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jueves, 31 de enero de 2013

La Bola de Fuego. Origen, tormento, cuentos, poemas y audio musical (Isaías Medina López)

Realidad, misterio y fantasía de la Cultura llanera.
Imagen en el archivo de Fotollano

Esta leyenda se remonta a la etnia llanera yarura o Pumé,  y se identifica así al demonio "Enandiereme" quien es uno y múltiple a la vez, además, recorre la llanura en un solo pie.  
 A la bola de fuego también le dicen "La Luz" y genera hondas  creencias 
de devoción y de rechazo  (Detalle de una obra de Amilcar Alejo)


Que salga un Hombre valiente
esta noche a la sabana
que hable con la Bola e´fuego
y será rico mañana.


LA BOLA DE FUEGO: el fantasma más antiguo del Llano. Origen, tormento, cuentos, poemas y audio musical (compilación de Isaías Medina López)

El fantasma más antiguo y famoso de los campos de Venezuela y Colombia es la Bola de fuego ("La Luz"): una esfera luminosa que aparece de súbito y con la propiedad de crecer mientras se abalanza, a toda marcha, sobre cualquier persona o animal. Es común que quienes no la han visto la confundan con los llamados "fuegos fatuos", error en el que jamás incurre un campesino. Esta leyenda nace, muchos siglos atás,  en la ancestral etnia indígena llanera de los yaruros o Pumé,  y en ella se identifica así al demonio "Enandiereme", quien es uno y múltiple a la vez, además de su reconocida forma de bolo incendiario recorre llanura en un solo pie, por lo que algunos llaneros llaneros le dicen "El Pata Sola" cuando no está quemándose en ese fuego  eterno que le consume.   
Su aparición se hace célebre con la muerte que acaba (el sábado 27 de octubre de 1561) con la sanguinaria expedición de: “el Tirano Lope de Aguirre”, cuando asoló campos y ciudades de Venezuela hasta su ajusticiamiento en Barquisimeto. Tras asesinar a su propia hija, se rinde  y  su cuerpo es descuartizado por las autoridades coloniales;  sus fragmentos, se colocaron en jaulas esféricas de hierro,  expuestos en las entradas de los poblados, como muestra de la severidad española. Algunos descontentos con tan “poco” castigo, tomaron sus restos enjaulados, los incendiaron en una cubierta redonda de paja, cueros, telas y aceite  y los paseaban a todo galope por los caminos y calles. Los pobladores de entonces sólo veían el rastro de fuego a toda velocidad y desde allí comenzó a regarse la fama infernal de la Bola de fuego. Sin embargo, hay quienes sostienen  que no se trataba de vengadores, sino de seguidores, que querían, así, indicar dos cosas: primero que se podía burlar a las autoridades coloniales y,  segundo: que el alma del Tirano seguía con vida como símbolo de lo infernal. Al respecto, cada quien sacará sus conclusiones.
Miles de cuentos, cantos y estampas teatrales circulan sobre tan terrible presencia. De ellas hemos recopilado algunas, a partir del afamado corrío que nos legara Arístides Rojas y lo culminamos con la célebre pieza (con audio musical) de Nelson Morales “el Ruiseñor de Atamaica”.
Esperamos les pueda ser de utilidad este material.

Isaías Medina López.  

LA BOLA É FUEGO 
(Versión de Arístides Rojas)
En las sabanas de Apure
Cuando está la noche obscura
En forma de bola é fuego
Sale ardiendo una criatura.
Aquella es un alma en pena
Y su estado lastimoso,
Le causa mucha tristeza
Al corazón que es piadoso.
Ya se estira, ya se encoge;
Se hace larga y es redonda,
Y se mete en una mata
Y entra y sale muy oronda,
Es el alma de un tirano
Que nació cuando la guerra
Le quitó a los pobres indios
Sus mujeres y su tierra.
En castigo de sus culpas
Anda por esas sabanas
Con las costillas ardiendo
Y doblando una campana.
Persigue a los caminantes,
Vence a la espada al más diestro,
Pero huye del que le reza
Su salve y su padre nuestro.
Con la señal de la cruz
Se retira del camino,
Huye si uno la maldice
Y prosigue su destino.
Mucho sufre la alma en pena
Y aparece si es llamada,
En los viernes de cuaresma
Y un martes de madrugada.
El que muy cerca la mira,
De la bestia cae privado,
Y se le encarama en la anca
Si es un hombre condenado.
Dicen que mató su hija
Ese tirano maldito,
Y le dio candela a un pueblo
Y maldijo a Jesucristo.
Que no dejó descendencia
Pues de toda la familia,
Que era mucha en aquel tiempo,
No quedó ni la semilla.
Dejó un tesoro enterrado,
Nadie sabe dónde está,
El que le hable al alma en pena
El tesoro encontrará.
Que salga un hombre valiente
Esta noche a la sabana,
Que le hable a la bola é fuego
Y será rico mañana.



