Director artístico: Juvenal Rodríguez. Luis Gallardo Oberto (Narrador). José Jiménez (El Viejo Atanasio, coplero 1, Los Indios, Regino el Caporal, La Mujer que llora, y voz cantada de Perunga). José Alí Nieves (Nicodemo). Richard Pérez (El Nieto). El Catire Platanal (El Ahorcado y Rumalda). Joseíto Romero (Teresio Parra “El Visitante”). Pedro Rodríguez (Voz hablada de Perunga). Jesús Colmenares (El Espanto de la Pica y segundo narrador). Elio Álvarez (El Muerto). Gisela Silva y Magdalena Guerrero (Las Mujeres). Conjunto: Joseíto Romero (arpista), Elio Álvarez (cuatrista), Jesús R. Colmenares (maraquero) y Abrahán Marrero (Bajista).
Atanasio: Vieja, vieja, levántate vieja, y haces el trago de cafecito, que el trabajo hoy es duro, caray.
Narrador: Son las seis de la mañana, el viejo
Atanasio se levanta con su cuatro en ristre, cantando coplas como todo buen
llanero, mientras tanto, su mujer le hace el tinto, el traguito de café, para
luego dirigirse a la dura faena.
Coplero 1: Tenía tiempo que no oía
pitando afuera en el campo,
pitando afuera en el campo
el torito pitador
padrote en todo estos campos,
padrote en todo estos campos
y dicen que fue el culpable
de la muerte de Juan Pancho, de la muerte de Juan Pancho
me dicen los que lo han visto
que el torito no es muy alto,
que el torito no es muy alto
pero que es negrito tinto
con los dos cachitos blancos,
con los dos cachitos blancos
tiene crin como una bestia
y el rabo bien largo y ancho.
Narrador: Pero, alguien habla en el
tranquero.
Teresio: Epa, compañero, ¡ah! paisano, buenos
días.
Atanasio: Ajá. ¿Quién es?
Teresio: Un visitante.
Atanasio: ¿Y qué quiere, mijito?
Teresio: Bueno, yo quiero hablar con usted.
Atanasio: ¿Conmigo? ¿Y quién es usted?
Teresio: Sí, con usted, mire señor, yo soy el
único heredero del finado Juan Pancho el dueño de estas tierras y según los
documentos aquí se llama La Marranera y vengo a refundar el hato las Cañas
Bravas.
Atanasio: ¡AAA, Ajá! Usted, ¿viene a
posesionarse del hato las Cañas Bravas?
Teresio: Sí señor, y fundaré La Aurora y El
Ilustre.
Atanasio: ¡Mire, don! Aquí han venido muchos
con ese plan y no han durado ni dos días.
Teresio: Y usted, ¿ piensa que voy a hacer lo
mismo?
Atanasio: Bueno, yo no digo nada, después lo
verá.
Teresio: Mire señor, yo quiero, que usted, me
ayude a conseguir unos obreros para empezar desde ahora mismo.
Atanasio: ¡Muy bien, señor! Muy bien, yo
tengo aquí unos indios que son muy buenos trabajadores, caray, pero espere el
cafecito mientras llegan, ah Romualda, Romualda.
Rumualda: ¿Qué fue, viejo?
Atanasio: Vení acá pa´ que conozcáis al nuevo
dueño de las tierras de Juan Machete.
Rumualda: Ah, y, ¿cómo se llama ese joven?
Teresio: Yo me llamo, Teresio Machetico.
Rumualda: Pues mira, Machetico, por aquí todo
el mundo sabe que el ánima de Juan Machetote no deja vivir a nadie en esas
tierras.
Teresio: Y, ¿cómo saben que es el ánima de
él?
Rumualda: Pues bueno, desde que desapareció
comenzó a salir un espanto con un machete terciao, así mismito, como era él.
Teresio: No, no, no les voy a creer; ustedes,
los que viven por aquí viven asustados y creyendo en fantasmas raros, ¿dónde
están los indios? que voy a empezar desde una vez.
Narrador: Así comienza la historia de Juan
Machete, nombre que le dieron por apodo, allí en sus regiones, porque siempre llevaba un machete terciado y
enfundado en una cubierta de cuero crudo, pero su nombre verdadero era Juan
Francisco Ortiz y a sus tierras las llamaban La Orticera, mientras Teresio
Parra viene con documentos falsos, enrumba sus pasos hacia el hato las Cañas
Bravas en compañía de los indios, el viejo Atanasio le cuenta a su nieto.
