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lunes, 6 de junio de 2016

Cuentos fantásticos del Llano (6). Varios autores: cuentos, versos y audio musical


Jóvenes llaneras (archivo de Santos Kiroga)


CACHOS LLANEROS 


Caracterizaciones del cacho llanero
Entendido como un “cuento completo”, el cacho, afronta la misma indefinición total del cuento,  del cual apenas hay trazos caracterizadores. La noción de cuento completo es de Gustavo Luis Carrera, en 1959. En su economía de situaciones y palabras condensan un tema que puede tener amplias proyecciones en matizadas sugerencias” (2011, p. 58). Para Villegas (1998, p. 63): “Se llama cachos aquellos cuentos, generalmente cortos, que expresan un vuelo fantástico de la imaginación”. Según Rafael Olivares Figueroa (2000, p. 7): Los cachos “son producciones  características del carácter criollo”. Abrizo (2008, p. 28), recalca su condición de patrimonio: “Palabra conque en el Llano se identifica al cuento. Estos cachos forman parte de las tradiciones orales y del folclor del pueblo”.

La mujer llanera es capaz de amansar cualquier animal de cuernos. 


LA CARNADA QUE DA SAZÓN
(Carlos Salcedo) 
Esto sucedió en El Pao en el balneario Los Barrancones, hacia tanto calor ese día que invité a unos amigos que venían de Caracas gente de plata, para que nos refrescáramos y aprovechar de pescar unas cachamas. Al paso del día me dice la gente que tiene mucha hambre en ese momento tiró del nailon y sacó una cachama de casi 50 kilos, mis amigos asombrados al ver semejante cachaza, pero al disponerme a cocinarla me doy cuenta que no cargamos ni fósforos, pero como la tierra estaba tan caliente hice un hueco en ella y envolví aquella cachaza en hojas de topocho y la enterré en el hueco y como a los diez minutos ya estaba bien cocida.
Todos comieron y quedaron encantados tanto que me preguntaron ¿Cuál era el secreto para que quedara tan bien esa cachama? Si solo la envolví en las hojas de topocho. Como eran mis amigos le revelé mi secreto. Les dije que la cachama quedó tan sabrosa porque yo la pesco con ajo y sal por esa razón es que queda tan sazonado.

El esbelto y ajirafado "Pájaro Vaco"; curiosa belleza del Llano


UNA FIEBRE SANCOCHERA
(Evaristo Silva)
Mire,  cámara,  le voy a contar algo que me paso la otra vez, resulta mi camarita que yo ese día tenía una fiebre de más de trescientos grados (300º) y pa’ ese tiempo en mi pueblo había una pelazón tan fea que no había pa comer, y se me ocurre ese día y me fui y que a pescar y yo no sé cómo  porque no soy pescador y mientras más caminaba con el tremendo sol que había se me subió la fiebre hasta quinientos grados(500º), pero como yo pensaba en mi familia que no tenía na’ para comer seguía caminando hasta que llegue a un gran préstamo. Entonces cuando estoy en la orilla es que me doy cuenta que no había llevado ningún implemento para pescar; ni anzuelos, ni nailon, ni mucho menos tarrayas, pero para mi sorpresa y el asombro de todo el pueblo que al yo meter la mano en el agua de aquel préstamo como tenía tanta fiebre aquella agua empezó a hervir de tal manera que el préstamo se convirtió en un gran hervido de pescado y toda la gente del pueblo empezó a venir a comer hasta que casi se les reventaron las tripas.

LA COCHINA DE ACUARELA
(Carlos Flores)
Esto que le voy a contar es una historia verdadera y sucedió en El Baúl,  en la arepera de Doña Juana, resulta que un amigo mío tenía mucha hambre y llega a la arepera y cuando pide una arepa el mesonero le dice que él no le va atender porque él es muy mala paga y embustero, pero como mi amigo tenía tanta hambre se las ingenio y le dijo; ¡Camarita, usted tiene razón yo no tengo ni un bolívar pero si usted me atiende yo le prometo que le voy a pagar con una cochina pintá!.
Pero el mesonero no le creía y mi amigo se lo juró y se lo juró hasta que lo atendió, al terminar de comer le dice al mesonero que enseguida le trae la cochina al pasar un momento regresa mi amigo y le entrega al mesonero un cuadro con una cochina pintada ¿y eso? Pregunto el mesonero, la cochina pintada que usted quería, dice mi amigo. Y es verdad si quieres le preguntas al chivo de Doña Juana que estaba ahí presente.

