Jóvenes llaneras (archivo de Santos Kiroga)
CACHOS LLANEROS
Caracterizaciones del cacho llanero
Entendido
como un “cuento completo”, el cacho, afronta la misma indefinición total del cuento, del cual apenas hay trazos
caracterizadores. La noción de cuento completo es de Gustavo Luis Carrera, en 1959. En su economía de situaciones y palabras condensan
un tema que puede tener amplias proyecciones en matizadas sugerencias” (2011,
p. 58). Para Villegas (1998, p.
63): “Se llama cachos aquellos cuentos,
generalmente cortos, que expresan un vuelo fantástico de la imaginación”. Según
Rafael Olivares Figueroa (2000, p. 7): Los cachos “son producciones características del carácter criollo”. Abrizo
(2008, p. 28), recalca su condición de patrimonio: “Palabra conque en el Llano
se identifica al cuento. Estos cachos forman parte de las tradiciones orales y
del folclor del pueblo”.
LA
CARNADA QUE DA SAZÓN
(Carlos Salcedo)
Esto sucedió en El Pao
en el balneario Los Barrancones, hacia tanto calor ese día que invité a unos
amigos que venían de Caracas gente de plata, para que nos refrescáramos y
aprovechar de pescar unas cachamas. Al paso del día me dice la gente que tiene
mucha hambre en ese momento tiró del nailon y sacó una cachama de casi 50
kilos, mis amigos asombrados al ver semejante cachaza, pero al disponerme a
cocinarla me doy cuenta que no cargamos ni fósforos, pero como la tierra estaba
tan caliente hice un hueco en ella y envolví aquella cachaza en hojas de
topocho y la enterré en el hueco y como a los diez minutos ya estaba bien
cocida.
Todos comieron y
quedaron encantados tanto que me preguntaron ¿Cuál era el secreto para que
quedara tan bien esa cachama? Si solo la envolví en las hojas de topocho. Como
eran mis amigos le revelé mi secreto. Les dije que la cachama quedó tan sabrosa
porque yo la pesco con ajo y sal por esa razón es que queda tan sazonado.
UNA
FIEBRE SANCOCHERA
(Evaristo Silva)
Mire, cámara,
le voy a contar algo que me paso la otra vez, resulta mi camarita que yo
ese día tenía una fiebre de más de trescientos grados (300º) y pa’ ese tiempo
en mi pueblo había una pelazón tan fea que no había pa comer, y se me ocurre
ese día y me fui y que a pescar y yo no sé cómo porque no soy pescador y mientras más caminaba
con el tremendo sol que había se me subió la fiebre hasta quinientos
grados(500º), pero como yo pensaba en mi familia que no tenía na’ para comer
seguía caminando hasta que llegue a un gran préstamo. Entonces cuando estoy en
la orilla es que me doy cuenta que no había llevado ningún implemento para
pescar; ni anzuelos, ni nailon, ni mucho menos tarrayas, pero para mi sorpresa
y el asombro de todo el pueblo que al yo meter la mano en el agua de aquel
préstamo como tenía tanta fiebre aquella agua empezó a hervir de tal manera que
el préstamo se convirtió en un gran hervido de pescado y toda la gente del
pueblo empezó a venir a comer hasta que casi se les reventaron las tripas.
LA
COCHINA DE ACUARELA
(Carlos Flores)
Esto que le voy a
contar es una historia verdadera y sucedió en El Baúl, en la arepera de Doña Juana, resulta que un
amigo mío tenía mucha hambre y llega a la arepera y cuando pide una arepa el
mesonero le dice que él no le va atender porque él es muy mala paga y
embustero, pero como mi amigo tenía tanta hambre se las ingenio y le dijo;
¡Camarita, usted tiene razón yo no tengo ni un bolívar pero si usted me atiende
yo le prometo que le voy a pagar con una cochina pintá!.
Pero el mesonero no le
creía y mi amigo se lo juró y se lo juró hasta que lo atendió, al terminar de
comer le dice al mesonero que enseguida le trae la cochina al pasar un momento
regresa mi amigo y le entrega al mesonero un cuadro con una cochina pintada ¿y
eso? Pregunto el mesonero, la cochina pintada que usted quería, dice mi amigo.