El Nieto: ¡Abuelito! ¿Qué es lo que pasa en
ese hato viejo Las Cañas Bravas?
Anastasio: Jum, ¿que qué es lo que pasa?
El Nieto: ¡Si! Porque mi mamá me dijo que si
iba pa´ allá me iba a pegá.
Atanasio: Bueno Rocito, mire hijo
lo que pasa es que el finado Juan Machete, hizo un contrato con el
Diablo, con tal que lo hiciera rico millonario de un día pa´ otro, le entregaba la vida de él, de la
su mujer y los hijos también y
así mismo fue; el día que cerraron el contrato apareció en el paradero un toro
negrito tinto con los cuatro cascos y los cachos blanquitos, y pegaba tres pitíos a las doce de la noche que ese
otro día amanecía ganao en la sabana, mira, que Juan Machete vendía hasta mil
novillos de un solo color, pero Juan Machete, después que se hizo millonario
quiso tracalear al Diablo se puso hacer sacramento, promesa, bautizando a todos
los muchachos que nacían por ahí en la región, hasta que un día se empeñó de
herrar “el toro del pacto”, pero ese día desapareció.
Narrador: Los indios conocedores del suceso
le cuentan al nuevo amo.
Los Indios (a): Ay, compay ¿Usté cómo que los
va a pelalo?
Los Indios (b): No chico, todavía me falta
uno buen rolo, Sinforoso sí lo va a pelalo ya.
Los Indios (a): ¡Ah, Sinforoso! Usted, ¿y
cómo que lo va a pelalo ya?
Los Indios (c): No compae, yo lo fuera pelao,
pero me salió un eschipitero que me arde la cañilla y los pies.
Los Indios (a): ¿Cómo no le
sale la botija, ésa de Juan Machete?
Los Indios (b): Mira allá: ¿cómo que viene el
patrón?
Teresio: Ya está bueno muchachos, ¡caramba!
Ustedes son buenos trabajadores, les ha rendido bastante, bueno vámonos para
adentro que ya no tardan unos llaneros con un ganao. ¡Allá vienen, miren!
Coplero 1: Aaa, ajila, ajila novillo
la corraleja te espera
tienes un nuevo dueño
que te cambia por moneda.
Otro vaquero: ¡Hey, hey, hey, hey! Allá va la vaca, compadre.
Narrador: Son las seis y media de la tarde
cuando, Regino, el caporal de sabana y un grupo de llaneros llegan
con un ganado, pero al momento del
encierro salieron como cincuenta negritos y no supieron de dónde, los caballos
tumbaron a los jinetes y el ganado envuelto en una nube de tierra se perdió en
el barajuste.
Regino: Caramba, será verdad lo de la vieja
Romualda.
Los Indios: Bueno, amo, dicen que el finado
Juan Machete ´bía hecho uno familiar.
Teresio: ¿Cómo es eso de que
familiar?
Los Indios: Bueno, que agarró un gato y una
gallina y los enterró vivo un Viernes Santo en la noche y cuando lo va a sacá
había una negraíta que lo bautizó con el nombre de una persona, rezándole un
credo al revés en cada negrito que sacaba.
Teresio: ¡No hombre, indio, no creas en
tonterías!
Regino: Bueno, mi amo, eso es lo que dice
todo el mundo por aquí, y usted, no ha visto nada , aquí sale una gatamenta
aullando con el rabo prendido y dicen que
ique hay una plata.
Teresio: Bueno, esa plata la vamos a sacá,
pero primero pásame aquel cuatro para cantarte un golpe muy sabroso que llaman
zumba que zumba.
Regino: Patrón , ¿y usted es músico?
Teresio: Y canto muy bien también, muchachos,
no se aflijan que ese ganao lo agarramos mañana:
Me dicen que en esta tierra
hay plata por demasiado
que el finado Juan Machete
y que era un hombre apretado
que tenía su familiar
y contrato con el Diablo.
Yo quisiera hablar con él
pa´ sacarlo de pecado
pa´ que descanse esta gente
que siempre están asustados
por que yo no ando comiendo
de esos cuentos inventados.
Vengo de tierras lejanas
traigo mi trompo enrollado
de fundar Las Cañas Bravas
y El lustre por otro lado
donde mandaré a Regino
como jefe y encargado.
Lucharé con los espantos
no debo é ser derrotado
como otros que han venido
y salen esmachetados
pueden salir cuando quieran
porque yo estoy preparado.
Teresio: ¿Qué te parece, Regino?
Regino: A mí, me parece muy bien, pero yo
tengo ganas de irme a casa del viejo Atanasio.