Fragmento en FEDERICO Y MANDIGA (de José Jiménez: el Pollo de Orichuna),
"Junto a palma y esperanza
adornaban tu sendero
adornaban tu sendero
cuando a tu lado pasó
convertido en Bola ´e  Fuego
el Retador de la Hombría
en un rucio moro negro
sin percebirse siquiera
que sería tu compañero."

Fragmento en LA SAYONA (de Rafael Martínez Arteaga, “el Cazador Novato”)
"La Bola ´e  Fuego es un bicho
que mide como dos metros
la ahuyentan las maldiciones
le tiene rabia a los rezos."

Fragmento en LEYENDA DEL POETA COLEADOR, FLORENTINO Y EL DIABLO  (de Rodrigo Centella)
"No se ría, patrocinto, usté, dirá que yo soy porfiao, pero eso sí que no me gusta naíta, patrón, ese bicho cuando se pone bravo hasta la tierra se pone toa  temblosa, pega unos enormes pitíos que  echa candela por la boca y la lengua y los ojos se le ponen que parece la Bola ´e  Fuego,  donde se pone a escarbá se pasa por encima del lomo los huesos de la gente que ha matao, y es que pita bien feo, patroncito, cambie de idea, patrón, cambie de idea, patroncito, mire que esos no son juegos."

Fragmento en LA HISTORIA DE LA SAYONA  (de José Jiménez “el Pollo de Orichuna”):
"La Bola ´e Fuego, otro espanto
endemoniado y travieso
que sale los viernes santos
pidiendo por Dios un rezo".

Fragmento en EL ESPANTO DEL TRONCÓN (de Francisco Montoya, “el Tigre de Payara”):
"…de Manglarito a Las Mulas
queda una larga distancia
ahí se ven luces de noche
y se escuchan aparatos
la gente de Buena Vista
dicen que es el mismo espanto
porque lo han visto pasar
por el patio de la casa
de Coco ´e  Mono a Las Piñas
se encumbra sobre el espacio
convertido en Bola ´e   Fuego
se recorre ese pedazo..."   

Fragmento en LA BOLA DE FUEGO. LA PORFÍA (de José Daniel Suárez Hermoso):
"Cerré los ojos y cuando los abro era La Bola de Fuego que estaba  allí como flotando entre la piedra y yo. Mire eso y no le voy a exagerar es grande de verdad, como un camión, la caparazón es redondita, con llamarones azules, rojos, amarillos y blancos, yo creo que se la luz al kilómetro de distancia. Entre guapo y hambriao, me le voy agazapaito pa´  ve si me podía llevarme los pescaos y pegar la carrera. Ahí sí fue, patrón. La Bola de Fuego, pa´ mí que me leyó la mente. Y me iba pa´  un lado y ella también. Yo buscaba alzarme y ella hacía igualito. Ahí se me puso que si hacía como los zorros, me quedaba quieto haciéndome el rendido y después  le caía a la sarta de guabinas me las podía llevar y dejar lejos ese espanto. Así fue. Me hice el muerto, barajusté de golpe y agarro la sarta ´e guabinas y cuando creo que pego el brinco para perderme de to´aquello, siento que estoy flotando, Nada más y nada menos que dentro de La Bola de Fuego,  ¡diga algo, pues! Adentro, pero yo no sé cómo sin quemarme ni un pelito ni sacarle el frío a los pescaos." 

LA BOLA DE FUEGO  (de Nelson Morales, “el Ruiseñor de Atamaica”)Fuente: Nelson Morales (cantante)

Haaai, lalai, lala…
Les voy a contar un cuento
de cuando yo estaba mozo
cuando por allá en el Llano
habían  hombres religiosos
salían visiones malas
buscando en ellos reposo
en El Paso del Uvero
ya para llegar al foco
un Día de La Candelaria
teníanos un baile rumboso
yo sabía que comenzaba
la víspera por la noche
temprano como a las tres
le puse la silla a un potro
y salí con rumbo a la fiesta
un ligero pasitrote
pasé por Los Arrecifes
oscuro como a las ocho
llegué un claro de sabana
que no se le veía monte
me eché dos tragos de ron
giré la vista hacia el norte
vi una bola de candela
que me puso malicioso
de la que no me salvaba
ni el santo de mi devoto.

Haaaaai, lalai, larai…
Cuando veo ese aparato
chamuscándome el bigote
no me acordé más de baile
ni del caballo tampoco,
pero si puedo decirles
que corriendo en ese entonces
no tropecé con los pies
ni un tallo del gamelote
sin saber llegué a la casa
de un viejo guapo y celoso
y al cuarto me le metí
de la señora esa noche
el viejo se despertó
con el tremendo alboroto
le echó mano a la peinilla
a la lanza y al garrote
la doña salió y le dijo,
con palabras cariñosas
“Tú sabes que ese pobre hombre
poco anda por esta costa
y no debes calcular
que ande buscando otra cosa,
lo que viene es asustao”
fíjate que es asombroso,
por esta buena señora
yo me escapé de una cosa
porque el viejo sí le dijo
todavía un poco furioso
“Si no me había dao a tiempo
el collogo se lo estroncho”.

Disfrute de esta canción en: 
https://www.youtube.com/watch?v=XCc2y1GqtHw