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lunes, 24 de agosto de 2020

Poetas venezolanas en el Portal de César Seco (primera entrega)

 

Desde Letras de Cojedes presentamos saludos llaneros a estas autoras. 

Imagen en el archivo de Barbuquejo



LA POESÍA (Celluz Celeste Luz)

La poesía

es el único analgésico

que calma

estas arremolinadas aguas.

Su obscuro pozo.

Su imparable necesidad

de llegar a lo más profundo.

Espacio para hurgar

hasta desvencijar el alma

buscando la dosis perfecta

en el verbo que anida

con fervor en la sangre.

 

La siguiente compilación (primera entrega) es una pequeña muestra de las contribuciones de la poetas, o poetisas como a otros les gusta llamar, presentadas en el portal del maestro César Seco, sitio que goza de una enorme visualización y prestigio nacional e internacional.

Gracias por su visita. Isaías Medina López. 



POEMA DE HANNI OSSOTT

                                              a Celsa

No bastaba mirarte en el espejo

con el vestido de mamá para conocerte.

El pozo azul de tus ojos ahogó

a la niña en la extrañeza inalcanzable

de la Noche.

La niña ríe suspicaz porque la fiesta

es siempre difícil como el ojo ciego

de Dios.

El rumor de lo inentendible es tu voz

y el país de la pena un barco,

un barco encallado en el mar

que nunca duerme.

El corazón un horno que no se apaga,

una luz maltrecha al final del túnel,

un circo derruido bajo la sombra

de la Luna.

Flor iluminada en la redondez

de sus pétalos.

Con la palabra no preferida aún

saliendo de tus labios y de tu risa,

contenida en su nada irreprochable.

Tus anillos, tus manos en espera de eso, lo desconocido, la enfermedad,

la Noche, eso a lo que no se habla.

Y miedo no hay cuando bailas

ante el espejo con el vestido puesto.

 


Poema de Gladys Ramos

Mi madre me dice que dentro del cuarto

rondan los pecados

por eso puso una cruz de palma bendita

detrás de la puerta

Y cosió una bolsita de alcanfor

debajo de mi almohada para el “líbranos

de todo mal”

Mi madre me dice que tengo

un Ángel de la Guarda que sube y baja

en mi cama

para espantar los malos pensamientos

Yo por si acaso me pongo antes de dormir

una ramita de eucalipto detrás de la oreja

y me echo dos gotas de corneciervo

entre los senos

Mi madre no sabe que mi Ángel se marcha

esta noche

Yo lo llamo: No te vayas, ángel

tengo fiebre, por favor, no te vayas

Te necesito para que me ayudes

A librar batallas con “él no me dejes caer

en la tentación”

Mi ángel de la Guarda no me hace caso

Está entretenido ensayando el vuelo

 


EL DESEO (María Cristina Solaeche Galera)

Visceral estruendo torrente interior late y asciende late y desciende un vértigo placentero El deseo dibuja desdibuja sendas que estremecen con la piel aferrada por las cuerdas de la vida ¡De repente! Se desgajó encima la alcahueta luna con sabor a mandarina No nos soltemos amor Extrañaríamos nuestros sabores nuestros agridulces deseos.

 


Poema de Yesenia Castillo López

No se encanten por mis harapos están viejos y desgastados.

No me iluminen con sus ojos sin saber de mí.

Soy lo opuesto a sus intereses...incolora.

No aguanten mi ausencia por decencia, olvídenla.

Saberme es un acertijo aburrido y al describirme incierto.

Si quieres creer lo que ves no beses mis ojos ni sujetes mis manos.

Ahuyenta mi alma con color gris para que no desprenda arcoiris.

Lo que se me ofrece no es entrega del karma, ni del universo,

ni mucho menos divino , sino lo que respiro.

Mi silencio es el sonido de mi sonrisa.

La única idea me lleva a la desubicación de mis pies.

Mis ojos es guerra interna desde que nací.

Y mi pensamiento es el hedor de la miseria humana.

Espero como todos la muerte.

