Pese al inocente rostro de María San José no podía conseguir posada
SAN JOSÉ
PIDIÓ POSADA. Estudio y compilación de poemas de Pilar Almoina de Carrera (*)
Es este
otro romance de asunto religioso, también con gran arraigo en la tradición
popular. Trata de la peregrinación de San José y la Virgen hacia Belén en los
momentos previos al nacimiento de Jesús; circunstancia que se refleja de modos
muy diversos en la variedad de títulos
que ostenta. En este caso le damos el nombre que consideramos como
característico en las versiones venezolanas.
El tema,
fue muy del gusto de los poetas cultos de los siglos XVI y XVII, de donde
resulta frecuente su aparición en composición de espíritu devoto de la época.
En
España se recogen ejemplos de temas semejantes. Al respecto conocemos dos
versiones, que con el nombre de La natividad, publica Kurt Schindler (1941).
También suele aparecer contaminado con otro título Los desposorios santos,
incluso, por ejemplo, el Romancero popular de la Montaña (Cossío y Maza Solano,
1933).
Seguramente
la difusión popular de este romance en
España es mucho mayor – su tema permite suponerlo- de lo que podría sugerir su
presencia en las antología publicadas..
De igual
modo, este romance debe ser muy conocido en toda Hispanoamérica, aunque, casi no
aparece en antología s y colecciones. Esta supuesta contradicción quizás
encuentre parcial explicación en posibles variaciones radicales en el título de
romance, y sobre todo en la falta de profundización sistemática en la labor
colectora.
Muy
popular y muy difundido es este romance en Venezuela. Se encuentra en todas las
zonas del país, y es de hacer notar la conservación de todos los rasgos
características que permanecen inalterables, con contadas excepciones. El
desarrollo narrativo siguiente es el característico en la mayoría de las
versiones venezolanas: San José pidió posada – para él y para María- y no se la
dan; encuentra un lugar donde quedarse (otras veces les dan posada más
adelante); prepara la mesa y llama a María a comer, ella se niega; tiende la
cama, también se niega María a acostarse; y a la media noche da a
luz María; vienen ángeles o pastores a la adoración.
Están Incluidas tres versiones de diversas zonas del país, seleccionadas entre otras que en
general responden a los mismos modelos. La versión I fue recogida en el estado
Táchira y publicada por Rafael Olivares Figueroa. Mantiene los rasgos
esenciales de las variantes venezolanas; perdiéndose el momento en que San José
llama a María a acostarse. Conserva el asonante ía, que es el característico en
Venezuela.
I
San José
pido posada
para su
esposas que “tría”.
y no le
quisieron dar
porque
no les convenía
-Vámonos
pa’ aquella cueva
por si
mi esposa cabía.
San José
sopló candela
Con una
“ilabon” que “tria”
-Vengase
a soplar hermosa.
Vengase
a soplar, María
La
Virgen le respondió
que
soplara si quería,
que la
dejara llorar
que ella
con llorar tenía,
San José
tendió la cama
Con pan
y gloria que “tría”
-Vengase
a comer, hermosa,
vengase
a comer, María.
La
Virgen le respondió
que
comiera si quería,
que la
dejara llorar
que ella
con llorar tenía
Al peso
‘e la media noche,
se
despertó San José
y halló
a su esposa “paría”,
con un
niño tan hermoso
que en
la cueva no cabía,
bajan
ángeles del cielo
con
música y alegría,
unos a
adorar al niño,
otros a
ver a María. (Informante: Rosalina de Vargas. Pregonero, estado Táchira)
La
versión II, también colectada y publicada por Olivares Figueroa- quien
necesariamente tiene que ser muy citado con relación de la disfunción del romance
popular en Venezuela-, fue recogida en Guatire, estado Miranda. Conserva las
líneas temáticas y el desarrollo característico ya señalados. Es de hacer notar
como aspecto excepcional en las variantes venezolanas, la inclusión aquí de un
ambientador regionalista en el verso seis: “y llego a una ranchería”. Este
aspecto es poco corriente en los romance de tema religioso; aunque también
conocemos otra versión, recogida por el profesor Luis Arturo Domínguez en el
estado Falcón
II
San José
pidió posada
para su esposa María;
no se la
quisieron dar
porque
no le convenía.
Siguió
camino adelante
y llegó
a una ranchería;
y allí
le dieron posada
porque
si le convenía.
San José
puso la mesa,
pan y
vino que traía
le dijo
a su dulce esposa:
Ven a
cenar, mi María.
La
Virgen le contestó
que ella
cenar no quería,
que la
dejara llorar
que ella
con llorar tenía
San José tendió la cama
con
linos de Alejandría:
le dijo
a su casta esposa:
Ven a
dormir mi María.
La
Virgen le contestó
que ella
dormir no quería;
que la
dejara llorar
que ella
con llorar tenía.
A las
doce de la noche
San José
se adormecía;
y en el
pesebre sagrado
La
Virgen se sonreía.
A Dios
tiene entre pañales
luminosos
con el día,
la más
hermosa del mundo.
La
Virgen Santa María.
