De nobles esfuerzos permanentes surge el amor por la comunidad, por los pueblos, por el lar nativo. Imagen en el archivo de Onel Dominguez
Tinaquillo es uno de los
pocos poblados antiguos de Cojedes que no tiene una partida fiel de nacimiento.
Unos historiadores señalan que su nombre es un diminutivo de Tinaco, antigua y
vecina población colonial, porque se emplea el sufijo “-illo”, que como “-ito”,
son usados como diminutivos; otros, como el Dr. José Ramón López Gómez, señala:
“Tinaquillo es un vocablo derivado de la voz caribe “Tunapurier” (aguas
fétidas), voz que está en relación con “Tunayemar” (fuente), “Tunantal o
Tunantar” (boca de río). El radical caribe “Tuna” es equivalente a agua. Por lo
que resulta fácil comprender que por derivación “Tinapú” “Tinapui” son palabras
íntimamente ligadas al nombre Tinaco, Tinaquito y Tinaquillo; fonemas que los
conquistadores españoles continuaron usando.” (1)
La mayoría de las poblaciones del estado Cojedes han sido
fundadas por sacerdotes misioneros capuchinos, entre ellas El Pao (1661), San Carlos de Austria (1678), la
Misión del Tinaco (1679), San Diego de Cojedes (1700), la Divina Pastora del Jobal
(Lagunitas, 1751). Tinaquillo es una excepción entre estos casos, porque ha
sido una población con voluntad propia, que fue creciendo de manera natural a
medida que sus pobladores fueron creciendo en número y poblando estas hermosas y
fértiles tierras.
En esta oportunidad el
comienzo es sencillo, me remitiré a una parte del trabajo presentado por el
historiador y antropólogo Argenis Agüero en su libro “Historia Oculta” en el
capítulo “El verdadero origen de Tinaquillo”, que cito a continuación:
“…se evidencia que el primer
contacto de los europeos con las tierras donde actualmente se asienta
Tinaquillo tuvo lugar en la primera mitad del siglo XVII cuando varios
conquistadores españoles anduvieron en esos predios: Pedro Sevilla y Antonio
Luis Reyes (aunque no llegaron juntos); los dos visitaron la zona a comienzos
de 1629 y posteriormente hicieron (por separado) una solicitud de tierras a Don
Juan de Meneses, Gobernador y Capitán General de Venezuela, asentado en la
ciudad de Nuestra Señora del Prado de Talavera de Nirgua (actual Estado
Yaracuy). Dicho funcionario envió una comisión a la zona para verificar que la
misma no estuviese ocupada por algún otro súbdito, y luego de comprobar que no
lo estaba les concedió, en nombre del Rey de España, las tierras solicitadas. A
Sevilla le otorgó el área comprendida “entre el cerro de Las Tetas, Casupo y el
río Tirgua”, mientras que a Antonio Luis Reyes le concedió el área comprendida
por “las sabanas de los Taguanes limitadas por los ríos Chirgua y Tirgua”, zona
donde luego se asentó Tinaquillo. Veamos a continuación los detalles.
La solicitud de Antonio Luis
Reyes fue por las tierras comprendidas entre “los ríos Chirgua, Tirgua, la boca
de Casupo, el cerro Las Tetas, el cerro de Papelón y el boquerón de Chirgua”,
con la finalidad de establecer “dos sitios para sus hatos de cría de ganado de
16 fanegadas* cada uno en la sabana de los Taguanes”. El 10 de febrero de 1630
el Gobernador Meneses comisionó al Capitán Juan Tomé de la Gala y al Escribano
Público de Cabildo de Nirgua, Don Mauricio Fernández, para realizar una visita
de inspección a la zona a objeto de verificar que las tierras se hallaban
“valdías y realengas y no se le causaría perjuicio a los naturales” (naturales=
indígenas). Dos días después estos regresaron a Nirgua con el visto bueno a la
solicitud y el Gobernador Meneses otorgó las tierras al solicitante Reyes el 15
de febrero de 1630.”(2)
Y luego en el libro antes
revisado, el antropólogo Agüero da su opinión al respecto, de una manera
detallada, la cual transcribo seguidamente:
“El análisis de los textos citados nos lleva
a concluir que el poblamiento primario de Tinaquillo ocurrió en el año 1630
cuando Antonio Luis Reyes debió empezar la instalación de sus hatos (lo cual
estaba obligado a ejecutar para evitar que otro conquistador lo ocupase o
hiciere otra solicitud al permanecer realenga el área). Como es de entenderse,
los primeros pasos para el establecimiento del hato se tradujeron en la
construcción de casas de bahareque, el
traslado desde Nirgua del ganado y demás animales (caballos, mulas y burros),
aves de corral, y lo más importante: la incorporación de mano de obra,
consistente básicamente en aborígenes y esclavos negros. Ahí comenzó el
poblamiento inicial que con el correr del tiempo se convirtió en el pueblo de
Tinaquillo, ubicado a orillas del “río
del Tinaquillo”. (3)
Con el mismo sentido que da