Teresio:
Pero ¿por qué, chico; me va dejá sólo? Los indios ya como que se fueron.
Regino: Sí, y Sinforoso me estaba contando
que aquí llega un hombre alto con un machetote terciao y le cae a planazo la
gente que esté durmiendo aquí y en El ´lustre pasa lo mismo, que ique ven una
mujer llorando desesperadamente con uno muchachito en los brazos.
Teresio: No hombre chico, eso es mentira; ¿tú
vas a creer en esas tonterías? Yo no creo en eso.
Regino: ¡Mentira! No crea, usted, pero yo sí
creo, y toda la gente de por aquí cree.
Teresio: No, hombre, lo que pasa es que esa
gente siempre están pensando que los van asustá. (Efecto especial: se escuchan
dos silbidos cortos)
Regino: Escuche, escuche.
Teresio: A bueno, pero, vale te vas a morir
de miedo, ese es un pájaro.
Narrador: Los llaneros que hasta el momento
se encontraban en el hato Las Cañas Bravas, se fueron rumbeando para la casa
del viejo Atanasio, donde no faltaba la parranda y el joropo se iba al compás
del pie ligero de una muchacha bonita.
Regino: Bueno, patrón, vamos a divertirnos un
rato a casa del viejo Atanasio, hay un poco de muchachas que vinieron de
Guaratarote.
Teresio: ¿Verdad chico, y son bonitas?
Regino: ¡Si son! Hay unas con el pelo
amarillito, a lo mejor, usted se enamora, párese pa´ que vamos.
Teresio: ¡Sí hombre, chico, vamos! Pero,
tienes que venirte conmigo ahora.
Regino: Sí hombre, yo lo acompaño así
amanezca planeado sin saber de quien.
Narrador: Se dirigieron el peón y el amo
hacia el rancho del viejo Atanasio donde se oía el arpa y un cantador de corríos.
Nicodemo: Sabanas de La Orticera
en peligros de lejura
quién pudiera ser la brisa
que envuelve la noche oscura
pa´ descubrir los espantos
que atropellan con bravura
y se apoderan también
de inocentes que deambulan
en la espesura del monte
y la sabana desnuda
se oyen
silbidos y lloros
que en los oídos retumban
antes de cantar el gallo
hay algo que nos perturba
atravesar los follajes
en la fiel cabalgadura
porque una mano quemante
aprieta la encolladura
dejándonos sin alcance
a la vista casi turbia
la garganta sin sonido
y la lengua casi muda
dejar de pecado negro
muchas vece es lo que abunda
en las personas que mueren
y quedan en la aventura
asustando
los vivientes
que tienen el alma pura.
Regino: ¡Caramba compañero! ¿Y de qué le
aprendió, usté, eso?
Nicodemo: Bueno, eso lo canta toda la gente
por aquí.
Las Mujeres (a): Nicodemo, cantano el corrío
de Juan Machete.
Las Mujeres (b): Verdá, Nicodemo, a nosotras
nos gusta mucho.
Las Mujeres (a): Ay chico, ese corrío es bien
bueno, cantánoslo.
Nicodemo: ¡No! chica, mira que cada vez que
canto ese corrío los espantos se ponen bravos, y ustedes, tienen que irse ahora
y allí en la pica sale un espanto muy feo.
Las Mujeres (a): No hombre, Nicodemo, no seas
malo cántanos el corrío, papá siempre nos lo canta, pero él no se lo sabe muy
bien.
Nicodemo: Es que ese corrío hay que cantarlos
entre dos.
Las Mujeres (a) Pues, ahí está Perunga, que
también se lo sabe.
Nicodemo: Perunga, vente vale, vamos a
complacer a estas mujeres.
Perunga: Bueno, arránquese adelante.
Nicodemo: Juan Pancho se llamó el hombre
del suceso misterioso,
del suceso misterioso
se hizo rico millonario
de un motivo escandaloso,
de un motivo escandaloso
me cuentan los que lo vieron
que era bastante ambicioso,
que era bastante ambicioso
parece que este señor
tenía el cerebro vidrioso,
tenía el cerebro vidrioso
hizo pacto con el Diablo
para ser más poderoso,
para ser más poderoso
se dirigió a la sabana
un Martes Santo en la noche
donde no cantaba gallo
por ahí como a golpe ´e doce
rezando un credo al revés
con un tabaco en la boca.