Toda la mañana ha hablado el viento por nosotros.

Enhebrando pesares y desaciertos

Del poeta incomprendido y expulsado

Como si estuviera maloliente o enfermo,

Errabundo siempre como las abejas.

A lo lejos el rumor dulce del río

Le contesta con la oración del peregrino

Sacándole una sonrisa de los labios

Como sacar un pañuelo blanco del bolsillo

En la piedra el poeta escribe

No sabemos si su epitafio

O una nueva carta de amor

Que no entregó, que no llegó a tiempo,

No se atrevió lanzar al río sus palabras de poeta

No vaya a ser que se le devolviesen

Como un eco, como el bumerang

Y terminen de apedrearlo

Como gato montés.

 


PIEL LACERADA (Argelia Malaver)

Látigo que lacera

a la espera de una respuesta

que no existe

 

Dulce niña

que contempla al pájaro cantar

mientras el látigo descansa

 

Sólo espera que comience el día

para soñar con lo que hoy es

 

Unturas en el cuerpo

que callan la culpa y mitigan el dolor

de ser sólo una niña

despierta al eco de la vida

 

Ella busca en los cajones

su mundo encantado,

su refugio de una verdad

que la asombra,

la despierta

y la hace volar

volar

hasta borrarse en el aire

 


LA INSOMNE DEL TIEMPO  (Marvella Correa)

Soy la insomne del tiempo

que sin tiempo

vivía

 

Soy remedo de un Sueño

que en el ojo

se anida

 

Soy del Tiempo la forma

soy la línea

que gira

 

Soy el nudo en la cuerda

invisible

sentida

 

soy instante y silencio

que en palabras

respira.

 


PÁJARO NARANJA (Luz Marina Almarza)

El pájaro naranja

al alba

alza el vuelo.

 

Busca la luz

el azul y blanco

del horizonte

 

El riego del labriego

la espiga de arroz

 

Solo tiene sus alas

y el trino

 

Cansado

 

espera

ver de lejos el sol,

 

el ocaso

que le recibe

de regreso.

 


VISITANTE (Atala Uriana)

Allí estabas

presente en la cita

con un mundo viviente,

impregnado del azote

de siglos amontonados.

Respondías al encuentro inexorable

de una tierra húmeda de sol.

Joutai* te mecía en media luna

con resplandores de arco iris,

eras arrullado por Palaa**

y alumbrado por estrellas.

Palaa con sonorosa voz,

te hablaba, te cantaba,

no sé si lo escuchabas

no sé si lo entendías,

cuando te decía que sus opacos ojos

seguían figuras óseas,

deslizarse entre quejumbrosos cujíes.

Eran los Seyuu*** de los ancestros

que en ciertos momentos fugaces

te rodeaban con escrutadoras miradas.

*= viento /   **= mar  /***= espíritu bueno

 


Poema de Fernanda García García

...porque hemos decidido

que ninguna de nuestras palabras

cuando busquen al otro

se habrán de quedar en el camino

tal vez en la espera

pero habrán de llegar

 


Poema de María Alejandra Rendón Infante

Te da bronca esa mujer

que olfatea mentiras incertidumbres

empuña cuchillos

predice

el escalón falso de tu cuerpo

La que sabía besar y morder antes que tu boca y dientes aparecieran

tocar más allá del espejo de tus ojos

leer versos con humo en la garganta

 segura (siempre) de golpear primero

No estás listo

para la desnudez

que esta mujer

se procura con sus dedos

hasta palpar el punto

de la agonía

 tomarte como sorbo a fondo blanco

No estás a gusto con su manía de nombrarse a secas

aferrada por instinto al apellido de la madre

al zurrón de culpas echadas al patio convertidas en jardines

Te intimida esa mujer

que invoca fuerzas terrenales

y no sabe jurar

ni quiere

aún así

cumple promesas

 abraza tus noches

espanta la soledad y

te sobrepone de los escalofríos

Te abochorna su seña procaz

su atuendo que obliga la constante excomunión

su ruido incontestable

su zancada de garza entre los juncos

Te asusta esa mujer

ojos de cuarzo ahumado

el brillo de sus  cuencas

el raudal de voces que sale de su boca

sus manos de hormigón

despuntando la alborada

Te encandila esa mujer

límpida

que no logras ver

aunque abra brecha en tus entrañas

como sol a mediodía.

