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domingo, 21 de febrero de 2016

Poesía de Amores y Desamores (20)

Imagen en el archivo de Carlos González 


AMANTES (Eugenio Montejo)
Se amaban. No estaban solos en la tierra;
tenían la noche, sus vísperas azules,
        sus celajes.

Vivían uno en el otro, se palpaban
como dos pétalos no abiertos en el fondo
        de alguna flor del aire.

Se amaban. No estaban solos a la orilla
        de su primera noche.
        Y era la tierra la que se amaba en ellos,
        el oro nocturno de sus vueltas,
        la galaxia.

Ya no tendrían dos muertes. No iban a separarse.
Desnudos, asombrados, sus cuerpos se tendían
como hileras de luces en un largo aeropuerto
donde algo iba a llegar desde muy lejos,
        no demasiado tarde.

Imagen en el archivo de Carlos González 

Versos de LUZ MARINA ALMARZA‏
dejarte sitio
en ese lugar estrecho
que tú hurgas,

en  mi lado feliz
para que llegues,

donde no hay permiso de enojarte,
de cansarnos


ESPERA (Pío Tamayo)
Abandonada novia que desde aquella estrella
me has enviado una pálida, vaga sonrisa rubia
sombra triste de la otra clara sonrisa bella
en mi aridez llovida con frescura de lluvia.

Novia que al otro lado de los mares bravíos
al horizonte miras con huraño rencor
sollozando enojada con los fuertes navíos
porque un día te robaron, atrevido, mi amor.

Samaritana novia que me diste a beber
en la cántara enana de tu boca el placer,
no solloces creyendo que no vuelvo jamás.

Procura no olvidarme: espera nada más
pues agua de tus labios regresaré a tomar
para lavar mis labios de estas aguas del mar.
 Mar de Darién, agosto de 1926. 


Versos de María Cristina Solaeche Galera
“Amante entrecierra el velo de madera…
los sortilegios me traen
           cargada de flores de apamate
            ceñida de libertad
cierra tu rosa de taracea…
quebremos el ritmo de los pasos
dancemos en nuestro propio fuego” 


NO ME PREGUNTES (Juan Villaquirán Páez)
No me preguntes
por qué volví
Pregúntate por qué
no me esperabas
Los caminos se hicieron
para el regreso 
El tiempo
para olvidar


Poema de María Elena Beltrán
Lee con tus manos sobre mi cuerpo
como si fueras un hombre ciego
que busca la verdad en esa lectura,
en este cuerpo que tantas cosas quiere decirte,
y otras tantas enseñarte.

Imagen en el archivo de Emy Salas 

Poema de Faver Páez
El vaso vacío
al lado de la cama
recoge las gotas
de la noche

tú duermes (¡tan hermosa!)
mientras yo escucho alucinado
el gotear del misterio



Poema de Gabriel Mantilla Chaparro
Este pájaro roto que soy
Este sol ciego por la angustia
Que sólo se calma en tu mirada
Que al sentir tu mano y tu caricia
Salgo hacia tus brazos
Como surgido de la maleza
Soy el animal que huye
Desde la pesadilla y abre sus ojos
Para que no lo roce el murciélago
De la derrota
Y sueña que brilla más allá del mar
Y de toda montaña
Estás aquí, testiga enamorada
Para ayudarme a recorrer
La última distancia, a saciar mi última sed
A dar el último paso
Ante tu mirada infinita
En esta estación de solitarios
Parados en silencio
Dibujamos

La última sombra.


Poema de María Eugenia Fuenmayor
Qué afán
de llegarme a tu piel
y volver
abrevada de amarte.
Qué sed
de naufragar en tus humores
y tocar tierra
finalmente
en un recodo del cuerpo tuyo,
de mi confianza.

Imagen en el archivo de Maritza Torres Cedeño


LA COSTURERA (Juan Chávez López)
La costurera cosió mi corazón herido 
tejió la manta para mis brazos fríos
zurció la tela de mis palabras rotas.
Arregló mis sombreros, mis camisas
y los pañuelos que traje del olvido. 

La costurera hilvanó a su cuerpo mis sentidos
adornó con flores y botones su vestido
y luego nos fuimos de paseo por la vida
remendando juntos los caminos.


ENVÍO (Tarcila Reyes de González)
Vete libro mío
vete por la vida.
Anda a paso firme
con tu ropaje tenue.
Con esa voz estoica
dile a todo el que te encuentre, 
que tú llevas mis sueños
tornados en poemas.


LLEGAS (Enriqueta Arvelo Larriva)
Llegas. Tus ojos vienen firmes.
Gallardos, con las armas de los internos fuegos.
Yo quiero ser sencilla como el hilo sin perlas,
ágil como en la copa es la gota del borde.

Yo quiero ser sencilla, pero tú me complicas
alzándome a una estrella trémula e invisible.
Yo quiero ser sencilla. Y me colmo de quiebras,
y soy un laberinto y mi clave se pierde.

 Quiero el ritmo sereno y mi inquietud florece.
Y la flor indecisa, con hojas asustadas,
desploma tu firmeza.

Y descanso en la fuga de tus ojos vencidos.
Y soy ligera y simple, como el hilo sin perlas;

ágil como la gota del borde.


DEL AYER (Francisco M. Arias)
Con dolor infinito triste añoro
el grato ayer en el confín arcano,
en que sentí la seda de su mano
de aquel amor que en mi existencia lloro.

Oh, virgen pura de mi amor ya ido
para siempre al país de la Quimera,
desbandado el hogar, deshecho el nido
sólo quedó de la ilusión primera.

Ensueño fugitivo de mi vida,
lampo fugaz que se esfumó en mi cielo,
tuviste la visión de un casto anhelo
dejando mi vida sola y abatida.

Líricas, blancas rosas desecadas
que guardo en mis recuerdos, sin aromas,
¡vosotras sois las bíblicas palomas
que vuelan en mi huerto desoladas...

Imagen en el archivo de Leonora Montañez

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