Perunga: “Satanás te necesito,
Satanás te necesito
te quiero hacer un negocio
yo te entregaré la vida,
yo te entregaré la vida
cuerpo y alma en amor propio”
en esto llegó el Chivato,
en esto llegó el Chivato
luciendo un brioso potro
“Aquí estoy para servirle
por lo rápido y más pronto
te haré rico y millonario
sin que tenga ningún costo
tus hijos y tu mujer
pa´ que lleguemos al tope
tienen que ser también
sardinas del mismo pozo”.
Nicodemo: El hombre convino el trato
y pa´ trabajar más sabroso,
pa´ trabajar más sabroso
le propuso un familiar
de cincuenta y dos morochos,
de cincuenta y dos morochos
el Diablo le dio instrucciones
de que agarrara un pipote,
de que agarrara un pipote
un gato y una gallina
y les cociera los ojos,
y les cociera los ojos
también un gato cotiza
metido dentro un coroto,
metido dentro un coroto
y los enterrara vivos
un viernes como a las ocho
en un sitio solitario
y bastante silencioso
que los iban a sacar
el primer lunes de agosto.
Perunga: Cuando destapó el entierro,
cuando destapó el entierro
estando muy animoso
le salió una negraita
le salió una negraita
que brincaban angustioso
todos entre machos y hembra,
todos entre machos y hembra
se formaron como monstruos
y le dijeron “Mi amo
somos tus hijos propios
que venimos ayudarte
a tu trabajo pesaroso
y en cada paso que des
puedes contar con nosotros
mandados del “Capitán”
a tu contrato rumboso”.
Nicodemo: El hombre los bautizó
con nombres que desconozco,
con nombres que desconozco
lo cierto es que al encargado
lo puso Constantinoplo,
lo puso Constantinoplo
ahí se regaron todito
en la sabana y el monte,
en la sabana y el monte
y al día siguiente llegó
un torito de padrote,
un torito de padrote
aparecían los rebaños
de ganado muy frondoso
y lo mismo que las bestias
aparecían por gandotes
la tierra de cada atajo
era de trescientos potros.
Perunga: Ahí fue cuando Juan Machete,
ahí fue cuando Juan Machete
cundido de morocotas
con tres hatos millonarios,
con tres hatos millonarios
fundados en tierra propia
enterró un cajón de plata,
enterró un cajón de plata
de suma muy numerosa
del pactó que nos dejó
es lo que ahora nos consta
que siempre ven una estatua
de corona iluminosa
y es el medio ´e la sabana
en donde la misma brota
y sembró como señal
cuatro palmitas morochas.
Nicodemo: Y puso en cada tranquero
cuatro cruces bien grandotas,
cuatro cruces bien grandotas
temiéndole a Satanás
la confirmada derrota,
la confirmada derrota
mandó hacer un nuevo hierro
de una cruz con una jota,
de una cruz con una jota
pero cuando pensó errar
todo el ganao de su flota,
todo el ganao de su flota
no se encontró ni una res
y ni la plata tampoco,
y ni la plata tampoco
tan sólo encontró en el toro
bramando como furioso
y se cansó de llamar
al negro Constantinoplo
pero éste no respondió
y nadie de sus escoltas.
Perunga: Juan Machete que pensaba,
Juan Machete que pensaba
seguirlo con la marosa
el toro corrió hacia el monte,
el toro corrió hacia el monte
despavorido en galopa
y cuando éste lo alcanzaba,
y cuando éste lo alcanzaba
en una forma horrorosa
lo mató arriba del caballo
de una cornada espantosa
tres hombres que lo siguieron
les pasó la misma cosa
se perdieron para siempre
en el monte ´e La Tascota
ahí fue cuando esta llanura
se convirtió en asombrosa.
Nicodemo: Cuando los más que quedaban
corrieron a prisa loca,
corrieron a prisa loca
miraron al lustre ardiendo
de una punta hasta la otra,
de una punta hasta la otra
y desapareció todo
de forma muy misteriosa,
de forma muy misteriosa
cuentan que algunos arrieros
que esta cosa es peligrosa
que esta cosa es peligrosa
quedarse en un hato de esos
donde los espantos roncan,
donde los espantos roncan
todo aquel que ahí duerme
le llega un muerto y lo ahorca
y dicen que han visto un hombre
alto y de faja lustrosa
con un machete en la mano
y se le oye el plan que retoza.