 


Poema de Ana Saavedra·

Mi destino de viento mueve las hojas del árbol del camino

nada más

desnuda y sin temores me alcanzará el futuro

parada frente al árbol de la incertidumbre

giraré como el sol alrededor de los recuerdos

tendré un techo de luna

una pared de abedules

un piso de hojas secas

 una ventana de convicciones.

Mi destino de viento me hace no pertenecer

sin posesión alguna tomaré la mano de la utopía

y del último amante

surcaré plena el mundo

con la imaginación,

con todas las palabras haré una manta

 tendré un candelabro de luciérnagas

seré la intemperie

esa libertad del que no tiene.

Seré un grano de arena sobre una pequeña hoja

sin propiedad privada

y sin miseria.

 


PÁJAROS DEL SUR (Celsa Acosta Seco)

Pienso en estos pájaros que afilan su grito

vuelan en la tarde roja del venado

su canto en el eco que es dolor

parece alabanza en la niebla

la tierra despierta en sus alas

los árboles esperan la hora del reposo

las mujeres pintan la sonrisa de tarde

los hombres se ponen agua de malabar

estos pájaros de cuello alado por la brisa

moran al sur de mi ciudad

en estos días

uno de ellos se escapó

vino y anidó en mis sueños

clavó sus ojos en las horas más profundas

aleteó en la desnudez de mi pecho

ese pájaro va y viene entre el día y la noche

duerme en mis manos

los otros pájaros se han reunido

furiosos reclaman sus alas

anuncian quemar sus nidos

y gritar sin descanso

le he dicho que debe ir al sur

que siento su sangre latir en mis manos

que puedo escuchar su canto

desde este lado de la ciudad

que duerme y despierta en mis parpados

hoy tempranito ha volado hasta allá

¿cómo le habrá ido?

¿tendrá su nido, sus alas, su canto,

su grito?

estará mirando

el cielo de mis ojos en la tarde?

vago por estas horas,

me interrogo

sin tener respuestas

pasan los días…

escucho su canto en el sur

puedo sentir su aleteo

junto a los otros pájaros

imagino la fiesta de los árboles

albergando sus nidos…

ya los pájaros del sur

tienden sus alas en la tierra

cantan a las muchachas de roja sonrisa

silban en las serenatas de los hombres

una bandada de ellos

ha venido hasta aquí

llenan mi casa

el día resuena en sus cantos

la noche silba en el vientre humoroso de la tierra

entonces,

mi corazón entra en la niebla. 




Muchas gracias por su visita 

Isaías Medina López (Coordinador)


Poetas venezolanas en el portal de César Seco (segunda entrega)

 

Nuestro saludo llanero a este notable grupo de venezolanas. Archivo de Querubín Gallo


OH (Celluz Celeste Luz)

Oh poesía

vienes y decoras mi soledad

vienes y devoras mi tristeza;

haría falta más de un corazón

para soportar tanto

y por eso estás allí

para brindarte

para obsequiarte plena

y salvar aquellos pedazos de mí

que sin ti me faltarían

convirtiéndome

en un ser incompleto,

semidesértico

y medianamente vivo.- 


Sean bienvenidos a la segunda parte de esta entrega que hemos denominado "Poetas venezolanas en el portal de César Seco", sitio electrónico por el que sentimos el mayor de los respetos, al igual que lo hacemos por las creadoras incluidas.

Gracias por su visita. Isaías Medina López

 


Poema de Edda Armas

El último viaje

azuza el misterio

volviéndolo todo inusual

otra apariencia

todo olvido

 

¿Cómo es ese lugar

al que se parte o al que se llega?