el antropólogo Agüero, y como si quisiera apoyar ese comentario, lo hace el
historiador Dr. José Ramón López Gómez en su libro “Fundaciones de Pueblos de
Cojedes” en el capítulo “Sobre el origen del nombre de Tinaquillo, en su
aspecto “Orígenes del pueblo”, cuando señala:
“El historiador Arcila
Farías, señala que para 1560 había algunos hatos en Valencia, y no es de
extrañar, que los vecinos de esta ciudad y los de Nirgua, población situada al
noreste buscó las altas sabanas de Tamanaco, Pegones y Taguanez, para
establecer los primeros hatos en estos lugares, alrededor de los cuales
comenzaría a formarse un pueblo que estaría arreglado a la presencia de algunos
blancos, pardos, indios, negros y mestizos…”(4)
Y más adelante continúa el
Dr. López Gómez, en el libro citado, en el aspecto “Menciones al pueblo de
Tinaquillo”, señala lo siguiente:
“Según el Diccionario
Geográfico-Histórico de las Indias Occidentales ó América: Tinaquillo es una
población perteneciente al nuevo reino de Granada situado a las orillas y
cabeceras del río Coxedes al sur la ciudad de Valencia. Este pueblo
aparentemente no tiene partida de nacimiento exacta; no hay ningún documento,
edicto o acta de fundación que nos haga pensar lo contrario, tampoco fue creado
como pueblo de Indias, ni como misión. Por tanto, cobra cada vez más partido la
idea de que este pueblo se fue formando como ya lo hemos dicho, alrededor de
vecinos que juntaron sus casas y sus solares, para formar un poblado, durante
las últimas décadas del siglo XVII…”(5)
Sin embargo, a pesar de
estas investigaciones (más recientes) y con mayor documentación que las
sustenten; en el pasado, otros investigadores habían señalado que si hubo
fundación. “Las indagaciones sobre el origen de Tinaquillo nos han llevado a
señalar –según el Dr. J. R. López Gómez- una serie de fechas que no constituyen
un dato definitivo acerca de su fundación como pueblo; así para 1680 Fray Luis
de Salavarría “funda un pueblo intermedio entre San Carlos y Valencia, al cual
llamó “Nuestra Señora del Tinaquito”(6), documentación extraída por este autor
del libro “Estudios Indígenas” de Arístides Rojas.
Más adelante, el mismo
cronista de Tinaquillo, Dr. López Gómez, comenta también sobre otra
documentación, y dice: “Por otra parte, Don Eloy Fernández, maestro que fue de
este pueblo, en su trabajo “Tinaquillo ante el espejo de la Patria”, menciona
que Tinaquillo fue fundado por colonos venidos del Cantón del Pao en 1705.”(7)
Indagando un poco más, sobre
el trabajo de estos investigadores, vemos que toma mayor fuerza la tesis del
poblamiento espontáneo de Tinaquillo. El antropólogo e historiador Agüero, en
su obra citada, en el capítulo: “Tinaquillo: El origen y sus primeros años de
existencia” señala al respecto:
“El inicio de actividades de
esta unidad de producción agropecuaria conllevó a la ocupación del territorio
y, en consecuencia, se fueron construyendo viviendas para uso de los esclavos y
peones que constituían la mano de obra, conllevando al surgimiento de una
pequeña aldea en la ribera del río del Tinaquillo. No se tiene información
precisa de las actividades humanas allí hasta el 31 de marzo de 1734, cuando
hay una referencia reflejada en la cláusula testamental N° 19 de Joseph
Hernández de Villegas, donde declara que:
Feliz Bentura Quiñones, debe trescientos y
veinticinco pesos que constan de vale que tiene hecho (…) y manda se cobren con
más de diez pesos de una res, y el maíz de diezmo que recogiese en el valle de
El Tinaquillo, el que le vendió el otorgante al precio que dicho Féliz Bentura
le pareciese”(8)
Esto da a entender que
Tinaquillo tenía una población dispersa motivado a sus medios de producción,
que para la época requerían de espacios suficientes para ejecutarlos. También
se puede apoyar esta tesis, respaldado por la bitácora de viajero Don Miguel de
Santiesteban, en su relación de viaje de Lima (Perú) hasta Caracas (1741) que
reseña parte de la actividad que presenció en su viaje:
“El martes 12 partimos de
Tinaco y llegamos a Tinaquillo que es un sitio que toma el nombre de un pequeño
río que pasa inmediato a él, en que se han congregado algunos vecindarios de
gente pobre que vive de la cría del ganado vacuno, algún maíz y legumbres que
siembran, y mantienen un sacerdote prorrateando entre ellos la congrua para su
sustento…” Y más adelante agrega: “Este día fue muy caluroso y nos hospedamos
en casa de una mulata llamada Catalina, que nos asistió con mucho agrado; compramos
una docena de pollos a medio real al recogedor de diezmos, y también hay muy
buenos quesos…”(9)
Citamos de nuevo al Dr.