EL PUENTE BABOSO
(Antonio Morillo) 
Oiga, paisano,  esto que le voy a contar sucedió un día que íbamos para la parcela que teníamos vía El Pao, Recuerdo que ese día nos dieron la cola hasta la entrada de Boca de la Perra, y de ahí nos fuimos a pie, paisano, caminamos como quince kilómetros hasta que llegamos a la parcela.            
Al llegar allá nos dispusimos a construir un ranchito porque el que teníamos un ventarrón no los tumbó, pasamos todo el día trabajando hasta que cayó la tarde, pero como no logramos terminar el rancho decidimos ir a dormir a un rancho que estaba en una parcela vecina.
Recogimos todos los implementos de trabajo, las hamacas y nos fuimos sabana adentro, para sorpresa nuestra al llegar cerca de la quebrada que sirve de lindero entre las dos parcelas nos damos cuenta que está creciendo muy rápidamente y sin haber caído ni una gota de lluvia en el lugar.
Teníamos que encontrar la forma de cruzarle porque de lo contrario dormiríamos a la intemperie y de tanto pensar la única solución era cortar un árbol llamado drago, que media como cinco metros de largo y empezamos a cortarlo pero como era tan grueso tardamos mucho y mientras pasaba el tiempo el agua nos tapaba más y así pasábamos un buen rato hasta que de repente apareció un babo grandísimo que abarcaba toda la quebrada y nos sirvió de puente para cruzar hacia el otro lado.

LA SILLA MÁGICA
(Rosalba Angelina Blanco Mena, Jaime Luis Vásquez Sequera y  Maira Yelitza Lozada Guerra)
Cerca de un sitio llamado Brisas del Retoño, aquí en Las Vegas, vivía el señor José Brito; distinguido, por la mayoría de los habitantes, como una persona de buenos sentimientos y colaborador con sus semejantes. Él solía pescar todas las tardes hasta el anochecer, para así, el día siguiente vender los pescados en el mercado; pero, una de esas tardes se le paralizó la canoa en medio del río, bajó hasta la orilla a buscar ayuda, de pronto, observó algo  muy resplandeciente entre los arbustos, se acercó y en eso oyó una voz que le dijo: ¡Eres el único que ha tenido coraje de venir a contemplarme
¿Quién eres? Preguntó, José Brito.
¡Sácame de pena! Contestó la voz que salía de los arbustos
¿Qué quieres? Preguntó, nuevamente, Brito.
Y terminando de hablar… en el medio de una luz resplandeciente se le apareció una hermosa silla que le faltaba una pata. Brito se respondió a sí mismo: Seguro es un muerto y quiere que yo lo saque de pena, lo que puedo hacer es llevarme esa silla para mi casa. Pero ¿Quién ha visto una silla tan hermosa en estos matorrales? ¡Parece la silla de un rey! Exclamó.  Dame valentía; si quieres que te saque de pena le dice Brito a la silla.
Bueno, ahí mismo comenzó a llover, y entre truenos y relámpagos en la oscuridad de la noche decidió llevarse la silla para su casa. Los habitantes del pueblo Brisas del Retoño al ver a José Brito sentado en la silla, le preguntaban: ¿De dónde sacó semejante silla tan hermosa?
Ese es un regalo divino que me envió Dios, para que toda persona que esté enferma reciba curación al sentarse, les contestaba Brito. En aquel pueblo tan pequeño, los rumores iban de un lado a otro, llegó a oídos de un incrédulo y mal intencionado hombre apodado el Tuerto, que lo único que pretendía era robarse la silla. Un día apareció por casa del señor Brito y le dijo: Me encuentro muy enfermo, vengo por aquí señor Brito; la gente del pueblo me ha hablado de su famosa “Silla Mágica” que cura las personas.
Brito responde: Sí hijo, es mágica porque hace milagros, hasta el más inválido se ha levantado sano de ella, pero debes tener mucha fe.
Replica el Tuerto: Más fe de la que yo traigo no puede tener nadie señor… ¡Ah! ¡Ah!. Regáleme un vaso con agua, que la sed me está quemando.
El señor Brito, siempre tan benévolo, no percibió la mala intención del Tuerto y se dirige a la cocina por el agua. El Tuerto, rápidamente, roba la silla y se desaparece sin dejar rastro. El señor Brito y los otros habitantes de Brisas del Retoño revisan todo el pueblo, hasta que encuentran al Tuerto muy enfermo, pero sin la silla; ya que su enfermedad era como un castigo por haber robado la silla para realizar fechorías con ella.
Los médicos no dan con la causa de la enfermedad del Tuerto y durante varios días de agonía muere, y el sitio donde fue sepultado, es llevado por una creciente del río; ahora cuentan que ese el final de las maldades de aquel hombre, que ni la naturaleza lo quería.
La silla reaparece después de varios días entre los arbustos de la casa del señor Brito, convirtiéndose en el curandero más famoso del pueblo Brisas del Retoño por ser el dueño de la muy nombrada “Silla Mágica”.   

