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martes, 11 de abril de 2017

Vocabulario de Misterios y Fantasmas (2) Isaías Medina López y Duglas Moreno

En Portuguesa, Tierra de El Silbón. Imagen en el archivo de Yurima Alabarrán 

Texto publicado en “El Llano en Voces; Antología de la Narrativa Fantasmal Cojedeña  y de otras latitudes”. Compilación de Isaías Medina López y Duglas Moreno (San Carlos: UNELLEZ. 2007)


Fantasma: Derivación latina de “aparición, espectáculo, imagen”, generando “yo aparezco” y los términos; Fantasía, fantástico, espectro y la técnica francesa de la fantasmagoría (1801); “exhibición de ilusiones ópticas por medio de una linterna”, artilugio que permitió a los hermanos Lumiere crear el cinematógrafo en 1898. El fantasma está hecho de ETER: (Materia de los sueños) del griego aither (cielo) y aitho (yo quemo), emparentado con etéreo, eternidad y eterno. En el llano se le respeta porque él es una proyección de nuestro destino.
Guardahumo: Apodo asumido por el bandido guariqueño y descendiente de los indios guamos de Cojedes Juan Nicolás Ochoa, nacido en 1767 y fusilado, según documentos, en seis ocasiones entre 1802 y 1860. Fundador del temido hato La Rubiera, dominio de Satanás, “al frente de escuadrones infernales” (más información en los corríos; “La historia de la Rubiera” de Ángel Ávila y en “Leyendas guariqueñas” de Rogelio Ortiz). Es tal esa condición que la palabra “rubiera” simboliza “desbarajuste” y “desastre”, tragedia fuera de control.
Homonio: Mezcla de hombre y demonio (término de Humberto Cuenca, 1980): “Mientras la literatura española está densamente poblada de santos, ángeles, demonios y hombres, en nuestra historia sólo aparecen hombres y demonios, demonios y hombres”. También señala; “Nuestra historia está nutrida de piaches, brujos, y espantos, cosa distinta a los encantamientos españoles”. Como homonias tendremos a la SAYONA: Femenino de sayón, voz gótica que significa “ministro inferior de justicia”, ejecutor que portaba una saya (manto) Verdugo / Verduga recubierta bajo un manto. Su semejante la LLORONA se origina del latín plurare, el cual genera y afilia los términos; Lloro, imploración y deplorable (acción horrible, criminal, repudiable). La llorona, llora e implora; así seduce, luego asesina. En los ríos y lagunas aparece la DIENTONA que tiene fauces de caimán.
Imágenes: En Cojedes existe una serie de apariciones igualmente misteriosas, pero benéficas; la Virgen de las Mercedes en Mango Redondo; la Cruz Aparecida de Lomas del Viento; El Padre Eterno de El Cacao; La Virgen de la Totuma de Lagunita, Santa Rosalía en Valle del Río y la Virgen de El Topo. Figuras venerables a las que no se les puede molestar con malas palabras, pues se corre el riesgo de que desaparezcan.
Inicio de un cuento: De sabios contadores de cuentos se extraen fórmulas de inicio que evitan apariciones. Apure; Como por capricho de un santo, así pasaron las cosas. Barinas; Pido licencia a las ánimas para librar este relato. Cojedes; Voy a contar una historia, no es que voy a exagerar. Guárico; La verdad no tiene dueño y como cristiano les cuento. Portuguesa; Si la Virgen me ayuda y la memoria no falla. Nota; Debe desconfiarse del que narre estos cuentos sin aclararse “el pecho”; alguno de los que le escuchan pronto tendrá su ahogo.
Juan Parao; Prototipo del llanero misterioso, averiguao, andariego y faculto en mañas, generador de incertidumbres; el del “caballo herrao con el casquillo alrevés, pa que lo busquen pa un lao, cuando pal otro se fue”. Es la fuente originaria del coplero Florentino.
Kirpa: Ritmo de joropo, llamado antiguamente “el golpe que hace llorar”, en su actual configuración participan “leyendas” de la música llanera como Ignacio “el Indio” Figueredo, Ángel Custodio Loyola y Eneas Perdono. Toma su denominación de su mítico difusor en el siglo XIX; José Antonio Kirpa y del gran misterio, jamás resuelto, que rodea su muerte en una parranda llanera; “Yo no sé por qué en Guiripa, no quieren a los llaneros, por qué mataron a Kirpa y le hirieron al guitarrero”.