 

qué color tiene su tierra

qué árbol levanta en la orilla

qué flor aromatiza su noche

con qué manos se le acaricia

 

La tristeza se arropa

con la voz que hermana

el lado cáustico y apenado

 

canción de infancia

que te vela los ojos

 

el lugar desde donde viste

con hojilla de oro

al alma

 


 Poema de Elizabeth Shön

No eliges

el abismo, el caos, la nada

 

Llegan a ti

en agua que corre lenta

para que no te asombre

la carencia de materia a tu alrededor

junto a la luz del alma llamando

el aleteo pasajero de la tierra que vives.



CIUDAD (María Clara Salas)

Observa la ciudad

la osadía de los techos

construidos al azar

prestos a deslizarse

en el barro

y la muerte

 

Sin ningún temor

alzan los niños sus papagayos

sin vacilaciones

suben y bajan

miles

de escaleras

Desde arriba

la ciudad nos contempla

desde arriba

se decide la suerte

 


Poema de Belkys Arredondo Olivo

Al acercarme en son de cobijo a mis poemas

ellos se golpean en la jaula

¿aprenderán la atención

de estos cuerpos que somos?

pequeños aletean perseguidos

 

por lo que vivieron una vez

he pensado en soltarlos

me detiene el que en la urbe

en libre albedrío mueran

 


Poema de Eleonora Requena

quedarse es enterrarse

en la ilusión de una semilla en el asfalto,

germinar en la milagrosa hazaña del inválido

que cruzó por puro afán un río,

ya no sé cuál fruto sabe más al fruto,

si ése que probaste porque lo sembraste tú

o aquel otro espléndido que alguien te obsequió,

no sé lo perdurable, no sabré,

dejar es claudicar,

dejarse un tanto en la orilla,

cancelar facturas que nadie cobró,

pisar un suelo falso,

palparse las campánulas del yo más llano,

quizá sea ganarse un tanto,

hacerse una ventaja corta,

dejar tal vez sea partir

después de todo,

huir o ser,

no sé


 

Poema de Jacqueline Goldberg

la familia resiste en la cuerda floja

no ya en la duda

ni en la variación del miedo

 

no en la lágrima

ni en el temblor

de los hombros hundidos

 

su tibieza ha alcanzado el pudor

el hermoso rostro

de quienes claudican

para luego reconfortarse en el olvido

 

nunca fue en vano la espera

 

el regreso a casa arderá en la frente

pero será leve

 


Poema de Patricia Guzmán

Recojo pájaros

con la boca

 

Recojo pájaros

si muertos

si fríos

 

Antes del día

 

Les cubro los ojos

con pan mojado

 

Les abro la boca

para que recen

Por mí

 

URBANO (Gabriela Kizer)

No, no puedo escribir un poema sobre callejones largos,

anchos o estrechos.

Mi ciudad no es una ciudad de cemento que se agrieta

ni de tonos grisáceos para la mejor llegada del ocio.

Yo no tengo nada de esto.

Voy a las horas pico pegada a un volante

que se pega a su vez a un mal sonido de cante jondo,

voy siempre por las mismas avenidas y con el mismo calor.

Debo pedir perdón,

perdón a quienes convidan a pasear por postales

y no sé qué otra sensibilidad citadina.

Perdón porque no voy con mi escaso pasado rural a cuestas

ni juego a silbar sobre un trencito desvencijado e inexistente

que pasa cada día frente al mural de los locos

donde suponemos que yo aguardo para ir al cine.

Perdón por no estar tras ese mural y por no ir al cine.

Perdón porque el cemento es gris

y yo sólo tengo horas pico

y arena y alguna persistencia engañosa en hacer pie.

Perdón a todos los seres que como yo pululan

sobre los mediodías de junio,

a los oficinistas que no puedo retratar

con sus almuerzos comprados o sus termos

y el cepillo de dientes dentro de la cartera.

Perdón cien veces por anticipado

a los hombres que he dejado cuando más me amaban

o a los que me amaron cuando comenzaba a dejarlos

o a los que dejaré de lado sin amar.