Textos tomados del libro: 100 CACHOS: ANTOLOGÍA DE LA NARRATIVA  FANTÁSTICA ORAL DE COJEDES (Isaías Medina López; 2013) San Carlos: UNELLEZ-VIPI.


EL ESPANTO DE CAÑO SECO
(Humberto Salas, “el Tigre de Guayabal”)

Aaaayyylailaá
Entre palos de aguardiente
voy a contá este relato
de una historia verdadera
escuchen lo que resalto:
en las Llanuras del Toro 
pasando por Medano Alto
no hay llanero que camine
cuando comienza el ocaso
y si alguno se aventura
puede tener su fracaso
y por si esto fuera poco
les voy a contar el caso,
mi compadre Rafaelito,
recuerdo que un Viernes Santo,
como a las seis de la tarde
empezó a ensillar su zaino
sin pensar que la pavita
pasaba por Medano Alto
con esas noches oscuras
salen miles de aparatos
salió a galope tendido
con la sonrisa en los labios
llevaba un puñal en cruz
un mandador preparado
pero como los percances
le suceden al porfiado
cruzó una mata sombría
donde pastaba un  rebaño
al salir de la sabana
vio galopar un caballo
por fracciones de segundo
la distancia iba acortando
como a los cincuenta metros 
notó que venía montado
por un extraño jinete
que no había visto en el Llano.

Aaaayyylaila
El caballo relinchó
con un relincho macabro
y el jinete lo saluda
extendiéndole la mano,
pero Rafael receloso
trata de seguir de largo
y el potro se encabritó
y no pudo dar un paso
el extraño personaje
le dice con voz de ahogado
“Yo vengo de Caño Seco
a hablar, con usted, paisano,
para que tenga una idea
soy emisario del Diablo
y por si a usted, le conviene
su valor quiero probarlo
vamos a la mata aquella
donde tengo algo enterrado
pa´ que me saque de penas
y dejarlo acomodao
sólo le pido una cosa
que tenga mucho cuidado
de hacerme cuarenta misas
entre miércoles y sábado
porque al final de su vida
no quedará ni un centavo
si no cumple su promesa
también vagará en el Llano”.
   
Este poema es tomado de “ANÁLISIS DE FIGURAS ESPECTRALES EN EL CORRÍO Y LEYENDAS DEL   CANTO LLANERO TRADICIONAL” de Isaías Medina López, Duglas Moreno y Carlos Muñoz. Texto no publicado; UNELLEZ-San Carlos (2008)

Disfrute de este audio de un joropo fantástico llanero:

UN SAPO COMIENDO ÑEMAS DE IGUANA 
(Simón Díaz)

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