Y es verdad si quieres le preguntas al chivo de Doña Juana que estaba ahí
presente.
EL
PUENTE BABOSO
(Antonio Morillo)
Oiga, paisano, esto que le voy a contar sucedió un día que
íbamos para la parcela que teníamos vía El Pao, Recuerdo que ese día nos dieron
la cola hasta la entrada de Boca de la Perra, y de ahí nos fuimos a pie,
paisano, caminamos como quince kilómetros hasta que llegamos a la parcela.
Al llegar allá nos dispusimos a construir un ranchito porque el que
teníamos un ventarrón no los tumbó, pasamos todo el día trabajando hasta que
cayó la tarde, pero como no logramos terminar el rancho decidimos ir a dormir a
un rancho que estaba en una parcela vecina.
Recogimos todos los
implementos de trabajo, las hamacas y nos fuimos sabana adentro, para sorpresa
nuestra al llegar cerca de la quebrada que sirve de lindero entre las dos
parcelas nos damos cuenta que está creciendo muy rápidamente y sin haber caído
ni una gota de lluvia en el lugar.
Teníamos que encontrar
la forma de cruzarle porque de lo contrario dormiríamos a la intemperie y de
tanto pensar la única solución era cortar un árbol llamado drago, que media
como cinco metros de largo y empezamos a cortarlo pero como era tan grueso
tardamos mucho y mientras pasaba el tiempo el agua nos tapaba más y así
pasábamos un buen rato hasta que de repente apareció un babo grandísimo que
abarcaba toda la quebrada y nos sirvió de puente para cruzar hacia el otro
lado.
LA
SILLA MÁGICA
(Rosalba Angelina Blanco Mena, Jaime Luis Vásquez Sequera y Maira Yelitza
Lozada Guerra)
Cerca de un sitio llamado
Brisas del Retoño, aquí en Las Vegas, vivía el señor José Brito; distinguido,
por la mayoría de los habitantes, como una persona de buenos sentimientos y
colaborador con sus semejantes. Él solía pescar todas las tardes hasta el
anochecer, para así, el día siguiente vender los pescados en el mercado; pero,
una de esas tardes se le paralizó la canoa en medio del río, bajó hasta la
orilla a buscar ayuda, de pronto, observó algo
muy resplandeciente entre los arbustos, se acercó y en eso oyó una voz
que le dijo: ¡Eres el único que ha tenido coraje de venir a contemplarme
¿Quién eres? Preguntó, José
Brito.
¡Sácame de pena! Contestó
la voz que salía de los arbustos
¿Qué quieres? Preguntó,
nuevamente, Brito.
Y terminando de hablar… en el medio de una luz
resplandeciente se le apareció una hermosa silla que le faltaba una pata. Brito
se respondió a sí mismo: Seguro es un muerto y quiere que yo lo saque de pena,
lo que puedo hacer es llevarme esa silla para mi casa. Pero ¿Quién ha visto una
silla tan hermosa en estos matorrales? ¡Parece la silla de un rey! Exclamó. Dame valentía; si quieres que te saque de
pena le dice Brito a la silla.
Bueno, ahí mismo comenzó a llover, y entre truenos y
relámpagos en la oscuridad de la noche decidió llevarse la silla para su casa.
Los habitantes del pueblo Brisas del Retoño al ver a José Brito sentado en la
silla, le preguntaban: ¿De dónde sacó semejante silla tan hermosa?
Ese es un regalo divino que me envió Dios, para que
toda persona que esté enferma reciba curación al sentarse, les contestaba
Brito. En aquel pueblo tan pequeño, los rumores iban de un lado a otro, llegó a
oídos de un incrédulo y mal intencionado hombre apodado el Tuerto, que lo único
que pretendía era robarse la silla. Un día apareció por casa del señor Brito y
le dijo: Me encuentro muy enfermo, vengo por aquí señor Brito; la gente del
pueblo me ha hablado de su famosa “Silla Mágica” que cura las personas.
