Mujer de Cojedes en el archivo de Carlos González
EL AMOR SEGÚN ORLANDO FLORES
MENNESSINI
(Isaías Medina López)
Elija
amar una mujer de esta ciudad
Divulgue
a todos los amigos
encontrados
en la vida
el
color de su ojos y lo dulce de su piel
hasta
cuando resulte imposible
volver
a relatarlo
Si
ella se muestra poco interesada
y
cada uno de sus intentos
carece
de importancia
es
la ocasión ideal para mostrar entereza
Nadie
puede conocer de su fracaso
y
debe continuarse la imposible tarea
una
vez más y de nuevo otra vez
sin
temer cuántos años le lleve enamorarla
como
si nada ocurriese
Pero
si conociendo lo rotundo de la verdad
que
dicho amor
jamás
corresponderá a un hombre como usted
no
tenga a menos su noble intención
Entiéndalo
estuvo equivocado de mundo
y
cualquiera puede errar su paraíso
No
se desilusione inténtelo de nuevo
siempre
quedará lugar para el último argumento
quizá
mañana logre convencerla
tal
vez sea su gran día
quién
puede decirlo
el
amor es así de caprichoso.
TRIUNFO (Olga Luzardo)
Yo no creo en el triunfo
de tu carne,
cuando me tomas...
Pienso en el triunfo mío
que he podido tenerte
sin recelos
...
Yo no pienso
en los besos
que otra mujer te diera
en otras noches.
Pienso que son tus labios
los que me están besando
con anhelo...
Yo no creo en el triunfo
de las manos
que aprietan duros senos
Creo en la esclavitud
que le ha creado mi cuerpo
a tus deseos.
Imagen en el archivo de Lilibeth Casadiego
De
Ana Saavedra
"Creo en la santificación de la pasión
y
en la resurrección del amor.
En
el espíritu humano."
José
Manuel Hermoso.
Como
un cirio consumiéndose en el vientre de una ilusión, donde todas las tormentas
reposan y el verbo soporta nacer a la contradicción. Una mujer clama encendida
por la confesión, como hechicera que antes fue, lo dice la manera en que su
alma sacraliza al fuego, flama que busca comprender la santidad, que desea, que
persiste en discurrir la piel del otro, donde es la rasgadura de la pasión, la
que retiene, palpita de fe, del aliento
y el perfume del signo en la invocación de los besos, que guardan las mujeres
en las cartas, mientras se sumergen en ese releer lo eterno.
Es
siempre lo que inmortalizamos al volver a nacer, porque la entrega muere y
resucita en cada palabra que confiesa al amor e intuye el trueno de las
borrascas.
Cuando
llegue ese instante en que se iluminan los tiempos estaremos desnudos y
abrazados después de un éxodo, donde arderemos con la historia, el pensamiento,
el contacto de cada palabra con el alma, la sosegada pasión de los que se
comprenden en el mito que les hubiera tocado.
Si
morimos en la claridad de un amor imperfecto, la única perfectibilidad seria la
piel, los huesos del delirio, el color de una voz donde se oye un río
inconmensurable o un llanto de ciudades llenas de fantasmas.
Santa
sea la pasión que consume un corazón poblado de recuerdos.De “RESPUESTA” (Enriqueta Arvelo Larriva)
Si mi voz, rama andante de mi vida,
se te dio como ser,
como suelto corazón cálido,
como humana viajera
que hoy regresa con sus pedazos de camino
y puede darme tu valle y tus breñales.
Me pediste mi distante secreto
Da el tuyo a mi curiosa lejanía.”
Poema de Cósimo
Mandrillo
No hacer la cama
No alisar las sábanas
Buscar todo indicio de ti
Identificar cada sospecha de tu cuerpo
Determinar rastros de humores, piel cabello
Analizarlos a conciencia
Determinar culpabilidad
Guardar el expediente al fondo del alma
Versos
de Lydda Franco Farías
La lluvia canta afuera su canción,
la miro con ojos sorprendidos
y pienso en unas bodas bajo el agua,
que un novio vegetal me acaricie,
que sienta el perfume silvestre de mis
manos,
mi cálida ternura abierta en gajos.
Imagen en el archivo de Karina Pérez
Poema
de Néstor
Rojas
Y si el olvido
me quita la palabra
hablaré con mis ojos
Y si la ceguera
me arrebata la vista
diré de memoria lo aprendido
Y si el tiempo
devora mis recuerdos
guardaré tus besos
en la piel de mis labios
Y si un relámpago
destroza mi corazón
antes que cante el gallo
(si es que canta)
invocaré tu nombre
para que el cielo
me devuelva el vuelo de un pájaro
y pueda yo volar hacia tu nido
amor
El destino del alma es el aire
Pero tu cuerpo es mi puerto
Poema de Zulay García
Rompiendo la monotonía de la vida
asomadas tímida
luz de tu presencia
oprimiendo sentimientos y emociones
en indescifrables preguntas.
Experimento el frío de las sábanas
con solo saber de tu ausencia
e invento excusas para justificarte
pues dentro de mí sigues
ahogando la necesidad en mi piel
escrita
clavado en mi alma solitaria
pues dentro de mí sigues
y brotan ríos de mis ojos sin consuelo
Poema de Floriman Bello
Forjonell
Déjame leer los versos
de tu carne
tú, mis palabras que son tú
déjame tallar el aire a
la medida de tus pájaros
para recibirte entero
en agua, pan, olor del vino, lluvia
ya sobre los minutos,
tú, mis palabras que son tú
o nosotros como preguntas
abrazados al medio día a vuelo de
guitarra.
Dos cafés y una vida,
por favor
Imagen en el archivo de Angélica Hernández
SILENCIOS
DE AZAHARES (Duglas Moreno)
Un rostro
hace tantos silencios
como una palabra,
como una ventana
en el sueño de un árbol.
Iglorién
estás en lo fugaz de un vuelo,
en lo ausente de mi mano,
en esta sentencia a muerte
que cargo como un azahar.
Confieso:
espero solitario
en este semblante,
en este largo día,
en esta calma de buitre,
en esta esperanza que,
arrastro y pienso
como una maldición.
Poema de Miriam Rodríguez
Te escribo por primera vez
Apoyada en la complejidad
De esta soledad inhabitada
En esta casa de duendes
Espíritus burlones tejen y despejen
Una mortaja interminable
Las hojas de la tarde
Se abren a la noche
Bajo un cielo ruborizado
Y me desangran
En esta espera
De sombras noctámbulas
Te extraño
Imagen en el archivo de Daciel Pérez
OMPHALOS (César Seco)
(Homenaje a Alberto García Alix)
En una sola enervante mirada
tus ojos sustraen a los míos.
Como sol en noche, día entras
por la ventana, alta luna
a la mesa descendiendo:
gata blanca en la penumbra.
Verso egregio, cuando cenit
en mis bazos te arroje de un
solo eléctrico salto a mi torso,
trémula noche en mitad de día
dirás en mi oído suavecito:
Y termina en una cama"
APOLO
Y DAFNE (Carlos César Rodríguez Ferrara)
Sentada
come flores
amarillas
sin presentir
su semejanza
con la hoja
Después corre,
acosada
por el poseído
de terribles niños,
y bajo el puente
queda ella
-amada-
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