Mujer de Cojedes en el archivo de Carlos González
AMBOS DOS (César Seco)
La mujer revierte la ceniza con
oraciones.
El hombre está obnubilado por una
voz que
lo recorre, que lo lleva de un
lugar a otro. La
mujer abre su Biblia en Romanos
15 y ajusta
el día a su trenza, cambia el
agua a las flores,
trae café a la cama, toma la
llave y hace entrar
la mañana . El hombre silba, la
va desnudando,
circunda sus pasos, la sigue como
sigue el jaguar
a la noche. La mujer prueba un
vestido, otro y otro,
predice cuantas lunas contará él
en su piel. El hombre
pule sus zapatos con hojas de
cayena. La mujer guarda
cartas, fotos, recuerdos. El
hombre unta perfume azul
en su oreja, pronuncia lo que
sólo un árbol dice en su boca.
Ella tiene un lugar al que ofrenda
rosas. Él es la llave de la casa.
Una vez ella fue Diotima y él Federico. La mujer trajo la vajilla blanca, lo invitó a sentarse. El hombre un pan de agua puso en la mesa. La mujer se llama día y el hombre se llama noche.
Se llaman, se aman en un solo sol que les viaja por dentro cuando se tocan
TANTO CUERPO SOLO (Mireya Kríspin)
Sola y en silencio
observo el cuerpo
tanto tiempo solo
Firme se debate en su colmena vacía
no hay miel que divinice sus refugios
Erguido intenta descifrar el acertijo
con fervor placentero
construye puentes para evitar los atajos
No encuentra obstáculos
diligente transita los terrenos
Con pericia hace el avalúo
y busca el incentivo para gravitar
Analítico condensa el suspenso
vaporoso otea los horizontes
añora algún suceso casual
Puntual y fervoroso enaltece el análisis
excéntrico se debate en la observación
La travesía se hace larga
se prolonga
Con apremio ensaya liberar las energías
elocuente difunde la mirada en todos los sentidos
Ella pródiga forja la notoriedad
atrae
más no fertiliza
Tanto cuerpo solo
Ferviente
efusivo
alegre
fecundo
fogoso
acendrado
y solo
Tanto cuerpo solo
ATERIDA (Gizka Mijares)
Desde
la Miseria
Desde
este gran cubículo
Confirmo
tus ojos olvidados de los míos
Descubro
el profundo misterio
de
no saberse
Me
devuelvo de este cuerpo
mordido
por la nostalgia
de
todos los días
Inútil
faena
Poema de Julio Campos
Cuando regreso de la tierra
con el mundo a cuestas
apareces desnuda
Apuesto que sabes
que vengo manchado
con el barro del universo
Lavandera mágica
fabricas la paz
La tierra fértil en tu piel
El mundo feliz dentro de mí
El universo limpio en tus manos
Yo solo un hombre.
POEMA DE AMANDA
REVERÓN
desnuda
desdibujada
en
la perpetuidad / de un instante
recojo
restos
de fatiga
sudores
compartidos
y
me quedo
donde el agua /no disipa
donde
me atrapa tu aliento
Imagen el archivo de Marycarmen Bocaney
Versos de Genoveva de Castro
Ven,
acércate mucho, mucho ¡amado!
En
esta fogarada de la tarde
alarga
tu silueta con la mía.
Exprime
la fresa.
Luz
ida de campanario (Duglas Moreno)
Tu cabello es ese
aroma de sandía en mi mano
tus labios rica miel del
paraíso en mi voz de amante.
Así se puede desafiar el
destino y a los dioses.
Pero si eres ausencia,
si no estás,
tu imagen es luz ida
de campanario,
apenas un miedo,
un silencio que también te
hace callar.
PLEGARIA
(Doris Rojas)
No perturbes las campanas
que abren paso al exilio
ni detengas esta furia
que enlaza rincones
Atiende la caricia
que cuelga entre nubes
sin desteñir el blanco
ni la desnudez
Sacude la impericia
y refugia en mis zapatos
el eco disperso
Ven
y ciñe los caminos
sin ofertar mi luz,
que la rendija
no presencie el desliz.
Imagen en el archivo de Hméndez Artellier
Versos
de Onías Sánchez Barrios
Cuando la luna se tienda en nuestra cama
abriré la memoria
donde tus tristes ojos son rosas
La espesa niebla que funde soledades.
PARO
AL CORAZÓN (Luisana González)
Paro al corazón
que late por ti,
paro al valor.
Paro al corazón
que dejo de latir,
simplemente se acabó la sangre
que lo hacían sentir.
Se paró
desde el día que te vi
salir del alma
que se vistió de gris,
en el momento que se dictó
sentencia de muerte
por haber matado
de un paro al corazón
porque dejó de sentir
el amor por ti.
Versos de Elías David Curiel
Y es vivir dentro del agua
el
deseo con que fragua
mi
alma todos sus placeres
entre
flores y mujeres
transparentes
como el agua.
Imagen en el archivo de Hméndez Artellier
RESURRECCIÓN
(César Lazola)
Te encontré una mañana brumosa
entre las conchitas y las piedras abandonada
el mar levantaba su ventisca espumosa
quejándose a lo largo del litoral, llegaba
la voz del salino oleaje. Aunaba,
los temblores de tu cuerpecito
desfalleciente…
Pajarita abandonada, con la patita partida,
asolada
pajarita perdida, quebrada, frágil en mis
manos
Te encontré yaciente, casi moribunda;
perdida sin fe
cuando volví del lejano sur austral,
confundida, en la innumerable arena del
pacifico,
proa, vencida de mil tormentas,
velamen roto sin remedio…
Gaviota doblada sobre mi alma;
amor mío de ojos apacibles,
gaviota herida, sumergida en mi pecho,
gaviota resurrecta eternal y mía.
Poema
de Héctor López
Al pie de su castillo
y bajo una brisa cargada
de memorias posibles,
con los ojos llenos de colores
en hileras perfectas
y donde los tiempos hablan y se juntan
te encuentro.
Y entonces las historias
y las vueltas que giran y vuelven infinitas
en esa inmediata cercanía
de los anhelos que se sueñan
en los extranjeros suelos
mientras la tierra es casi nuestra
y ella nos hace suyos.
Así como una península, vamos.
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