Brito responde: Sí hijo, es mágica porque hace
milagros, hasta el más inválido se ha levantado sano de ella, pero debes tener
mucha fe.
Replica el Tuerto: Más fe de la que yo traigo no
puede tener nadie señor… ¡Ah! ¡Ah!. Regáleme un vaso con agua, que la sed me
está quemando.
El señor Brito, siempre tan benévolo, no percibió la
mala intención del Tuerto y se dirige a la cocina por el agua. El Tuerto,
rápidamente, roba la silla y se desaparece sin dejar rastro. El señor Brito y
los otros habitantes de Brisas del Retoño revisan todo el pueblo, hasta que
encuentran al Tuerto muy enfermo, pero sin la silla; ya que su enfermedad era
como un castigo por haber robado la silla para realizar fechorías con ella.
Los médicos no dan con la causa de la enfermedad del
Tuerto y durante varios días de agonía muere, y el sitio donde fue sepultado,
es llevado por una creciente del río; ahora cuentan que ese el final de las
maldades de aquel hombre, que ni la naturaleza lo quería.
La silla reaparece después de varios días entre los
arbustos de la casa del señor Brito, convirtiéndose en el curandero más famoso
del pueblo Brisas del Retoño por ser el dueño de la muy nombrada “Silla
Mágica”.
Textos tomados del libro: 100 CACHOS: ANTOLOGÍA
DE LA NARRATIVA FANTÁSTICA ORAL DE COJEDES (Isaías Medina López; 2013) San
Carlos: UNELLEZ-VIPI.
EL ESPANTO DE CAÑO SECO
(Humberto Salas, “el Tigre de Guayabal”)
Aaaayyylailaá
Entre palos de aguardiente
voy a contá este relato
de una historia verdadera
escuchen lo que resalto:
en las Llanuras del Toro
pasando por Medano Alto
no hay llanero que camine
cuando comienza el ocaso
y si alguno se aventura
puede tener su fracaso
y por si esto fuera poco
les voy a contar el caso,
mi compadre Rafaelito,
recuerdo que un Viernes Santo,
como a las seis de la tarde
empezó a ensillar su zaino
sin pensar que la pavita
pasaba por Medano Alto
con esas noches oscuras
salen miles de aparatos
salió a galope tendido
con la sonrisa en los labios
llevaba un puñal en cruz
un mandador preparado
pero como los percances
le suceden al porfiado
cruzó una mata sombría
donde pastaba un
rebaño
al salir de la sabana
vio galopar un caballo
por fracciones de segundo
la distancia iba acortando
como a los cincuenta metros
notó que venía montado
por un extraño jinete
que no había visto en el Llano.
Aaaayyylaila
El caballo relinchó
con un relincho macabro
y el jinete lo saluda
extendiéndole la mano,
pero Rafael receloso
trata de seguir de largo
y el potro se encabritó
y no pudo dar un paso
el extraño personaje
le dice con voz de ahogado
“Yo vengo de Caño Seco
a hablar, con usted, paisano,
para que tenga una idea
soy emisario del Diablo
y por si a usted, le conviene
su valor quiero probarlo
vamos a la mata aquella
donde tengo algo enterrado
pa´ que me saque de penas
y dejarlo acomodao
sólo le pido una cosa
que tenga mucho cuidado
de hacerme cuarenta misas
entre miércoles y sábado
porque al final de su vida
no quedará ni un centavo
si no cumple su promesa
también vagará en el Llano”.
Este poema es tomado de “ANÁLISIS DE
FIGURAS ESPECTRALES EN EL CORRÍO Y LEYENDAS DEL CANTO LLANERO TRADICIONAL” de Isaías Medina
López, Duglas Moreno y Carlos Muñoz. Texto no publicado; UNELLEZ-San Carlos
(2008)
Disfrute de este audio de un joropo fantástico
llanero:
UN SAPO
COMIENDO ÑEMAS DE IGUANA
(Simón Díaz)
Maravilhosos contos!.
ResponderEliminarGostei muito!