del nuevo pueblo. Algunos grupos de población que se conservan puros tienen cantares populares del pueblo español, en la forma; pero combinados ó imitados.
Nuestra escasa poesía popular, consta, pues, de tres partes: coplas españolas de puro origen, adoptadas y popularizadas, que cantan todas tres razas, creyéndolas propias: coplas y romances españoles combinados, que cantan los llaneros, que es una población bastante pura en su sangre: coplas africanas que se han popularizado con sus danzas, y que han sido adoptadas por la raza española y con mayor razón por la raza mestiza. La danza es el mejor conductor de las coplas ó cantares
El pueblo español que habita los llanos de San Martín y de Casanare, en reemplazo de los indios que combatió y extirpó, forma una especialidad entre todos nuestros pueblos. El llanero es un tipo único entre los tipos granadinos, ni tiene en la América otro parecido que el apureño de Venezuela y el gaucho de las Pampas Argentinas. La imagen del desierto en que vive, y su lucha eterna contra una naturaleza feroz y grandiosa; su vida en el desierto y en la lucha, y su hogar nómade y su único oficio de pastor, han creado en aquella población, un carácter originalísimo. Como hijo del desierto es entusiasta amante de la poesía y de la música; una noche entera puede pasar, y noches seguidas también, bailando, tocando su tosca guitarra ó bandolín, y cantando sus coplas ó sus jácaras. 
Un poeta que les compusiera bellos romances sobre sus hazañas y montara un caballo con tanta soltura y agilidad como ellos, se haría adorar; habría riesgo de que lo proclamaran su rey. El alma del llanero no recibe de la sociedad culta otras impresiones simpáticas que las de la poesía, la música y el valor: es refractario á toda idea de elegancia y de refinamiento. Cuatro veces ha salido el llanero á las ciudades á defender las leyes. En todas ha vuelto alborozado á sus pampas llevando un recuerdo odioso de las leyes que han defendido, de las ciudades en que han habitado, sin poder hacer pastar sus caballos al pié de sus cabañas; de las mujeres, que no han querido bailar con ellos; de los hombres, que no viven sobre el caballo; de todo lo que han visto, en fin. Durante su corta y azorada permanencia en las ciudades no han envidiado sino la posesión de los caballos buenos y de las mujeres hermosas. Nada más es necesario decir sobre este tipo del árabe de América. 
Los llaneros son el único pueblo entre nosotros que tiene su poesía especial que nunca abandona. No ha habido ningún poeta culto de los Llanos; el pueblo compone lo que canta, y canta lo que compone. No acepta coplas de otras tierras.
Sus composiciones favoritas son largos romances consonantados, que llaman galerón, y que cantan en una especie de recitado con  inflexiones de canto en el cuarto verso. Es el mismo romance popular de España, y contiene siempre la relación de alguna grande hazaña, en que el valor y no el amor, es el protagonista: el amor es personaje de segundo orden en los dramas del desierto. Indudablemente tomaron la forma del metro y la idea de los romances españoles; pero desecharon luego todos los originales y compusieron romances suyos para celebrar sus propias proezas. He aquí una muestra de ellos, que se imprimen por primera vez.

En el Hato de setenta
Donde se colea ganao,
Me dieron para colear
Un caballito melao;
Me lo dieron por maluco,
Me salió requetemplao.

---/...
Yo no soy de por aquí,
Yo soy de Barquisimeto:
Naides se meta conmigo,
Que yo con naides me meto.
Yo soy nacido en Aroa
Y bautizado en el Pao,
No hay zambo que me la haya hecho
Que no me la haya pagao.

.../...
Que anoche comí culebra
Y esta mañana pescao;
Que los dedos tengo romos
De pegarle á los malcríaos.
De los hijos de mi mama'
Solo yo salí malcriao;
Los brazos los tengo blancos
De vivir enchaquetao:
No hay zambo que me la haya hecho
Que no me la haya pagao.'

.../...
El que cantare conmigo
Ha de ser muy estudiao,
Porque lo tengo é dejar
Como faldriquera á un lao.

.../...
Conmigo y la rana, es gana
Que se metan á cantar,
Que no me gana a moler
Ni la piedra de amolar,
Porque tengo más quintillas
Que letras tiene un misal.

.../...
Yo fui el que le dió la muerte
Al plátano verde asao;
Cuando me lo dan, lo como,
Cuando no, aguanto callao.

.../...
Por si acaso me mataren
No me entierren en sagrao,
Entiérrenme en un llanito
Donde no pase ganao:
Un brazo déjenme afuera
Y un letrero colorao,
Pa que digan las muchachas:
"Aquí murió un desdichao;
No murió de tabardillo
Ni de dolor de costao,
Que murió de mal de amores
Que es un mal desesperao."

.../...
Mi mujer está muy brava
Porque otra me agasajó....
¡Si yo tengo mi modito
Y me quieren, qué haré yo!

.../...
A ninguno le aconsejo
Que ensille sin gurupera;
Que en muchos caballos mansos
Los jinetes van á tierra.

.../...
Yo te di mi medio real
Porque me hicieras cariños;
Solo me hiciste una vez,
Me estás debiendo un cuartillo.

.../...
Mi mama me dió un consejo,
Que no fuera enamorao,
Y cuando veo una bonita
Me le voy de medio lao;
Como el gallo á la gallina,
Como la garza al pescao,
Como la tórtola al trigo
Como la vieja al cacao.

.../...
Yo no soy de por aquí,
Yo vengo del otro lao,
Y me trajo un capuchino
En las barbas enredao.

Si hubiere alguno en la rueda
Que con yo esté incomodao,
Sálgaseme para afuera,
Lo pondré patiaribiao
Con este brazo invencible
Que Jesucristo me ha dao,
Que en esos llanos de Achagua
Yo soy el zambo mentao;
Yo fui el que le di la muerte
Al plátano verde asao,
Con un cabito de vela
Y un padre nuestro gloriao.


Por este estilo son todas sus ostentosas poesías. Conocemos por desgracia muy pocas, porque aun no ha merecido la atención de nuestros literatos esta abundante fuente de poesía popular. que se toma el trabajo de recoger romances llaneros y cantares de los negros, entraría con ellos en la literatura española como entra el Meta en el Orinoco: llevaría una grandeza a otra grandeza". 


Nota: Tomado de:Historia de la Literatura de la Nueva Granada 1867. Impreso en Bogotá por la imprenta de Echeverría hermanos.

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La llaneridad (1): una visión de Rafael María Baralt
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La llaneridad (3): El primer cuento llanero de fantasmas publicado en inglés y en francés
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