Las Galeras del Pao: Leyenda de Dámaso Figueredo y Winstón Leal donde se acotan: “al muerto de la Bajada de la Leona”, una extraña mujer trigueña “tongoneando las caderas”; “un niñito llorón que parece que no anduviera”, posterior “sale un gallo Canaguey, copetón como chenchena”, que se transformará en “un caballo frontino, castaño pecho de estrella” y luego en “un perrote pintao relancino centinela, en la Piedra Pichagua hay una mujer esnuita como pagando condena”, más adelante en la “Bajá de Tinaco sale una danta jobera y esa se le vuelve uno una osita palmera” y por último “un burro colorao con las cuatro patas negras, los ojos como un tizón y de venao la caramera”.
Llaneridad: Término derivado de “llanura” como pertenencia social y de “llanería”o norma de vida del “llanero”, a su vez generados en el término geográfico “llano”. Se entenderá como LLANERIDAD, todas las manifestaciones efectuadas en obediencia a las costumbres autóctonas de la cultura llanera independientemente del territorio donde se efectúen y de cualquier condicionante de moda.
Llanero: Según Víctor Manuel Ovalles (1906) “El llanero tiene costumbres propias, lo que es prueba inequívoca de que posee un alma vigorosa; y su lenguaje, es original, donairoso y muy abundante en frases que, oídas una vez, no es fácil confundir y mucho menos olvidar. Y así no es extraño que las producciones poéticas del llanero también tengan el sello particular de su origen”.
Llanura: Territorio espiritual del llanero, herencia de sus ancestros y cultura, supera al término llano, pues este sólo contempla el mero espacio geográfico de la tierra plana. El llanero es “hijo de la llanura”, no su dueño, a ella siempre la refiere con nostalgia; con la veneración que se tiene por un dios que puede ser bondadoso, pero, que al mismo tiempo es fuente de misterios y de designios indescifrables. La llanura está en el alma, en esa mirada que hacemos en las tardes hacia adentro, el llano en los mapas.
Los Fantasmas: Poemario de Andrés Bello de 1842, fundamento de la poética fantasmal venezolana, del cual citamos :“¿Fantasma acaso / la vista figura? / Como hinchadas olas / que en roca desnuda / se estrellan sonantes, / y luego reculan / con ronco murmullo / y otra vez insultan / al risco, lanzando / bramadora espuma / así van y vienen / y silban y zumban / y gritan que aturden / el cielo se nubla / el aire se llena / de sombras que asustan / el viento retiñe; / los montes retumban”.
Macabro: Designación medieval para “danza de la muerte” o “representación de los muertos danzantes”, que se origina en la tradición bíblica del sacrificio de los “Macabeos”, también asociado en el llano a “muertes en un baile” como la de la misteriosa muerte de José Antonio Kirpa, a “salidas de muertos antes de un baile” como EL SILBÓN de Dámaso Delgado y a los corríos sobre “bailar con muertas” (véase LA MUERTA DE LA CHEPERA y en la discografía llanera temas al respecto de Ruperto Cordoba Colina, Santiago Rojas, Edgar Silva y Domingo García entre otros). Recuerde que “zamuro come bailando por si el muerto se despierta”.
Metaliteralidad (o de la literatura del más allá): Para evitar la pava y la repetición que atrae malas presencias (por ejemplo el tedio que todo lo aniquila), el cuento debe ser variado. Los sabios recomiendan estas estructuras ficcionales: a) El protagonista, bien un solo personaje, una familia o una comunidad enfrenta a una aparición o misterio y cae derrotado; es la víctima. b) El protagonista, invocando un conjuro, afronta y vence a la aparición o misterio; es el héroe. c) El protagonista se convierte en fantasma; esta es la más tenebrosa, pues en acto mimético el hombre pasa a un estado espectral irreversible, no cmo en los cuentos de hadas. A veces el espanto es el protagonista o la víctima (véase El Diablo embotellado) o el héroe como en el corrío Yo soy el hijo del diablo de Jesús Moreno. Quien narra puede o no aparecer en la narración. Los finales felices son de mal agüero, por ser un embuste sobre otro embuste. Al tomar el cuento de otro autor, cuídese de quien sea éste; quizá le pertenezca a un espanto o un ser maléfico de verdad.
Misterio: del griego misteryon “secreto, misterio religioso”. Derivando en místico y “mistificar” que implica “embaucar”; montar con palabras una trampa, en la que cae un personaje o la que el narrador le monta a los receptores de su discurso. Un ejemplo sería la colonización española de Venezuela basada en la idea de salvar las almas perdidas de los indígenas, a este embauque, nuestros aborígenes respondieron con el misterioso relato de “El Dorado” verdadero “clásico” del engaño americano. El engaño es un cultismo derivado de ENIGMA; del latín aenigma “frase oscura” relacionada con el término ainos “fábula, moraleja”.