Perunga: Que todo esto fue verdad,
que todo esto fue verdad
me contó Juan Espinoza
que hay un dinero enterrado,
que hay un dinero enterrado
y no sabe a quién le toca
y el que lo quiera sacar,
y el que lo quiera sacar
según el muerto que esboza
quien aguante tres planazos
sin tener nada de ropa
y tiene que ser también
persona muy religiosa
pa´ poder sacar de pena
estas regiones monstruosas
pero todo el que ha intentado
en la carrera se esboca.
Narrador: La vieja Romualda, temiendo que los
espantos se revelearán contra ellos se dirige con voz asustada a los presentes.
Rumualda: Ya está bueno muchachos, no toquen
más, esa noche está muy oscura y las muchachas tienen que dirse, caray, en esa pica asustan bien feo, yo tengo
miedo.
Narrador: Nicodemo es el encargado de llevar
a las muchachas, pero cuando van llegando a una mata conocida en el Llano con
el nombre de aceite y que se encuentra en el medio de la pica, los gritos
desgarradores estremecen el ambiente.
El Espanto de La Pica: Aaaaay, aaaay, aaaay.
Rumalda: Atanasio, Atanasio, viejo Atanasio
asustaron a las muchachas.
Virgen Purísima Bendita
Santísima Trinidad,
San Marcos de León,
tú que fuiste que amansaste
a la draga
y al dragón
aléjanos estos espantos
y sácame de este terror.
Las Mujeres: ¡Ay, ay, ay, ay! ¡Qué espanto
tan feo!; era un hombre sin cabeza guindando por los pies de la rama del palo y
un perrote echando candela por la boca.
El Ahorcado: Sería más feo que yo, ja, ja, ja
(se oyen gritos de miedo).
Narrador: Hombres y mujeres quedan en
silencio, mientras Terencio Parra, el caporal y otros más se encuentran en el
hato, hato viejo, el hato Las Cañas Bravas.(Se oyen ronquidos y silbidos)
Regino: Patrón, patrón, prenda la lámpara
patrón, que aquí me está tocando uno con la mano muy fría, pero párese rápido,
patrón.
Teresio: Bueno, si la estoy buscando y no la
encuentro. No me mate, no me mate, suélteme por favor.
El Muerto:
Aaaaaaaaayyy, yayaaaaaayy, Dios mio, sáquenme de pena.
Aaaaaaaaayyy, sáqueme este de este
infierno, Aaaaaayyy, yayaaaayy no me dejen quemar, ¡por favor!
Narrador: La historia de Juan Machete se
conoció hace mucho, pero mucho tiempo,
en labios de copleros, vecinos y conocedores de la región, la conseja decía que
se oía a una mujer llorando, una mujer que se convirtió en espanto la noche en
que los hatos se vistieron con ropaje de fuego desvastador, noche en que
pereció el nuevo amo de las tierras de
La Orticera y todos sus seguidores, los llantos se hicieron más atemorizantes, extendiéndose por toda la región, muchos
abandonaron sus ranchos y con ellos; su
tierra, los que quedaron hicieron nuevos
caminos para escapar de aquella mujer que con un niño en brazos y
rodeada de espantos no cesaba de azotar aquella región, pero por mucho tiempo
aquel llanto seguía azotando la llanura.
El Muerto: Aaaaaaaayyy, aaaaaaayyy Dios mío,
sáqueme de pena; aaaaaay, aaaayy, sáqueme de este infierno. Aaaaaaayyy,
yayaaaayy, no me dejen quemar por favor.
(Efectos especiales: Prosiguen largamente;
alaridos, aullidos de perros y sonidos de machetes profiriendo planazos)
Nota: Esta leyenda fue tomada del Trabajo de Investigación; ANÁLISIS DE FIGURAS ESPECTRALES EN EL CORRÍO Y LEYENDAS DEL CANTO LLANERO TRADICIONAL de Isaías Medina López, Duglas Moreno y Carlos Muñoz. Aprobado en la UNELLEZ y OPSU
LA LEYENDA DE JUAN MACHETE (Sonido original)
Nota: Esta leyenda fue tomada del Trabajo de Investigación; ANÁLISIS DE FIGURAS ESPECTRALES EN EL CORRÍO Y LEYENDAS DEL CANTO LLANERO TRADICIONAL de Isaías Medina López, Duglas Moreno y Carlos Muñoz. Aprobado en la UNELLEZ y OPSU
LA LEYENDA DE JUAN MACHETE (Sonido original)
No puedo creer q nadie comente este blog, tarde tiempo buscando quién quiénba la sábana de la orticera y el corrido de Juan machete y gracias a esta publicación conseguí todo!! Saludos y muy encantado!!
ResponderEliminarMuy buena narrativa
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