López Gómez en su libro Fundaciones de
Pueblos de Cojedes en el aparte dedicado a Tinaquiilo, “La Condición de
Pueblo”:
“En el año de 1759, Fray
Phelipe de Marchena, escribe al Sr. Gobernador y Capitán General de la
Provincia, señalando que se le había nombrado en calidad de cura del pueblo de
Tinaquillo, que para aquel entonces tenía 250 almas “sin concurrencia a doctrina
christiana y sacrificio de la Misa en los días solemnes y calendas ni
instrucción política y christiana”; y en tal razón, solicita el auxilio real y
el apoyo necesario para que los indios y vecinos dispersos de aquel parage sean
traídos y reducidos a población debajo de aquella campana donde puedan ser
instruidos política y cristianamente, a cuyo logro aplicaré todo mi cuidado por
los medios conducentes hasta que queden fundados y poblados. Hechas estas
diligencias, se cumplieron los deseos del Fraile cuando el Señor Phelipe
Ramírez Estenor, Brigadier de los Reales Exercitos de su Magd. Govdr. Y Cap.
Gral. De esta provincia, con acuerdo del señor Tte. Gral. Dr. Joseph Ferrer así
lo firmaron en auto original de despacho…” en Caracas a veinticinco de Abril de
mil setecientos y sesenta años” (10)
Tomando como referencia lo
citado anteriormente, en la actualidad la Municipalidad local celebra cada 25
de abril como Día de Tinaquillo; pero podemos afirmar, sin temor a equivocarnos,
que no se puede hablar de la fundación de Tinaquillo para esa fecha.
El Obispo Mariano Martí en
sus Documentos relativos a su visita
Pastoral de la Diócesis de Caracas (1771-1784) Tomo II Libro Personal, describe
su entrada al territorio de Tinaquillo, de la manera siguiente:
“Día 27 de dicho mes de
febrero de 1781 salimos al amanecer de dicho sitio o sabana de Carabovos,
pasamos el territorio o cerros de las hermanas, y a las diez de la mañana
llegamos a este pueblo de Tinaquillo” (11)
Esta fecha, 27 de febrero,
fue la primera fecha escogida por la Municipalidad de Tinaquillo como si fuese
la fecha de su fundación y así se celebraba,
cada año, el Día de Tinaquillo. Con el transcurrir del tiempo fue modificada
esta decisión. Al respecto el cronista local Dr. López Gómez, en su libro de
crónicas señala:
“Esta fecha se ha venido teniendo en Tinaquillo como fecha
lustral de su existencia como pueblo, celebrándose cada 27 de este mes, la
fiesta recordatoria de este hecho. Sin embargo, estamos seguros de que hay un
error de tipo histórico, mal puede hablarse de un primer bautizo para esta
fecha, si con anterioridad de más de 30 años ya existía iglesia y
oficiantes.”(12)
Continuando con la
información aportada por el Obispo Mariano Martí, respecto a Tinaquillo y sus
alrededores, en lo referente a las características, medios de producción y costumbres, al
respecto dice:
“Este pueblo se compone de
blancos, mestizos, mulatos, negros y también tres indios casados, aunque pueda
ser que no hayga más que dos indios casados, porque de los tres ha desaparecido
uno (…)
Me dice este religioso que
muchos de estos vecinos tienen trapiches, aunque cortos. Unos los tienen a
caballos, otros de mano, donde hacen papelones y también aguardiente, y una y
otra cosa o la venden acá o la llevan al Pao. Haze acá mucha falta el tabaco
con el qual compravan vestido para cubrirse y era de buena calidad este tabaco.