Pavita: Ave llanera que simboliza pava o mal augurio, igual ocurre con los zamuros, la guacoba o guacaba. A otras se les teme por la alusión de su nombre, como la soy-sola y el cristo-fue. A los carraos o chenchenas, aguaitacaminos y murciélagos por cantar de noche como el mochuelo, creando mucho mal pálpito y a los gavilanes por su apetito asesino. Las llaneras desconfían del alcaraván por develar el misterio de sus travesuras amorosas. Para conjurar estos temores los llaneros imitan los cantos de las aves y hasta los usan como apodos en su membresía artística.
Relato: Definición que comprende “La trasformación de la historia en discurso mediante el arte de narrar” (Platas: 2000; 700) para este caso por vía escrita. Cuenca (1980; 133) nos aclara que “a pesar de que el relato es y aspira ser histórico –fiel y cierto- tiene un grato sabor de fábula y conseja, de mito y tradición”.
Silbones: Antigua designación que se aplicaba a los copleros llaneros quienes, según Humberto Cuenca (1980) se invitaban para contrapuntear profiriendo largos silbidos, generalmente en imitación de ciertas aves llaneras que infundaran miedo y terror. Por extensión todo llanero es ancestralmente un silbón. (Véase El Silbón) 
Siniestro: Acción que acometen los que se ubican al lado contrario de la diestra divina, “los otros”; los seres de la “otredad” cuyos pensamientos están en el terreno de lo inexplorado, de lo que no puede conocerse a ciencia cierta y que apenas se sugiere mediante la palabra de quien relata y la imaginación de quien las recibe.
Trancas: Nombrar más de cuatro veces a un espanto en el mismo cuento. Omitir los consejos de quien sufrió verdaderas apariciones. Describir maneras de buscar entierros; pues a cada tesoro le toca una protección especial. Confundir a un espanto con un ánima protectora. Explicar los poderes de lo desconocido. Relatar fuera del cuento sus andanzas con personas asociadas al maligno. Nota: Nunca, nunca se nombre como luchador contra los demonios, usted no es San Miguel ni su enviado Florentino, recuerde lo que pasó a Don Quijote, que de tanto combatir a los fantasmas terminó siendo uno de ellos.
Tremedal: Del latín tremere; temblar. En el llano lugar espectral, oscuro e inestable, suerte de infierno fangoso en este mundo. Para el citadino representa lo desconocido y lo misterioso de la llanura; para el llanero es la intrincada y salvaje selva de la ciudad.
Velorio. Un velorio es un ritual, es un encuentro con el cuerpo vacío de alguien que apenas hace ratito estaba entre los vivos. A los velorios se llega en silencio, pues en la urna un rostro callado espera por nosotros. Dice Julio Cortázar que vamos a los velorios porque no podemos soportar las formas más solapadas de la hipocresía. En los velorios se llora porque llorar es lo único que les queda a esos hombres y a esas mujeres entre el olor a nardos y a café. En los velorios de la llanura se toma café, se aviva el chocolate, se apura cualquier cigarrillo y se degusta el queso blanco. Hay momentos en que la urna se queda sola, todos están echando cuentos en el patio. También es propicia la ocasión para la alabanza del difunto. Se oyen expresiones como: quedó igualito, ese sí era un hombre bueno, mujer como esa no se merecía tanta desgracia. Se sabe que en el pueblo hay un velorio porque la gente comenta en la calle: Pedro María templó el cacho, cogió la pica, patió el arpa, se le acabó la bulla, dejó el pelero. En mayo se celebra el velorio de la Cruz de Mayo y consta de bailes, cantos y una cruz adornada con flores, palmas y un fervor que parte el alma de cada llanero. 
Zoquete: Lector que no cree en espantos, pero, que lee consuetudinariamente relatos sobre el tema. Persona que se mofa de los fantasmas sin medir el peligro que este acto impuro encarna. Lector que ha concluido la lectura de este libro creyendo que lo termina de leer es cierto. Incauto que ha creído ver imágenes o figuras en la carátula de esta publicación.

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