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jueves, 18 de octubre de 2012

Los Chaima y el Primer Hombre (Lisandro Alvarado)

Descendientes de los pueblos originarios de América
(Archivo de Yorman Posada) 




DANZA
El baile kuéti (voz que significa animal) de los Maipure, era de hombres. Fingíase en él que las serpientes venían a danzar con ellos, llevándoles bebidas. Los Avano llamaban esa danza kasimeyé: bailábanla al son de trompas en forma de embudo, hechas de corteza de márano (o maramo, e. i. Copaifera officinalis), de varios tamaños y de dos flautas desiguales en tono, de cinco a seis palmos de largo, hechas al parecer de palma aracu (Bactris sp,? Socratea sp.?)

El baile yamavari, al son del tambor, se ejecuta de la manera siguiente: Cuatro indios, pintados de negro y lanza en mano, con cascabeles al pie, se ponen en fila y el que ocupa una de las extremidades marca gravemente siguiendo el paso, siguiendo una circunferencia cuyo centro ocupa la otra extremidad de la hilera; dan cuatro pasos adelante y cuatro atrás; las mujeres acompañan el movimiento, colocándose detrás de los indios, su mano en el hombro de estos.

El yapururu. Esta danza se efectúa formando los hombres y las mujeres dos líneas paralelas a unos diez pasos de distancia una de otra. Estas líneas guiadas por los músicos ya avanzan simultáneamente una hacia la otra con pasos rítmicos y mesurados; ya se retiran mutuamente hacia su respectivo lugar de partida; ya es una sola línea avanzadora marchando hacia la otra que permanece firme en su puesto, pero marcando el compás; ya se traspasan ambas líneas, ocupando cada una el lugar de la contraria y ya en fin, se fusionan formando una sola columna, abrazados unos a otros por detrás, y marchando rítmicamente, con los músicos a la cabeza, alrededor de un círculo imaginario. En esta danza, cada hombre lleva sujeta al tobillo derecho una maraca de yuco o yoco, que suena agradable y sonoramente con la que marcan la marcha rítmica de los movimientos. Se ejecuta esta danza al son de yapururos (1) comunes y con ella celebran los indios de Río Negro la abundancia de comestibles, la recolección de frutos, la captura de los peces, la fiesta de “los cabezones” (especie de tortuga).

El baile curimina (pilón) se dispone ocupando los músicos el centro y girando los danzantes en derredor. Los hombres llevan en la mano derecha el pilón o mortero que es un madero cilíndrico, liviano, hueco y sonoro, pintado con varias figuras, largo de cosa de un metro y de la mitad en circunferencia. Con el tal pilón golpean fuertemente el suelo a cada salto de la pareja. El sonido que es grave y sonoro, se oye muy lejos durante la noche.

El curumare (2) se baila al son de los carrizos, flautas de pan, del modo que sigue, se avanza el píe derecho un paso hacia delante, luego se levanta el pie izquierdo un poco más de una cuarta del suelo y como cuarenta centímetros detrás del derecho; y una vez así, estando el bailador en un solo pie, da un pequeño salto como de 20 centímetros de altura, e inmediatamente después del salto y sin tocar el suelo con el pie izquierdo, avanza este hacia delante y luego levanta a su vez el pie derecho como a unos 20 centímetros de altura y como a 40 centímetros, detrás del izquierdo y repite el mismo salto que realizó con el derecho para volver a empezar con éste la evolución ya descrita. La rápida repetición de este movimiento es lo que constituye la danza del curumare, como el pilón, la disposición de los danzantes es circular, colocándose la orquesta en el centro del círculo.



MITOS

Los pueblos del Alto Orinoco, del Atabapo y de Inírida, no tienen, otro culto que el de las fuerzas de la naturaleza. Llaman al buen principio Cachimana, que es el Manitú y el Gran Espíritu, que gobierna las estaciones y favorece las recolecciones de los frutos o producciones. Al lado de Cachimana hay un principio malo y Olokiamo manos poderosas; más astuto y activo.

En las orillas del Orinoco no existe ídolo alguno como entre los pueblos que han permanecido fieles al primer culto de la naturaleza; pero el botuto, esa trompeta sagrada, se ha hecho entre ellos un objeto de veneración. Para ser iniciado en los misterios del botuto es preciso ser de costumbres puras y haber quedado soltero. Los iniciados se sujetan a flagelaciones, ayunos y otros ejercicios penosos. Solo hay un pequeño número de estas trompetas sagradas; pero la más célebre de todas es la que está colocada en una colina cerca de la confluencia del Tomo y el Guainía, que, dicen ellos, se oye a un mismo tiempo en las riberas del Tuamini y en la Misión de San Miguel de Davipe, a una distancia de 10 leguas. El P. Cerezo nos aseguró que los indios hablan del botuto (3) del Tomo como de un objeto de veneración y de culto común a muchas poblaciones o colonias inmediatas: que colocan alrededor de la trompeta sagrada frutas y bebidas embriagantes, y que el Grande Espíritu (Cachimana) hace sonar por sí mismo el botuto, o bien hace manifestar su voluntad por el que está encargado de la custodia del instrumento sagrado. Como estas truhanerías son antiquísimas (de los padres de nuestros padres, dicen los indios) no debe espantar que hayan encontrado incrédulos; pero estos no manifiestan sino por lo bajo su modo de pensar acerca de los misterios del botuto.