A
continuación insertamos un fragmento de este romance que recogimos en la misma
zona de la versión anterior, en este caso: Guarenas; pero, en 1960. Se recolectó entre los cantos de La parranda de San Pedro, dirigidos a vasto público en la
plaza principal de la población; función viva que imprime particular
significación y proyección a la pervivencia del romance.
San José
pidió posada
para su esposa María;
no se la
quisieron dar
porque
no los conocían;
le
dijeron que siguiera
camino
de Berbería.
Allí les dieron posada
Porque
allí les convenía.
-San
José sacó candela
de un
eslabón que traía
y le
dijo a su mujer:
-Ven a
comer mi María. (Informante A. Rojas.
Colectores: Pilar Almoina de Carrera, Gustavo Luis Carrera y Abilio Reyes)
La
versión III fue publicada por Lourdes Debuc de Isea: Los desposorios de José y
María. Nos parece que en este caso es evidente que se han mezclado dos
romances, ya que la primera parte del texto corresponde al que designa el
título, pero a partir del verso “San José pidió posada” es nuestro romance.
Esto es fácilmente comprobable, no solo por el núcleo temático, sino por la
misma asonancia: la primera parte no mantiene ningún asonante, y del verso
señalado en adelante se mantiene el clásico ía. Por eso insertamos aquí
solamente lo que pertenece propiamente al romance de San José pidió posada.
III
San José
Pidió posada
para una
esposa que traía
y no le
quisieron dar
porque
no les convenía.
Siguió,
siguió, más adelante
donde
llaman Berbería
y allí
les dieron posada
porque
allí les convenía.
San José
tendió la mesa
con pan
y vino que traía
venga
comamos, María.
Y María
le contestó
que ella
comer no quería
que la
dejara llorar
que ella
con llorar tenía,
San José
tendió la cama
con
rosas y Berbería
venga,
durmamos, María.
Y María
le contestó
que ella
dormir no quería
que la
dejara llorar
que ella
con llorar tenía.
A punto
de medianoche
que
medianoche
que
medianoche sería
abrieron
puertas y ventanas
y la encontraron
paría.
Bajaron
un coro de ángeles
con
música y alegría
unos a
vestir al Niño
otros a
ver a María. (Informante: María de Jesús Infante. Boconó, estado Trujillo)
En
versiones recolectadas por Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera en los
estados Barinas y Táchira, se produce un curioso diálogo entre San José y el
“rey del cielo”, después del parto, con ocasión del “acenso” de aquel o el
“descenso”, de este. Esta interesante
circunstancias – como ya hemos señalado, no generalizada en las versiones
venezolanas -, se resuelve en una forma directa y de tono familiar de la cual
este es un expresivo ejemplo: “-¿Cómo quedó la parida? / -Muy linda quedó,
Señor, / entre su celda metida”
(Informante: Clarisa de Gómez. Barinitas, estado Barinas)
En evidente
que con San José pidió posada otro tanto que con La calle de la amargura: el
asunto religioso facilita la amplia penetración en el sentir de un pueblo que
esencialmente profesara esas mismas creencias; y de otra parte conduce a una conservación más
exacta y constrictiva. Sin embargo, la dinámica de la tradición popular oral
acepta difícilmente arquetipos y conceptualizaciones rígidas: ya hemos visto
que otros romances de tipo novelesco hasta ahora muestran igual o más amplia
divulgación que los religiosos, y que estos, a pesar de su condición más
estricta en la adecuación a un modelo, no se cierran a la incorporación de
algunos regionalismos. En todo caso, tal es la realidad del romance tradicional
en Venezuela, como en otras partes, el proceso dialéctico de la conservación y
de la evolución transformadora.
Bibliografía
citada:
Cossío, J. M. de y Maza Solano, T. (1933). Romancero popular de la Montaña.
Santander: Sociedad de Menéndez y Pelayo.
Dubuc de
Isea, L. (1966). Romería por el folklore
boconés. Mérida: Talleres Gráficos Universitarios.
Lira
Espejo, E. (mayo-junio 1946). “Crónica
del cantar colombiano”. Revista Nacional de Cultura.Año VII. Nº 56.
Menéndez y
Pelayo, M. (1945). Antología de Poetas Líricos Castellanos. Tomo IX.
Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Menéndez
Pidal, R. (1953). Romancero Hispánico. Madrid: Espasa-Calpe.
Poncet
de Cárdenas, C. (1914). El romance en
Cuba. La Habana: Siglo XX.
Schindler,
K. (1941). Folk, music and poetry of Spain and Portugal. New York: Hispanic Institute in the United
States.
(*) Nota
del editor: Los fragmentos de este ensayo se tomaron del texto de
nuestra maestra, la doctora Pilar Almoina de Carrera, titulado: DIEZ ROMANCES
HISPANOS EN LA TRADICIÓN ORAL VENEZOLANA. Caracas (1975). Edición del Instituto de
Investigaciones Literarias de la Universidad Central de Venezuela.
Disfrute del audio musical "La Fecha Mayor" del grupo de parrandas Los Céntricos de Cojedes en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=pUX4PU6Irjc
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