Acá se coge maís, yuca, plátanos, arroz, algodón y algunas legumbres y todo
quanto se siembra”
Y más adelante continúa
sobre el tema: “Me dice este religioso que un vezino tendrá unas trescientas
reses vacunas en la sabana por donde pasé desde Chirgua hasta este pueblo, y
otro vezino tendrá unas ducientas reses en las sabanas de los Pegones; unos
ocho vecinos tienen también algunas reses vacunas, unos diez vacas, otros
veinte y otros poco más o menos. Muchos tienen su vaca de leche cerca o dentro
de este mismo pueblo” (13)
Lo descrito anteriormente
nos permite confirmar que por el tipo de actividad económica que se
desarrollaba para la época, la población de Tinaquillo estaba dispersa y no
creada alrededor de la Iglesia y la Plaza Mayor como en las poblaciones que
tienen actas de fundación; sino que fue creciendo lenta y espontáneamente. Y
más adelante aporta un dato importante, al respecto:
“Estas tierras donde está
situado este pueblo eran de don Juan Antonio Monagas, quien tenía una capilla a
la otra banda de la quebrada, separada de su casa como unas tres o quatro
quadras. Siempre fue Capilla pública en donde se hazían bautismos, y este padre
Vicario de San Carlos, que entonces era Teniente de Cura de la Parroquia de San
Carlos, me dize que dos vezes bautizó solemnemente a alguno en dicha Capilla, y
que en ella se hazían entierros” (14)
Apoyándome en la
investigación de Agüero, es conveniente finalmente agregar el aporte siguiente:
“Otros datos de
significación los ofrece el Dr. Eloy Guillermo González en su obra Historia Estadística del estado Cojedes
(1911), en la cual hace un análisis de la información aportada por el Obispo
Martí en 1781:
El de Tinaquillo era de
españoles, aunque la principal población la formaban los pardos; no había
negros libres, aunque sí 41 esclavos. No se supo la época, de su fundación, ni
existe dato que la haga presumir, pero verosímilmente fue en los mismos años en
que los misioneros comenzaron a poblar a Cojedes, a fines del siglo XVII, en la
década de 1680 a 1690. Para 1769 ya el cura de San Carlos administraba los
sacramentos en la capilla o iglesia de Tinaquillo.”(15)
Las documentaciones que
apoyan a los historiadores e investigadores referentes a los orígenes de
nuestro pueblo, más el trabajo que por años hemos venido haciendo al respecto, nos permite
inferir que Tinaquillo es uno de los pocos poblados antiguos del estado Cojedes
que no tiene una partida de nacimiento, certificación de principio o acta
fundacional; es una ciudad cuyo origen exacto se desconoce, aun cuando se sabe,
por todos los datos aportados, que éste se remonta a la primera mitad del siglo
XVII, como un poblado de generación espontánea.
JIHR/Tinaquillo 25/04/2020.
__________________
CITAS
REFERENCIALES:
(1)LÓPEZ
GÓMEZ, José Ramón (1989) Crónicas del
Tinaquillo de ayer. p/51-52.
(2)
AGÜERO, Argenis (2019) Historia Oculta.
p/12.
(3)
AGÜERO, A. Ob. cit. p/13.
(4)
LÓPEZ GÓMEZ, José Ramón (2001) Fundaciones
de Pueblos de Cojedes. p/62-63.
(5)
LÓPEZ GÓMEZ, J. R. Ob. cit. p/64
(6)
LÓPEZ GÓMEZ, J. R. Crónicas del
Tinaquillo…”. p/52.
(7)
Idem.
(8)
AGÜERO, A. Ob. cit. p/104.
(9)
ARELLANO MORENO, Antonio (1970) Documentos
para la Historia de la Época Colonial, Viajes e Informes. p/9.
(10)
Idem. p/67.
(11)
MARTI, Mariano (1998) Documentos relativos a su visita Pastoral de la
Diócesis de Caracas (1771-1784) Tomo II Libro Personal. Biblioteca de la
Academia Nacional de la Historia. p/212.
(12)
LÓPEZ G. Ob. cit. p/64.
(13) MARTI, M. Ob. cit. p/215
(14) Idem. p/216.
(15)
AGÜERO, A. Ob. cit. p/235
.