Preguntados los Chaima acerca del primer hombre, respondieron que fue un indio llamado Amanaroca, que otros llamaban chotokom - piar, esto es, el origen o el primero de los hombres. Acerca del indio llamado Amanaroca, que ellos dicen es el primero de los hombres, discurren mil desatinos; dicen que el tal indio no tuvo padre ni madre, sí sólo un hermano, llamado de unos Hurvipuin, que es lo mismo que no tener hermano mayor; de otros Conoroime: estos dos hermanos Amanaroca y Hurvipuin, dicen se disgustaron en ciertas ocasión y Amanaroca como más valiente cogió a su hermano y lo arrojó sobre un cerro convirtiéndolo en peñasco el cual se ve a la falda de cerro del Guácharo, sobre un cerro redondo en lo más alto de su cumbre a modo de pirámide, y se descubre de muy lejos; esto es lo que comúnmente dicen los indios acerca de esta materia y queriendo yo averiguar estas cosas en cierta ocasión, pregunté a un indio que sabía la lengua española, que quería decir Hurvipuin, el hermano de Amanaroca, el convertido en piedra; respondió el tal indio en nuestro idioma diciendo que Huervipuin es lo mismo que Cristo en especial; Pregúntele, y ese hurvipuin tuvo padre, dijo que no, pero que madre sí y que a tal los indios llaman María, de la cual respuesta solo pude colegir, que algún indio ladino que entendía la lengua española, oiría alguna vez aquello de que Petra autem erat Christus y que Cristo era hijo de María Santísima. En Chaima, urui es hermano mayor; puin es proposición negativa: literalmente, sin hermano mayor.

La idea de una antigua inundación general predomina en casi todas las tribus del Orinoco. Hállase entre los indios del Erevato, los Maipure de las grandes cataratas, los Tamanaco. Los Achagua llamaban ese diluvio katena manoa (laguna general), según Rivero. Esta vieja tradición, que reproduce en América los mitos de Noé, y de Pirra y Deucalión y el de la edad del agua de los mexicanos, ha sido recogida entre los Tamanaco en la forma siguiente, contada a Gilii por el cacique Yucumare.

En tiempos antiguos de sus ancianos se sumergió en el agua toda la tierra, cuando los ancianos Vivían en el río Cuchivero y se vieron obligados a ir en canoas para librarse de la inundación, viniendo las olas del mar a estrellarse contra las rocas de la Encaramada (Carama). Amalivaca, el padre de los Tamanaco, llegó en una barca durante la inundación, en la cual se ahogaron todos, menos un hombre y una mujer, que se salvaron en lo alto del monte Tamanaco, no lejos del río Cuchivero (Aasiveru). Estos arrojaron tras sí, por encima de sus cabezas, huesos del fruto del moriche y de ellos vieron nacer hombres y mujeres que repoblaron la tierra. Viajando en su barca grabó Amalivaca las figuras de la luna y el sol en Tepumereme (en la roca pintada, que es lo que significa).

A diversas peñas de granito que apoyadas una sobre otras forman en la cima del monte una especie de caverna, llamaban la casa de Amalivaca; y mostraban cerca de allí, en el camino de Maita, una gran piedra que era el tambor del gran abuelo de los Tamanaco.

Uochí, hermano de Amalivaca, ayudó a este a dar a la tierra la forma que ahora tiene. En la formación del río Orinoco hubo larga consulta entre ellos dos y a fin de que se cansasen menos los remeros por ellos creados, pensaron hacerlo de manera que estos pudiesen navegar hacia arriba y hacia abajo, siempre a la corriente. Parecióles tal cosa dificilísima y desistieron de su empeño. Amalivaca, por último, después de haber obligado a sus dos hijas a poblar la tierra de los Tamanaco, quebrándoles las piernas para que no pensasen en viajes, se embarcó de nuevo y se volvió a la otra orilla del mar diciendo a aquellos desde la canoa: Sólo mudaréis la piel. Lo cual interpretaban los indios por una suerte de rejuvenecimiento perpetuo de sus antecesores; pero habiendo parecido dudar una vieja de tal promesa, agregó enojado Amalivaca: «Morir tenéis». Los indios estaban convencidos de que a causa de la incredulidad de la vieja no eran inmortales.

1- Curumare: Aire melancólico usado entre los indígenas del Casiquiare y entonado en sus carrizos, o zampoñas.

2-Yapurúro: Flauta de bambú, larga de 1 m, de sonido agradable que usan los indios del Alto Orinoco y Río Negro. Voz puniabe. D.t. Yaporóre. Baile indígena del Alto Orinoco.

3- Botúto: Antigua trompeta sagrada de algunas tribus orinocenses, descrita por el padre Gumillla y Humbolt. Sinónimo: fotuto, fututo. –II Pecíolo de la hoja del papáyo, hueco y prolongado, en forma de trompeta. -II. Gran caracol de las costas del mar Caribe. Táñenlo a modo de trompa los carreteros de algunos lugares del país. Guarúra.


(*)Tomado de Mi cultura en el aula. Volumen I. Homenaje a Tobías Mariño. San Carlos: Ministerio de la Cultura, Escuela Regional de Teatro del Estado Cojedes y Fondo Editorial Teatro de Venezuela. Compiladores editores: José Daniel Suárez Hermoso e Isaías Medina López. 2005.

1 comentario:

  1. Qué bueno poder conocer acerca de esas danzas ancestrales, los instrumentos musicales, algunos sagrados como el Botúto del Tomo, y esos aires tan llenos de esencia de grandes, como el Curumare. Hermosa cultura, gracias por compartirla. Saludos desde la ciudad de Lima.

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