Las leyendas llaneras gozan de gran aceptación por incluir cantos y bailes y,
cualquier mula blanca así, la monte una mujer llena de sospechas a la gente-
(archivo de Alba Meche)
Dos veces ya me ha patiao
esa mula tan condená.
Le juro que voy restiao
tengo esa espina clavá.
A lo que el sin esperar mi contesta, se persigna y me lanza otra copla que mucho me atemorizó:
Yo ahora soy hombre santo
y por el cielo mandao.
Ahora no temo a espantos
ni a seres endemoniaos.
Guárdese todo quebranto,
compadrito del Cacao,
esa mula está penando
por tós los que ha matao.
Pensativo igual salí para mi troja, sin sacarme, siquiera, un rato de la cabeza la leyenda de aquella mula blanca que desbarataba a los hombres para sacudirse la maldición echada por su propio amo, el presidente Joaquín Crespo, cuando Luis Loreto Lima, lo hiriera de muerte en la Mata Camelera. Dicen que un faculto conjuró a la bestia al quererse Crespo escapar. Y así maniá por un brujo y maldita por el moribundo, quedó vagando por siempre. Buscando ya las maneras de dormirme, llegó a mi mente el recuerdo de unos versos que recitaba mi viejo:
Qué tendrá la oscurana
que arrastra a todo llanero;
bien sea hoy o sea mañana
él persigue los misterios.
La noche que se engalana
con los rápidos del trueno,
al llanero cómo llama
espantos en los esteros.
Meciéndome en mi hamaquita caí como por gracia divina en un sueño muy profundo; me veía yo arriba de una nube, desnudo, pero contento, una santa, muy hermosa, se venía acercando de a poquito hacia donde yo la esperaba, musiúa la muy catira, con los ojos como de miel y los cabellos en una brillante cascada; al momento en que la santa me tiende los brazos para darme la bienvenida y yo también los estiro mi esposa me toca en el hombro y me dice; “Levántate Anselmo, que hoy no te espera aguinaldo”. ¿ Qué me quiso decir? Más tarde lo averiguaría, igual agarro yo mi camaza y llego hasta el ojo de agua a levantarme la murrunga, en eso siento una voz familiar que me canta desde el monte:
Llegándose a Apartaderos
verdadera es La Sayona,
el Viejo Matón Hachero
te espera con La Llorona.
En la finca de La Leona
aturden las maldiciones,
porque la mula campeona
asesina a los peones.
Volteo y no veo a nadie, ni pajaritos siquiera, busco la ropa y no la encuentro, veo hacia el ojo de agua y se empieza a poner turbio, el cielo de golpe se enfría y cuando ya me estoy hincando para invocar a las ánimas llega otra de nuevo mi mujer, pero esta vez para salvarme, “Anselmo apúrese que lo tá esperando el Gobierno”. El jefe de la comisión me dice; “Apersónese en la Medicatura, para que nos confirme la historia de un moribundo que conseguimos anoche mismo, ese quedó como si le hubiese pasado una montaña de piedras por encima”. En el camino, el segundo del pelotón comienza a cantar con chanza:
No valieron hoy los rezos
menos la envalentoná;
a Nicolasino por eso
lo tienen que sepultá.
Doble cascos la emboscá
primero sobre los sesos
pá callar la novedad,
otros duros en los huesos
no se fuera a levantá,
el último como un beso
más debajo de la quijá.
Lo vienen a traer por eso
en parihuela montá,
estirao como un tiesto
y la Mula enrisotá.
En esos nos quedamos de una sola pieza, era el propio Nicolasino que andaba, eso sin caminar, flotando el muy ladino como plumas en el aire; Ave María. El comisario pregunta “qué asunto traes, ño muerto”, a lo que en la brisa responde:
Encontré la primavera
la propia felicidad.
Lo que buscaba yo era
monta a la Mula Maniá.
Yo dejé la rezadera,
ya pacté con Satanás,
en La Mata Carmelera
Hoy se le escucha mandá.
Y así como lo escucha; la Mula de la Mata Carmelera, consiguió un nuevo dueño. Él mismo la guía por las noches de verano y cuando alguien, se le envalentona a la bestia, es Nicolasino quien la conduce para que ella no se equivoque y nadie se le vaya liso.
Informante: Isaías Medina López (compilador), nativo de San Carlos. Edad 46 años. Fecha de la muestra 27 de junio de 2004.
Este relato fue publicado en: El Llano en voces. Antología de la narrativa fantasmal cojedeña y de otras soledades, editado por la Universidad Nacional Experimental de Los Llanos Occidentales "Ezequiel Zamora" (San Carlos, 2007), bajo la compilación de Isaías Medina López y Duglas Moreno.