Perdón al mendigo que me saludó sin pedirme limosna

y yo no pude dársela aunque la tenía en la mano

y me justifiqué diciendo que los mendigos bendicen pero no saludan

durante todo lo rojo que un semáforo dura

perdiendo el tiempo con los otros carros,

perdiendo el tiempo.

Perdón a la cara del loco que camina

pegado siempre al último recodo de la autopista

y a la sociedad protectora de animales que vendrá a recogerlos

si se entera y a todo lo que no se da por enterado, perdón.

Esta ciudad no tiene alma y es mía.

Esta ciudad no tiene alma.

Esta ciudad.

 

ORDEN (Sonia Chocrón)

Hay que hacer orden en la casa

lavar la losa  vestir la cama

hay que hacer orden en la casa

plantar las flores  de calabaza

borrar el rastro de la melaza

buscar la música de las cosas

haciendo orden  haciendo casa

con las palabras para formarlas

poner el orden

formar la casa

con un ejército de  palabras

que nadie sepa que nadie vea

que las glorietas se están cayendo

hay que hacer orden en la casa

para que el ave de la tristeza

se vaya al parque o a la avenida

para poner el orden dentro de casa

y que no crezca la angustia ciega

que crece en ella cuando es de día

bañar de azúcar y sangre impía

todo resquicio de las esquinas

que Dios la ampare y la favorezca

de la  traidora melancolía

del mal de ojo y la villanía

que hay que hacer orden

quitar la traza barrer el polvo

todos los días

limpiar la casa poner el orden

que si nos vence  nos vencería

la muerte eterna la pena en vida

matar el orden  cegar la herida

 


ARRODILLADA (Carmen Verde Arocha)

Arrodillada

creyéndome álamo desnudo

y con el peso del cielo.

Un charco de junio

busca mi rostro.

Se burla igual que los muertos

de mis manos.

Una soledad larga y cercana

como una luz de mayo

es mi adiós.

Estoy sola con mis voces,

con los gestos que viven de lo añorado.

En este barro que me hace feliz.

 


CONVERSACIÓN EN UN BAÑO (Yolanda Pantin)

Por costumbre

se acuesta en la cama

a esperar a su marido

que llega siempre tarde

da las buenas noches

bosteza

 

Ella se va al baño

aplaca la furia

con su mano maestra

recostada en la toalla

cuando él entra y pregunta:

“¿Qué haces aquí?”

 

“Nada”, responde.

 


LOS PAREDONES DE PRIMAVERA  (Miyó Vestrini)

No enseñaré a mi hijo a trabajar la tierra

ni a oler la espiga

ni a cantar himnos.

Sabrá que no hay arroyos cristalinos

ni agua clara que beber.

 

Su mundo será de aguaceros infernales

y planicies oscuras.

De gritos y gemidos.

de sequedad en los ojos y la garganta.

de martirizados cuerpos que ya no podrán verlo ni oírlo.

Sabrá que no es bueno oír las voces de quienes exaltan el color del cielo.

 

Lo llevaré a Hiroshima. A Seveso. A Dachau.

Su piel caerá pedazo a pedazo frente al horror

y escuchará con pena el pájaro que canta,

                              la risa de los soldados

                              los escuadrones de la muerte

                              los paredones en primavera.

 

Tendrá la memoria que no tuvimos

                              y creerá en la violencia

                              de los que no creen en nada.

 


Poema de Martha Kornblith

Diría

que hace mucho

apenas viví

la frágil certeza

de un sueño.

 

Diría

que un día

me prometieron un

jardín de rosas

pero ni siquiera logré atravesar

este puente sobre las aguas

turbulentas.

 

Diría que mi vida

fue la de un trapecista

que ha perdido su cuerda

floja.

 

No diría

decir "aquellos tiempos"

algo tan obvio para uno

¿qué más da?

si todos los poetas

nos fundamos sobre un

primer lugar común.

 


Miky Poche:  “Me demoro en este café, con la esperanza de que, en el último sorbo...aparezcas"